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jueves, 1 de abril de 2021

Tlamacazque: los mexicas que no salían de su casa

 

Tlamacazque: los mexicas que no salían de su casa

26-02-2019, 12:09:09 PM
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El retiro de la sociedad también es una práctica espiritual y los mexicas lo sabían. Te contamos acerca de ello.

Según el filósofo Mircea Eliade, los practicantes de religiones chamánicas como la mexica tenían la idea de ser una extensión de la naturaleza. No se consideraban como seres separados de ella, sino una extensión de la misma. En la medida que conocían el mundo se conocían así mismos y viceversa, descubriendo así el significado de la existencia.

Lee: El Telpochcalli, la escuela de los jóvenes mexicas

Sobre lo anterior Eliade nos dice:

“Para el hombre religioso, el Cosmos «vive» y «habla». La propia vida del Cosmos es una prueba de su santidad, ya que ha sido creado por los dioses y los dioses se muestran a los hombres a través de la vida cósmica.”

Este hecho cobra vital importancia al momento de explicar fenómenos como el ascetismo, ya que son el medio a través del cual se introduce a nuevos sujetos a la experiencia de la divinidad.

Las prácticas espirituales forman parte de una cosmovisión integral de la existencia, donde todo tiene significado.

Los Tlamazcaque

El pueblo mexica no fue la excepción. Según Fray Toribio de Benavente, mejor conocido como Motolinia (‘el pobre’ en náhuatl), los mexicas tenían ritos que excedían al pensamiento cristiano de los conquistadores.

Las prácticas de los mexicas incluían sacrificios humanos, de infantes y animales, los cuales detalla en su texto Historia de los indios de la Nueva España.

Aunque Motolinia describe las prácticas de los mexicas como demoníacas, en el fondo expresaban ideales muy semejantes a los del cristianismo, es decir, la idea de sacrificio, entrega, purificación, peregrinación y amor devocional.

Sin embargo, no todo fueron inmolaciones, según relata, en la ciudad de Cholula existía un imponente centro religioso comparable a la Meca o el Vaticano.

La mítica ciudad de Cholula

En los templos habitaban los tlamacazque, los sacerdotes de la religión mexica. El más importante de estos santuarios fue el Templo de Quetzalcóatl. Lamentablemente la mayor parte de este centro sagrado pereció en la Conquista.

Sin duda, los sacerdotes mexicas horrorizaron a los españoles, debido a que en sus festividades solían hacerse perforaciones y sangrías en distintas partes del cuerpo.

Para aspirar a ser tlamacazque o ‘papa’, como los apodaron los españoles, era necesario pasar por una prueba, la cual consistía en perforar el pene y pasar un cordón. Si el aspirante no lograba pasar la prueba o perdía el conocimiento por el dolor, se consideraba que no era virgen y le era negado continuar.

Los monjes mexicas se ocupaban de alcanzar unión plena con los dioses a través de rezos, cantos y sacrificios. Si un tlamacazque faltaba a sus votos era sacrificado a garrotazos, incinerado y borrado de la memoria popular. Los mexicas creían que disciplinando sus deseos cuidaban de sí mismos, de la sociedad y del cosmos.

Fray Toribio de Benavente “Motolinia”.

El ayuno mexica

Otra de las prácticas rituales comunes en la sociedad mexica fue la del ayuno, el cual era observado principalmente por los sacerdotes. Algunos de ellos cobraban mayor significado por anteceder alguna festividad.

Ciertos ayunos consistían en solo comer un tamal, sal y agua. Un ayuno tan riguroso que a veces provocaba la muerte del asceta.

Los tlamacazque de Cholula no solo purificaban su cuerpo, también eran los encargados de purificar los templos con incienso y escobas de plumajes, predicaban y solicitaban ayunos más licenciosos a la población profana.

Solían hacerse cargo de los sacrificios humanos y del tratamiento ritual de los huesos y cabellera de las víctimas.

Una de las cosas más llamativas es que entre la casta sacerdotal mexica existían jóvenes novicios con cualidades muy semejantes a las de un yogui de la India o derviches musulmanes.

Este tipo de tlamacazque permanecía en un ayuno riguroso por cuatro años, no comían carne, pescado, sal y chile.

Su dieta consistía en comer una vez al mediodía una tortilla acompañada con atole.

Los novicios eran célibes y permanecían recluidos en una ermita de la cual no tenían permitido salir.

Estos faquires mexicas no podían consumir dulces o frutos, salvo en los festivales de sus divinidades en las cuales participaban en las danzas con atuendos y maquillaje especiales para la celebración.

Los tlamacazque ermitaños vestían una túnica austera que renovaban una vez al año.

El retiro espiritual era altamente estimado por los emperadores. Moctezuma era altamente versado en el tema, practicaba el ayuno y tomaba en cuenta las visiones que los oráculos vivientes tenían.

Las monjas mexicas

Las mujeres no estaban excluidas de las prácticas monásticas. Era requisito que fueran vírgenes y bajo pena capital no podían romper sus votos.

Las monjas vivían y dormían en comunidad, estaban bajo la dirección de una maestra espiritual y sus prácticas eran muy semejantes a la de los varones.

En muchos casos, la mujeres tenían la añoranza de morir en sus templos por devoción y amor a los dioses del panteón mexica. Una de sus características era rapar su cabellera.

Quizá hoy en día muchas de estas prácticas nos parezcan incomprensibles, del mismo modo que seguro fueron para los españoles. Sin embargo, es fácil reconocer en la religión mexica actitudes de toda espiritualidad humana, una filosofía perenne que nos une en lo fundamental.

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