La fecha se esconde en plena selva de la península del Yucatán. En la asilvestrada ciudad de Cobá, una población del sureste de México que recupera el esplendor perdido después de siglos de abandono y de ser engullida por la vegetación. Entre ruinas y cerca de la representación del principal dios del inframundo, la muerte, se alza una piedra tallada, la estela número 1, que señala -en escritura jeroglífica- el supuesto fin de los días, el solsticio de invierno de 2012.
La cercanía de la fecha ha disparado el interés por el imperio maya y por esta ciudad arqueológica que no sólo es un centro turístico del estado mexicano de Quintana Roo, sino también lugar de peregrinación de los amantes del misterio. Entre ellos, el cineasta Roland Emmerich, que ha convertido estas inscripciones mayas en la piedra de toque de '2012'.
La película arranca a pie de pirámide maya y con un suicidio colectivo para evitar el castigo del cataclismo. Las interpretaciones de las predicciones dantescas de la civilización maya dan argumentos para un guión destructivo, pero, ¿qué hay de cierto en la profecía que predice el final del mundo para el 21 de diciembre de 2012?
Ante la estela número 1, el indígena maya y guía de la ciudad arqueológica de Cobá Abelardo Chimal May matiza que el fin del mundo es sólo una de las interpretaciones que se hacen del oráculo. «Tradicionalmente se ha creído que en esa fecha se acaba el mundo, el fin del universo, pero otra vertiente afirma que lo que se avecina serán desastres naturales, como puede ser la venida de algún cuerpo celeste», explica Chimal May, que añade que este pueblo prehispánico que habitó lo que hoy es México, Belice, Honduras y Guatemala contó con excelentes astrónomos.
«Personalmente pienso que la estela número 1 nos advierte de desastres naturales», apostilla el guía, que refuerza su tesis con otro vaticinio maya que, según él, después se cumpliría: «Otra profecía hablaba de la llegada de un hombre barbudo de pelo blanco. Se refería a Hernán Cortés», relata al referirse al hombre que batalló contra los mayas y su politeísmo. Ninguna de estas versiones la comparte la especialista Rocío García Valgañón, de la Complutense y autora del blog 'Mayistas', que niega la mayor. «El calendario maya no acaba en 2012. Según ellos estamos en la cuarta era y cada una de estas épocas se corresponde con una nueva humanidad». Ve toda la literatura sobre 2012 como un «bulo» e insiste en que «no se puede interpretar como el fin del mundo ya que el calendario maya era cíclico y por tanto sólo se trata de un cambio de ciclo».
Calentamiento global
A pie de selva yucateca, las creencias y la fe se imponen a la ciencia. Así, el chamán de la comunidad maya de Tres Reyes, Crisanto Cahun Uc, no esconde cierto acento melodramático en sus predicciones. «En el 2012, va a haber una crisis en todas las naciones precedida de dos o tres días de oscuridad». Don Crisanto, como lo llaman en el pueblo, evita, no obstante, hablar del fin del mundo en los términos de Hollywood. «En el 2012 se producirá un cambio de energía, aunque el sol va a seguir brillando».
Ante la pirámide más popular del mundo maya, Chichén Itzá, el indígena y guía de esta ciudad arqueológica David Eduardo Come May explica que todas las ciudades de Mesoamérica «contaban con un observatorio que permitía predecir las lluvias y la hora del amanecer del día siguiente, así como el movimiento del Sol, la Luna y Venus para conocer los equinoccios y solsticios y aplicar esos conocimientos a la agricultura». Esto permitió a los mayas concebir su propio calendario «con ciclos de 52 años, en los que todo volvía a empezar, por lo que el 21 de diciembre de 2012 es la fecha de un ciclo terminal de los mayas», señala Come May, que interpreta que la nueva etapa «puede coincidir con el cambio climático, pero no va a ser el fin del mundo».
Por el contrario, la 'mayista' Rocío García Valgañón considera que la equiparación de 2012 con el calentamiento global y el deshielo carece de base, «ya que los mayas creían que la Tierra era como un caparazón de tortuga y ni siquiera conocían la existencia de los polos». Misterio y fe son los ingredientes de las interpretaciones fatalistas que surgen de la controvertida fecha, a la que unas gotas de (ciencia) ficción ha convertido en guión de '2012', que, por el momento, sólo pretende convertir las salas en un terremoto de público. La fecha se esconde en plena selva de la península del Yucatán. En la asilvestrada ciudad de Cobá, una población del sureste de México que recupera el esplendor perdido después de siglos de abandono y de ser engullida por la vegetación. Entre ruinas y cerca de la representación del principal dios del inframundo, la muerte, se alza una piedra tallada, la estela número 1, que señala -en escritura jeroglífica- el supuesto fin de los días, el solsticio de invierno de 2012.
La cercanía de la fecha ha disparado el interés por el imperio maya y por esta ciudad arqueológica que no sólo es un centro turístico del estado mexicano de Quintana Roo, sino también lugar de peregrinación de los amantes del misterio. Entre ellos, el cineasta Roland Emmerich, que ha convertido estas inscripciones mayas en la piedra de toque de '2012'.
La película arranca a pie de pirámide maya y con un suicidio colectivo para evitar el castigo del cataclismo. Las interpretaciones de las predicciones dantescas de la civilización maya dan argumentos para un guión destructivo, pero, ¿qué hay de cierto en la profecía que predice el final del mundo para el 21 de diciembre de 2012?
Ante la estela número 1, el indígena maya y guía de la ciudad arqueológica de Cobá Abelardo Chimal May matiza que el fin del mundo es sólo una de las interpretaciones que se hacen del oráculo. «Tradicionalmente se ha creído que en esa fecha se acaba el mundo, el fin del universo, pero otra vertiente afirma que lo que se avecina serán desastres naturales, como puede ser la venida de algún cuerpo celeste», explica Chimal May, que añade que este pueblo prehispánico que habitó lo que hoy es México, Belice, Honduras y Guatemala contó con excelentes astrónomos.
«Personalmente pienso que la estela número 1 nos advierte de desastres naturales», apostilla el guía, que refuerza su tesis con otro vaticinio maya que, según él, después se cumpliría: «Otra profecía hablaba de la llegada de un hombre barbudo de pelo blanco. Se refería a Hernán Cortés», relata al referirse al hombre que batalló contra los mayas y su politeísmo. Ninguna de estas versiones la comparte la especialista Rocío García Valgañón, de la Complutense y autora del blog 'Mayistas', que niega la mayor. «El calendario maya no acaba en 2012. Según ellos estamos en la cuarta era y cada una de estas épocas se corresponde con una nueva humanidad». Ve toda la literatura sobre 2012 como un «bulo» e insiste en que «no se puede interpretar como el fin del mundo ya que el calendario maya era cíclico y por tanto sólo se trata de un cambio de ciclo».
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