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¿Cómo lograron menos de 200 españoles conquistar el imperio Inca?
Una horda de barbudos arremetiendo a punta de espada sobre una comitiva de nativos para capturar al hijo del Sol, es quizá la escena más representativa del choque de ambas civilizaciones.
Los conquistadores habían llegado hacía pocos meses, y luego de apresar al Inca en Cajamarca, les tomó otros pocos meses invadir Cusco, que en 1533 era la capital del reino más poderoso del hemisferio sur.
¿Fueron los arcabuces que retumbaban como truenos los que les dieron ventaja? ¿Las corazas que los protegían? ¿Los caballos que atropellaban al galopar?
“En realidad, fueron los mismos indígenas prehispánicos el factor más importante en la caída del imperio”, sentencia el novelista peruano Rafael Dumett.
Durante once años, Dumett se sumergió tanto en crónicas coloniales como en investigaciones contemporáneas para escribir una ficción que pretende ser más real que las más arraigadas creencias populares sobre la conquista.
Y su libro, El Espía del Inca, es un best-seller en Perú.
“Los peruanos no tienen miedo de que los saquen de la versión idílica de sus propios ancestros”, afirma.
La novela narra un evento que no tiene, y acaso nunca tendrá, una explicación definitiva.
Si el Inca Atahualpa tenía bajo su mando a decenas de miles de soldados curtidos en sus sangrientas guerras de expansión, y dominaba un territorio tan largo como la distancia entre España y Rusia, ¿por qué no fue liberado del cautiverio impuesto por unas pocas decenas de conquistadores?
Esta es la conversación de BBC News Mundo con el autor de una historia que busca cambiar la manera en la que vemos la Historia.
Se suele presentar al incanato como un estado de bienestar antiguo, casi como una especie de Edén profanado.
Y es eso lo que quiero contribuir a derribar. Hay ideas monolíticas, rígidas y hasta manipuladoras del incario.
Es completamente posible tener una visión idealizada de los incas y no tener la más mínima idea de quienes eran.
¿Y qué falacias sobre el imperio te parecen evidentes y son tomadas como la historia oficial?
Empezando por la leyenda de su fundación. El mito de Manco Capac y Macma Ocllo que salieron del lago Titicaca, está inspirado en Adán y Eva y fue una fabulación del inca Garcilaso de la Vega para agradar el paladar de los españoles.
Recuerdo ahora los principios morales incas que todavía repetimos en los países andinos: Ama Quella, Ama Sua y Ama LLula (No seas flojo, No seas ladrón y No seas mentiroso)
Eso no existió. Es una invención posterior. Y no hablemos también de la bandera del Tahuantinsuyo, esa de los siete colores del arcoíris que supuestamente representa a los incas y que fue inventada en 1973 por un locutor de radio del Cusco.
Pero mucho de todo esto todavía se enseña hoy en el colegio
Y es contradictorio, porque en los últimos 50 años hubo enormes avances en la investigación histórica de esa época, y no se ha trasladado al patrimonio educativo colectivo.
El Espía del Inca, rompe una serie de preconcepciones populares. Creo que la gente sí es receptiva a la visión crítica de cómo se desarrolló la historia realmente.
¿Y qué dice la investigación histórica sobre por qué cayeron los incas?
Es lo que me preguntan normalmente, ¿Cómo 169 extranjeros pudieron conquistar un imperio? Y yo respondo: por superioridad numérica.
Por donde avanzaban los españoles, se encontraban a grupos étnicos dispuestos a aliarse con ellos en contra del incario.
El destino del derrotado
El Inca Atahualpa está cautivo, y aún no se sabe si los invasores son dioses o simples ladrones.
Sin traicionar la precisión de los datos históricos, la novela de Dumett teje y tensa los hilos de una conspiración que buscó liberar al emperador, ponerlo al mando de sus ejércitos y cambiar el destino de todo el continente.
El personaje central de este thriller de espionaje es un astuto agente del servicio secreto del Inca con la habilidad prodigiosa de contar cualquier cantidad de objetos de un solo vistazo.
“Pero este espía es un chanca, es decir, alguien que pertenece a otra cultura sometida por los Incas”, precisa el autor a BBC News Mundo.
Pese a su enorme extensión, el imperio no duró ni cien años.
Sus conquistas fueron vertiginosas, y antiguos cronistas describen que no hubo piedad sobre algunas de las culturas vencidas.
Por ejemplo, según Juan de Betanzos, uno de los primeros españoles en aprender quechua, Atahualpa mandó sacar el corazón de los derrotados caciques cañaris (en lo que hoy es Ecuador) y se los dio de comer al resto de conquistados.
“¿Quiénes crees que eran los que proveían los pertrechos de guerra, quienes construían los depósitos, quienes alcanzaban la comida, quienes reparaban los caminos de ese imperio?”, pregunta Dumett.
“El Espía del Inca” funciona como un mural amplio y detallado que describe los sometimientos de las etnias conquistadas, las ambiciones de los invasores europeos, los juegos de lealtad alrededor del Inca cautivo y fabula los universos íntimos de sus personajes, la mayoría reales.
“Quiero cambiar esa ficción que creemos de que se trató de una dualidad entre conquistadores y conquistados, opresores y oprimidos, de que el español malo llegó a conquistar al inca bueno”, afirma.
Y a cambio de esa ficción popular, el novelista propone su ficción histórica.
Una que empieza, coincidentemente, con una pandemia.
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