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viernes, 13 de enero de 2012

De la China a la Luna .

De la China a la Luna .
Lunes 09 de Enero de 2012 02:03 Juan Benemelis . .
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Astronautas chinos
.En 2010 la NASA abandonó el programa “Constellation”, establecido por la Administración Bush, cuyo objetivo era llevar estadounidenses a la Luna en el año 2020, y establecerlos allí. Pero el anuncio de que China implementará un plan de cinco años que incluye un vehículo tripulado a nuestro satélite, reabre el debate sobre la presencia del hombre en la superficie lunar.

Según el astrónomo de la NASA Robert Jastrow, la Luna “es un lugar hospitalario comparado con Venus, donde cae una lluvia de ácido sulfúrico concentrado sobre una superficie tan caliente como el plomo derretido”. Las rocas lunares las compone un 40% de oxígeno, susceptible de reformarse en agua y aire. La Luna contiene casi todos los elementos químicos que utiliza la actual industria terrestre, y allí se puede obtener y transformar el 90% de los materiales fabriles conocidos: la silicona para los cristales, las fibras y los polímeros. El cemento puede hacerse a partir del regolito lunar e incluso abunda el raro isótopo helium-3, aplicable a los futuros reactores de fusión.

La Luna dispone de los minerales para construir las maquinarias, los cables y las aleaciones metálicas, como el aluminio, el manganeso, el cromo y el titanio. Son numerosos sus yacimientos de sodio, potasio y calcio, elementos requeridos en los procesos químicos. El hecho de que se encuentre convenientemente al alcance de la mano, emplazada casi intencionalmente para allanar nuestro primer paso al espacio, facilita que los problemas de la colonización solar sean menos dificultosos en el futuro.

Las ecósferas habitables en la Luna no podrán diferir sustancialmente de las que se extenderán en otras latitudes del espacio vecino. Las ventajas económicas de los hábitats autosuficientes son incalculables, por lo grandioso de su productividad y la trivialidad de sus costos.

La ubicación óptima de estos asentamientos será, a todas luces, en los miles de cráteres ecuatoriales, donde es más asequible también el acceso a todo tipo de materia prima. Estas ciudades lunares se cubrirán con enormes cúpulas para protegerse de las radiaciones y preservar en ellas su atmósfera y la temperatura artificial, preservándose como una verdadera ecología autosuficiente. Luego de perfeccionarse la tecnología de edificación de los sistemas ecológicos en los pequeños cráteres, gradualmente se elevará la escala dimensional de las ecósferas.

En la Luna las estructuras no tienen que soportar fuerzas dinámicas —de los elementos o de la gravedad— equivalentes a las de nuestro planeta, lo que proporciona la posibilidad de construir torres o espirales varias veces más altas que en la Tierra. La exigua gravedad permite excavar enormes cavernas con altos techos, iluminadas y oxigenadas a partir del ejemplo de las estaciones subterráneas de transporte terrestre.

Toda una infraestructura de vida —viviendas, transporte, escuelas, almacenes, tiendas generales, fábricas, oficinas, laboratorios— puede emplazarse debajo del suelo de los cráteres o en sus paredes casi verticales. Asimismo, la maquinaria automática de sustentación que serviría a las viviendas e instalaciones se colocaría en las cavernas del subsuelo lunar. Por ahora, China tiene la última palabra.

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