Nadie puede negar que la potencial rifa del avión presidencial, propuesta por López Obrador, es una estulticia genial.
Más aún, se trata de la sublimación de la estupidez, al servicio de un genio para el engaño y la mentira, el presidente mexicano.
Y es que todos los días la mente brillante y maquiavélica del propio López Obrador supera la genialidad de su estulticia anterior para, con ello, alcanzar sus objetivos; engatusar a los ciudadanos con la escandalera mediática mientras que, por lo bajo, avanza su dictadura.
Y el tamaño de la genialidad y la estulticia presidenciales es del mismo tamaño de los sapos y las culebras que, por ordenes de López Obrador. debemos tragar los mortales.
Y esos sapos y esas culebras que nos hará olvidar la posible rifa del avión presidencial se llaman “crisis del sector salud” y “contrarreforma judicial”.
Es decir, que ante la caída en la popularidad de Obrador por la crisis de salud y frente a la muerte de la democracia como la conocimos unas pocas generaciones de mexicanos, se requiere sublimar la genialidad de la estulticia.
Y si tienen dudas basta recordar las dos más recientes genialidades salidas de una mente perversa como la de AMLO; el debate que provocó el lugar de nacimiento del nieto presidencial –quien llegó al mundo en un exclusivo hospital de Houston–, y la rifa del avión presidencial.
Y si los “memes” fueran el rating para medir la reacción ciudadana frente a las genialidades de la estulticia de López Obrador, sin duda que la rifa del TP-01 se lleva las palmas.
Es posible, incluso, que un político y sus ocurrencias no hayan provocado tal cantidad de “memes” –desde al nacimiento de la figura del “meme”–, como los memes que provocó la rifa del avión presidencial.
Pero si bien casi todos los ciudadanos mordieron los anzuelos “engañabobos” del nieto y de la rifa, lo cierto es que son muy pocos los mexicanos que alcanzar a ver la gravedad de lo que ocultan las cortinas de humo lanzadas por López Obrador y su eficiente equipo de propaganda.
Por un lado, la crisis del sector salud ya se instaló como uno de los mayores crímenes de Estado de la historia; un crimen de “lesa humanidad” que provocará daños irreversibles y la muerte a millones de mexicanos, en especial los más pobres.
La crisis del sector salud es el fracaso rotundo del eslogan más exitoso del gobierno de López Obrador; el cacareado “primero los pobres”.
Hoy le queda claro a millones de ciudadanos que cuando el candidato AMLO prometía que “primero los pobres”, en realidad proponía una suerte de exterminio de los más pobres.
Y eso es lo que busca ocultar la genial cortinas de humo del nieto nacido en Estados Unidos. Por cierto, el mismo Obrador fue el artífice de la campaña que satanizó a Ricardo Anaya por mandar a estudiar a sus hijos al extranjero.
Pero el de la crisis de salud es sólo una pequeña porción del grave peligro que corre la democracia mexicana.
El verdadero riesgo es la llamada “miscelánea penal”, que es una cascada de reformas constituciones, a leyes y códigos que desaparecerán las libertades básicas, como hoy las conocemos.
En realidad la “Contrarreforma Judicial” –como la bautizaron los especialistas–, es un “golpe maestro” para consolidar la dictadura de Obrador.
¿Y en que consiste?
El objetivo es destruir el Poder Judicial, como hoy lo conocemos, para convertirlo en un apéndice del presidente.
Con el Poder Judicial sometido, serán reformadas decenas de leyes y artículos constitucionales para darle forma a la persecución oficial de los críticos y los opositores.
Así, volverán la tortura, la fabricación de culpables, la detención por llevar a cabo una protesta callejera y no habrá derechos humanos que valgan.
El espionaje telefónico estará permitido y la denuncia anónima será legal; todas ellas prácticas propias de dictaduras como la de VenezuelaCubaNicaragua y Bolivia.
Y para ocultar ese debate, qué mejor que mantener ocupados a los ciudadanos en la compra de un boleto para la rifa.
Y es que además, AMLO juega con otro de sus fetiches preferidos para doblar conciencias; con esa joya psicológica llamada “despertar la codicia”.
¿Qué son las becas, las ayudar en dinero, los contratos sin licitación, los contratos al Ejército y la Marina; que son las tómbolas para seleccionar candidatos?
Todos son mecanismos para despertar la codicia social; para mantener la lealtad por codicia.
Muchos lo dirán en broma, pero en el fondo están dispuestos a comprar no uno ni dos, sino muchos boletos para la rifa del avión presidencial. ¿O no?
Se los dije.