Los judíos sefardíes en el Holocausto
Hace más de 500 años, en 1492, los judíos de España, fueron expulsados y obligados a emprender un periplo que duró años para encontrar un nuevo hogar. Muchos de ellos se establecieron en diversas áreas de Europa, en las que ya existían comunidades judías anteriores, como en Grecia, o bien ellos mismos establecieron nuevas comunidades.
Sefarad -el nombre de España en hebreo, de ahí, el origen del gentilicio que les define, sefardíes- continuó estando presente en las nuevas tierras que los recibieron. Conservaron la lengua, el ladino o djudeo-espanyol; los apellidos, las costumbres y una forma de vida única que siempre les ligaron con su origen en la Península Ibérica.
Cuando la sombra del Holocausto se ciñó sobre Europa, al igual que el resto de los judíos, los sefardíes, que habitaban en Grecia, la antigua Yugoslavia, Macedonia, Bulgaria y otras naciones padecieron la falta de libertad, las persecuciones, los guetos, los trabajos forzados, los campos de concentración, las deportaciones y el exterminio en los campos y sitios de la muerte. Un mundo que se redujo a la destrucción, siniza i fumo (ceniza y humo).
En esta exposición se muestran las historias de algunos de los judíos sefardíes a través de sus últimas cartas, como la redactada en ladino por Albert Kabili desde Gorna Dzumaja, en Bulgaria a su hermano Nissim, prisionero en un campo de trabajos forzados. O bien a través de los artefactos que los judíos sefardíes dejaron en sus hogares al ser deportados o que tuvieron que dejar en depósito de sus vecinos no judíos, como el disfraz de Purim de la pequeña Rahel Sara Osmo de Corfú (Grecia) o el chaleco bordado en hilo de plata que tejió durante cuatro años Sol Levi, la madre del sobreviviente de Salónica, Marcel Levy. Junto a los testimonios de los sobrevivientes, en los que nos relatan sus historias personales en la Shoá, como el testimonio en ladino de Moshé Haelión de Salónica en el que relata cómo era la vida en su ciudad natal antes del Holocausto y como logró sobrevivir en Auschwitz.
A través del prisma de estas cartas, artefactos, fotografías, testimonios y relatos, podemos contar su historia personal en la Shoá, restaurando así los nombres y los rostros de las víctimas, y dando voz a aquellos que no pudieron hacerlo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario