El peligro del desmembramiento de la nación mexicana sigue vigente hoy más que nunca, luego de que la llamada Alianza Federalista ha hecho una demarcación territorial que se adapta perfectamente a una intervención directa de los Estados Unidos para presionar al gobierno de Andrés Manuel López Obrador. Cuando esto ocurra, ya no estará su amigo Trump en la Casa Blanca y, queda claro, Joe Biden será el que cobre la afrenta.


La coyuntura perfecta para la división del país y la creación de la nueva República del Norte de México que tanto empujan en las redes sociales con la etiqueta #Norexit. Es esa la razón por la que no queda descartada una reactivación de los Tratados de Bucareli, que reunirán en una sola acción, todas las reclamaciones pendientes del imperio del norte sobre nuestra patria. ¿Puede ocurrir ese escenario? La respuesta la encontraremos en los siguientes antecedentes que les documentamos a continuación.


DOCTRINA MONROE

Es la norma extraterritorial en la que se ha basado Washington para su intervención descarada en naciones de América y, queda claro, con la que tiene amenazado a México. Estas amenazas son muy marcadas a partir de que el general Porfirio Díaz les negó el uso de Bahía Magdalena en la Baja California, donde los Estados Unidos tenían una base naval y otra más en La Paz, en el Golfo de California.


De hecho el segundo adéndum a la Doctrina Monroe, fue aprobado el aprobado el 2 de agosto de 1912, promovido por el republicano de Massachusetts Henry Cabot Lodge, donde ya se especificaba que la única colonización permitida para la península de Baja California es la de ciudadanos de ese país.


Y es que al estallido de la Revolución Mexicana, el gobierno de los Estados Unidos intervino de muchas formas para buscar la pacificación del país, ya que dicha doctrina establece que es un deber hacerlo. Incluso sus buques de guerra previo a la invasión en Veracruz de 1914, ya patrullaban constantemente el Golfo de California sobre el que persisten todavía dos reclamos de Washington porque se obstinan en tener un puerto.


PREVIO A LOS TRATADOS DE BUCARELI

Estados Unidos no reconoció a los gobiernos posteriores a Victoriano Huerta. Mucho menos al de Carranza que empujó para la nueva Constitución de 1917. Estaban muy molestos por todos los derechos que le quitaban a sus empresas petroleras. Desde 1916, dieron otra muestra de violación a nuestra soberanía al ingresar tropas en búsqueda del bandolero Francisco Villa.


Para 1919 el escenario de otra intervención armada de Washington era inminente.


El 2 de enero de 1919, el senador por Arizona Henry Fountain Ashurst presentó una iniciativa dirigida al presidente Woodrow Wilson, a fin de que iniciara negociaciones para la adquisición de la península de Baja California, lo que también comprendía parte del territorio norte de Sonora para incluir la bahía de Puerto Peñasco o Rocky Point como ellos le llaman.


Y es que además de la península se buscaba un puerto para el estado de Arizona en el Golfo de California, un sentimiento que persiste a la fecha..


Una vez muerto Venustiano Carranza, Adolfo de la Huerta en sus memorias describe la presión de Washington de obtener concesiones para dar su reconocimiento al gobierno establecido en México.


Incluso varios ex gobernadores estadunidenses formaron una sociedad, para presionar a Álvaro Obregón como presidente de México para que les entregara la península de Baja California. Lo estaban empujando por todos los frentes a sentarse a negociar con la Casa Blanca.


LOS TRATADOS DE BUCARELI DE 1923

Aunque se menciona que nunca entraron en vigor, estas reclamaciones de los Estados Unidos, referentes básicamente a indemnizaciones por daños causados a empresas y ciudadanos norteamericanos durante la revolución mexicana, sí hay indicios de que una vez que sean revelados los tratados en el 2023, habrá sorpresas, pues muchos afirman que los documentos originales no han sido dados a conocer o se conocen parcialmente.


En estos papeles ya se percibe que se signó por cesiones territoriales en caso de incumplimientos de México con motivo de deuda o desacuerdos que signifiquen una desventaja para Washington.


Que tanta soberanía habrá cedido Álvaro Obregón en estas negociaciones, que hasta Adolfo de la Huerta se molestó demasiado que inició la llamada "Rebelión Delahuertista" secundada por varios gobernadores.


HOY EN DÍA

La península de Baja California sigue en disputa porque los tratados de límites de 1847 y 1853, permiten el control de la Casa Blanca sobre ese territorio, tal y como se describe en el documento que les mostramos al pie de la nota. Por eso el asunto de soberanía sobre el Golfo de California no ha tenido una solución, ya que Washington tiene vigente sus reclamos.


Lo mismo ocurre con la Cuenca de Burgos del noroeste de la república, donde un texano gobierna Tamaulipas y el Litio de Sonora, que ha dado mucho qué hablar últimamente.


El problema que se quiso generar, precisamente por uno de los gobernadores balcanizadores de México en Chihuahua y también ciudadano norteamericano (donde se distribuyeron volantes para anexarse a EEUU), es solamente un pequeño antecedente del gran problema que tendremos en México, una vez que Joe Biden suba de tono los reclamos de su país. ¡No importa que sea demócrata!