Caitlan Coleman: "El secuestro de los talibán parecía no tener fin, por lo que pensé que lo mejor era tener a mis tres hijos en Afganistán"
Asegura que los yihadistas la violaron y que provocaron su aborto con estrógeno, a la vez que contradice la versión de la CIA sobre su secuestro
La historia de los cinco años que la familia Boyle se pasó secuestrada por los talibán en Afganistán y Pakistán cuenta ahora con la versión de Caitlan Coleman, la esposa, quien ha hablado por primer vez desde que fueran rescatados hace apenas dos semanas, y en la que asegura que, tal y como contó su marido, Joshua,fue violada por los terroristas, así como que éstos provocaron el aborto que acabó con su embarazo.
Coleman y su marido fueron secuestrados en la provincia de Ghazni en 2012mientras se encontraban "ayudando a los granjeros afganos en las zonas más aisladas" y controladas por los talibán, según el marido, o "de vacaciones", según la familia, cuando fueron capturados por miembros de la Red Haqqani, el ala dura del movimiento talibán con base en Pakistán.
La estadounidense, de 31 años, ha asegurado que el aborto que sufrió durante su cautiverio, durante el que tuvo otros tres hijos -estaba embarazada de siete meses cuando cayó en las manos de los terroristas-, fue una consecuencia de la venganza de sus captores porque Joshua se negó a colaborar con ellos. "Se enfadaron mucho cuando le pidieron que se uniera y trabajase con ellos y él se negó", ha explicado al rotativo Toronto Star. Coleman no ha querido contestar a la pregunta obvia: ¿por qué pidieron a un secuestrado que se uniera a su causa? Y, consecuentemente,¿qué hacían realmente en Afganistán?
Coleman ha culpado a los yihadistas de provocar el aborto de su hija, a la que se ha referido como "Martyr" (martirio en inglés), "con grandes dosis de estrógeno en la comida", una sustancia que sí puede afectar negativamente a un embarazo. Éste es el motivo por el que "mantuvimos en secreto los otros tres embarazos", ha añadido, sin explicar cómo los escondieron estando constantemente vigilados por los Haqqani. Además, la estadounidense ha jurado que la versión talibán, en la que aseguran que fue un aborto natural, no es cierta y que éstos "se jactaron y rieron" de la muerte de su bebé.
"No fue fácil tomar la decisión de tener tres hijos durante el cautiverio, pero lo hablamos y, aunque es difícil de entender, decidimos tenerlos. Yo siempre he querido una familia numerosa", ha añadido sobre sus otros tres hijos. "El secuestro nos robó la vida y éste parecía no tener fin, por lo que, en ese momento, pensé que era lo mejor", ha justificado.
La violación y la versión "errónea" de la CIA
El director de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), Mike Pompeo, habló el jueves pasado sobre el caso de los Boyle, indicando que "fueron trasladados a Pakistán poco después de su secuestro y allí estuvieron cautivos durante cinco años, seguramente en una de las bases de la Red Haqqani situadas en el noroeste del país". Pero Coleman ha asegurado que es "errónea". Además, la madre también ha explicado que la versión proporcionada por el ejército de Pakistán no es cierta.
"No nos rescataron cuando estábamos cruzando la frontera", ha dicho refiriéndose a la versión pakistaní que asegura fueron liberados en la ciudad de Kohat, situada a unos 60 kilómetros de la línea fronteriza entre ambos países, cuando los estaban trasladando desde Afganistán. "Llevábamos más de un año cautivos en Pakistán cuando se produjo el rescate. En estos momentos ambos países se están echando la culpa y realizando declaraciones sobre nosotros que no son ciertas. Los Estados Unidos dicen que estuvimos todo el tiempo en Pakistán, mientras éste dice que estuvimos en Afganistán. Ambas versiones son incorrectas", ha añadido.
Según la estadounidense, la familia fue trasladada "frecuentemente" entre ambos países, "primero en Miran Shah", al norte de Pakistán, "y luego a Spin Ghar", en Afganistán. Fue precisamente durante uno de estos traslados, "los cuales aumentaron en los años 2014 y 2015", cuando sucedieron los abusos y se produjo la violación. "Conseguimos esconder un bolígrafo y, cada vez que encontrábamos un trozo de papel, garabateamos notas para intentar pasárselas a los secuestradores que no tuvieron nada que ver con el asesinato de Martyr, pero se dieron cuenta y nos separaron y pegaron como castigo. Ese fue el momento en el que fui asaltada", ha concluido refiriéndose a la violación.
La controversia sobre las incógnitas y contradicciones en el caso de secuestro de los Boyle está lejos de terminar, mientras el padre de la familia sigue asegurando que no tiene ninguna vinculación con los terroristas: "Soy un hippy que no mataría ni aún ratón", según declaró la semana pasada. Mientras, la prensa canadiense, sobre todo el rotativo Toronto Sun que escribió un editorial especialmente duro titulado La vuelta a casa del tonto, se debate entre describirlo como un "idiota" por haber llevado a su mujer embarazada a un país en guerra para hacer turismo, y la total desconfianza a consecuencia de las evidentes lagunas en su historia.
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