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viernes, 8 de noviembre de 2013

Algunas meditaciones en torno al concepto de libro sagrado


Algunas meditaciones en torno al concepto de libro sagrado

¿hacia una lectura correcta del corán?

08/11/2013 - Autor: Alfredo Fredericksen Neira - Fuente: Web
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Corán
“Vaciló y con esa voz llana, impersonal, a que
solemos recurrir para confiar algo muy íntimo,
dijo que para terminar el poema le era indispensable
la casa, pues en un ángulo del sótano
había un Aleph. Aclaró que un Aleph es uno de
los puntos del espacio que contienen todos los
puntos.”
                                     Jorge Luis Borges.

"Una Escritura que te hemos revelado  bendita, para que mediten en sus aleyas y para que los dotados de  intelecto se dejen amonestar."
                                    (38:29, Corán)
Sobre el ser.
Nada hay fuera de él.
Nada existe sino su esencia y voluntad
                                    Ibn Arabi
Aproximarnos al concepto de Libro Sagrado entraña ciertas dificultades iniciales: la consideración de 3 aspectos para comprender todo el alcance del Corán –puesto que la palabra escrita en la tradición árabe posee gran importancia porque el Libro Sagrado sirvió para fijar la tradición oral de la palabra divina y como fuente de gramática- y, por otro lado, la variedad de fuentes en el Islam y su distinta interpretación. Los primeros son: el contenido doctrinal expuesto explícitamente en tratados canónicos del Islam, el contenido normativo que describe las viscitudes del alma y el poder misterioso y en cierto sentido milagroso (Chahuán; Eugenio).
No obstante esto último, conviene precisar brevemente el concepto de Libro Sagrado, puesto la controversia sobre las dudas de la divinidad del Corán comienza con la expansión del Islam y los pueblos que entran en contacto con él.  Se entiende por Libro Sagrado como el libro revelado por la divinidad, por lo tanto, es: “fuente primaria y fundamentación última de toda actitud vital válida y de todo verdadero conocimiento” (Chahuán; Eugenio).
Mircea Eliade en "Lo sagrado y lo profano" propone una teoría innovadora para su tiempo: la discusión sobre el fenómeno religioso se daría lejos de su valor veritativo, ahora se orientaría en torno al significado que aporta para los creyentes. Con esto en mente, explica que hay dos dimensiones en las que se mueve el hombre, una sagrada dotada de significado, verdadera, ordenada  y valiosa porque es el terreno de los dioses y otra profana que es común, donde vivimos cotidianamente, amorfa, caótica y carente de sentido ontológico por sí misma, de tal forma que el hombre religioso siempre lucha por estar en contacto con "lo sagrado", es decir, con lo que le da una razón para vivir y le asegura su supervivencia espiritual. Esta necesidad de contactar con lo divino obedece a que la religión nos da respuesta a aquellos asuntos trascendentales para nosotros como la vida, la muerte, el nacimiento, las crisis, etc., porque en los momentos más oscuros es cuando los humanos nos apegamos a aquello que nos da certeza de existencia.
El hombre que busca estar en contacto con lo sagrado lo hace a través de una serie de rituales validados o acordados por la comunidad, pero estos rituales deben tener un sustento claro, tradicional, cultural y presente en la memoria colectiva. El libro Sagrado, actúa como fuente de conocimiento en cuanto a "cómo se han hecho las cosas por el dios o dioses", muestra los rituales a seguir asegurando al hombre su ida y vuelta a la dimensión sagrada así como responde a los conflictos existenciales que conlleva el ser humano. Para las sociedades religiosas, el Libro Sagrado constituye una base en cuanto a mito fundacional, pues proporciona la forma definitiva en la que se narra el mito de origen. En el caso del Islam, aún se recita la Sura Al Fatiha, es decir, la sura con la que abre el Corán al habitar por primera vez una casa.
El estudio de las religiones, su génesis, composición, rituales, forma y fondo ha estado presente a lo largo del tiempo porque independientemente de la religión profesada, incluso de si se cree o no en un dios, hay un trasfondo religioso estructural en la psique de cada hombre. Aunque no se crea en Dios y se niegue toda acción religiosa sobre la vida humana por considerarla inexistente, Eliade plantea que dada la incertidumbre con la que vivimos, se hace imprescindible buscar una explicación metafísica de la realidad a través del hecho religioso propiciando un comportamiento religioso (que tanto para un creyente o no)  contemplaría varios aspectos: a) rituales de transición1, b) rituales de fundación2 y c)  rituales de fin de año3. De modo que, el Corán actúa como fuente escrita, innegable e incuestionable de la  Palabra, leerlo equivale a recibir nuevamente el mensaje pronunciado por Dios, en consecuencia, aproximarse al Libro Sagrado requiere de una preparación espiritual y ritual por la importancia de su contenido.
El mito y el rito son los medios que tiene el hombre religioso para entrar en comunicación directa con el mundo divino. Por lo que, el Corán es el testimonio de la acción de Dios sobre la tierra, cuentan las relaciones entre el Creador y su criatura y la relaciones entre los hombres. Así, se afirma que el texto coránico se presenta como un discernimiento entre la verdad y el error, una suerte de paráfrasis múltiple del discernimiento fundamental y cuyas divergencias en términos de coherencia se dan por la desproporción inconmensurable del espíritu entre el Espíritu y los recursos limitados del  lenguaje humano (Chahuán; Eugenio).
Habría que detenerse brevemente en esta relación hombre-Dios, distinta a la concebida por el Cristianismo donde el hombre es un ser caído producto del pecado original, mientras que en el Islam esto no es así. El Islam afirma que Dios es incognoscible, pero uno puede entender el cosmos a través de sus obras que son manifestación de la potestad divina. Es decir, podemos conocer a Dios a través de “atributos divinos”, puesto que Dios nos entrega en forma relativa la posibilidad de que se manifiesten atributos divino-simbólicos: la inteligencia, la libertad, la voluntad, la sensualidad, etc4.
Pero también el Corán se constituye como fuente de significado, derecho, teología, moral e incluso filosofía. De modo que, para la ortodoxia musulmana el Corán presenta la Palabra increada de Dios expresa por elementos creados y el  modelo por excelencia de la perfección del lenguaje (Chahuán; Eugenio). Por lo que, el valor de la palabra escrita tiene un valor importante que no posee en otras culturas, el signo lingüístico adquiere una dimensión significativa (por ejemplo, esto se aprecia la una sentencia coránica “y pondré mis signos en el horizonte”). Se trata de textos instalados para que el hombre los reconozca y que ayudan a comprender el sentido y valor de la palabra revelada en el contexto del espacio árabe. De hecho, se ha llegado afirmar que si para el cristianismo Dios se hizo hombre, en el Islam Dios se hizo libro (Hitti; Philip).
Cabe resaltar también, que el  Islam se considera la última revelación de una cadena de revelaciones que se inicia con Adán y que pasa por los antiguos monoteísmos (tradición  judía) y cristiana. Por lo que, estima que el Corán recodifica y corrige el error y lo piensa como una fuerza correctiva que ordena algo que el hombre desordenó: la no comprensión del mensaje divino. Es decir, el texto sagrado sería el último eslabón de la cadena de revelaciones, la concreción de un último proceso. Esto acarrearía una consecuencia importante: la aceptación de las antiguas religiones monoteístas como válidas o verdaderas. Por lo tanto, Corán es un texto con carácter prodigioso e inimitable donde reside toda la creación de Allah y que diferencia su obra de la de los seres humanos (Anónimo; Webislam). Esto se comprende mejor a través de la siguiente analogía:
El polvo que cubre la tierra está compuesto de elementos de cualidades conocidas. Si los hombres cogen esos elementos, lo más que pueden hacer con ellos es un adobe o un ladrillo, o un recipiente o una columna, un edificio o una herramienta, cualquiera que sea su precisión.
Pero Allah Creador saca vida de ese polvo, lo convierte en vida palpitante. Deposita en ese polvo el secreto misterioso de la vida, algo que no puede reproducir el ser humano, un secreto impenetrable a la inteligencia del hombre. El Corán es lo mismo: letras y palabras con las que el ser humano elabora discursos y ritmos, pero con esos mismos materiales Allah hace un Corán.
La diferencia que hay entre lo que el ser humano puede hacer con esas letras y palabras y lo que puede hacer con ellas Allah es la diferencia que puede haber entre un cuerpo inerte y el espíritu lleno de vida, la diferencia que hay entre una imagen de la vida y la esencia de la vid
a. (Anónimo; Webislam)
El texto sagrado, entonces, cobra relevancia pues se trata de la copia que tenemos todos en el corazón, pero que olvidamos y la revelación se hizo cuando Dios hizo el pacto con el hombre fuera del tiempo y del espacio. De modo que,  todos seríamos musulmanes que no reconocemos la islamidad y que tenemos como criaturas de Dios y, en donde debemos recordar, pero no aprender. Por eso,  la ceremonia más importante en la mística islámica es “el recuerdo de Dios”. No obstante esto, la lengua es algo corruptible que no puede contener a lo perfecto y genera “movilidad” de interpretación. De ahí, es posible entender el surgimiento de 5 escuelas jurídicas que interpretan del libro Sagrado y que le suman aún más complejidad, porque  agregan elementos que son producto de un análisis racional del texto coránico. Así, el Islam compuesto por dos fuentes relevantes como el Corán y la Sunna, deberá ser capaz de adaptarse a cambios significativos y leerse a luz de cada generación. Esto trae aparejado ciertos problemas: la lectura realizada –pues no todos concordarán con ella-, el triunfo de una cultura que tiene el poder hegemónico que impone su punto de vista y el ámbito de la religión en el espacio público v/s el espacio privado.
Pero a fin de cuentas, seamos fieles de una religión o no, guiemos nuestros pasos por los dictados de la razón o de la fe, en los momentos más oscuros, hasta el más ateo en algún momento, se encontrará clamando la presencia divina. Y es el Corán el que instala directamente la palabra Dios, la palabra en sí misma, sin una mediación. Así, podemos afirmar que el Corán como escritura Sagrada es la escritura de la totalidad diversificada del Ser y transfigurada con vistas al receptáculo humano (Chahuán; Eugenio). De modo que, Dios habla sucintamente porque la verdad radica en la eficacia espiritual y social de la palabra o símbolo, puesto que prefiere salvar antes que informar y pone en la mira la sabiduría y la inmortalidad y no el saber exterior ni la curiosidad (Chahuán; Eugenio).
Notas
(1) Muestran que el sujeto ha cambiado de un estatus a otro, en las sociedades religiosas, tenemos el bar mitzvá o las expediciones que emprendían los adolescentes de las tribus para mostrar que ya eran hombres. En nuestras sociedades tenemos la celebración de los cumpleaños, las fiestas de graduación, las bodas, entre otros, que en mayor o menor medida son prueba del cambio psíquico, físico, de categoría social que experimenta el protagonista del mismo.
(2) Anteriormente al fundar una ciudad o construir por primera vez una casa se recitaban los mitos fundacionales, es decir las historias que narraban cómo se había creado el cosmos. Ahora, si bien no se narra un mito fundacional en nuestras sociedades laicas, sí se celebra o se hace fiesta, esto es un rastro de esos rituales ancestrales.
(3) Aún hoy, celebramos fiestas de fin de Año, éstas tienen su origen en ritos encargados de reactualizar el tiempo, es decir, para las sociedades religiosas cada año transcurrido estaba desgastado porque conforme transcurrían los meses el valor divino que habían obtenido se desgastaba por el uso y por el contacto con los hombres. En consecuencia, a final de año se tenía un periodo para expiar las culpas y lavar la consciencia, se pasaba por un periodo de privaciones y al culminar, se organizaba una fiesta que a menudo incluía el sacrificio de un animal en favor de la divinidad. Además, al terminar se recitaba el mito fundacional e incluso se representaba la Creación del mundo mientras se narraba su origen, de esta forma, el tiempo se cargaba nuevamente de significado ontológico y trascendental, se lavaban las culpas y se preparaban para otro año "nuevo". A este respecto recordemos Ramadán, la Noche de la Revelación (cuando se recuerda cómo el Corán fue revelado) y el Eid (fiesta que incluye un sacrificio de cordero) así como la Cuaresma y la Semana de Pascua, en particular el sábado de Gloria cuando en la noche se celebra una misa (nótese la trascendencia del libro Sagrado). Tanto en la Noche de la Revelación como en el Sábado de Gloria, resalto el símil entre noche-oscuridad-viejo-vacío de sentido y madrugada-nuevo día-luz-contenido ontológico.
(4) En la práctica sufí se medita sobre un atributo en particular hasta que se integra el ser y los documentos oficiales árabes comienzan diciendo Bismillah ar-Rahman ar-Rahim (En nombre del Clemente, el Compasivo, el Misericordioso).
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
• Chahuán, Eugenio. Mahoma y el Islam. Santiago: Universidad de Chile.
• Eliade, Mircea: “Lo sagrado y lo profano”, disponible en internet: “http://es.scribd.com/doc/414204/Eliade-Mircea-Lo-sagrado-y-lo-profano” última visita: 4.10.13
• Hitti, Philip: “El Islam, modo de vida”. Editorial Gredos, 1973. 292 páginas.
• _________________, Webislam,  disponible en internet: “http://www.webislam.com/articulos/27326iyac_inimitabilidad_del_coran.html” última visita: 4.10.13

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