Los cristianos, blanco del terror
La matanza recuerda a la que golpeó templos coptos el Domingo de Ramos de 2017.
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La matanza que ayer golpeó a la minoría cristiana de Sri Lankaen plena celebración del Domingo de Resurrección desempolvó el recuerdo del doble ataque suicida contra sendos templos del norte de Egipto que hace dos años tiñó de sangre el Domingo de Ramos de la comunidad copta. Los atentados, que se cobraron entonces 47 víctimas, fueron reivindicados por la rama local del autodenominado Estado Islámico, apenas dos meses después de que una oleada de asesinatos provocara la huida de los vecinos cristianos del norte de la península del Sinaí, convertida en uno de los bastiones más activos de su red de sucursales extramuros de Siria e Irak.
Los fotogramas del interior de las iglesias, con la destrucción y los espasmos de los feligreses entre hileras de bancadas, también aparecieron como un terrible 'déjà vu'. Desde el Vaticano, el Papa Francisco aprovechó ayer su mensaje de pascua previo a la bendición 'Urbi et orbi' para condenar el ataque. "Deseo mostrar mi cercanía más afectuosa a la comunidad cristiana, golpeada mientras se encontraba en oración, y a todas las víctimas de esta violencia cruel", deslizó.
"Los ataques en Sri Lanka llevan todas las marcas características del IS (Estado Islámico, por sus siglas en inglés). Como antes lo fueron los atentados a iglesias en Indonesia en el día de la madre de 2018 o contra el café Holey Bakery en Daca (Bangladesh) en julio de 2016", apunta a EL MUNDO Veryan Khan, directora editorial de TRAC, un centro de estudios dedicado a analizar los movimientos del grupo yihadista. En enero el grupo firmó también el atentado contra una iglesia de la isla filipina de Jolo que dejó una veintena de muertos y un centenar de heridos.
Ayer, horas después de las embestidas, la red de forofos del IS en internet celebró los ataques como una venganza a la campaña militar que recuperó los territorios controlados por la organización en los confines de Siria e Irak hasta la derrota del califato, certificada con la caída de la localidad siria de Baguz hace ahora un mes. "Como las masacres de las mezquitas. Ojo por ojo y diente por diente", aseveró una de las propagandas distribuidas por los habituales canales yihadistas. Su telaraña de grupos satélite en Asia -especialmente en Filipinas e Indonesia- se ha mostrado especialmente activa, altamente capacitada para acudir a las llamadas a responder a los golpes que la matriz recibe en su tierra de origen. "La actividad del IS en Sri Lanka ha sido mínima pero el grupo es muy activo en el subcontinente indio", confirma Khan. Hace dos años la nación-isla reconoció vagamente que "decenas" de militantes habían regresado a casa desde Siria y a finales del pasado enero las autoridades localizaron un supuesto campo de entrenamiento en la costa oeste del país. "Si el IS reivindica el ataque, el papel de Abu Bakr al Bagdadi al instigar ataques en respuesta a la caída de Baghuz se habría subestimado por completo", agrega la investigadora.
Obsesionado en tensar la convivencia, marginar públicamente al islam moderado y avivar las cuitas sectarias y religiosas, el IS ha convertido a los cristianos y sus minorías en el blanco constante de su retórica. "El Estado Islámico está aquí para quedarse pese al desprecio de todos los cristianos, judíos, politeístas y apóstatas. Continuará extendiéndose por todos los rincones de la tierra", proclamaba hace un lustro su revista en inglés 'Dabiq', bautizada con el nombre precisamente de un pueblo sirio que la literatura islámica señala como el escenario de la guerra definitiva entre los ejércitos de Roma y el islam. Los grupos yihadistas como Al Qaeda o el IS -expertos en retorcer los textos religiosos para justificar sus acciones- recurren a menudo a obras del teólogo damasceno Ibn Taymiyyah (1263-1328 d.C.) para legitimar su violencia contra los fieles de Jesús. "El mufti dictó tres 'fatuas' (edictos religiosos) para instar a librar la yihad contra los mongoles que invadieron Oriente Próximo, que decían haberse convertido al islam pero que se negaban a cumplir la 'sharia' (legislación islámica) en exclusiva", evoca en declaraciones a este diario Michael S. Smith, analista experto en terrorismo de la universidad estadounidense Johns Hopkins.
La guía de Ibn Taymiyyah -que mencionaba expresamente a cristianos y musulmanes chiíes- figura en el artículo publicado por el IS semanas después de los ataques del Domingo de Ramos en Egipto en la revista "Rumiyah" (Roma, en árabe). "Atacar las iglesias con fuego y explosiones es algo permitido en la 'sharia'", arguye el ejemplar. Para argumentar la absoluta falta de respeto a "las gentes del Libro" -los creyentes de religiones abrahámicas-, los yihadistas alegan que los cristianos se hallan en guerra contra el islam. "Ni la sangre ni las fortunas de los cristianos son sagradas porque son beligerantes y carecen de 'dhimmah' (la protección proporcionada a las gentes del Libro)", insisten. "Su sangre puede ser derramada y sus riquezas usurpadas. Uno de los medios para causarles mayor daño es matar a los líderes de los infieles y hacer que sus iglesias y monasterios sean pasto de la ruina y la destrucción hasta que crean en Alá el todopoderoso o entreguen voluntariamente la 'jizya' (impuesto que deben pagar los no musulmanes que residen en las tierras donde impera la 'sharia')", concluye la publicación.
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