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sábado, 23 de noviembre de 2013

La guerra en Siria se ha convertido en un negocio

La guerra en Siria se ha convertido en un negocio

Murad Agha es sirio, aunque salió definitivamente de su país en 1985. Se hizo médico y odontólogo en Europa y actualmente trabaja en España, donde preside el Partido de la Paz

23/11/2013 - Autor: Yusuf Cadelo - Fuente: Webislam

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Murad Agha

Murad Agha es sirio, aunque salió definitivamente de su país en 1985. Se hizo médico y odontólogo en Europa y actualmente trabaja en España, donde preside el Partido de la Paz. Con frecuencia viaja a Chipre y Turquía para colaborar con una ONG de asistencia a refugiados sirios. Nos recibe en Algeciras, donde cuenta con un centro de reconocimiento de conductores y cazadores. Nos servimos un té y charlamos de lo que está sucediendo realmente en Siria.
-La guerra actual es mucho más que una guerra civil –comienza Murad corrigiéndome-. De hecho, aunque lo parezca, no es una guerra entre sirios sino una guerra entre el club cristiano europeo junto al Estado Hebreo contra los musulmanes. El campo de batalla es Siria y la finalidad no es otra que debilitar a los países del golfo y promover el protagonismo del llamado “terrorismo islámico”.
-Pero la guerra se inicia en Siria ¿o no? –me atrevo a preguntar.
-Siria es desde 1963 un laboratorio. Después de frustrados experimentos nacionalistas instados por las viejas potencias colonialistas ahora se está alimentando desde fuera el sectarismo. El objetivo siempre es el mismo: dividir. La guerra sectorial que presenciamos ahora entre chiitas alauitas contra sunníes está sembrada fuera de Siria -explica Murad intentando hacerme entender toda esta maraña-. La guerra de intereses que genera Siria es una guerra de carácter religioso pero no solo entre sectas musulmanas sino entre dos bandos religiosos que se esconden tras la cortina: uno declarado terrorista, como el islam, y el otro, que les acusa de serlo, formado por las otras dos religiones. Y el fin último es debilitar la totalidad de la zona del medio oriente, lo que asegurará un acceso directo a las fuentes energéticas y un mundo árabe islámico débil y fácil de controlar. De hecho, Siria y Egipto, después de lo que ya hemos visto en Irak, son los objetivos siguientes.
-¿Y qué tiene que ver Israel o el Estado Hebreo al que tanto citas?

-A Israel le interesa la fractura y la división, igual que se hizo con Sudán y se está haciendo con Irak. El sionismo, que siempre quiso expandirse, tiene actualmente un problema demográfico grave que le impide esa expansión. Por eso le interesa la división de sus enemigos de siempre. Esa división facilita su expansión territorial. De otro modo Israel no podría ampliar sus fronteras, porque no tiene suficiente población. La guerra que de verdad se está librando es entre musulmanes y no musulmanes.
-¿Y quién mantiene esta guerra, económicamente? Me refiero: ¿Quién paga a los opositores al régimen?-, pregunto a Murad.
-Pues ahora está sucediendo que la milicia está recibiendo dinero de fuera y de dentro. La guerra se está convirtiendo en un negocio para muchas de las facciones que están luchando. Hay ya un negocio grande. Por un lado se están recibiendo de fuera armas y tecnología para las comunicaciones; y dinero, por supuesto. Muchas milicias cobran de tres fuentes distintas: de lo que les envían desde fuera, de lo que cobran a los propios ciudadanos sirios en los controles de carretera por garantizar su seguridad (o de lo que les confiscan en pro de la batalla) y, por último, del propio régimen, del que reciben pagos a cambio de que sean respetadas ciertas ciudades y objetivos –asevera el médico sirio-.
-¿Cómo puede ser que el régimen oficial pague a los rebeldes? –indago-.
-Pues porque todo es una pantomima. Las milicias amenazan con invadir determinadas regiones y el régimen compra con dinero el respeto a esos enclaves que no quiere perder.
-¿Y los “yihadistas” que, según los medios de comunicación, viajan a Siria a unirse a las milicias opositoras al régimen de Assad? ¿De dónde salen estos aventureros? ¿Quién los convoca? ¿Qué interés tienen?
-Tú sabes, Yusuf, que hay determinadas corrientes dentro del islam que consideran al chiismo un enemigo terrible, una secta a la que hay que exterminar. Son desde estos grupos precisamente de donde parten esos jóvenes tan dispuestos a luchar por la causa del islam. A las milicias les vienen muy bien porque sirven para estar en primera línea y además gastan muy poco. Son combatientes baratos. La mayoría llega allí a través de Internet. No hay organizaciones que les financien ni que les acojan a su llegada. Llegan pensando que están defendiendo al verdadero islam, se presentan en el frente, les dan un arma y se ponen a disparar. Muchos mueren allí, en el frente. La mayoría de estos “brigadistas” solitarios entran por la frontera de Turquía, que está resultando muy permeable para combatientes y para ayuda financiera. Estos yihadistas no solo combaten contra los enemigos chiitas sino contra el llamado “eje de Satán” en referencia a los gobiernos que apoyan al régimen Sirio, representado por  buena parte de la comunidad internacional (unos por intereses, como EEUU, Rusia y la UE, y otros por miedo, dependencia y complicidad, como los paises árabes satelites y muchos paises islamicos). Es una guerra contra el mal, el silencio y la complicidad, si queremos definirla del punto de vista de los yihadistas.
Como Murad ha mencionado a Turquía, pregunto:
-¿Acaso Turquía tiene un interés especial en el conflicto?
-Turquía tiene numerosas comunidades alauitas en su territorio, y los considera una amenaza latente. A Turquía le interesa por tanto que esta secta no cuente con el apoyo que les puede brindar una nación como Siria. Que la minoría alauita pierda el poder en Siria es una tranquilidad para el gobierno turco.
-¿Y cuándo va a acabar esto? -pregunto (aunque es más un deseo que una pregunta).
-De momento va a crecer -dice Murad-. No va a terminar a medio plazo. Mientras la crisis en Europa dure, la guerra durará. Y ahora que aumenta la crisis en EUA, todavía se prolongará más el conflicto. Esto es sólo el principio. La tensión irá en aumento y se extenderá a otros países, por desgracia.
-¿Renunciará Assad? ¿Se firmará un armisticio para dividir la región?
-A Assad, por este camino, le acabarán dando el Nobel de la Paz. La comunidad internacional ya está dando muestras de un posicionamiento ambiguo en el conflicto. Con la entrega del arsenal químico por parte del gobierno de Assad han escenificado todos una obra de teatro en la que los buenos y los malos quedan confundidos. Lo malo de todo esto es que parece que a nadie le importan las víctimas: la tragedia humana no tiene nada que ver con el salafismo ni con el islamismo, por mucho que ese sea ahora el mensaje que a Occidente le interesa.
-Ya no se oye tanto hablar del Consejo Nacional Sirio. ¿Están jugando un papel real en la solución al conflicto?-, pregunto finalmente a Murad.
-Realmente entre ellos y los combatientes no hay relación. Hay varios países interesados en darle a ese Consejo nacional Sirio un protagonismo mediático que no se corresponde con el escaso papel que están jugando en la guerra: Arabia, Qatar, Francia, EUA… son los que lo sustentan y promocionan; pero realmente no pintan nada.
-Murad, ha sido un placer charlar contigo. Assalamu Alaikum
-Allaikum asallam.

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