La virgen de Guadalupe y la conspiración española para controlar a los “indios”.
Como muchos, yo crecí con la idea de que la virgen de Guadalupe se trató de un invento de los españoles para controlar a los indígenas poniendo a una virgen morena que fuese capaz de identificar a los recién convertidos para que pudiese arraigar la nueva religión. Y es una idea común entre los que no nos identificamos con una religión, vamos a ver en estas fechas publicaciones que van a tratar de ponerla como parte de una exitosa conspiración que sirvió para explotarnos por 300 años y después de eso las elites del poder.
Sin embargo, esta explicación es demasiado simplista que pone a los indígenas como si fueran borregos fáciles de manipular por parte de los grupos de poder que solo denigran la percepción de nuestros antepasados al querer ponernos como los iluminados ateos que no se dejan controlar por supersticiones. Como muchas de estas interpretaciones modernas, pasan por alto muchas dinámicas sociales producidas durante la colonia y con la vida independiente que este culto fue arraigándose en la identidad mexicana.
En primera dejo claro que el relato guadalupano del milagro queda descartado por parte de un servidor, hay un hoyo temporal en las fuentes desde los primeros años de la conquista hasta mediados de siglo XVI que queda oficializado por el obispo Montúfar que hace que los hechos narrados sean cuestionables por la historiografía profesional. Puedo suponer que se trata de los llamados “cultos populares”, que son ciertos fenómenos sociales productos de una época de crisis, como los primeros años del dominio español en el centro de México que hizo que naciera este elemento religioso que trata de dar alivio a la gente ante esos tiempos tumultuosos donde nadie tiene la vida asegurada.
Una de las características de estos cultos es la falta de respaldo por parte de una institución religiosa (como la Iglesia católica) que hace que su creencia quede fuera de la liturgia oficial, cosa que por los comentarios de muchos religiosos como fray Bernardino de Sahagún lo hace muy plausible, ya que consideraban ese culto como una herejía. Cabe añadir que aun después de ser reconocido, este no fue usado como una herramienta de conversión de los indígenas durante el siglo XVI quedando su culto restringido a la Cuenca de México, siendo otras figuras religiosas como la Virgen de Zapopan, el Cristo de Tila, el señor de Chalma, la Virgen de los Remedios, entre otros cultos locales los que ayudaron a consolidar las conversiones locales.
Las cosas empezaron a cambiar a finales del siglo XVI con la llegada de los jesuitas a la Nueva España, quienes viendo el potencial que tenía como elemento identitario que pudiese unificar a los habitantes de este nuevo reino de la cristiandad. Como el espacio virreinal ya estaba ocupado por otras ordenes mendicantes como los franciscanos o los dominicos, los jesuitas solo pudieron propagar su culto en las misiones del septentrión donde no había mucha población, pero tuvo éxito al ser los educadores de la creciente población criolla que hizo que el culto guadalupano fuese diseminándose por todo el territorio, pero siempre con la limitante de estar restringidos a entornos urbanos y no entre la población rural donde siguieron siendo fuertes los que les heredaron las primeras órdenes religiosas.
Conforme la población criollo-mestiza fue creciendo es que el culto empieza a crecer, no por nada el conjunto religioso del Tepeyac tendrá su máximo esplendor durante el siglo XVIII cuando se construyen buena parte de las iglesias. Esto fue por el éxito que tuvo el plan jesuita, la virgen de Guadalupe logró dar realce a la identidad novohispana, ya que por las características de su aparición la hacía única en el mundo (las otras apariciones marianas que se le pueden comparar serian la de Lourdes y la de Fátima, siglos más adelante) e hizo que a la Nueva España se le empezara a comparar como la Nueva Jerusalén que surgiría después del Apocalipsis, lo que abonó a que surgiera este arraigo localista frente a los peninsulares que se les iba comparando como opresores.
El triunfo del movimiento independentista puso en la cúspide la importancia de la Virgen de Guadalupe como el símbolo del nuevo país y que logra quedar fuera de las luchas por el poder que se dieron en este siglo tan inestable, su valor como símbolo fue tal que el bando liberal no atacó a la liturgia durante el pelito que mantenían contra el clero, incluso fueron desalentando otros cultos locales como paso con la Virgen de los Remedios en favor de la guadalupana.
Si bien durante el siglo XX mantendrá su posición como la creencia mayoritaria del país, el nacionalismo laico nacido de los regímenes revolucionarios fueron los que impulsaron la idea de esta conspiración española de control dando argumentos “desmitificadores” que solo provocan más mitos que explicaciones coherentes que nos puedan acercar al contexto de los años en que surgió. Si bien no me considero creyente, respeto su importancia como figura histórica y su papel que tiene en el presente al ser la que le da soporte a las personas que atraviesan momentos difíciles y que gracias a esa fuerza logran salir adelante. Es por eso que durante estos días iré analizando paso a paso la historia que dio origen a este símbolo de lo mejor de la sociedad mexicana.
Gracias por su atención y los espero en la siguiente lectura
Federico Flores Pérez
Imagen: Basílica de Santa María de Guadalupe, Ciudad de México. Fuente: https://es.wikipedia.org/wiki/Bas%C3%ADlica_de_Santa_Mar%C3%ADa_de_Guadalupe
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