El ahuejote; el árbol sagrado que aún sostiene a la CDMX
Hileras de ahuejotes son conos de vida que le dan a la ciudad una mejor temperatura desde los pueblos chinamperos.
El agua del antiguo lago de Xochimilco llegaba apenas a los tobillos o rodillas. Ahí, "los nahuas marcaban el futuro rectángulo de un chinampa, le aventaban césped, lodo, tierra y después de medio año se convertía en una composta gigante. Por eso su suelo es tan fértil y con la humedad que le llega de un costado a otro por el agua que la circunda, más la lluvia, se hace un paraíso vegetal" me dice José Genovevo Pérez, chinampero del pueblo de San Luis Tlaxialtemaco, Xochimilco.
Al costado de las milenarias chinampas los ahuejotes o sauces (Salix bonplandiana) hacen hileras y forman un paisaje único, patrimonio agrícola de la humanidad catalogado por la FAO. Lo que en este escenario se respira, además, es limpísimo. Lo ahuejotes y la enorme variedad que se cultiva sobre las chinampas (como más de 100 plantas medicinales y todo tipo de hortalizas y legumbres) forman un ambiente de oxígeno y vida como yo he respirado pocas veces en mi vida.
Este mundo maravilloso heredado de los nahuas tiene vestigios tan antiguos como el 200 A.C. Y sus ahuejotes forman un rol imprescindible para la Ciudad de México, aún hoy, aunque la mayoría de sus habitantes no lo saben.
Estos árboles, que delinean un paisaje místico, en principio son esenciales para las chinampas pues sus raíces enredan la tierra y capas orgánicas haciendo una especie de tejido que mantiene estos espacios unidos. Pero, además, son importantísimos para mantener el clima en la Ciudad de México. Sin ellos, la temperatura aumentaría aún más y la ciudad podría enfrentar mayor falta de agua.
Los nahuas sabían de la importancia de los ahuejotes y por eso les eran sagrados. Su nombre viene de ahuexotl. Atl, significa y huexotl, sauz, por tanto, es el sauz del agua. Para ellos era el árbol vital que mantenía la estructura arquitectónica celestial-terrestre.
Hoy, al sur de la Ciudad de México, hay aún 2,500 hectáreas de suelo chinampero. Sus productos de venden en los mercados de plantas de los pueblos de las chinampas de la CDMX: Mixquic San Andrés, Tláhuac San Pedro, Tlaxialtemalco San Luis, Atlapulco San Gregorio. Puedes hallarlos, también, en la mayoría de los mercados de la ciudad, aunque no están etiquetados como chinamperos y deberás preguntar si son de Xochimilco para saber si provienen de este sistema de cultivo.
Los chinamperos, cuyos cultivos son orgánicos, a su vez han preservado sin que la mayoría lo sepamos, al ahuejote. Este sencillo y precioso árbol controla la erosión del suelo y forma barreras de oxígeno para la CDMX; su presencia prolifica la vida acuática.
Su inusual presencia solo puede conocerse visitando estos pueblos. Su función estética queda corta en comparación con su importancia para el medio ambiente; que puede intuirse con solo respirar a su lado.
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