Es posible que muchos recuerden la impensable declaración del entonces presidente, Enrique Peña Nieto, sobre los afanes de los mandatarios mexicanos, para hacerle daño al país.

En efecto, el 25 de octubre de 2016, Peña Nieto dijo –en medio de la severa crítica por su cuarto informe–, que en su opinión, los presidentes “no se levantan pensando cómo joder a México”, en alusión a que el locuaz “lopismo” exigía su renuncia por lo que llamaban “un pobre desempeño en materia económica”.

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Así lo dijo, de manera textual, el entonces presidente Peña Nieto: “Un presidente no creo que se levante, ni  creo que se haya levantado –y perdón que lo diga–, pensando cómo jode a México”.

Luego de esa declaración, el “lopezobradorismo” casi se come vivo a Peña Nieto, al que responsabilizaban del supuesto fracaso que significaba un crecimiento del PIB de solo 2.5%, muy lejos del escandaloso fracaso de menos 9 % alcanzado en el gobierno de AMLO.

Lo cierto, sin embargo, es que Peña Nieto se equivocó.

¿Por qué?

Porque años después, en enero de 2021, el nuevo presidente mexicano, López Obrador, confirmó que por lo menos existe un presidente que “sí se levanta pensando cómo joder a México” y a los mexicanos todos.

Y ese presidente se llama López Obrdor, es el peor de la historia y en sólo 26 meses ha llevado a México y a los mexicanos al mayor fracaso, a la mayor tragedia y a una ruina mayor a la que se ha vivido en un siglo.

Y es que la perversidad diabólica y criminal de López Obrador no tiene límite; porque si el presidente mexicano no respeta la vida de uno o dos ciudadanos, menos le importa la vida de cientos de miles de ciudadanos que a diario mueren, sea por la pandemia, sea por la violencia, sea por la falta de medicamentos; sea por la muerte del sistema de salud pública, por la fala de presupuesto…

Perversidad diabòlica del nuevo presiente mexicano que empujó a la muerte a miles de niños a los que su gobierno retiró los medicamentos para el cáncer; perversión diabólica y criminal que dejó en el abandono a mujeres víctimas de cáncer; que prefiere gastar en un estadio de beisbol para su hermano, antes que dotar de medicinas, médicos, presupuesto a los hospitales públicos, colapsados por la pandemia.

Perversidad diabólica y criminal de López Obrador y de Hugo López-Gatel, quienes la tarde de ayer viernes, 22 de enero, aparecieron sonrientes al dar a conocer que el número de muertes por Covid-19 en México, casi de 150 mil, ya ocupa el segundo lugar en el mundo.

Perversidad diabólica que ha provocado más de cien mil muertes a causa de la violencia criminal; violencia estimulada por un presidente que pactó con las bandas delictivas; que muerto de risa, reconoce que ordenó liberar a “El Chapito” y que, de manera cínica saluda a la madre de “El Chapo”.

Pereversidad diabólica y criminal del presidente Obrador que desde hace 26 meses se levanta muy temprano pensando la mejor manera de llevar a la ruina la economía mexicana; de elevar el número de pobres, de desempleados, de quebrar el mayor número de empresas.

Perversidad diabólica y criminal de un presidente que a diario solapa a las bandas del crimen; que aplaude los feimicidios y el asesinato de periodisas; que ordena a los dueños de medios despedir a los críticos de su gobierno.

Sí, se quivocó Peña Nieto, porque sí existe un presidente mexicano que se levanta todos los días pensando cuál es la mejor manera de joder a México; el mismo presidente que un día se levantó con la idea de destruir al Nuevo Aeropuerto (NAIM) a pesar del costo descomunal de ese berrinche.

Perversidad diabólica de López Obrador, cuya cantidad de muertos a causa de la pandemia supera todas las marcas de crimenes de Estado, imputables precisamente al presidente y a su gobierno.

Sí, desde hace 26 meses, el presidente López Obrador se ha levantado pensando cómo joder a México y a la salud de los mexicanos; se ha levantado empeñado en llevar a la tumba a casi medio millón de mexicanos, por el mal manejo oficial de la pandemia; a 200 mil muertos a causa de la violencia, el crimen, las masacres y el secuestro.

Sí, López Obrador es un presidente perverso, diabólico y criminal que debe ser detenido por las vías legales.

El problema es que en México ya no existen las instituciones capaces de llevar a juicio al criminal López Obrador.

Se los dije.