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lunes, 11 de abril de 2011

una tormenta solar como la de 1859. va a ver en el 2013 y sera el fin de la tierra

La tormenta solar de 1859.
07.05.08
La tormenta solar de 1859.
16:53:52. por: astroelche , 1458 palabras, 3099 vistas. Categorías: Historia de la Astronomía. En la mañana del martes 1 de septiembre de 1859, una mañana despejada y sin nubes, a las 11:18 el ampliamente reputado astrónomo de la época Richard Carrington ( de 33 años de edad) uno de los astrónomos solares con mayor conocimiento de toda Inglaterra. Como era habitual en dí­a soleado, Richard Carrington se encontraba en su observatorio privado enfocando su telescopio de 11 pulgadas proyectando una imagen del sol en una pantalla, no daba crédito a la cantidad de manchas solares que visualizó en la imagen proyectada del disco.


Manchas solares dibujadas por Richard Carrington esa mañana.

En esa mañana, estaba observando la imagen de un enorme grupo de manchas solares. De repente, ante sus ojos, dos brillantes bolas de luz blanca cegadora aparecierón en las manchas solares, se intensificaron rápidamente, y tomaron una forma parecida a la de un riñón. Al darse cuenta de que estaba presenciando algo sin precedentes, “conmocionado por la sorpresa,” Carrington escribirí­a más tarde, “Corrí­ a toda prisa a llamar a alguien para presenciar la exposición conmigo. De regreso unos 60 segundos después encontró que todo habí­a cambiado, Richard y su testigo observaron como esas manchas blancas se convertí­an en meros puntitos hasta desaparecer.

Seguimiento:

Eran las 11:23 AM. Sólo habí­an transcurrido cinco minutos.

Justo antes de amanecer al dí­a siguiente, los cielos de todo el planeta Tierra estallarón briilantes aurororas en colores rojo, verde y morado, tan brillante que los periódicos podí­an ser leí­dos con tanta facilidad como a plena luz del día. De hecho, se pudieron observar impresionantes auroras incluso cerca de las latitudes tropicales como Cuba, las Bahamas, Jamaica, El Salvador y Hawai.

Aún más desconcertante fue que los sistemas de telégrafos en todo el mundo sufrieron problemas. Los operadores sufrieron y quedaron conmocionadas por descargas eléctricas,incluso provocando incendios en el papel usado en los telegráfos. Incluso cuando se desconectaba la alimentación de las baterí­as de las lí­enas telegráficas. la electricidad inducida por las auroras en los cables permití­a que se pudieran seguir transmitiendo mensajes.

“Lo que observó Carrington fue un estallido de luz blanca provocada por una explosión magnética en el Sol", explica David Hathaway, jefe de equipo de físicos solares del Marshall Space Flight Center de la NASA en Huntsville, Alabama.

Ahora sabemos que las erupciones solares ocurren con frecuencia, con la correspondiente aparición de manchas solares especialmente durante el máximo solar. La mayoría son descubiertas por la liberación de los rayos X (registrada por telescopios de rayos X en el espacio) y las ondas de radio (grabado por la radio telescopios en el espacio y en la Tierra). En el dí­a en el que ocurrió el suceso que observó Carrington, sin embargo, no habí­a satélites de detección de rayos X o radio-telescopios. No se sabí­a que las explosiones solares existí­an hasta esa mañana del mes de septiembre, cuando esa super explosión rivalizó en brillo incluso con el propio Sol.

“Es raro que pueda verse realmente alguna en la suiperficie solar", dice Hathaway. “¡Se necesita una gran cantidad de energí­a para calentar la superficie del sol!”


Imagen de la exposión provocada por una tormenta solar tomada por el satélite GOES-13 el 5 de diciembre de 2006. La explosión fue tan intensa que el instrumento que tomó la imagen quedó dañado.

La explosión produjo no sólo un aumento de la luz visible, sino también una gigantesca nube de partí­culas cargadas una tormenta magnética y una eyección de masa coronal, las cuales arrojaron nubes directamente hacia la Tierra. A la mañana siguiente cuando llegó la eyección de masa coronal y se estrelló en campo magnético terrestre, que rodeo el planeta sumergiendolo en una burbuja de magnetismo.

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