La justificación
higiénico-sanitaria en la
campaña antichina,
1924-1932
The hygienic-sanitarian arguments in
the antichinese campaign, 1924-1932
Resumen
La campaña antichina fue un movimiento
político de carácter xenofóbico promovido en el ámbito regional por diversas organizaciones nacionalistas con el que se
pretendió negar la entrada de los individuos de nacionalidad china a México y la
expulsión de los que se encontraban en
el país; para lograr sus objetivos llevaron
a cabo diversas acciones de propaganda,
vigilancia y control sobre esta comunidad
valiéndose del marco legal en materia
sanitaria, migratoria y laboral, logrando
así que la campaña adquiriera dimensión
nacional.
Palabras clave: movimiento antichino, racismo, posrevolución, código sanitario,
migración.
Abstract
The anti-Chinese campaign was a xenophobic political movement promoted
regionally by various nationalist organizations trying to deny entry of Chinese nationals to Mexico and, at the same
time, the expulsion of those who were
in the country. To achieve its objectives,
these groups developed various propaganda activities, from monitoring and
control of the community to the use of the
legal framework on health, immigration
and labor to ensure in this way that the
campaign reached a national dimension.
Key words: anti-Chinese movement, racism, post-revolution, sanitary code, migration.
1
El Colegio de Sonora, Centro de Estudios Históricos de Región y Frontera, México.
Avenida Obregón 54, Col. Centro, C. P. 83000, Hermosillo, Sonora, México.
Ana Luz Ramírez Zavala1
aramirez@colson.edu.mx
Letras Históricas / Número 14 / Primavera-verano 2016 / México / pp. 159-183 / ISSN: 2007-1140
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El antichinismo fue un movimiento político contra los individuos de nacionalidad china residentes en México que fue impulsado por diversas
asociaciones regionales, principalmente en los estados norteños, que
tuvo como argumentos la defensa de la raza y de la patria, así como de la
industria mexicana, sobre un trasfondo xenofóbico que tuvo cabida en un
contexto de crisis económica, social y política durante el periodo armado
de la Revolución y el proceso de formación del Estado posrevolucionario.
Entre sus objetivos más radicales, el movimiento antichino buscó prohibir
la entrada de inmigrantes chinos, los enlaces matrimoniales con mujeres
mexicanas y la expulsión de los que se encontraban en el país.
La campaña antichina consistió en actividades de propaganda, boicot
comercial y vigilancia de la población asiática para hacer cumplir el marco legal con el que se trató de controlarla y a través del cual la campaña
logró alcanzar dimensión nacional durante el período posrevolucionario.
En el presente trabajo se abordan los argumentos legales empleados
en la campaña antichina de 1924 a 1932, periodo en el que este movimiento cobró nuevos bríos y se consolidó gracias a la participación de
algunas autoridades regionales y al apoyo tácito del gobierno federal.
En este sentido, se analizará el discurso que manejaron las diversas
organizaciones como los comités antichinos y las ligas nacionalistas
pro-raza que encabezaron la campaña antichina,2
para determinar la
importancia que se dio al factor higiénico-sanitario como uno de los
motivos para convencer a la sociedad mexicana de que esa población
era “perjudicial” para el país. Por otro lado, se plantea estudiar en qué
radicaron las acciones llevadas a cabo por las autoridades –sanitarias,
de migración, estatales, etcétera– en materia de salud e higiene para
controlar el ingreso de los asiáticos, así como aquéllas orientadas a inspeccionar que se cumplieran las normas de salubridad impuestas por el
Código Sanitario vigente desde el año de 1926 en los negocios atendidos
por asiáticos.3
A manera de hipótesis, se propone que los diferentes argumentos,
medidas de inspección y control higiénico-sanitario manejados en la campaña antichina fueron el instrumento legal utilizado por las organizaciones nacionalistas para conseguir la expulsión de los chinos del país. Tal
instrumento no sólo se usó en el ámbito sanitario, sino que trascendió al
2
Se considera que existieron alrededor de 215 organizaciones de este tipo en diferentes
entidades. Velázquez, Los inmigrantes chinos, p. 269.
3
Este tema ya ha sido tratado por otros autores en trabajos con objetivos distintos de
los que se pretende alcanzar en este artículo. Destaca el libro de Gómez Izquierdo, El
movimiento antichino.
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migratorio y al laboral, con lo cual hubo tres frentes en los cuales dichas
organizaciones lograron sus objetivos.4
Antecedentes
Durante la primera mitad del siglo XIX ya había individuos de nacionalidad china en distintos países del continente americano, como Perú, Cuba
y también en los Estados Unidos, donde se establecieron principalmente
en California, atraídos por la fiebre del oro en el año de 1839, y después se
trasladaron a Arizona para trabajar en las minas y en la construcción del
ferrocarril. Los grandes flujos migratorios de los chinos fuera de su nación
se han explicado debido a la alta densidad demográfica, a la escasez de
tierras y a un contexto de guerra que ocasionó problemas económicos y
sociales, por lo que sus habitantes tuvieron que salir en busca de mejores
condiciones de vida.5
La inmigración china a México data desde la década de los años setenta del siglo XIX. Los primeros chinos que llegaron al país habían sido
expulsados de Cuba y fueron aceptados como trabajadores agrícolas o
empleados en la construcción del ferrocarril; posteriormente se incorporaron a otros sectores económicos. La diferencia entre la promoción de
la entrada de los chinos fomentada por el gobierno mexicano con la migración de otros extranjeros es que con aquéllos no se pretendía llevar a
cabo un proceso de colonización y mestizaje.6
En el año de 1882 el gobierno estadounidense aprobó la ley de exclusión de los trabajadores chinos de su país por un periodo de diez años, la
cual se volvió permanente en 1902.7
Por esta razón y a partir de entonces,
el ingreso de los chinos a México se incrementó, sobre todo en los estados
norteños de Baja California, Sonora, Sinaloa y Chihuahua, entre otros. En
dichas entidades los inmigrantes fundaron comercios y otros tipos de establecimientos de servicios, como lavanderías, panaderías y boticas que
fueron prosperando con el tiempo.8
4
Gómez Izquierdo apunta que el argumento higiénico-sanitario fue uno de los factores
a través de los cuales se logró hacer efectiva la campaña antichina a escala federal.
Gómez Izquierdo, El movimiento antichino, p. 133.
5
Thomas, “Los chinos en Arizona”, p. 32.
6
Gómez Izquierdo, El movimiento antichino, pp. 44-50, y Velázquez, Los inmigrantes
chinos, p. 266.
7
Gómez Izquierdo, El movimiento antichino, p. 51.
8
Ota, Destino México, p. 181.
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Una de las políticas del régimen porfirista fue la facilidad que otorgó a
los extranjeros norteamericanos y europeos para establecerse en México,
con el afán de que trajeran inversión y modernidad a la industria. La población china también se vio favorecida por esa administración gracias a
que el Tratado de Amistad y Comercio entre México y China, establecido
en el año de 1899, permitió su entrada al país sin mayores restricciones,
la posibilidad de ocuparse en cualquier negocio y garantizó la protección
de sus intereses, aunque se debe de tener en cuenta que su presencia en
México fue deseada y promovida durante el porfiriato porque se consideraba fuente de mano de obra barata.9
Para esa época, algunos sectores
medios de la sociedad mexicana comenzaron a manifestar su oposición
a la presencia de los chinos por la competencia comercial y laboral que
supuestamente representaban. Desde entonces se solicitó prohibir su entrada al país.10
Sin embargo, las acciones más radicales en contra de la comunidad
china tuvieron lugar durante los años de la lucha armada de la Revolución
mexicana. Para ese entonces los chinos en México habían logrado prosperar económicamente, lo que en un contexto de guerra y crisis social era
visto por las clases medias de manera negativa y provocaba rivalidades.11
El movimiento antichino comenzó en el año de 1916 en el estado de
Sonora, fue organizado por el señor José María Arana, quien creó las primeras ligas nacionalistas en diversos municipios de Sonora. Años más
tarde se fundarían en otras entidades de la República. La campaña antichina fue apoyada por Plutarco Elías Calles, gobernador de Sonora, quien
entre otras medidas promovió la creación de “los barrios chinos” para
separarlos del resto de la población. Por los problemas diplomáticos que
la campaña implicaba para el país, Venustiano Carranza ordenó la anulación de las medidas que violaban los derechos de estos inmigrantes,
respaldados por el tratado de Amistad y Comercio. De esta manera, el
movimiento antichino se debilitó, pero cobraría nuevo auge a partir de
9
El siguiente es un anunció colocado en Hong Kong para atraer migración china a México: “Colonia china para México. Todos recibirán mucho dinero allá. Tendrán tierra.
Harán el primer año $500, y el siguiente año $1000. Tendrán pronto más dinero que los
mandarines. Mucho arroz bueno y verduras baratas. Nao bueno, sin enfermedades,
mucho espacio”. Al parecer también se establecieron contratos con duración de cinco
años para que los chinos trabajaran en minas y ranchos. Citado en Thomas, “Los chinos
en Arizona”, pp. 34-38.
10 Thomas, “Los chinos en Arizona”, p. 36.
11 Gómez Izquierdo, El movimiento antichino, p. 87; Réñique, “Región, raza y nación”,
pp. 248-250; Monteón, Chinos y antichinos, pp. 15-36.
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1924, año en que el racismo fue fomentado por el discurso nacionalista
oficial en el contexto de la construcción de la identidad mexicana. El reavivamiento del antichinismo también se ha relacionado con la presencia
de los sonorenses en el gobierno federal.12
El racismo de la campaña antichina
El racismo del movimiento antichino en México se ha tratado de explicar,
por un lado, por la idea de competencia laboral y económica que se creó
en torno a la presencia de los orientales en México y, por otro, en el contexto de formación del Estado mexicano que comprendió la construcción
de la identidad nacional.
Con respecto al primer argumento, Javier Treviño considera que la
justificación económica es independiente del aspecto racial que conllevó
el odio a los chinos, pues los prejuicios contra ellos ya estaban presentes
antes de los periodos de crisis en México durante los años en que se dio
la llegada y la expulsión de los chinos en algunas entidades, es decir, alrededor de 1890 y de 1930.13 En cambio, con el segundo argumento sí se
logra avanzar en un explicación sobre el carácter racista de las relaciones
entre la sociedad mexicana y los chinos establecidos en el país.
A partir del contacto con otras culturas y los diversos procesos de colonización se creó la idea de la raza, la cual ha sido definida como una
construcción social que está basada en las diferencias fenotípicas entre
los individuos. Más adelante esas diferencias servirían para justificar
desigualdades económicas, sociales y políticas, con lo que se desarrolló
el “racismo científico”,14 idea desplegada por el Estado para tratar de
conseguir la homogeneidad de la población.15
12 Como señala Catalina Velázquez, la campaña antichina tuvo diversos objetivos, dependiendo del momento en que se desarrolló: en 1889 se pretendía impedir la entrada de
los chinos al país; para 1924 los Comités Pro Raza tuvieron la intención de conservar la
pureza étnica, entre otros objetivos, y en 1929 los demás factores se sumaron a la crisis
económica que ciertas organizaciones laborales emplearon como argumento para solicitar la expulsión de los chinos, aludiendo el desempleo provocado por la repatriación
de los mexicanos. Velázquez, Los inmigrantes chinos, p. 266, y Espinoza, El ejemplo de
Sonora, pp. 31-34.
13 Treviño, “Racismo y nación”, p. 669.
14 El racismo puede ser entendido como la “inferiorización y/o exclusión del otro basada
en lógicas biologicistas”; Wierviorka, citado en Gall, “Identidad”, p. 235
15 Gall, “Identidad”, pp. 228-233.
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En este sentido, el racismo se puede manifestar bajo las lógicas de la
desigualdad y la diferencia. En la primera se reconocen las diferencias
raciales implicando la segregación y la inferiorización del otro; en la segunda importan las diferencias culturales dentro de un colectivo, que provocan discriminación y exclusión. En este tenor, el racismo que padeció la
comunidad china en México entra en ambas lógicas, porque se basó tanto
en cuestiones biológicas como culturales.16
El racismo en el contexto de la formación de un nuevo Estado se explica al considerar que el grupo hegemónico intenta ejercer control social en
el nivel individual y en el colectivo, así como en los aspectos público y privado, a través de prácticas, valores e instituciones. Para acceder al espacio privado, el Estado utiliza distintos recursos a través de los cuales trata
de tener injerencia y control sobre el cuerpo y los procesos biológicos de
la población. Esta práctica ha sido conceptualizada por Michel Foucault
como biopoder, es decir, “la importancia de lo biológico en la política”,
con el que, entre otras cosas, pretende regular las prácticas sexuales de
la población e intervenir en conductas y hábitos de los individuos para
justificar la posición política del grupo en el poder y el ideal de hombre
que promueve.17
En este marco, el racismo actúa como herramienta para conseguir la
unidad social, justificando acciones de purificación y exclusión, promoviendo valores así como ciertas características biológicas entre la población. Además, es el instrumento ideológico para luchar contra entes
extraños, lo que permite legitimar el poder del Estado como defensor de
la soberanía ante amenazas sociales internas y externas.18
Al triunfo de la Revolución mexicana, dentro del proyecto de Estado,
bajo el nacionalismo, se construyó el modelo con el que se pretendía hacer
desaparecer la diversidad que había caracterizado a la población mexicana
considerando el mestizaje como vía para alcanzar dicha unidad. En este
tenor se desarrolló la ideología de la regeneración racial que fomentaba,
además de la uniformidad racial, la salud moral y física de la población a
través de campañas de educación, profilaxis y “desfanatización” religiosa,
por medio de las cuales se difundieron los valores, símbolos e ideología del
grupo hegemónico y la representación del “hombre nuevo”.19
En esta lógica operó la eugenesia, doctrina que sustentaba el mejoramiento de las razas a través del mestizaje entre ciertos extranjeros y la
16 Gall, “Identidad”, p. 238.
17 Gómez Izquierdo, “La conceptualización”, pp.121-126 y 131.
18 Gómez Izquierdo, “La conceptualización”, pp. 129-140.
19 Urías, Historias secretas, p. 16 y Aréchiga, “Educación”, pp. 58- 59.
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población mexicana, especialmente la indígena, lo que justificaba la xenofobia hacia determinados inmigrantes de ciertas nacionalidades que,
en la concepción de los ideólogos mexicanos, representaban aspectos raciales, morales o de salud “nocivos” para la sociedad. Durante el gobierno de Plutarco Elías Calles la eugenesia se convirtió en una política de
Estado que justificó su intervención en el ámbito privado bajo la bandera
de garantizar la supremacía racial.20
En este marco ideológico el elemento chino no tenía cabida, pues no
sólo era considerado racialmente “inferior”, sino que su presencia en México había sido percibida como “agravio a la autoridad nacional” porque
“no aportaba algo positivo a la nación”: no se había asimilado culturalmente a la sociedad y sangraba la economía del país. Paralelamente, la
cruzada antichina fue un factor que sirvió de contrapeso entre las regiones y el centro para unificar a ambos a través de las diversas organizaciones que pusieron en marcha las campañas nacionalistas con las que
aquéllas contribuirían “haciendo un bien a la nación”.21
El embate contra la presencia de los chinos en México sirvió al grupo
dirigente no sólo como elemento de unión contra un supuesto “enemigo
común”, sino de blanco para responsabilizar de algunos de los males económicos y sociales por los que atravesaba la sociedad mexicana, además
de contribuir al fomento del sentimiento nacionalista.22
Javier Treviño apunta que el movimiento antichino en México se puede entender en función de la importancia que tuvo la raza como elemento de configuración del Estado posrevolucionario, al crear, transformar o
destruir categorías raciales a través de significados y valores en la construcción de la identidad nacional como dispositivo de control social, al
favorecer el beneficio o la exclusión y discriminación de determinados
grupos normalizando las prácticas racistas.23 Con respecto a la campaña
antichina en México, el mismo autor argumenta que el racismo del Estado posrevolucionario se demuestra considerando la reglamentación de la
inmigración con base en motivos raciales; también teniendo en cuenta
cómo el Estado trató de influir en las relaciones sociales tolerando prácticas racistas, como las que fueron impulsadas por las organizaciones antichinas, y apoyándolas a través de directrices oficiales.24
20 Urías, Historias secretas, pp. 104-108.
21 Réñique, “Región, raza y nación”, pp. 256-266.
22 Gómez Izquierdo, El movimiento antichino, pp. 114 y 161.
23 Treviño Rangel, “Racismo y nación”, p. 672.
24 Por ejemplo, al promover la inmigración europea sobre la de otros grupos extranjeros y
al reglamentar la inmigración china, además de fomentar el mestizaje con los europeos;
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“Por la Patria y por la raza”.25
El discurso del movimiento antichino en México
Bajo la bandera del nacionalismo, la campaña antichina retomó auge a
escala regional y se consolidó a través de la organización de diferentes
Comités Antichinos y Ligas Nacionalistas Pro-Raza que se fundaron en
diferentes estados.26 Éstos promovían el racismo en contra de los chinos
a través de propaganda que era distribuida en las calles o publicada en la
prensa, además dictaban conferencias en diferentes localidades llamando a la población a cooperar con el movimiento antichino, principalmente
para las actividades de boicot comercial. La propaganda de los comités
antichinos y ligas nacionalistas contenían básicamente tres tópicos: los
económicos, los raciales y los higiénicos-sanitarios. La información difundida iba dirigida a niños, jóvenes, mujeres solteras, casadas y viudas;
ancianos, comerciantes, industriales, profesionales, obreros, soldados y
autoridades.27 En esos documentos se difundían varios prejuicios, como
que los chinos pertenecían a una “raza torpe” y “desequilibrada”, supuestamente por la mala alimentación y pobreza de su país de origen,
lo que se creía los hacía proclives a diversas enfermedades. Además, se
pensaba que los padecimientos atribuidos a los chinos se debían a la antigüedad de su raza, que había guardado genéticamente en los organismos
“las enfermedades que en épocas prehistóricas asolaran el Asia”.28
en contraparte, las autoridades locales llegaron a sancionar las relaciones maritales con
chinos para tratar de controlar el mestizaje con éstos y otras etnias. Treviño Rangel,
“Racismo y nación”, pp. 677-690.
25 AGN, DGG, 2.360 (3) 3. Lema bajo el cual se erigieron algunos comités y juntas nacionalistas en contra de los chinos.
26 AGN, DGG, 2.360. Varios documentos. Entre dichas entidades destacan Sonora, Sinaloa,
Veracruz, Chiapas, Guanajuato, Tamaulipas, Coahuila, Durango, San Luis Potosí y la
Península de Baja California. Velázquez, Los inmigrantes chinos, p. 272.
27 AGN, DGG, 2.360 (29) 8103, C.10, EXP. 28. Propaganda Antichina Unión Mexicana de Comerciantes en Pequeño Adherida al PNR.
28 AGN, DGG, 2.360 (1-6), C.3, EXP. 20, 15 de febrero de 1926. Esta idea fue difundida en
propaganda que circuló en el estado de Durango, y continuaba así: “Ella, la raza china,
es la urna sagrada donde el genio maléfico guarda como simiente el microbio de las
más terribles enfermedades, y entre ellos el de la lepra y la tracoma, enfermedades
contagiosísimas y horrorosas, al grado de que en el Asia, donde ese mal se desarrolla
con más fuerza, está prohibido saludar a un leproso, y el que tal hace es expulsado del
seno de los mortales a lugares deshabitados y desiertos, donde no tenga contacto con
ser humano alguno”.
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Con tales argumentos, los comités antichinos solicitaban que a estos
inmigrantes se les prohibiera la venta de alimentos, pues se temía que sus
supuestas enfermedades fueran trasmitidas; con la misma justificación
pedían que se les asignaran lugares especiales para vivir, para evitar su
contacto con el resto de la sociedad. El trasfondo de estas disposiciones,
además del racismo explícito, era tratar de impedir la competencia en el
comercio y que se relacionaran con las mujeres mexicanas. Los comités
antichinos también pretendían generar alarma y temor entre los nacionales para que estas medidas fueran demandadas no sólo por un sector de
la sociedad, sino por la población en general, aduciendo la gravedad del
problema de la presencia de los chinos en México y la necesidad de tomar
las medidas pertinentes para evitar su ingreso al país, como ya se había
hecho en Cuba, Panamá y los Estados Unidos.29
La población china en México en 1930 era de 15 960 individuos, y
descendió para a 4 859 para la década de 1940.30 En el cuadro 1 se muestra la distribución porcentual de la población china en diferentes estados
del país durante tres décadas y se puede observar cómo repercutió la
campaña antichina. En el estado de Sonora, donde se concentró la mayor
cantidad de chinos durante el porfiriato, se muestra un drástico descenso –ahí se originó y fue más radical el movimiento nacionalista–. En Baja
California aumentó la población china durante la década de 1920 y se
mantuvo en el mismo valor porcentual durante la siguiente, mientras que
en Sinaloa se observa un leve descenso en 1921, y en el siguiente decenio
un ligero crecimiento. Con lo anterior se muestra que Sonora pudo ser la
entidad que manejó con mayor rigor la campaña y es posible que los chinos hayan migrado a otros estados.31
Como ya se dijo, uno de los principales propósitos de las organizaciones nacionalistas fue evitar los enlaces entre mujeres mexicanas y hombres chinos con el argumento de que muchos de éstos estaban casados
en su país natal y cuando regresaban a él acompañados de sus cónyuges
mexicanas, éstas sufrían maltrato y explotación. Para regular e impedir
que se dieran tales uniones, se solicitó a las autoridades de Relaciones
Exteriores que se exigiera el certificado de matrimonio cada vez que una
29 AGN, DGG, 2.360 (1-3)-3.
30 Ota, Destino México, p.179.
31 Para la década de 1940 el estado de Sonora registró 1.8% de la población china en México, es decir, 3 571 individuos, aunque en esta cifra no se contaron los nacionalizados
como mexicanos. Velázquez, Los inmigrantes chinos, p. 266; Ota, Destino México, p.
181 y Adams, “Legal Nationality”, p. 4.
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pareja chino-mexicana quisiera salir del país.32 Además, esta preocupación estaba relacionada con el prejuicio sobre la “degeneración de la
raza”, pues se creía que la descendencia de tales enlaces daría como resultado “una generación raquítica y enferma que [seguiría] desarrollando
esos mismos males en las generaciones futuras”.33 Con estos argumentos
se muestra el deseo de intervención del grupo hegemónico en aspectos
de índole privada.
Otro argumento importante dentro del discurso de la campaña en contra de los chinos fue el factor higiénico, el cual opera en la lógica del racismo justificando la discriminación, la segregación e incluso el exterminio
de quienes atentan contra la salud de una sociedad.34 En este marco,
como ya se dijo, los chinos fueron considerados transmisores de enfermedades, además de que se argumentaba que no observaban las medidas
higiénicas necesarias para la preparación o venta de alimentos. Este tipo
de ideas fueron difundidas a través de publicaciones de los líderes del
movimiento, como las obras El problema chino en México y El ejemplo de
Sonora, ambos de la autoría de José Ángel Espinoza. En estos libros se
32 En una nota de periódico bajo el encabezado de “Mujeres mexicanas que pasan muchas penalidades en China” se decía que se iniciaría una campaña antichina dirigida a
las mexicanas para advertirlas de los vicios que practicaban los chinos y de las penalidades que sufrían las mujeres. Por otro lado, en ese mismo año, en la ciudad fronteriza
de Nogales, Sonora, se formó un Comité Feminista a favor del movimiento antichino,
con el objetivo de hacer labor de propaganda en este sector, así como realizar actividades para recabar fondos y apoyar la campaña. AGN, DGIPS, C. 6, EXP. 23, F. 3, “Mujeres
mexicanas que pasan muchas penalidades en China”, Excélsior, México, 31 de octubre
de 1924; AGN, DGIPS, C. 6, EXP. 23, F. 47, “No fue aceptada la propuesta de la legislatura
de Sonora en torno a la prohibición de entrada de inmigrantes chinos”, Excélsior, México, 26 de diciembre de 1924, AGN, DGIPS, C. 6, EXP. 23.
33 AGN, DGG, 2.360 (3) 3.
34 Urías, Historias secretas, pp. 22-23.
Cuadro 1
Distribución porcentual de la población china en México, 1900, 1921 y 1930
1900 1921 1930
Sonora 31.0 Sonora 25.5 Sonora 19.8
Sinaloa 8.2 Sinaloa 6.9 Sinaloa 10.2
Baja California 6.6 Baja California 19.4 Baja California 19.4
Chihuahua 11.6 Chihuahua S/I Chihuahua 5.5
Fuente: Ota, Destino México, p. 182.
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divulgaban prejuicios y se afirmaba, por ejemplo, que en los restaurantes
administrados por los chinos se reciclaba la comida que dejaban los clientes. También se apuntaba que ciertos alimentos estaban elaborados con
carne de perro, gato, rata, o vísceras de res. Además se responsabilizaba
a los chinos de muertes infantiles por fabricar golosinas con productos de
mala calidad.35
Bajo la campaña profiláctica, los diferentes establecimientos comerciales chinos fueron objeto de vigilancia por parte de las organizaciones
nacionalistas, pues se decía que estaban invadidos de plagas; también
se difundió la idea de que los almacenes en que guardaban o preparaban
los alimentos que vendían eran usados como dormitorios, donde se aglomeraba gran número de personas con poca ventilación y luz. Además se
aseguraba que los utilizaban como fumaderos de opio, lo cual posteriormente fue penalizado en el Código de Salud de 1926.36
La idea sobre la práctica del consumo y la venta de opio por parte de los
chinos fue otro argumento que emplearon las organizaciones antichinas
para vigilarlos. De esta manera, dentro de la campaña contra las drogas
emprendida en el año de 1924 las personas de origen chino estuvieron
bajo la supervisión del Estado, de lo cual resultaron varias aprensiones
de quienes se dedicaban a la venta de sustancias ilícitas. Además les era
aplicado el artículo 33 de la Constitución, que estipulaba la expulsión del
país de aquellos extranjeros cuya permanencia se juzgara inconveniente
o cuando se inmiscuyeran en asuntos políticos de la nación.37 Así, el artículo 33 fue otro de los medios legales que emplearon las ligas nacionalistas para lograr la expulsión de extranjeros. 19% de expulsiones bajo este
marco legal fue de chinos, aunque se revocaron 64% de las órdenes.38
Las principales razones de expulsión de esta población fueron políticas
35 Espinoza, El problema chino, pp. 137-142.
36 La Liga Pro-Raza de Torreón, Coahuila, pedía a las autoridades se enviara a un inspector de salud para vigilar los puestos de verduras y frutas que los chinos tenían en los
mercados y que se prohibiese el comercio a los individuos enfermos de “traucoma”.
Espinoza, El ejemplo de Sonora, pp. 46, 67, 101 y 111. AGN, DGIPS, C. 6, EXP. 23, F. 14,
“Continúan trabajos contra los chinos en Coahuila”, Excélsior, México, 11 de noviembre de 1924, AGN, DGIPS, C. 6, EXP. 23, F. 14.
37 “Chino vendedor de drogas heroicas fue detenido ayer”, El Demócrata, México, 12 de
noviembre de 1924, AGN, DGIPS, C. 6, EXP. 23, F. 15; Secretaría de Gobernación, Departamento Confidencial, AGN, DGIPS, C. 6, EXP. 23. Constitución de 1917.
38 De un total de 1 185 expulsiones, 786 de extranjeros, entre 1911 y 1940. Yankelevich,
“Extranjeros indeseables”, p. 707.
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y delictivas. En el contexto de la guerra de los Tong, en 1922 se dieron
enfrentamientos y asesinatos entre chinos que representaban a distintas
facciones. En este contexto se puede explicar que durante el gobierno de
Álvaro Obregón se hayan dado el mayor número de expulsiones bajo este
argumento legal. No obstante, las medidas sanitarias de carácter federal
y otras impuestas por los congresos de los estados fueron mayormente
empleadas para conseguir la expulsión de los chinos.39
Las diferentes organizaciones nacionalistas de distintos estados de la
República adoptaron el mismo discurso e hicieron las mismas peticiones
a las autoridades federales. En el año de 1924 varios comités y ligas solicitaron al presidente Plutarco Elías Calles que interviniera “para lograr
sea extirpada la plaga que significa para la República la permanencia de
millares de chinos en el país, sin antes sujetarse a las leyes de migración y a los requisitos de sanidad correspondientes”. Entre sus peticiones
destacaban el envío de inspectores de migración para investigar su entrada ilegal al país y prohibir su estancia, la solicitud al Consejo Superior
de Salubridad de practicar exámenes médicos a los ciudadanos chinos y
a los que resultasen enfermos designarles un lazareto para ponerlos en
cuarentena, y prohibir su matrimonio con mexicanas así como el comercio
de alimentos y asignarles lugares especiales de residencia.40
El amparo federal de la campaña antichina
a través del argumento higiénico sanitario
Como ya se dijo, la campaña y las acciones en contra de la población china se ejecutaron en el ámbito regional, sin el apoyo directo del gobierno
federal. No obstante, tampoco las autoridades federales tomaron medidas
para evitarlas; por el contrario, buscaron la vía legal por medio de la cual
pudieran hacerlas efectivas.41 En este sentido, diversas fuentes primarias
permiten demostrar que algunas disposiciones que se dictaron durante
esos años en materia de salud y migración iban encaminadas a cumplir
los objetivos de la campaña nacionalista. En los debates del Congreso se
discutieron las declaraciones en la prensa de los comités antichinos, y se
llegó a la conclusión de que el combate contra la población china asentada
39 Yankelevich, “Extranjeros indeseables”, pp. 697-715 y 727. Entre 1924 y 1934, 59%
de los chinos que fueron expulsados del país lo fueron con el argumento de pertenecer a asociaciones criminales. Suárez y López Guazo, Eugenesia y racismo,
p. 225.
40 AGN, DGIPS, C. 6, EXP. 23, F. 32.
41 Meyer, Historia de la Revolución, p. 208.
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en México sólo podía darse a través de modificaciones al Código Sanitario,
para no violar los tratados de migración y evitar problemas de índole diplomática. Si bien no se prohibió la entrada de los chinos al país, por medio del
marco legal se restringió con argumentos sanitarios. Con tales argumentos,
los diputados por el estado de Sinaloa hicieron las siguientes propuestas,
algunas de las cuales fueron incorporadas al Código Sanitario de 1926:
Los agentes de inmigración de las aduanas fronterizas y los médicos
delegados de sanidad del Consejo Superior de Salubridad en los puertos
del Golfo y el Pacífico no permitirán la entrada a territorio mexicano a
ningún individuo de origen extranjero que acostumbre habitualmente
fumar opio, o el uso de las bebidas embriagantes, o que padezca de
alguna de las enfermedades siguientes: sífilis, tuberculosis, tracoma, lepra, “borry-borry” [sic], gota asiática, enajenación mental o alguna otra
enfermedad crónica o incurable que sea además contagiosa o hereditaria [...]. Los extranjeros que pretendan penetrar a territorio mexicano,
probarán ante el agente de inmigración o el delegado de sanidad, con
certificado médico a satisfacción de dichos funcionarios, que no sufren
ninguna de las enfermedades a que el anterior artículo se refiere.42
A través de la Ley de Migración los comités antichinos también pudieron hacer que sus objetivos se cumplieran; así, en 1925 se estableció
que sólo podían ingresar al país los individuos de nacionalidad china que
demostraran tener un capital para vivir. Por otro lado, se asignaron puertos especiales para su entrada a México: en el Pacífico los de Manzanillo
y Salina Cruz; en el Atlántico, Veracruz y Tampico.43
De esta manera, diversas disposiciones de carácter federal fueron empleadas por las ligas nacionalistas y por los comités pro-raza para conseguir que se cumplieran sus demandas con respecto a la presencia de
los asiáticos en México. A través del Código Sanitario de 1926 y las leyes
migratorias –éstas mayormente vinculadas con el tema sanitario– se buscó controlar la presencia de chinos desde cuatro trincheras; la primera,
sustentada en el capítulo II de Sanidad Marítima, cuyo objetivo era evitar
la propagación de infecciones o enfermedades a través del tráfico de comercio ultramarino y del arribo de personas extranjeras. Se estipulaba
que todo barco que atracara en puertos mexicanos debía estar provisto
42 Diario de Debates, Cámara de Diputados: Congreso Constituyente, Legislatura
XXIX/21-09-247, número Diario 10, Debate.
43 “Puertos para la entrada de emigrantes chinos”, El Demócrata, México, 14 de enero de
1925, AGN, DGIPS, C. 6, EXP. 23. f. 62.
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de una patente de sanidad, la cual se clasificaba como sucia o limpia, ésta
se daba a las embarcaciones en cuyos puertos no hubiera brotes de enfermedades epidémicas o transmisibles.44 Por otro lado, los navíos estaban
sujetos a ser visitados por los agentes de salubridad para determinar si
sus pasajeros o mercancías cumplían con los reglamentos; de lo contrario
se prohibía el desembarque de objetos y personas.45
El segundo punto en materia de migración era que se prohibía la entrada de los extranjeros contagiados de ciertas enfermedades, entre ellas
tuberculosis, lepra, beriberi, tracoma, sarna. Otra medida impedía la entrada de toxicómanos y personas dedicadas al tráfico ilegal de drogas
enervantes. En otro capítulo del Código Sanitario se establecía la clausura de los establecimientos donde se incurriera en tráfico o consumo
de drogas.46 Es importante mencionar que muchas de estas medidas se
inscriben dentro de un marco internacional de salubridad y no fueron
privativas de México, ni exclusivamente diseñadas para evitar la entrada
o facilitar la expulsión de los chinos; no obstante, fueron el medio legal
que sirvió a las organizaciones promotoras del movimiento antichino para
lograr sus objetivos racistas.
El tercer frente fue el de los comestibles y alimentos. Los chinos quedaban sujetos al control y la supervisión de las autoridades por medio de
los artículos del Código Sanitario que determinaban la pureza y la higiene
de los alimentos, así como el requisito de que las personas dedicadas a
la elaboración, manejo o venta de éstos y de bebidas debían de tener un
certificado de buena salud para evitar la contaminación de los productos.
Finalmente, en los artículos correspondientes a la higiene industrial se
marcaron las condiciones de limpieza que debían normar en los establecimientos industriales y comerciales para evitar accidentes y prevenir enfermedades, así como la capacidad legal de sancionar a aquellos lugares
cuyas instalaciones se consideraran peligrosas e insalubres.47
Después de que se decretaron estas disposiciones en el ámbito federal, se observa que la propaganda de los comités nacionalistas se centró
en el tema higiénico-sanitario y las acciones se avocaron a denunciar a
44 Enfermedades como el cólera, la fiebre amarilla, la peste bubónica, y con carácter
epidémico, el tifo exantemático, la viruela, la fiebre tifoidea, la difteria, la escarlatina o
cualquier otra susceptible de ser transportada. Código Sanitario, 1926. AHSS, F. SP, S. P,
C. 10, EXP. 23, F. 127, 1926.
45 Los pasajeros podían ser aislados en lazaretos hasta que se recuperaran. Artículos: 30,
33, 42, 45, 57 del Código Sanitario, 1926. AHSS, F. SP, S. P, C. 10, EXP. 23, F. 127
46 Artículos 72, 74, 200 y 205 del Código Sanitario, 1926. AHSS, F. SP, S. P, C. 10, EXP. 23, F. 127.
47 Artículos 263, 264 y 288 del Código Sanitario, 1926. AHSS, F. SP, S. P, C. 10, EXP. 23, F. 127.
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los chinos cuando no cumplían con la reglamentación. En el pueblo de
Santa Bárbara, Chihuahua, la propaganda persuadía a la población de
rechazar a la población china por creerse que era transmisora de traucoma, enfermedad que en algunas poblaciones de Chiapas supuestamente
había provocado ceguera en varias personas debido a la presencia de
chinos en ese estado. También se advertía a los lugareños que evitaran
consumir artículos de sus tiendas, en los siguientes términos:
venden los artículos […] adulterados, cambiando así su poder nutritivo y causando daño al cuerpo humano, sus establecimientos son antihigiénicos, viven, comen y duermen muchos de ellos en las mismas
tiendas y son propensos a muchas enfermedades contagiosas de las
cuales dejan los microbios sobre las mercancías que tienen a la venta.48
Así, en diferentes lugares de la República se denunció que en los comercios chinos no se respetaba lo estipulado por el Código Sanitario, pues
en un mismo establecimiento se vendían cereales, ropa, carnes frescas,
medicinas, pan, leche y queso fuera de los mercados públicos; además de
las condiciones inadecuadas de almacenamiento en que supuestamente
se tenían las mercancías. Para controlar estas irregularidades se solicitó
el envío de inspectores de salubridad.49
La radicalización de la campaña
Para finales de la década de 1920 la xenofobia contra los chinos subió de
tono y se radicalizaron las disposiciones para controlar a esa población.
El Congreso de Sonora fue el primero en hacer suyas las demandas de las
organizaciones nacionalistas; desde el año de 1923 se dispuso bajo la ley
número 29 la creación de barrios chinos; por otra parte, con la ley número
31 se decretó la prohibición del matrimonio entre mexicanas y chinos,
aunque estuvieran naturalizados mexicanos, y consignaba el pago de la
multa de 100 a 500 pesos para aquellos que no la cumplieran. Respecto
de esta iniciativa, años más tarde se decretó que se sancionara a aquellas
mujeres que registraran a niños descendientes de padres chinos por quedar en evidencia que habían transgredido la ley.50
En la década de 1930, cuando se agudizó la campaña en contra de los
chinos, se incorporaron algunas modificaciones al Código Sanitario que
48 AGN, DGG, 2.360 (6)8027, C. 3, EXP. 20, 1926.
49 AHSS, F. SP, S. P, C. 29, EXP. 6, 1931-1932, F. 41, 26 de octubre de 1931.
50 AGN, DGG, 2.360 (22) 8074, C. 6, EXP. 1; Espinoza, El ejemplo de Sonora, pp. 34-35, 55.
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regía el estado de Sonora, prohibiendo a los comerciantes de abarrotes la
venta de medicinas y pan en un mismo establecimiento, mientras que los
comestibles como carne y verduras sólo podrían venderse si estaban enlatados. Además se especificaron las condiciones que debían de guardar los
establecimientos comerciales, entre las que se pedía que dichos espacios
contaran con iluminación y ventilación y que no fueran empleados como
vivienda.51
Otra de las medidas adoptadas en la administración sonorense, que
fue determinante para conseguir los fines perseguidos por el movimiento antichino, fue la Ley del Trabajo en su artículo 106, la cual decretaba
que en todos los negocios y empresas de extranjeros debían emplearse
80% de trabajadores mexicanos, bajo el argumento del desempleo que
se padecía por la repatriación de los trabajadores migrantes que habían
regresado al país después de la crisis de 1929.52 La acción más drástica de
la campaña tuvo lugar a finales de 1931, cuando se comenzó a expulsar a
los chinos del estado.53 Se puede decir que en la década de 1930, el movimiento antichino en Sonora tuvo el respaldo del gobierno del estado, ya
que el gobernador en turno, Rodolfo Elías, nombró a algunos personajes
que se habían distinguido por su participación activa en las organizaciones nacionalistas en puestos claves como el de Inspección de Trabajo y el
de Dirección General de Salud.
Otras entidades en que la xenofobia contra los chinos fue promovida
por las administraciones estatales fue Sinaloa, donde se aplicaron con
observancia la Ley del Trabajo y los reglamentos higiénico-sanitarios.
También el Congreso de Tamaulipas adoptó las demandas del Comité
Antichino de la ciudad de Tampico.54
51 Espinoza, El ejemplo de Sonora, pp. 34, 65-68.
52 Espinoza, El ejemplo de Sonora, pp. 71-72. La repatriación de inmigrantes mexicanos
como consecuencia de la crisis económica de 1929 no es inmediata, ésta comienza
a partir de 1931, se calcula que se regresaron alrededor de 100,000 individuos. El
historiador Luis Anaya Merchant apunta que en realidad en México había demanda
de trabajo durante esos años. Seminario “La historiografía de la Gran Depresión en
México: revisión de indicadores, fuentes, series estadísticas, escuelas y aportaciones
novedosas”, dictado el 15 de abril del 2015.
53 Existen varios documentos del consulado de Estados Unidos en donde se puede
apreciar que en Sonora se transportó a los chinos a la ciudad fronteriza de Nogales, en
donde fueron obligados a cruzar a Estados Unidos. Las autoridades mexicanas negaron
los sucesos AGN, DGG, 2.360 (22) 8074, C. 6, EXP. 1.
54 AHSS, F. SP, C. 29, EXP. 6, 1931-1932, F. 41; AGN, DGG, 2.360 (1-3-3), 22 de febrero de 1927.
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Aunque en el orden regional se consiguieron algunos de los objetivos
de las organizaciones nacionalistas, éstas insistieron constantemente a
las autoridades centrales que sus demandas fueran aprobadas para el
ámbito federal. Después de 1926 las demandas de los comités antichinos
básicamente se redujeron a cuatro: 1) la restricción de la migración china
a México; 2) la prohibición de los matrimonios de mujeres mexicanas con
hombres chinos; 3) la expulsión de los chinos que vivían clandestinamente en México; y 4) el establecimiento de colonias especiales para aislar a
la comunidad china.55
Para ese entonces, la atención internacional sobre la campaña antichina que se estaba llevando a cabo en México obligó al gobierno federal a solicitar a las organizaciones nacionalistas cautela en el manejo
de la campaña. De esta manera, los cuatro puntos por los que abogaban
las organizaciones en contra de los chinos fueron cuestionados por los
consultores de las autoridades federales, quienes contestaron que la
prohibición del ingreso de chinos a México violaba el artículo 11 de la
Constitución mexicana y los tratados de migración establecidos entre
China y México.56 Tampoco se podía restringir el matrimonio entre mujeres mexicanas y chinos, porque se consideraba que la nacionalidad de
un individuo no era factor de restricción, sino la conducta y la degeneración que pudiera traer el enlace. Con respecto a la expulsión de los que
vivían de manera clandestina en el país, las autoridades contestaron
que la Ley de Migración vigente, en su artículo 34, ya preveía las sanciones respectivas a este punto. Finalmente, se negó la creación de colonias especiales para aislar a los chinos por violar los derechos otorgados
por la Constitución de la República mexicana y los tratados de Amistad
y Comercio entre México y China. Así, el racismo de la campaña antichina no logró ser justificado por sus promotores.57
En este sentido, la Oficialía Mayor recomendó que para poder atender
las demandas de los comités antichinos se debía extremar la aplicación
de la Ley de Migración y el Código Sanitario; respectivamente, poner mayor cuidado en el otorgamiento de las tarjetas de identificación de los
que deseaban inmigrar a México, “exigiendo amplia prueba documental
55 Estas peticiones fueron hechas por varios comités y ligas nacionalistas como las de
Torreón y Tampico. AGN, DGG, 2.360, 1408, 1926; AGN, DGG, 2.360/2 (4), 1926.
56 El Artículo 11° sobre migración concedía el derecho de entrada y salida de la República
sin ningún tipo de requisito. Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos,
1917.
57 AGN, DGG, 2.360 (29) 15, C. 9, EXP. 33, 11 de julio de 1927 y Hu Dehart, “Immigrants”,
p. 15.
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sobre la moralidad, costumbres, estado civil, manera honesta de vivir,
etcétera, de los interesados” y, por otro lado, aplicar con extrema observancia el artículo 72 del Código Sanitario, en el que se prohibía la entrada
de extranjeros enfermos.58
La hostilidad en el trato padecida por los ciudadanos chinos los llevó a
denunciar ante la Secretaría de Relaciones Exteriores las actividades que
las diversas organizaciones nacionalistas llevaban a cabo en su perjuicio.
De esta manera, las presiones diplomáticas obligaron a las autoridades
centrales a solicitar que la campaña no se hiciera con medios violentos ni
insultos contra los extranjeros, por lo que quedó prohibida la circulación
de volantes impresos con literatura denigrante, así como las manifestaciones o mítines públicos o privados que provocaran que la población
cometiera agresiones contra los chinos.59
También dentro de la campaña se promovió la expulsión de los comerciantes chinos, aunque esto perjudicó los intereses económicos regionales, pues éstos eran deudores de aproximadamente treinta millones de
pesos de compañías nacionales y extranjeras. Por lo tanto, su expulsión
impedía que se cubrieran los adeudos de los comerciantes chinos, lo que
traería como consecuencia la pérdida de una significativa cantidad de
dinero para el sector comercial, además de los ingresos que el erario local
percibía por impuestos con los que se habían gravado los negocios chinos. También se ha hablado de una crisis de desabasto por el cierre de
los comercios atendidos por chinos, que cubrían las necesidades de los
centros de población en crecimiento.60
A pesar de que las autoridades federales pretendían evitar problemas
diplomáticos, aplicaron medidas discrecionales para favorecer la campaña antichina, tales como la reasignación de puertos especiales para
el arribo de ciudadanos chinos con el propósito de tener mayor control
sobre la inspección sanitaria reglamentada.61 El “racismo del Estado”62
58 AGN, DGG, 2.360 (29) 15, C. 9, EXP. 33, 11 de julio de 1927.
59 AGN, DGG, 2.360 (5) 8007, C. 2, EXP. 10, 10 de marzo de 1932.
60 Frente a esta situación, la Cámara de Comercio del puerto de Mazatlán solicitó a las autoridades federales que se les diera a los chinos un plazo para cumplir con las leyes de
trabajo, migratorias y de salubridad. AGN, DGG, 2.360 (21) 8070, C. 5, EXP. 6. Hu Dehart,
“Immigrants”.
61 En este año se designó el puerto marítimo de Manzanillo y el fronterizo de Ciudad Juárez para la entrada de chinos al país. AHSS, F. SP, C. 21, EXP. 3, 1930.
62 Treviño define el racismo practicado por el Estado “al permitir actitudes y prácticas
racistas dentro de su jurisdicción, además que desplegó políticas oficiales racistas”.
Treviño, “Racismo y nación”, p. 690.
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se demuestra en un documento de carácter “estrictamente confidencial”
enviado desde la Secretaría de Gobernación a la Oficina de Migración,
donde se ordenaba lo siguiente:
Las siguientes disposiciones son aplicables únicamente a los ciudadanos chinos: 1) Desde la fecha en que reciba la presente, no se
expedirá en ningún caso a las personas a quienes se refiere esta circular, cuando pretenda salir del país, tarjeta de turista, sino la forma
5. 2) Abrirá usted un registro por orden numérico en el que inscribirá
los nombres de los interesados, marcando con el número correspondiente la tarjeta que se expida, en todos sus ejemplares. 3) Con respecto a los que pretendan internarse en México, ya sea como turistas
o como inmigrantes, deberán ser examinados únicamente por usted
[…]. Quiere esto decir que en lo sucesivo, ninguna persona, sino el
propio jefe de cada oficina, será responsable de la inadmisión de personas de quienes se trata. 4) En todos los casos, aun tratándose de
quienes regresen al país antes de seis meses, consultará usted por la
vía más rápida a esta Secretaría si es de concederse o no la admisión
de los interesados.
Por último, los pasaportes de quienes se trata sean admitidos, deberá usted recogerlos y enviarlos por correo certificado a este departamento.63
Para la década de 1930 los diferentes comités antichinos y ligas nacionalistas se consolidaron y unificaron sus acciones a escala nacional para
hacer frente a la comunidad china en México; en este tenor, el Partido Nacional Revolucionario tomó la bandera del antichinismo con el propósito
de extender su radio de acción más allá de los estados fronterizos y con el
doble objetivo de extender su presencia a otras entidades.64 Las actividades de las diferentes organizaciones antichinas en el país se concentraron
en vigilar que la comunidad china cumpliera con lo que dictaba el marco
legal.65 En este caso, cuando se encontraba que los chinos no acataban
las diversas leyes migratorias, laborales y sanitarias, se les denunciaba a
63 Documento cifrado, el cual está firmado por el señor Eduardo Vasconcelos. AHSS, F. SP,
C. 21, EXP. 3, 28 de junio de 1930.
64 Gómez Izquierdo, El movimiento antichino, p. 132.
65 Para tener una idea más acabada de los propósitos, las actividades y el discurso de este
tipo de organizaciones se anexa el acta constitutiva de la Unión Nacionalista Mexicana
Pro Raza y Salud Pública. Ver Anexo 1.
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las autoridades correspondientes.66 Algunas de estas acciones implicaron
dar parte a los agentes de migración de la entrada ilegal de chinos al país
y la vigilancia y el seguimiento para que se cumplieran los reglamentos
del Código Sanitario con respecto al arribo de chinos sospechosos de padecer alguna enfermedad;67 también se notificó a las autoridades sanitarias cuando se sorprendió a individuos chinos consumiendo opio.68
Además, se continuó con las campañas de propaganda donde seguían
presentes las cuestiones raciales justificadas en la campaña profiláctica,
así como las razones económicas como argumentos para persuadir a las
autoridades que se prohibiera a la población china vivir en México.69 Se
estima que durante la campaña se expulsó a alrededor de cuatro mil individuos de origen chino.70
Consideraciones finales
En la historia de las corrientes migratorias chinas a diferentes latitudes
podemos encontrar varios procesos de expulsión, los cuales se trataron
de justificar por cuestiones económicas, con trasfondo racial y prejuicios
culturales. Para llevar a cabo la expulsión de los chinos o tomar medidas
de control sobre su migración en los Estados Unidos a finales del siglo XIX
y en México durante la primera mitad del siglo XX, las autoridades y otros
66 En la ciudad de Nogales, Sonora, el Comité Nacionalista Antichino hizo varias denuncias a la Secretaría de Comercio relativas a infracciones a la Ley Federal del Trabajo por
comerciantes extranjeros, 7 de diciembre de 1931, AGN, DGG, 2.360, C. 6, EXP. 12.
67 Como sucedió en la región de El Mante, donde fueron detenidos 22 chinos sospechosos
de padecer traucoma. AHSS, F. SP, C. 19, E. 6, 1930.
68 En 1928 el Comité Antichino de la ciudad de Torreón, Coahuila, notificó a las autoridades federales el descubrimiento de un fumadero de opio y la captura de sus propietarios, suplicándo les fuera aplicado el artículo 33 de la Constitución Mexicana. AGN, DGG,
72.360 (3)- 3. En La Paz, Baja California, se reportó el arribo de una embarcación con
ciudadanos chinos a bordo y diez mil latas de opio, solicitando a los agentes aduanales
se impidiera el desembarque. AHSS, F. SP, C. 26, EXP. 11, 1931.
69 Así lo expresaba el Comité Antichino de la ciudad de Torreón Coahuila al presidente
Emilio Portes Gil en el año de 1929: “Las labores de este Comité […] así como las de
otros centros Anti-Chinos están basadas […] en el deseo de mejorar la condición de
nuestra raza, libertándola del terrible contagio de las enfermedades trakoma [sic],
tuberculosis y beriberi que por muchos años han venido azotando a la raza china […]
están absorbiendo una gran parte de la riqueza pública en beneficio personal, sin dejar
ningunos beneficios a la Nación […]” AGN, DGG, 2.360 (3) 3.
70 Réñique, “Región, raza y nación”, p. 231.
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grupos que rechazaban la presencia de individuos de nacionalidad china presentaron infinidad de argumentos económicos, raciales, higiénicos
y sociales para convencer a la sociedad del “peligro” que representaba
su presencia.
En este trabajo se intentó mostrar cómo operó el racismo que ciertos
sectores de la sociedad mexicana pusieron en práctica en contra de los
chinos y que era tolerado y fomentado por el gobierno en sus diferentes
niveles, principalmente a través del argumento higiénico sanitario, aspecto que estaba regulado por el gobierno y que fue la trinchera desde
donde operaron los comités antichinos.
Como se puede observar en este trabajo, la campaña antichina fue
promovida por un conjunto de organizaciones de carácter regional, las
cuales se encargaron de difundir el sentimiento antichino en diferentes
lugares de la República a través de propaganda y diversas actividades.
Estos grupos se abocaron a la vigilancia, el control y la denuncia de los
chinos que violaran los distintos reglamentos migratorios, laborales y de
salubridad. De esta manera, se puede decir que los diferentes comités
antichinos y ligas nacionalistas lograron de manera parcial y temporal
algunos de los propósitos que perseguían, justificando sus acciones con
argumentos higiénico-sanitarios para hacer cumplir el marco legal en
materia migratoria, laboral y sanitaria, y para respaldar el racismo como
práctica política con que el grupo hegemónico pretendió tener injerencia
en la vida privada de los mexicanos.
Anexo 1
Acta constitutiva y estatutos de la unión nacionalista mexicana (proraza y salud pública)
México, D.F., 1930
“Amar y Servir a la Patria es deber de todo ciudadano. Respetar las
leyes y la sociedad de un país es deber de todo extranjero”. Gral. Norberto Rochín.
ACTA CONSTITUTIVA
En la ciudad de México, D.F., a los veinte días del mes de septiembre del año de 1930, a iniciativa e instancias del señor general don
Noberto Rochín, se reunieron los señores: general Norberto Rochín,
doctor Manuel Cantú González, David Camacho Silva, Natalio Espinosa, Mario Martínez, Isaac Rochín, Manuel Cantú Fernández, Manuel
de Jesús Palomares, Roberto S. Palomares, Luís G. Higgins, general
Cristóbal Rodríguez, Arturo S. Palomares, Felipe Treviño, Andrés Sala
G. Palomares, ingeniero Flavio de S. Palomares- Tomó la palabra el C.
general Norberto Rochín y expuso: que en vista de la circunstancia de
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interés nacional, con respecto a la inmoderada invasión de asiáticos
(chinos) a nuestra República y a la necesaria eliminación de ellos,
así como a la depuración de otros extranjeros perniciosos que han
invadido nuestro país, perjudicando nuestros intereses sociales y a la
salubridad pública, propone se funde con la colaboración de todos los
presentes, un CENTRO de propaganda, de iniciativa privada que se titulará “UNION NACIONALISTA MEXICANA (Pro-raza y Salud Pública)” [...]
y tiene como objetivos y miras principales, las siguientes:
1.- El mejoramiento intelectual, moral y físico, especialmente de la Nación mexicana, pugnando por llegar a la abolición de los casamientos
de mexicanos de ambos sexos con individuos de razas degeneradas
y muy especialmente chinos (asiáticos) que degeneran a los pueblos.
2.- Depuración racial, física y moral, defensa y vigilancia de la salud
pública en todo el país. Para llevar a la práctica lo anterior, se nombrarán comisiones especiales de propaganda, para la difusión de todos
los trabajos en el territorio nacional, por medio de la prensa de la
capital y de los estados, ya por impreso y propaganda directa, con las
sociedades similares establecidas en la República [...].
ESTATUTOS
Artículo 2: a) Agrupar a todas las asociaciones con fines similares.
c) Velar porque las inmigraciones a la república sean lo más selectas
posible, a efecto de buscar el mejoramiento de nuestra raza, rechazando todas aquéllas que no sean una garantía para la salud pública,
especialmente con las razas que no cuadran con nuestro progreso
tanto con nuestro estado etnológico y con nuestro progreso tanto
físico como moral, como son los chinos, negros, judíos, turcos, sirio libaneses y otros inmigrantes no deseables, a quienes se les combatirá
enérgicamente evitando su inmigración o estancia en el país. e) Por
medio de propaganda en prensa generar un sentimiento NACIONALISTA, que tienda a unificar a la GRAN FAMILIA MEXICANA hacia un solo fin:
EL MEJORAMIENTO SOCIAL, ECONÓMICO Y RACIAL DEL PUEBLO MEXICANO.
f) Combatir todos los vicios denigrantes tales como el uso de la marihuana, opio, cocaína, heroína, morfina, alcoholismo y los juegos de
azar, inculcando en los niños el odio y repugnancia a ellos. i) Combatir
tenazmente hasta conseguir se prohíba en lo absoluto la inmigración
china al país, así como el matrimonio o amasiato de éstos con mexicanas. j) Pedir la expulsión de todos los extranjeros que permanecen
en el país sin llenar los requisitos exigidos por nuestras leyes de migración y que no posean medios honestos de vivir o que tengan vicios
denigrantes o enfermedades contagiosas, endémicas o asquerosas.
m) Ejercer acción pública para denunciar a los contrabandistas o tra-
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ficantes de drogas heroicas, chantajistas y otros elementos enemigos
de la Sociedad y de la salud pública y en bien de la profilaxis social.
CAPÍTULO SEXTO DE LAS COMISIONES:
C) Vigilar estrictamente los establecimientos públicos regenteados
por individuos de nacionalidad china, a fin de evitar de que éstos
propaguen sus enfermedades y la explotación de nuestros connacionales. f) Presentar proyectos tendentes a evitar el cruzamiento de
nuestra raza con otras consideradas como inferiores o perjudiciales,
así como también la inmigración de individuos degenerados e indeseables.71
Siglas y acervo
AGN Archivo General de la Nación; DDG, Dirección General de Gobernación; DGIPS, Dirección General de Investigaciones Políticas y Sociales.
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