Algunas personas pueden suponer que el hombre
se convierte en musulmán cuando confiesa la creencia en la Unidad del Dios
Verdadero y en Muhammad como su último Profeta Sin embargo, tal supuesto está
aún distante del pleno significado de la Fe. El pleno significado de la Fe en el
Islam no es, en absoluto, algo nominal o meramente formal. La Fe en el Islam es
un estado de felicidad, que se adquiere en virtud de actitudes positivas y
concepciones constructivas, así como de medidas dinámicas y efectivas.
El Santo Corán y las Tradiciones de
Muhammad definen estas medidas necesarias y establecen las normas que
constituyen una Fe significativa. Así pues, los verdaderos creyentes son:
1.
Aquellos que creen en Dios, Sus Ángeles, Sus Escrituras recopiladas en el Corán.
Sus Profetas - de los que Muhammad es el Ultimo , en el día del Juicio Final y
en la sabiduría y el conocimiento absoluto de Dios.
2.
Aquellos que confían siempre en Dios y gozan de una confianza inconmovible en
El.
3. Aquellos que emplean, a la manera de Dios, Io que El les ha dado en forma de
riqueza, vida, salud, conocimiento, experiencia, etc.
4.
Aquellos que hacen regularmente sus oraciones diarias, así como las
celebraciones semanales y anuales.
5. Aquellos que pagan sus impuestos religiosos (limosnas o azaques) a los legítimos
beneficiarios (individuos o instituciones), el mínimo de los cuales corresponde
al 2,5% de los ingresos anuales *netos*, o del valor total de las acciones
cuando se trate de empresas, tras deducir todos los gastos y créditos.
6. Aquellos que ordenan hacer el bien y la justicia, y combaten el error y el mal
por todos los medios legales a su alcance.
7. Aquellos que obedecen a Dios y a Su Profeta Muhammad (PBSE), sienten aumentar la
fuerza de la Fe cuando se recita el Corán, y son humildes de corazón cuando se
menciona el nombre de Dios.
8.
Aquellos que aman a Dios y a Su Profeta (PBSE) sobre todas las cosas y aman
sinceramente a su prójimo, sólo por amor a Dios.
9. Aquellos que aman a sus vecinos, próximos y lejanos, y muestran auténtica
amabilidad para con sus huéspedes, especialmente con los extraños.
10.
Aquellos que dicen la verdad y se entregan a las buenas conversaciones; o, de lo
contrario, se abstienen.
Está claro que el verdadero
significado de la Fe hace al IsIam penetrar, de manera profunda y constructiva,
en todos los aspectos de la vida. De acuerdo con el Islam, la Fe auténtica
ejerce un efecto decisivo en la suerte espiritual y material del hombre y,
también, en su comportamiento personal y social, además de en su conducta
política y en su actividad financiera. He aquí algunos ejemplos de cómo describe
el Corán a los verdaderos creyentes. El Corán contiene numerosas referencias,
como éstas:
"Sólo son auténticos aquellos cuyos
corazones se muestran sumisos (y humildes) cuando se menciona el nombre de Dios,
quienes sienten que su fe crece y se fortalece cuando se les relatan las
revelaciones de Dios, y quienes confían en su Señor, reconocen la oración (tal
como se les ordena) y emplean (en la causa de Dios) Io que Nosotros les hemos
otorgado. Son aquellos que creen en la verdad. Para ellos existen (elevados)
grados (de honor) junto a su Señor y gozarán de generoso sustento" (Corán,
8:2-4)
En cambio, los creyentes y las
creyentes son protectores unos de otros. Recomiendan el bien, prohíben Io
ilícito, observan la oración, pagan AI Zakat y obedecen a Dios y a Su Apóstol,
Dios les tendrá en su misericordia porque Dios es poderoso, prudente.
"Dios prometió a los creyentes y a
las creyentes jardines bajo los cuales corren los rios, donde morarán
eternamente, así como también albergues encantadores, en los jardines del Edén;
mas sabed que la complacencia de Dios es aún mayor que ello. tal será la
bienaventuranza (Corán, 9:71 -72).
"Son tan sólo creyentes quienes creen
en Dios y en su Mensajero y no dudan luego, y sacrifican su hacienda y sus
personas por la causa de Dios ¡Estos son sinceros! " (Corán, 49:15).
Además de estas referencias
coránicas, muchas Tradiciones de Muhammad se expresan de modo parecido. Así por
ejemplo:
"Ninguno de vosotros puede ser un verdadero
creyente a no ser que quiera para su prójimo, también creyente, Io que desea
para sí.”
Tres son las características de la fe firme,
de tal forma que quien las adquiere puede saborear la dulzura de la Fe:
(1)
Amar a Dios y a Su Profeta (PBSE) sobre
todas Ias cosas.
(2)
Amar al prójimo sólo por amor a Dios y
(3)
Rechazar y resistirse a caer en la
incredulidad, en la misma medida que se resiste a ser arrojado al fuego”.
"Quien cree en Dios y en el día del juicio
Final tiene prohibido causar daño alguno a su vecino, está obligado a ser amable
con sus huéspedes - especialmente con aquellos que son extraños -, debe decir la
verdad o, de Io contrario, abstenerse de hablar".
Existen múltiples versículos y
tradiciones semejantes a los citados. Pero debe tenerse en cuenta, sin embargo,
que las citas recogidas no son, ni pueden ser, las palabras exactas del Corán y
de Muhammad tal como se expresa en el texto árabe. La razón es simple. Ningún
intérprete, por cultivado y experto que sea, podrá jamás transmitir, en lengua
alguna, la fuerza espiritual y el encantador atractivo del Corán. El Corán es -
y así lo hizo Dios - inimitable; y queda muy lejos, de la imaginación y de la
energía humana, producir nada semejante. Lo que es cierto del Corán, en este
sentido, es también cierto de las tradiciones de Muhammad en cierta medida;
porque, después del Corán, sus palabras son las más concluyentes y elocuentes.
El Islam previene, en todo momento, contra los conceptos y
rituales superficiales, contra las formalidades vacías y las creencias
ineficaces. Dios explica en un versículo representativo el pleno significado de
la rectitud, en los términos siguientes:
"La piedad no sólo consiste en que orientéis vuestros rostros
hacia el Levante o el Poniente, sino que la verdadera piedad es la de quien cree
en Dios, en el día del juicio Final, en los ángeles, en el Libro, en los
profetas; en invertir su hacienda en caridades, por amor a Dios, a sus
parientes, a los huérfanos, a los menesterosos, a los viajeros, a los mendigos,
y en el rescate de cautivos. Quienes observan la oración, pagan Al Zakat,
cumplen con sus compromisos contraídos, son pacientes, tanto en la miseria como
en la adversidad, o durante el combate. ¡Estos son los verdaderos creyentes, y
estos son los timoratos! (Corán, 1 :177)
En este versículo se da una hermosa y clara descripción del
hombre recto. Debe respetar todas las reglas saludables y fundamentar
sinceramente su vida en el amor de Dios v el amor al prójimo por amor a Dios.
Aquí encontramos cuatro elementos: (I) nuestra Fe debe ser auténtica y sincera (II)
hemos de estar dispuestos a dar testimonio de ella en obras de caridad y
amabilidad con nuestro prójimo, (III) debemos ser buenos ciudadanos dando apoyo
a las instituciones benéficas y a las organizaciones comerciales y (IV) debemos
sec constantes e inconmovibles en cualquier circunstancia.
Por consiguiente, queda claro que la rectitud no es tan sólo una
cuestión de propuestas vacías. Debe basarse en una fe sólida y en la práctica
constante. Debe abarcar et pensamiento y la acción de la persona y trascender a
su vida interior y exterior, a sus asuntos individuales y comunes. Cuando se
establece el principio islámico de la rectitud, éste lleva la paz al individuo
en todas las circunstancias, aporta seguridad a todos los niveles de la
sociedad, solidaridad a la nación y esperanza y armonía a la comunidad
internacional. ¡Qué apacible y gozosa puede ser la vida, cuando las personas
ponen en práctica el concepto islámico de la rectitud! Qué puede haber más
tranquilizador que la fe en el Creador Benéfico y el com- prometerse en tan
valiosa causa? Qué puede haber más humano que mitigar las recónditas ansiedades
de los sojuzgados, aliviar los sufrimientos de los explotados y dar respuesta a
las necesidades de los desvalidos? Qué hay más metódico y honrado que el
cumplimienta de los compromisos, la preservación de la conciencia clara y el
mantenimiento de la integridad? Y qué proporciona goces más espirituales que
hacer todo ello con regularidad, como algo cotidiano, y por amor a Dios?
Lo que se ha dicho acerca de la fe y de la
rectitud suele ser cierto en cuanto a la piedad. No es tampoco, en este caso,
cuestión de afirmaciones verbales y peticiones cómodas. Es algo mucho más serio. El Corán
es, como siempre, nuestra mejor fuente, y cuando habla de los piadosos los
describe como "aquéllos que creen en el Más Allá, observan la oración y hacen
caridad con algo de cuanto les agraciamos y en cuanto fue revelado (Muhammad),
quienes creen en Io que te fue revelado y en cuanto fue revelado antes que a ti,
y están persuadidos de la vida futura, estos siguen la senda de su Señor y serán
los bienaventurados" (Corán, 2:3-5). Piadosos son quienes hacen caridad, tanto
en la prosperidad como en la adversidad, que reprimen su cólera, que indultan al
prójimo, porque Dios aprecia a los bienhechores, que cuando cometen una
obscenidad o se condenan, mencionan a Dios e imploran el perdón de sus pecados (mas,
quién sino Dios perdona los pecados?), y no reinciden, a sabiendas, en Io que
cometieron; estos, cuya recompensa será una indulgencia de su Señor y jardines
bajo los cuales corren los ríos, donde morarán eternamente. ¡Cuán magnífica será la recompensa de los
bienechores! (Corán 3:134-136)
En estos versículos encontramos que
la piedad requiere un empleo adecuado de la mente, asiéndose a la verdad de Dios
y de la vida, un empleo adecuado de la riqueza, gastando a la manera de Dios en
cualquier circunstancia, y un empleo adecuado de las capacidades espirituales y
físicas del hombre merced a la observancia de la oración. Exige igualmente un
elevaclo grado de autocontrol sobre la ira y las emociones propias, una
capacidad moral para el perdón y la paciencia y una urgencia consciente de hacer
que el pecador vuelva a Dios con dolor y arrepentimiento. Ser piadoso es ser un
hombre de convicciones auténticas y hermosas, de determinación y carácter, de
voluntad y valor y, sobre todo, ser un hombre de Dios. La piedad, la rectitud y
la fe consciente se encuentran relacionadas entre sí y confluyen todas en un
sólo cauce. Conducen al Islam y configuran al auténtico musulmán.
El Dios Misericordioso y Amante ha
enviado multitud de profetas en épocas diferentes de la historia. Todas las
naciones conocidas han tenido uno o varios profetas de Dios fueron hombres de
buen carácter y elevado honor. Fueron preparados y elegidos por Dios para
entregar Su Mensaje a la humanidad. Su honradez y veracidad, su inteligencia e
integridad, están fuera de toda duda. Fueron infalibles por cuanto no cometieron
pecados ni violaron la Ley de Dios; aunque, como mortales pudieron incurrir en
errores no intencionados, en algunos asuntos y decisiones humanas. Su criterio
privado no fue siempre necesariamente acertado.
El envío de estos profetas por Dios
constituye una clara manifestación del fuerte nexo existente entre el Cielo y la
Tierra, entre Dios y el hombre, significa que el hombre puede reformarse y que
tiene mucho de bueno dentro de sí. La finalidad del mensaje profético radica en
confirmar Io que el hombre ya conoce o puede conocer, y en enseñarle Io que no
conoce o no puede conocer por sus propios medios. Consiste, así mismo, en ayudar
al hombre a encontrar el camino recto de Dios, en hacer el bien y rehuir el mal.
Los profetas representan una elocuente expresión del amor de Dios por Sus
Criaturas, y Su Voluntad de conducirlas por el sendero de la creencia y et
comportamiento acertados.
Es una mariera de subrayar Su
Justicia hacia el hombre, porque previamente le muestra su orientación
auténtica, haciéndole, después responsable de sus actos. Advierte al hombre, a
través de Sus Profetas, que si su obcecación le impide advertir los peligros de
sus malas acciones, su comportamiento se hace objeto de castigo. Todo ello se
halla en completo acuerdo con el amor y la justicia de Dios, y con el valor y la
capacidad del hombre como responsable ante su Señor.
Tanto el origen como la protección
del Mensaje Profético proceden de la fuente del Uno y el Mismo: es Dios. Su
objetivo es el de servir a Dios, poner al hombre en conocimiento de Dios y de
Sus Divinas Esperanzas, establecer la verdad y la bondad, ayudar al hombre a
realizar el auténtico objetivo de su existencia; esto es, a dirigir su vida con
una finalidad determinada. Es, en base a esto, por lo que
los musulmanes no hacen ningún tipo de discriminación entre los profetas
y aceptan sus enseñanzas como consistentes y complementarias. Y es, por esta
razón, por la que los musulmanes creen en todos los Libros Sagrados y aceptan a
todos los profetas de Dios, como ya se ha mencionado.
La vida es una
brillante demostración de la sabiduría y el conocimiento de Dios, un vívido
reflejo de Su Arte y Poder. El es el Dador y el Creador de la Vida. Nada debe su
existencia al azar y nadie se crea a sí mismo, ni crea tampoco ser alguno. La
vida constituye un valor querido y estimable y ninguna persona sensata y normal
desearía perderla por su voluntad. Incluso, aquellos que, se sienten
desesperados, y ponen fin a sus vidas cometiendo suicidio lento, tratan en el
ultimo minuto de recuperar su existencia y desean recibir una segunda
oportunidad de vivir. La vida le viene dada al hombre por Dios, y El es el Único
Legitimado para quitarla;
nadie
más tiene derecho a destruir una vida. Es por ello por lo que el Islam prohíbe
todo tipo de suicidios y autodestrucción y recomienda paciencia y buena fe,
cuando muere un ser querido. Cuando se ejecuta a un asesino en castigo de sus
crímenes su vida es arrebatada en virtud U derecho de Dios y de acuerdo con Su
Ley.
Cuando Dios da
la vida al hombre, no le dota en vano de cualidades únicas y grandes facultades.
Ni tampoco le carga en vano con determinadas obligaciones. Dios quiere ayudar al
hombre a satisfacer el objetivo de la vida como una actividad creativa, y
activa, y a saborear las delicias de la existencia con arreglo a la orientación
divina. La vida es un valor recibido de Dios, y el hombre un depositario que
debe servirse de este valor con honradez y destreza, con respecto hacia Dios y
con conciencia de su responsabilidad ante El.
La vida puede
asemejarse a un viaje, que se inicia en determinado punto y concluye en un
determinado destino. Es una etapa transitoria, una introducción a la Vida Eterna
en el Más Allá. En este viaje el hombre es un viajero, y sólo debe preocuparse
por lo que es útil para la Vida Futura. Dicho de otro modo, deberá hacer todo el
bien que pueda, y estar preparado para viajar en cualquier momento a la
eternidad. Tendrá que considerar su vida en la tierra como una oportunidad, que
se le ofrece para sacar el máximo provecho de ella mientras pueda, puesto que:
cuando le llegue el momento de abandonarla no podrá retrasarse ni un segundo.
Expirado su plazo, no podrá hacer nada por prolongarlo. La mejor forma de
emplear la vida es, por consiguiente, vivir de acuerdo con las enseñanzas de
Dios y convertirla en un tránsito seguro a la Vida Futura de la Eternidad.
Puesto que la importancia de la vida, como medio hacia un último fin, es tan
grande, que el Islam ha elaborado un sistema completo de reglas y principios que
muestran al hombre cómo debe vivirlas qué debe tomar y qué debe abandonar, qué
ha de realizar 0 qué ha de evitar, etc. Todos los hombres proceden de Dios y no
cabe ninguna duda de que todos volverán a El. En una de sus afirmaciones
fundamentales, el Profeta Muhammad recomendaba, sabiamente, que el hombre se
considere un extraño en esta vida, como viajero que transita por el mundo.
La religión ha
sido objeto de abusos y malas interpretaciones a lo largo de la historia. Así,
algunos la han utilizado como medio de explotación y represión, como pretexto
para el prejuicio y la persecución; otros, en cambio, como fuente de poder y
dominio sobre las masas y las clases superiores. En nombre de la religión se han
hecho estallar guerras injustificables, se ha oprimido la libertad de
pensamiento y conciencia, se ha perseguido la ciencia, se ha negado el derecho a
la madurez de¡ individuo, degradando así, flagrantemente, la dignidad y el honor
de¡ hombre. Y en nombre de la religión se han causado, así mismo, injusticias a
la humanidad, de las cuales se han derivado muchos perjuicios para la propia
religión.
Estos son hechos
históricos que nadie puede negar. ¿Pero es ésta la función correcta de la
religión, el enfoque acertado de la religión? ¿Puede ser éste el objetivo de la
religión?: la respuesta indiscutible es un terminante "no". Hay muchas
religiones en el mundo y cada una alega ser la única religión verdadera. Se
supone que todas las religiones proceden de Dios para guiar debidamente al
hombre. Mas estas pretensiones, contradictorias en sí mismas, han dado lugar a
disensiones entre los pueblos, y a vehementes reacciones frente al hecho
religioso ‑en lugar de aglutinar a la humanidad en una hermandad universal bajo
el Único Dios Benevolente Universal‑. Esta situación confunde a cualquier
observador neutral, tornándole, quizá, refractario a cualquiera de las
religiones.
El concepto
islámico de la religión es único en el más amplio sentido de la palabra. Es
verdad que la auténtica religión debe proceder de Dios para guiar debidamente al
hombre. Y es igualmente cierto que la naturaleza humana y las principales
necesidades del hombre son, básicamente, las mismas en todo momento. Esta
concepción conduce a una conclusión: sólo existe una religión auténtica que
procede del Único Idéntico Dios, para iluminar los grandes problemas humanos de
todos los tiempos. Esta religión es el Islam. Convendría, no obstante, tener
presente que el Islam no fue enseñado sólo por el Profeta Muhammad. Por el
contrario, el Islam ha sido enseñado por todos los profetas anteriores a
Muhammad, por los verdaderos seguidores de Abraham y Moisés, así como los de
Jesús y de otros, todos ellos fueron llamados Musulmanes. El Islam ha sido,
pues, y seguirá siendo, la verdadera religión universal de Dios, porque Dios es
Uno e Invariable; y, porque, la naturaleza humana y las principales necesidades
humanas son básicamente, las mismas, con independencia del tiempo, lugar, raza,
edad, y cualesquiera otras consideraciones.
Desde estas
consideraciones, el concepto islámico mantiene que la religión no es sólo una
necesidad espiritual e intelectual, sino también una necesidad social y
universal. No pretende confundir al hombre, sino guiarle. No intenta
envilecerle, sino elevar su naturaleza moral. No trata de privarle de nada útil,
ni de agobiarle, ni oprimir sus cualidades; sino de abrirle a los tesoros
inagotables del criterio sano y la acción correcta. No busca confinarle en
estrechos límites, sino lanzarle hacia amplios horizontes de verdad y bondad.
Resumiendo, la verdadera religión debe dar al hombre el conocimiento de Dios, de
sí mismo, y del resto del universo. Ello no significa en absoluto una
simplificación excesiva de la religión. Veamos su significado:
Cuando se
examina atentamente el objetivo de la verdadera religión, se observa que ella
satisface las demandas espirituales y materiales moderadas del hombre. Desata
sus complejos y nudos psicológicos, sublima sus instintos y aspiraciones,
disciplina sus deseos, transformando así el curso total de su vida. Mejora su
conocimiento de Dios ‑la Máxima Verdad del Universo‑ y el de su propio ser. Le
enseña los secretos de la vida y la naturaleza del hombre, así como el modo en
que debe tratarlos con respecto al bien y al mal, respecto a lo justo y lo
injusto. Purifica. el alma del mal, aclara las dudas de la mente, fortalece el
carácter y corrige el pensamiento y las convicciones del hombre. Todo ello, tan
sólo puede conseguirse cuando el hombre observa, fielmente, los deberes
espirituales y los principios naturales introducidos por la religión.
Por otra parte
la verdadera religión educa al hombre y le adiestra en la esperanza y la
paciencia, en la autenticidad y la honradez, en el amor a lo justo y lo bueno,
en la firmeza y en el sufrimiento, todo lo cual es necesario para el dominio de¡
gran arte de vivir. La verdadera religión asegura, igualmente, al hombre contra
los temores y las pérdidas espirituales y *le garantiza la ayuda y alianza
inquebrantable con Dios. Proporciona al hombre paz, seguridad, y sentido a su
vida.
Esto es lo que
la humanidad puede recibir de la verdadera religión y es éste, el concepto de la
religión en el Islam. Toda religión que no ofrezca estos frutos no es el Islam
o, mejor dicho, no es religión en absoluto; y todo hombre, que no obtenga estos
beneficios de la religión no es religioso, ni siente temor de Dios. Dios es
totalmente veraz cuando afirma en el Santo Corán: en verdad, la religión de Dios
es el Islam. Más quienes recibieron el Libro, no discordaron sino por injusticia
mutua después de obtener el conocimiento. Pero quien niega las leyes de Dios,
sepa que Dios es diestro en pedir cuentas (Corán, 3:19). Y quienquiera que
anhele otro culto, que no sea el de¡ Islam, jamás le será aceptado, y en el otro
mundo se contará entre los desventurados (Corán, 3:85).
La idea del Pecado Original o del
delito hereditario no tiene cabida en las enseñansas del Islam . Con arreglo al Corán y al Profeta
Muhammad (PBDE) el hombre nace en un estado natural de pureza o "Fitra", es
decir , de Islam o sometimiento a la voluntad y el deseo de DIOS. Lo que ocurre
al hombre después de su nacimiento es consecuencia de influencias externas y
factores ajenos a él.
El musulman cree que cada persona
nace libre de pecado y todos reclaman la virtud heredad. Es como un libro en
blanco. Cuando la persona alcanza la madurez y, si su desarrollo es natural y
sano, se hace responsable de sus obras e intenciones. El hombre no sólo está
libre de Pecado hasta que lo comete, sino que es así mismo libre de hacer cosas
de acuerdo con sus planes bajo su propia responsabilidad . Esta doble libertad:
Libertad de Pecado y libertad para realizar cosas efectivas, libera la
conciencia musulmana de la pesada carga del pecado heredado. Libera su espíritu
y mente de las tensiones innecesarias de la doctrina del pecado original.
Este concepto Islámico de libertad se
basa en el principio de la justicia Divina y de la responsabilidad directa del
individuo ante DIOS. Cada persona debe soportar su pesada carga y ser
responsable de sus propios actos, porque nadie puede expiar el pecado ajeno.
Por ello, un musulmán cree que si
Adán cometió el primer pecado, fue responsabilidad suya repararlo. Suponer que
DIOS era incapaz de perdonar a Adán y tenía que hacer que otro expiara su pecado
o suponer que Adán no pidió perdón o rogó por él sin que le fuera concedido
sería extremadamente improbable y contrario a la misericordia y la justicia de
DIOS y Sus atributos de perdón y poder de perdonar . Suponer esa hipótesis
constituiría un osado desafío al sentido común y una fragante violación del
mismo concepto de DIOS.
En base a este fundamento racional y
a la autoridad del Corán, el musulmán cree que Adán se dió cuenta de lo que
había hecho y pidió perdón a DIOS como hubiera hecho cualquier otro pecador
sensato. Sobre esa misma base el musulmán cree que DIOS, el compasivo y
misericordioso, perdonó a Adán y Eva.
Por tanto, el musulmán no puede
aceptar la doctrina de que Adán hubiera sido condenado con toda la raza humana y
quedara en espera de perdón hasta que Jesús viniera a dar expiación a los
pecados de los hombres. Por conseguiente, resulta imposible para el musulmán
créer la dramática historia de la muerte de Jesús en la cruz en reparación de
todos los pecados humanos de una vez por todas.
El lector habrá de ser ahora
precavido para no llegar a conclusiones erróneas . El musulmán no cree en la
crucifixión de Jesús por sus enemigos porque la base de esta doctrina de la
crucifixión es contraria a la misericordia y a la justicia Divina, igual que a
la lógica y dignidad humana. Esta falta de creencia de los musulmanes hacia
Jesús, ni rebaja el alto rango de jesús en el Islam, ni tan siquiera pone en
duda su calidad de Profeta distinguido de DIOS. Por el contrario, al rechazar
esta doctrina, el musulmán acepta a Jesús con mayor estima y respeto y considera
su mensaje original como parte esencial del Islam. Por eso declaramos una vez
más que, para ser musulmán, toda persona ha de aceptar y respetar a todos los
Profeta de DIOS sin ninguna discriminación .
Tanto como concepto o como valor, la
libertad ha sido negada por multitud de personas, grupos y naciones. Muy a
menudo ha sido objeto de abusos y malas interpretaciones. La realidad es que el
hombre no puede ser libre en et sentido absoluto de la palabra, en ninguna
sociedad humana. Deben existir ciertas limitaciones para que la sociedad
funcione ordenadamente.
Aparte de esta idea general, el Islam
proclama la libertad, la valora y la garantiza tanto para el musulmán como para
el no musulman. El concepto islámico de la libertad se aplica a todas las
actividades voluntarias del hombre en todas las andaduras de la vida. Ya se ha
declarado que todo hombre nace libre con arreglo a Ia "fitra", o un estado
natural puro. Esto significa que el hombre ha nacido libre del sometimiento, del
pecado de la inferioridad heredada y las trabas atávicas. Su derecho a la
libertad es sagrado, en tanto no infrija deliberadamente la ley de Dio o profane
los derechos de los demás.
Uno de los principales objetivos, del
Islam es el de liberar a la mente de supersticiones e incertidumbres, al alma
del pecado y la corrupción, a la conciencia de la opresión y el temor, e incluso
al cuerpo del desorden y la degeneración.
El proceder que el Islam ha impuesto
al hombre para conseguir esta meta incluye esfuerzos intelectuales profundos,
observancias espirituales constantes, prinscipios morales vinculantes, e incluso
normas alimenticias. Cuando el hombre sigue este proceder religiosamente, no
puede dejar de alcanzar su última meta de libertad y emancipación.
La cuestión de la libertad en cuanto
a la creencia, la adoración, y la conciencia reviste también extrema importancia
en el Islam. Todo hombre tiene derecho a ejercer su libertad de creencia,
conciencia y adoración. En las palabras del Corán, Dios dice: Nada de imposición
en cuanto a religión, porque ya se ha ducida- px41 do la verdad del error. Quien
reniegue del seductor y crea en Dios, se habrá aferrado a la verdad
inquebrantable, porque Dios es omnioyente, sapientísimo (Corán, 2:250)
El Islam asume esta actitud porque la
religión depende de la fe, de la voluntad y del compromiso. Todo ello carecería
de sentido si fuera impuesto por la fuerza. Además, el Islam presenta la Verdad
de Dios en forma de oportunidad y deja al hombre la elección de decidir su
propio proceder. El Corán dice: la Verdad dimana de vuestro Señor; así pués,
quien quiera que crea, y quien no quiera que no crea (Corán, 18:29)
El concepto islámico de la libertad
constituye un artículo de fe, un mandato solemne del Creador Supremo. Se basa en
los principios fundamentales siguientes: Primero, la conciencia del hombre sólo
se halla sujeta a Dios, ante Quien todo hombre es directamente responsable.
Segundo, todo ser humano es personalmente responsable de sus obras y sólo él
tiene derecho a recoger los frutos de su trabajo. Tercero, Dios ha delegado en
el hombre la responsabilidad de decidir por sí mismo. Cuarto, el hombre recibe
guía espiritual suficiente y cuenta con cualidades racionales que le permitan
tomar opciones responsables y firmes. Ese es el fundamento del concepto islámico
de la libertad y ese es el valor de la libertad en el Islam. Constituye un
derecho natural del hombre, un privilegio espiritual, una prerrogativa moral y,
sobre todo, un deber religioso. Dentro del marco de este concepto islámico de la
libertad no queda sitio para las persecuciones religiosas, los conflictos de
clases o los prejuicios raciales. El derecho individual a la libertad es tan
sagrado como su derecho a la vida; la libertad equivale la propia vida.
Un elemento básico del sistema de
valores del Islam es el principio de la igualdad o, mejor aún, de la equidad.
Este valor de la igualdad no debe confundirse, ni mezclarse, con la identidad o
el estereotipo. El Islam enseña que todos los hombres son iguales a los ojos de
Dios, aunque no sean necesariamente idénticos. Existen diferencias de
capacidades, potenciales, ambiciones, riqueza y así sucesivamente. Pero ninguna
de estas diferencias puede dar pie para justificar un status de superioridad de
un hombre o una raza respecto a otros. El linaje del hombre, el color de su
piel, el volumen de su hacienda y el grado de prestigio de que goza, no influyen
en el carácter y la personalidad del individuo, por Io que a Dios se refiere. La
única distinción que Dios reconoce es la distinción en la piedad y el único
criterio que aplica Dios es el criterio de la bondad y la excelencia espiritual.
Dios dice en el Corán:
¡Oh, humanos!, ciertamente, os
creamos de un hombre y de una mujer os dividimos en naciones y tribus para que
os reconozcaís. Por cierto, que el más honrado de vosotros ante Dios es el más
timorato; porque Dios es sapientísimo y está enterado (49:13).
Las diferencias de raza, color o
condición social son puramente accidentales. No influye la estatura real del
hombre a los ojos de Dios. La igualdad no es tampoco simplemente cuestión de
derechos constitucionales, de acuerdo entre caballeros, o de caridad
condescendiente. Es un artículo de fe, que el musulmán asume
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seriamente y debe respetar con todo sinceridad. Los fundamentos de este valor
islámico de la igualdad se encuentran fuertemente enraizados en la estructura
del Islam. Emana de principios básicos como siguentes:
(1) todos los hombres han sido creados por el Unico y Mismo Dios Etreno, el Supreme Señor de Todo.
(2) Todo la humanidad pertenece a la raza humana y participe igualmente de la descendensia común de Adám y Eva.
(3) Dios es justo y bueno con todas sus criaturas. No es parcial ante raza, edad o nación alguna. Todo el universo es su dominio y todos los pueplos son Sus criaturas.
(4) Todas las personas nacen iguales, en el sentido de que nadie conlleva ninguna posesión y todos müren iguales, en el sentido de que no llevan consigo ninguna de sus pertenencias mundanas.
(5) Dios juzga a cada persona conforme a sus propios méritos y de acuerdo con sus propias obras.
(6) Dios ha otorgado al hombre, como tal, un título de honor y dignidad.
Otro elemento fundamental del sistema
de valores del islam es el valor de la fraternidad humana. Este valor aparece
también fundametado en los mismos principios ya discutidos en relacion con la
libertad y la igualdad.
Ademas de esos principios anteriores, la fraternidad
humana en el Islam se basa en una creencia inquebrantable en la Unidad y
Universalidad de Dios, el Adorado, la unidad de la humanidad en los adoradores y
la unidad religiosa en el medio de adoracion. Para el musulman Dios es Uno,
Eterno y Universal. Es el Creador de todos los hombres, el Proveedor de todos
los hombres, el Juez de todos los hombres y el Señor sobre todos los hombres.
Para El, la condicion social, las superioridades nacionales y el origen racial
resultan insignificantes. Ante El todos los hombres son iguales y hermanos entre
si.
El musulman cree en la unidad de la
humanidad respecto al origen de la creacion, el parentesco original y el destino
final. El origen de la creacion es el propio Dios. El parentesco y participa de
él.En cuanto al destino final, no cabe duda en la mente musulmana de que
sera Dios, el Creador, a Quien volveran todos los hombres.
El musulman cree en la unidad de la
religion de Dios. Esto quiere decir que Dios no limita su religion o favores a
ninguna nacion , raza o edad determinada. Significa, asi mismo, que no puede
haber contradiccion ni diferencias fundamentales en la religion de Dios. Cuando
todo esto se interpreta correctamente, no tienen razon de ser la pretendida
supremacia, ni la exclusividad presuntuosa. Y cuando esto se inculque en la
mente humana, proporcionara al hombre un claro concepto y una solida base de
fraternidad humana. Porque el musulman cree en la Unicidad de Dios, en la unidad
de la humanidad y en la unidad de religion, cree en todos los Profetas y en las
Revelaciones de Dios sin discriminacion alguna.
Para mejor apreciar en qué forma
enfoca el Islam la cuestion de la paz, bastara con que analizemos unos cuantos
hechos elementos sobre el Islam. La paz y el Islam derivan de la misma raiz y
pueden considerarse sinonimos.
Uno de los nombres de Dios es Paz. Las palabras
finales de las plegarias diarias de todo musulman son palabras de Paz. El
saludo de los musulmanes cuando vuelven a Dios es Paz.
Las salutaciones diarias entre los
musulmanes son expresiones de Paz. El adjetivo "musulman" significa, en cierto
sentido, pacifico. En el Islam, el Cielo es la morada de Paz.
Ello demuestra cuan fundamental y
dominante es el tratamiento que se da a la paz en el Islam. El individuo que se
aproxima a Dios a través del Islam no puede dejar de estar en paz con Dios,
consigo mismo y con su projimo.
Recogiendo todos estos valores, colocando al
hombre en su debido lugar dentro del cosmos, y contemplando la vida desde la
perspectiva Islamica, los hombres de buena fe y buenos principios no pueden
dejar de hacer, del nuestro, un mundo mejor para recuperar la dignidad humana,
alcanzar la igualdad, gozar de fraternidad universal y construir una paz
duradera.
La palabra
comunidad ha adquirido determinadas connotaciones románticas y nostálgicas unas,
despectivas y reaccionarias otras. Pero habida cuenta que intentamos referirnos
a los conceptos básicos, limitaremos nuestra exposición a los significados más
primordiales de la palabra comunidad.
En un sentido
básico, el concepto de comunidad significa "todas las formas de relación que se
caracterizan por un elevado grado de intimidad personal, profundidad emocional,
compromiso moral, cohesión social y continuidad en el tiempo... puede
encontrarse en... localidad, religión, nación, raza, profesión o (causa común).
Su arquetipo... es la familia" (Nisbet, pp. 47‑8) (5).
Desde otra
perspectiva. una comunidad es un grupo global con dos características
principales: (1 ) lugar donde el individuo puede encontrar la mayor parte de las
actividades y experiencias, que le son importantes. (2) El grupo esta unido,
entre sí, por un sentido compartido de la posesión, así como por un sentimiento
de identidad (Broom & Seiznick, p. 31) (6).
La tendencia
histórica dominante señala un giro en las relaciones íntimas, profundas, y
morales de la comunidad hacia las relaciones utilitarias impersonales y formales
de la sociedad masificada. Este giro se ha diversificado en diferentes aspectos,
produciendo así consecuencias de gran alcance.
De esta
tendencia histórica pueden deducirse determinadas conclusiones.. Primero, esta
evolución histórica no ha sido totalmente negativa, ni enteramente positiva y
constructiva. Las consecuencias, tanto negativas como positivas, han afectado a
personas distintas en diferentes grados. Segundo, la sociedad moderna no es ni
mucho menos perfecta, quedando aún en ella grandes tareas que realizar. Tercero,
la condición humana no es una causa perdida ni un caso sin esperanza. Existen,
ciertamente, crisis y dificultades; sin embargo, la situación no está totalmente
fuera de control. Por último, la humanidad se ha hecho más interdependiente y
las sociedades humanas están más entrelazadas entre sí Lo que Sucede en un
sector de la sociedad afecta forzosamente al resto. Conviene tener esto presente
al discutir el concepto islámico de la comunidad.
Debería ser
generalmente correcto afirmar que el concepto Islámico de la comunidad presenta
ciertas características únicas. Estas se refieren al fundamento o la base de la
comunidad, su misión y objetivo histórico, su status en relación con
comunidades, su identidad, y su continuidad.
La comunidad no
se fundamenta ‑en el Islam‑ en la raza, nacionalidad, lo. calidad, profesión,
parentesco o intereses especiales. No toma su nombre de ningún líder, ni de
fundador o suceso alguno. Trasciende las fronteras nacionales. y los límites
políticos. El fundamento de la comunidad en el Islam es el principio que designa
el sometimiento a la voluntad de Allah, la obediencia a Su Ley y el compromiso
con Su Causa. En pocas palabras, una comunidad islámica sólo está presente
cuando se nutre y alimenta en el Islam.
La comunidad
islámica tiene una misión histórica que va mucho más allí de la mera
supervivencia, el puro poder, la reproducción, o la continuidad fisiológica.
Esta misión aparece descrita en el Santo Corán en los términos siguientes:
"Que
constituyáis una comunidad (o ummah que invite al bien, ordene lo justo y
destierre lo malo. Ellos serán bienaventurados (3:104). Sois la mejor nación que
jamás haya surgido, porque encomendáis el bien, prohibís lo ¡lícito y creéis en
Dios" (3:110).
El papel
histórico de la comunidad islámica debe consistir en la integración auténtica de
los virtuosos, los sanos y los nobles. Una verdadera comunidad islámica es el
guardián atento de la virtud y el mayor enemigo M vicio. Lo que se espera de la
comunidad en general se espera igualmente de cada miembro individual. Ello es
as( por cuanto la comunidad entera es una entidad orgánica, y cada individuo
debe rendir cuentas a Allah. El papel de musulmán individual queda perfectamente
descrito por las palabras del profeta:
"Aquel de
vosotros que observe algo equivocado, debe tratar‑de rectificarlo por acción u
obra; si no puede, que lo cambie de palabra; si no puede, que se intensifiquen
sus sentimientos de desaprobación y condena; este es el grado mínimo de la fe.
Podemos ver que esta descripción es sumamente significativa y general.
En esta época,
de medios revolucionarios, nadie que se encuentre en sano juicio puede
subestimar, la trascendencia de nuestras acciones, de nuestras palabras, o,
nuestros sentimientos.
El papel
histórico de la comunidad islámica queda reafirmado en el versículo coránico
(2:143):
"Hemos hecho de
vosotros una nación moderada, una comunidad bien integrada, una "ummah"
equilibrada, para que seáis testigos, de los hombres, y para el Profeta sea
testigo de vosotros".
Este papel
testimonial resulta altamente significativo y extremadamente exigente. Significa
que la comunidad M Islam debe ser ejemplar. Debe establecer las más elevadas
normas de actuación y servir de punto de referencia para los demás. de evitar
los excesos y las extravagancias, la rigidez estática tanto como la evaporación
instantánea. Hallar una vía intermedia de acción, ser constante y coherente,
saber lo que hay que aceptar y lo que hay que rechazar; tener principios y
permanecer flexible a la vez, es, probablemente, la más dura prueba del carácter
mano y de la viabilidad social. Pero es éste el papel de la comunidad islámica y
,la misión histórica de los musulmanes. Y es este mismo criterio el que
cualifica a la comunidad musulmana como la mejor que pueda desarrollarse jamás.
La Identidad de
la comunidad islámica se centra en los principios del equilibrio consistente, la
conducta ejemplar, la unidad de propósitos, reciprocidad de sentimientos,
solidaridad y equidad. Son numerosas las afirmaciones del Corán y de la Sunnah a
este respecto (por ejemplo, 4:135; 21:92; 23:52).
En cuanto a la
continuidad de la comunidad islámica, vale la pena mencionar algunos puntos. Los
musulmanes están obligados a poner todos los medios para asegurar dicha
continuidad. Las reglas de matrimonio y de herencia, los deberes de "Zakat" y
"Ha99" los derechos y obligaciones mutuos del parentesco, la conciencia
Individual y la pertenencia social todos ellos están orientados hacia la
saludable continuidad de la comunidad del Islam. Por otro lado, Allah ha
prometido proteger esta continuidad de diversas maneras. En primer lugar, ha
prometido preservar el Corán y proteger su pureza (15:9).
Ello significa
que siempre existirá una comunidad que siga el Corán; el Corán no carecerá de
seguidores aún cuando puedan ser seguidores de otras escrituras. En segundo
lugar, el Islam es una continuación por sí mismo. Cuando un pueblo se ha
desviado del camino de Dios, El ha reafirmado Su Palabra, confirmado Su Verdad,
y ha encomendado a los nuevos profestas y reformadores que lo llevaran a cabo.
Allah (Dios) ha formulado una firme advertencia en el sentido de que si los
musulmanes se descarrían del buen camino, serán perdedores; Dios los suplantará
por otro pueblo diferente del de los descarriados musulmanes (47:38).
Se advierte,
igualmente a los creyentes, que si alguno de ellos reniega de su fe, Dios creará
pronto pueblos a los que amará y le amarán, ‑humilde con los creyentes y
poderoso con los incrédulos, que lucharán a la manera de Dios y no temerán nunca
los reproches (Corán, 5:57).
El concepto
de moralidad en el Islam se centra en torno a determinadas creencias y
principios básicos. Entre estos se encuentran: (1) Dios es el creador y la
fuente de toda bondad, verdad y belleza. (2) El hombre es un agente
responsable, significado y honorable de Su Creador. (3) Dios ha puesto al
servicio de la humanidad todo cuanto se encuentra en los cielos y la tierra.
(4) Por su piedad y sabiduría, Dios no espera lo imposible del hombre, ni le
pide cuentas de nada ajeno a su poder. Dios, tampoco prohíbe al hombre gozar
las cosas buenas de la vida. (5) La moderación, el equilibrio y el sentido
práctico son garantías de elevada integridad y profunda moralidad. (6) Todas
las cosas son permisibles, en principio, excepto las designadas como
prohibidas, que deben ser evitadas. (7) El hombre es el último responsable
ante Dios, y su suprema meta es la complacencia de Su Creador.
Los aspectos
de la moralidad en el Islam son numerosos, de largo alcance y de ámbito
general. La moral islámica se refiere a la relación entre el hombre y Dios,
entre el hombre y su prójimo, entre el hombre y los demás elementos y
criaturas del universo, entre el hombre y su intimidad más recóndita. El
musulmán tiene que vigilar su comportamiento externo y sus obras
manifiestas, sus palabras y sus pensamientos, sus sentimientos e
intenciones. En general, su papel es el de defender lo justo y enfrentarse a
lo injusto, buscar lo auténtico y abandonar lo falso, apreciar lo bello y
saludable y evitar lo indecente. Su meta consiste en la verdad y la virtud.
la humildad y sencillez, la cortesía y la compasión, constituyen su segunda
naturaleza. Para el Islam, la arrogancia y la vanidad, la rudeza y la
indiferencia, son de mal gusto, ofensivas y desagradan a Dios.
La relación
del musulmán con Dios es, más específicamente, de amor y obediencia,
confianza absoluta y solicitud, paz y apreciación, constancia y servicio
activo. Esta moralidad de alto nivel alimentará y reforzará, sin duda, la
moralidad a escala humana. Así, en la relación con su prójimo el musulmán
debe mostrarse amable con sus parientes e interesarse por el vecino,
respetar al anciano y compadecer al joven, ocuparse del enfermo y ayudar al
necesitado, socorrer al afligido y acoger al desamparado, alegrarse con el
bienaventurado y ser paciente con el descarriado, tolerante con el ignorante
e indulgente con el desvalido, desaprobar 10 malo y elevarse sobre lo
trivial. Debe, además, respetar los legítimos derechos de los demás en la
misma medida que lo hacen con los suyos. Su mente debe ocuparse en ideas
constructivas y procedimientos serios; su corazón debe latir con
sentimientos compasivos y buena voluntad; su alma debe irradiar paz y
serenidad; su consejo debe ser sincero y cortés.
El musulmán
está moralmente obligado a dar un claro ejemplo de honradez y perfección,
cumplir sus compromisos y realizar bien sus tareas, perseguir el
conocimiento y la virtud por todos los medios posibles, corregir sus errores
y arrepentirse de sus pecados, desarrollar un buen sentido de conciencia
social y alimentar un sentimiento de respuesta humana, atender generosamente
y sin extravagancias al sustento de sus subordinados y satisfacer sus
legítimas demandas. La naturaleza y el mundo constituyen para el musulmán un
campo de exploración y un objeto de dicha. Debe utilizar sus elementos y
ponderar sus maravillas, contemplarlos cono signos de la grandeza de Dios y
conservar su belleza, explorar sus maravillas y descubrir sus secretos. Por
tanto, si los utiliza para su servicio como para simple deleite debe evitar
el exceso y despilfarro. Como agente responsable de Dios y como depositario
consciente que es, ha de estar siempre atento a los demás con quienes
comparte el mundo y que le sucederán en el futuro.
Para
determinadas situaciones los principios morales de¡ Islam son compromisos
positivos que deben cumplirse; en otras, descripciones negativas que deben
evitarse. Así, han sido concebidos para formar en el ser humano un sano
juicio, un alma pacífica, una fuerte personalidad y un cuerpo sano. No cabe
duda que todos ellos son requisitos necesarios para la prosperidad y el
bienestar general de la humanidad. Y para ayudar al hombre a satisfacer
estos requisitos, el Islam ha establecido, entre otras cosas, las reglas
siguientes:
1 . Dar
testimonio de la Unicidad de Dios y del mensaje profético de Muhammad, de
manera
comprometida y consciente;
2.
Observar regularmente las oraciones diarias:
3. Pagar
el impuesto religioso, que se conoce como Zacat, destinado a los pobres;
4.
Observar el ayuno durante el mes de Ramadán:
5. Hacer
peregrinación (Hay9) a La Meca, al menos una vez en la vida.
Las
implicaciones morales y sociales de estas reglas se discutirán
detalladamente, más adelante.
Además de
estas medidas positivas, hay otras que pueden denominarse preventivas y
precautorias. El Islam prohíbe ciertas cosas referentes a la alimentación,
bebida, recreo y sexo, con ánimo de proteger al hombre contra la demencia y
la degeneración, la debilidad y la indulgencia, la indecencia y la
tentación. Entre éstas se encuentran las siguientes:
1.
1 .Toda clase de vinos, licores y alcoholes embriagadores (Corán,
2:219;4:43; 5:93‑94);
2.
La carne de los productos porcinos (carne de cerdo, bacón, jamón,
tocino), de animales salvajes que utilizan garras o dientes para matar a sus
víctimas (tigres, lobos, leopardos, etc.), de todas las aves depredadoras
(halcones, buitres, cuervos, etc.), de roedores, reptiles, gusanos y
similares, de animales y pájaros muertos que no hayan sido matados
adecuadamente (Corán, 2:171-173; 5:4-6);
3.
Toda clase de juegos de dinero y pasatiempos vanos (Corán, 2:219;
5:93-94):
4.
Toda relación sexual fuera del matrimonio, todas las formas dé
pasear, hablar, mirar y vestirse en público que puedan inducir a tentación,
provocar deseo, despertar sospechas o indicar inmodestia e indecencia
(Corán, 23:5-7; 24:30; 70:29-31).
Esta Ley de
Prohibición ha sido introducida por Dios para el bienestar espiritual y
mental M hombre, así como en beneficio moral y material de la humanidad. No
es una acción arbitraria, ni una intrusión impuesta por Dios; por el
contrario, representa un signo de interés de Dios respecto al bienestar de
la humanidad, y una indicación de Su preocupación por el hombre.
Cuando Dios
prohíbe ciertas cosas, no es porque quiera privar al hombre de algo bueno o
útil. Es porque desea protegerlo y permitirle desarrollar un buen sentido de
discernimiento, un gusto refinado para las mejores cosas de la vida y un
interés continuo por los más altos valores morales. Esto sólo se consigue
teniendo buen cuidado M espíritu y la mente M hombre, su alma y cuerpo,
conciencia y sentimientos, salud y prosperidad física y moral. La
prohibición no constituye, pues, privación sino enriquecimiento; no es
supresión sino disciplina; no limitación sino expansión.
Conviene
mencionar a este respecto dos principios islámicos, para demostrar que
dichas prohibiciones son, realmente, actos de piedad y sabiduría. En primer
lugar, ciertas circunstancias extraordinarias, emergencias, necesidades y
exigencias permiten al musulmán realizar aquello que, normalmente le está
prohibido. No se le debe culpar si deja de observar los preceptos morales de
Dios, en tanto existen tales circunstancias, y en la medida en que no puede
evitar la situación (ver Corán, 2:173; SA). En segundo término, Dios ha
hecho de la misericordia su norma de actuación: quien corneta una falta por
ignorancia, y luego se arrepienta y enmiende, será perdonado; sepa que El es
indulgentísimo y Misericordiosísimo (Corán, 6:54).
En su pasaje
típico, digno de mención, el Corán anuncia las bases y filosofía de una sana
conducta moral. El pasaje puede citarse como sigue:
¡Oh hijos de
Adán! poneos vuestro más hermoso atavío en todo momento y lugar que hagáis
oración; comed y bebed pero no cometáis exceso, pues Dios no ama a los
inmoderados. Di ¿Quién ha prohibido los bellos dones que Dios ha producido
para Sus siervos y las cosas limpias y puras (que os ha proveído) para
vuestro sustento?". DI: "Esto es para los creyentes mientras vivan la vida
de este mundo (y), en particular, para el Día del juicio` Así es como
explicamos con detalles los Signos a la gente que entiende. Diles: "Ellos
pertenecen a los creyentes en la vida mundanal, aunque los comparten los
demás, pero serán exclusivos de los creyentes el día del juicio Final".
(Corán, 7:31-33).
Los límites
de la moralidad en el Islam son tan amplios, e integradores, que combinan, a
la vez, la fe en Dios, los ritos religiosos, las observancias espirituales,
la conducta social, la toma de decisiones, las actividades intelectuales,
los hábitos de consumo, las maneras de hablar y todos los demás aspectos de
la vida humana. Dado que la moralidad es un componente tan importante del
Islam, el tono moral impregna todos los pasajes del Corán. Sus enseñanzas
morales se destacan, reiterativas, en diversos contextos, a lo largo de la
Sagrada Escritura. Resultaría difícil hacer una clasificación,
razonablemente breve, de estas enseñanzas morales, siguiendo sus citas en el
Corán. Cada precepto se menciona multitud de veces en contextos distintos.
Aparece, bien como precepto significativo aislado, o como elemento
constitutivo de un sistema completo de moralidad, que forma parte, así
mismo, de la complejidad de su estructura religiosa.
Desde estas
condiciones, los pasajes siguientes deben tomarse, sólo, como selecciones
representativas de¡ Corán, dadas e interpretadas por esfuerzos humanos, que
adolecen inevitablemente de la perfección de la versión original y completa del
Libro.
¡Adorad a Dios y
no le asociéis nada! Tratad con benevolencia a vuestros padres, a los parientes,
a los huérfanos, a los menesterosos, al vecino próximo como al lejano; al
colega, al viajero sin sustento y a vuestros siervos; porque Dios no ama a los
presuntuosos, ni a los soberbios; ni a los que tacañean y recomiendan la
avaricia a los demás, y ocultan lo que Dios les agració con su bondad; sepan que
hemos destinado un castigo ignominioso para los incrédulos; (ni) a los que
gastan ostentosamente su hacienda, y no creen en Dios ni en el día del juicio
Final. Todo el que tenga a Satán por colega, ¡qué pésimo colega!" (4:36‑38).
Diles, ¡Oh,
Muhammad!: "Venid, para que os dicte lo que vuestro Señor os ha vedado: ¡No le
atribuyáis nada; tratad con benevolencia a vuestros padres; no seáis filicidas,
por temor a la miseria; porque nosotros os sustentaremos a vosotros y a ellos;
No dispongáis U patrimonio de¡ huérfano, sino para acrecentarlo prudentemente,
hasta que llegue a la pubertad; dad justamente el peso y la medida. jamás
imponemos a nadie carga mayor de la que puede soportar. Cuando sentenciéis, sed
ecuánimes, aunque se trate de un pariente carnal, y cumplid vuestro compromiso
con Dios. ¡He aquí lo que El os preceptúa para que meditéis!. Y que ésta es mi
recta senda. " ¡Seguida y no sigáis las demás sendas, para que éstas no os
desvíen de la suya!". Esto es lo que El os preceptúa, para que le temáis.
(6:151- 153).
"Por cierto, que
Dios preceptúa la justicia, la caridad y la compasión para con los parientes, y
veda la obscenidad, lo ¡lícito y la iniquidad. El os exhorta a fin de que
reflexionéis. Cumplid con el pacto de Dios cuando hayáis pactado, y no perjuréis
después de haber jurado solemnemente, desde que habéis tomado a Dios por fiador;
porque Dios sabe cuanto hacéis. A quien practique el bien, sea hombre o mujer,
siendo creyente, le concederemos una vida placentera y le remuneraremos con un
galardón superior a lo que haya hecho" (16:90-91, 97).
Invita a los
humanos a la senda de tu Señor, con prudencia y con bella exhortación; refútales
de la manera más benevolente; porque tu Señor es el mejor conocedor de quien se
desvía de su senda, así como también el más conocedor de los encaminados
(16:125).
"¿Y quién es más
afable que quien invita a los demás a Dios, practica el bien y dice:
"Ciertamente, soy uno de los musulmanes?". ¡jamás podrá equipararse la bondad
con la maldad! ¡Repele el mal con el bien, he quí que aquél ‑entre tú y él que
existe una enemistad‑ se convertirá en íntimo amigo! (41:33-34).
"Todo cuanto os
fue concedido con efímeros goces de la vida mundanal; en cambio, lo que está
junto a Dios es preferible y más perdurable para los creyentes que se
encomiendan a su Señor; Que se abstienen de los pecados graves y las
obscenidades, y que aún enfadados saben perdonar; Que escuchan a su Señor,
observan la oración, resuelven sus asuntos, en deliberación y hacen caridad de
lo que les agraciamos; Y que cuando son agredidos saben defenderse. Y el delito
será expropiado por el talión; mas quien indulte y se reconcilie, su galardón
atañe a Dios; porque no estima a los agresores. Más quienes se venguen cuando
hayan sido vejados, no serán culpados. Sólo son culpables quienes injustamente
vejen y opriman al hombre en la tierra; éstos sufrirán un severo castigo. En
cambio, quien tolere y perdone, sepa que ello es de las predestinaciones
eternas" (42:36-43).
“ A quien quiera
la vida transitoria de este mundo le acortaremos prontamente en el, lo que
queramos a quien queremos; luego, le destinaremos al infierno, en el que entrará
vituperado, execrado".
"En cambio,
quien anhele la otra vida y se afane por obtenerla y además sea creyente, sus
afanes serán retribuidos".
"A todos, éstos
y aquellos les agraciamos con las mercedes de tu Señor; porque las mercedes de
tu Señor jamás fueron negadas a nadie. ¡Repara en cómo les hemos distinguido a
unos sobre otros! Pero en la otra vida hay mayores dignidades, y más
distinciones".
"No atribuyas
otra divinidad a Dios; porque serás vituperado, afrentado".
"Tu Señor ha
ordenado que no adoréis sino a El; que seáis indulgentes con vuestros padres,
sea que uno de ellos, o ambos, llegasen junto a ti a la vejez; no les reproches,
ni les repelas, más bien dirígeles palabras afectuosas".
"Y por piedad,
sé humilde para con ellos, y di: " ¡OH, Señor mío! "Apiádate de ambos, como
ellos se apiadaron de mí que me criaron desde niño".
"Vuestro Señor
es el más sabedor de lo que hay en vuestros corazones. Si sois virtuosos, sabed
que El es indulgentísimo para con los contritos".
"Y concede a tu
pariente lo que lo es debido, así como al menesteroso y al viandante, y no seas
pródigo; Porque los pródigos son hermanos de los demonios, y Satán fue ingrato
para con su Señor".
"Pero si te
apartas de ellos no pudiendo socorrerles, con el fin de alcanzar la misericordia
de tu Señor, que esperas, háblales afectuosamente".
"No seas avaro
ni pródigo (lit: no amarres tu mano al cuello ni las obras en toda su
extensión), porque te verás censurado, arruinado".
"Por cierto, que
tu Señor prodiga o escatima su merced a quien quiere; porque El está bien
enterado de sus siervos y los observa".
No matéis a
vuestros hijos por temor a la indigencia, pues nosotros les sustentaremos lo
mismo que a vosotros. Y porque su sacrificio es un grave delito".
"Evitad el
adulterio; porque es una obscenidad y mal camino".
"No matéis al
ser que Dios os vedó, sino con razón; más en cuanto a quien sea muerto
injustamente hemos facultado a su deudo para la represalia; pero que no se
extralimite en la venganza, porque ya está defendido".
"No dispongáis
de¡ patrimonio de¡ huérfano, como no sea para acrecentarlo, hasta que llegue a
la pubertad, y cumplid lo convenido, porque lo convenido será reivindicado”.
"Y cuando
midáis, colmad la medida y pesad en la balanza justa; porque ello será
preferible y de mejor consecuencia".
"No sigas lo que
ignoras; porque del oido, la vista y la mente, de todo esto, serás
responsable".
"Y no te
conduzcas con jactancia en la tierra, porque jamás podrás hendir la tierra ni
igualar, en su altura, a las montañas".
"Todo esto es
malo, detestable ante tu Señor. He aquí lo que de la sabiduría te reveló tu
Señor. No atribuyas otra divinidad a Dios, porque serás arrojado en el infierno,
vituperado, execrado" (17:18-39).
«Dimos a Lokmán
(Lucas) la sabiduría, diciéndole: “¡Agradece a Dios!” Pues quien agradece,
ciertamente lo hace en beneficio propio; ciertamente Dios es de suyo opulento,
loable". Recuérdate de cuando Lokmán dijo a su hijo, exhortándole: " ¡OH, hijito
mío! No atribuyas copartícipes a Dios; porque la idolatría es una grave
iniquidad". Y recomendamos al hombre benevolencia para con sus padres. u madre
le concibe, pena tras pena, y su ablación es a los dos años. Y le dijimos:
"Agradéceme a Mí a tus padres, porque el retorno será a Mí. "Pero si te
constriñeran a atribuirme lo que tú ignoras no les obedezcas; compórtate con
ellos con benevolencia en este mundo, y sigue el camino de quien se vuelve
contrito a mi: Luego vuestro retorno será a Mi y entonces os enteraré de cuanto
hayáis hecho". " ¡OH, hijito mío! Por cierto que aunque la cáscara tuviera el
peso de un grano de mostaza y estuviera oculta en una roca, ya sea en los cielos
ya sea en la tierra, Dios la descubriría, porque Dios es revelador,
omnisapiente. " ¡OH, hijito mío! Observa la oración, encomienda la benevolencia,
abstente de lo ilícito y sufre pacientemente cuanto te suceda; porque ésta es
una de las predestinaciones eternas. "Y no pongas mala cara a la gente, ni andes
con insolencia por la tierra, porque Dios no estima a ningún arrogante,
jactancioso". "Y modera tu andar y baja tu voz, porque la más desagradable de
las voces es el rebuzno de los asnos" (31:12-19)
" ¡OH,
Creyentes! Por cierto que la bebida, el juego, los (dolos y la superstición de
la suerte de las flechas son maniobras abominables de Satanás. Evitadla (esa
abominación) y prosperéis. El único plan de Satanás es crear la enemistad y el
odio entre vosotros con el juego y ¡a bebida, y apartaros de¡ recuerdo de Dios y
de la oración. ¿No os abstendréis, pues, de ellos?" (5:90-91).
"Y procúrate,
con lo que Dios te ha agraciado, la morada U otro mundo; no olvidéis tu parte en
este mundo, y haz bien como Dios lo hace contigo, y no siembres la corrupción en
la tierra, porque Dios no estima a los corruptores" (28:77).
Estas máximas,
seleccionadas, pueden ser defendidas por muchas otras citas procedentes del
Corán y de las Tradiciones de Muhammad. Bastan por sí solas para reflejar la
moral U Islam. La moral islámica presenta un carácter único en cualquier
circunstancia. Ha sido introducida por Dios no sólo para su admiración
ocasional, sino para ser aceptada y cumplida. Tiene como fin, ayudar a la
persona a desarrollar su personalidad y cultivar su carácter de la manera más
completa, fortalecer sus lazos y consolidad su fidelidad a Dios, la fuente de
toda Bondad. La moral islámica no fue nunca concebida para intimidar a la
persona y hacerla pasiva o indiferente. Podemos demostrarlo con un ejemplo. Si
un musulmán es objeto de agravio u opresión goza de la libertad de defenderse y
vengarse de forma adecuada o de perdonar y encomendar a Dios el resultado de su
actitud. Sabe que puede adoptar una de estas posturas y sabe también que es
mejor para él perdonar . Por ello, cuando perdona lo hace por elección propia,
por amor a Dios. Sin embargo, no infringe la Ley ni actúa injustamente cuando se
venga; está defendiendo sus derechos, una actitud que constituye un derecho
sagrado en sí misma y está ayudando a las autoridades legítimas a establecer el
orden y la justicia. Si el Islam pidiera el perdón absoluto como hacen en teoría
otros credos, mucha gente indisciplinada se sentiría tentada a hacer el mal y
sobrepasar todos los límites. Igualmente, si el Islam pidiera sólo la venganza,
como enseñan cruelmente algunos credos, no sería posible la misericordia y la
paciencia ni el progreso espiritual y la madurez moral, en cuyo caso
desaparecerían muchas buenas cualidades M hombre, quedando sin hacerse realidad
destacadas actitudes morales.
Es comúnmente
sabido que las personas a quienes se enseña a perdonar en todo momento no
practica, y probablemente no puede practicar, sus enseñanzas porque ello no
redunda en beneficio de la humanidad a largo plazo ni tampoco en beneficio de la
propia moralidad. Así mismo, aquellos a quienes se enseña a responder con la más
inflexible venganza muestran poco o ningún respeto a las virtudes humanas y se
preocupan menos de los valores morales como reglas universales. Pero el Islam,
el aliento divino de la naturaleza humana, ha dado las respuestas correctas a
los problemas humanos. Para aquellos pecadores que buscan una segunda
oportunidad, que pueden mejorar o beneficiarse otorgando perdón, se recomienda y
es preferible la indulgencia. Pero se autoriza la represalia equivalente contra
quienes pudieran malinterpretar los motivos del perdón o se vieran tentados a
proseguir por el camino del mal. La actitud del musulmán es, en cualquier caso,
acertada y beneficiosa. Cuando perdona agrada a Dios, conserva su ventaja y
contribuye a reformar el delincuente. Y cuando se venga, defiende el derecho,
establece el orden y la justicia y ayuda a detener el mal. Entonces, ¿Cuál es la
moralidad más sólida? ¿La actitud de la persona que actúa indiscriminadamente
como vengador despiadado? ¿0 la actitud de un musulmán que cree en la
misericordia y la indulgencia y que las otorga en circunstancias
extraordinarias? ¿Y quién es moralmente justo? ¿La persona que perdona porque
sabe que no le está permitida la venganza? ¿0 un musulmán que perdona conociendo
perfectamente que puede vengarse con toda licitud? ¿Cuál es la auténtica
indulgencia? ¿La resultante! de la coacción externa y de la prohibición de
actuar de otro modo? ¿0 la resultante de la libertad de elección y de la
libertad de acción? no es extraño que los principios morales del Islam sean
firmes, únicos y adaptables. Son las instrucciones recibidas de Dios, la fuente
de toda bondad y moralidad,
En el prólogo
expusimos brevemente la posición de los musulmanes y el futuro del Islam en el
Hemisferio Occidental. Expondremos en esta parte la posición. del hombre en el
mundo contemporáneo, la situación humana en general y el concepto islámico M
universo o visión M mundo. Esto reafirmará los conceptos ya sometidos a
discusión, añadirá algunas nuevas ideas y enlazará las diversas dimensiones M
tema a modo de resumen recapitulativo.
La actual
situación humana es alarmante, por no decir cosa peor. Reclama preocupación y
respuesta activa por parte de todos los hombres de buena voluntad, y amor a
Dios. Pero esto no conduce ni debe conducir a la desesperación ni a la
resignación. El espíritu de la esperanza es, y ha sido siempre, para integrantes
M Islam (ver, por ejemplo, el Corán, 12:87; 65:3).
Los problemas y
las crisis de vuestra era moderna no son ni exclusivamente actuales, ni
peculiares. Son ciertamente difíciles, complejos y angustiosos. Quizá lo sean
aún más hoy que lo hayan sido jamás. Pero la diferencia entre esta época y las
de siglos pasados consiste, básicamente, en una diferencia de grado, más que de
clase. La cada vez mayor complejidad de nuestros problemas contemporáneos puede
deberse, en gran medida, a un alza similar y proporcionada de nuestras
expectativas y capacidades.
El principal
origen de las crisis más difíciles ha sido esencialmente, por muchos siglos y en
numerosas regiones del globo, una especie de actitud inflexible, exclusiva e
intolerante frente a lo extraño, lo diferente y lo extranjero. Esta orientación
fomentó el racismo, el elitismo, la intolerancia, el perjuicio y un sinnúmero de
actitudes igualmente desagradables.
Son pocos los
que pueden negar realmente que la comunidad se enfrenta a una crisis poco común.
Esta crisis humana actual parece emanar de un serio desequilibrio entre nuestros
progresos externos, extrínsecos, y materiales, y nuestras vacilaciones internas
‑intrínsecos y morales‑. Nada más sencillo que exhortar al mantenimiento de un
equilibrio abogando por un "límite intermedio", o combatiendo por el "justo
medio" y, sin embargo, nada ha sido más difícil de conseguir. En el pasado,
afirmaciones tales como que el hombre no puede vivir sólo de pan fueron, a
veces, tan deformadas que implicaban abandono del bienestar material humano. La
confianza en Dios ha sido también interpretada erróneamente; se ha tomado a
menudo en el sentido de fatalismo impotente o rechazo categórico del libre
albedrío y la autorrealización del ser humano. Un exceso de énfasis sobre la
espiritualidad, y la resignación, da forzosamente lugar a un mayor hincapié en
el materialismo, "libre albedrío", etc. Llevada más allá de ciertos límites, la
espiritualidad puede convertirse en superstición y confusión. Del mismo modo, un
mayor acento puede cambiar el materialismo en laxitud, el libre albedrío en
libertinaje y el racionalismo en mera vanidad. La historia intelectual de los
cinco últimos siglos demuestra muy bien estas tendencias.
La escala
espiritual ha ascendido y descendido a lo largo de los años de las décadas
recientes. En las décadas de los 60 y 70, y ahora en la de los 80, los
acontecimientos que se convierten en noticia corresponden a investigaciones
insuperadas y sin precedentes del espacio exterior. Resultan igualmente
sensacionales las investigaciones nunca vistas en los pliegues internos y
recónditos del ser, por muy caprichosas, culturales o neuróticas que aparenten
ser.
El desarrollo de
estos tipos de investigación, sin igual y sin precedentes, resulta
excepcionalmente alarmante. La razón estriba, probablemente, en el hecho de que
dos amigos no parecen relacionarse entre sí de que no convergen por sí solos.
Por lo que se ve no existe reciprocidad, refuerzo mutuo o fecundación cruzada.
Más aún, su precaria y desequilibrada existencia constituye una constante
amenaza para la mayoría de la gente. Puede conducir asi, muy bien, a la
ambivalencia y la confusión, capaces a su vez de intensificar los problemas de
la sociedad y endurecer. la suerte de¡ hombre actual. Pero este curso incierto
puede cambiar si se reconcilian de algún modo las investigaciones científicas
exteriores‑ y las vacilaciones morales interiores. El hombre no sólo vive de
pan. Ello es bastante cierto. Pero tampoco vive sólo de la oración. Es a la par
que ser político o materialista, un explorador religioso de la santidad.
Ya hemos
mencionado que el mundo contemporáneo se encuentra claramente desconcertado ante
numerosos problemas, pero se ve igualmente confundido por los diagnósticos
opuestos y por las prescripciones orientadas a resolver esos problemas. Hay
quienes cantan la canción popular "lo que el mundo necesita ahora es amor...
etc." unos piden un renacimiento del. ser humano. Otros vuelven la mirada al
Marxismo, Humanismo, Satanismo o la ciencia, buscando la definitiva solución. No
faltan, quienes esperan la llegada de algún futuro salvador. Y esta larga lista
no incluye siquiera a los indiferentes, los desesperados y los apáticos, que
pueden superar de hecho al conjunto combinado de todos los optimistas. Parece
ser que la máxima necesidad de nuestros días es la urgente necesidad de
"comprensi6n". Lo que el hombre necesita sobre todo, es comprenderse a sí mismo
y su naturaleza, sus capacidades potenciales y limitaciones, su lugar en el
universo y las relaciones con sus elementos.
La cuestión
estriba ahora en cómo puede ayudar el Islam al hombre a comprenderse, liberar su
mente y aclarar su visión honrosa. Para aventurar una respuesta a esta pregunta
será necesario tener presentes los conceptos básicos del Islam, que antes han
sido expuestos, y elevar algunos otros elementos de su sistema de valores. Este
análisis indicará, esperanzadamente, en que medida puede relacionarse al hombre
moderno con la problemática contemporánea, y de qué manera se le puede ayudar a
abrirse camino.
El principio de
la moderación es sumamente característico del Islam. Como mejor se expresa es,
probablemente, en la forma en que el Islam contempla la naturaleza humana, el
significado de la vida y la idea de Dios. El Islam no se adhiere a la filosofía
"humanística" unilateral, que casi verifica al hombre y no reconoce nada más
después de él . Ni tampoco suscribe el aserto, igualmente unilateral, de que la
naturaleza humana es inherentemente viciosa, malvada o pecadora; el Islam
rechaza la idea de que la vida sea detestable, brutal, breve y miserable. Pero
también niega la idea de que la vida sea un fin por s( misma, placentera y
despreocupada. El Islam otorga a la vida un significado positivo, un objetivo.
Quedaría devaluada la vida, sobre la tierra, solamente vista en relación al Más
Allá. No se preocupa exclusivamente de¡ aquí y el ahora, el hedonismo de¡
momento y los placeres inmediatos. Ni pasa tampoco por alto el aquí y el ahora,
tratando de en contra un futuro paraíso en el porvenir. Se dirige a la
condición humana que vive aquí abajo, en la tierra, y al destino humano en la
vida de¡ mundo futuro. Esta preocupación es, desde luego, relativa; valora cada
época de la existencia con arreglo a su efecto relativo en el bienestar general
del hombre (Corán, 7:33; 17:18-21 ;28:77; 5720-21).
Hay un pasaje en
el Corán (2:27-39), típico entre tantos otros, que contiene algunos de los
principios fundamentales de¡ Islam y representa los fundamentos de la visión que
U mundo tiene el Islam. Entre estos principios destacan los siguientes:
1.
El mundo es
una entidad digna, creada por la voluntad de un Diseñador y mantenido por
El, con fines plenos de sentido. Las corrientes históricas tienen lugar de
acuerdo con Su deseo y siguen leyes establecidas. No están dirigidas por un
azar ciego, ni constituyen incidentes fortuitos y desordenados.
2.
También el hombre ha sido creado por Dios y tiene encargado ser su virrey
en la tierra. Ha sido elegido para cultivar la tierra y enriquecer la vida con
el conocimiento, la virtud, el propósito y el sentido. Y para conseguir esta
meta, todo cuanto existe en la tierra y en los cielos ha sido creado para él y
ha sido subordinado a él. La vida en este planeta no es una cárcel para el
hombre; su venida al mundo no constituyó un castigo arbitrario a los pecados
cometidos previamente. Ni fue expulsado de otro mundo y arrojado a éste. Su
existencia no se debi6 a la mera casualidad ni fue un suceso imprevisto.
3.
La única facultad del hombre es el conocimiento y forma parte integrante
de su personalidad y su ser. Es el conocimiento lo que califica al hombre para
convertirse en virrey de su Creador, y lo que le faculta para tener autoridad
sobre el respeto y la lealtad de los ángeles de Dios.
4.
La primera fase de la vida sobre la tierra no comenzó en pecado ni en
rebelión contra el Ser Creador. La "Caída" de¡ Jardín U Edén, y lo Que vino
después ‑el remordimiento de Adán y Eva, su arrepentimiento, el perdón y la
compasión de Dios hacia ellos, la enemistad entre el hombre y Satanás‑ nada de
ello sorprendió al Creador Ni fue tampoco un accidente en el curso de los
acontecimientos. Estaba demasiado bien concebido para ser accidental. Más bien
parece haber sido ideado para disciplinar al primer hombre, para hacerle
experimentar realmente la caída y la elevación, la derrota moral y el triunfe,
el descarrío y la reconciliación con el Creador. De esta forma el hombre
quedaría mejor preparado para la vida y más instruido para hacer frente a sus
incertidumbres y momentos de prueba.
5.
Eva no fue la parte más débil de la primera pareja humana, ni tentó a
Adán para que comiera del árbol prohibido, ni fue la única responsable de la
expulsión ¿el jardín del Paraíso. Tanto Adán como Eva fueron igualmente tentados
y responsables; los dos sintieron pesar y arrepentimiento, y los dos fueron
benditos por la indulgencia y la compasión de Dios. Esto es significativo, por
cuanto libera a Eva de la maldición que ella y su sexo han venido arrastrando a
través de los tiempos, y la absuelve de la carga de que sólo ella sea la única,
o la principal, responsable de la Caída. Además, declara en términos inequívocos
que la creencia en la inferioridad moral de las mujeres carece de fundamento,
resultando totalmente injustificable el criterio moral que aplica un doble nivel
de responsabilidades. Aquí, corno en cualquier otro lugar, el Corán deja muy
claro que tanto el hombre como la mujer son igualmente capaces de la virtud y la
debilidad, igualmente sensibles e igualmente merito. ríos
(7).
6.
El hombre tiene un libre albedrío y goza de una voluntad también libre.
Esta es la esencia de su humanidad y la base de su responsabilidad para con su
Creador. Sin el relativamente libre albedrío de¡ hombre, la vida carecería de
sentido y la alianza establecida entre Dios y el hombre sería en vano. Sin el,
libre albedrío humano, Dios no habría conseguido sus objetivos y el hombre sería
totalmente incapaz de asumir ninguna responsabilidad. Esto es, desde luego
impensable.
7.
La vida emana de Dios. No es eterna, ni tampoco fin en sí misma, sino una
fase de transición tras la que todo volverá al Creador.
8.
El hombre es un agente responsable. Pero la responsabilidad del pecado
sólo la soporta el pecador real. El pecado no es hereditario, transferible, ni
común por naturaleza. Cada individuo es responsable de sus propias obras. Y
mientras que el hombre es susceptible de corrupción, también es capaz de
redimirse y reformarse. Ello no significa que el Islam prefiera el individuo al
grupo, El individualismo quiere decir muy poco, o casi nada, cuando se separa
de¡ contexto social. Lo que realmente significa es que el individuo tiene
diversos conjuntos de papeles para representar. Debe actuar de manera que le
permita! guardar su integridad moral, preservar su identidad, observar los
derechos de Dios y cumplir sus obligaciones sociales.
9.
El hombre es un ser honorable y digno. Su dignidad deriva de¡ hecho de
que su Creador le ha infundido su espíritu. Lo más importante de todo es que
esta dignidad no está limitada a cualquier raza especial, color o clase de
gente., Es el derecho natural del hombre, de cada hombre, el ser más honorable
de la tierra.
10.
El pasaje apunta, por último, a las profundas raíces de la Unicidad de
Dios y, la unidad de la humanidad. Muestra, además, que las mayores virtudes del
hombre son la piedad y el conocimiento, que cuando este conocimiento se adquiere
y se emplea siguiendo la dirección divina, el hombre tendrá asegurado su
venturoso destino y su vida será serena.
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