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jueves, 17 de diciembre de 2020

Las doctrinas hindúes – La Masonería

 

Las doctrinas hindúes – La Masonería

En el Nombre de Allâh – el Todo Misericordioso, el que Manifiesta Su Misericordia; y la plegaria y la paz perfecta sobre nuestro señor Muḥammad, corona y sello de los Profetas, así como sobre su familia purificada y sus nobles compañeros.

Las obras de ciertos autores occidentales, inundadas de los conceptos variopintos, a veces pecando de pintorescos, tomados prestados de las doctrinas hindúes, han ayudado a crear un halo de misterio hacia esa Filosofía con pretensiones de Metafísica, importada como no, por los ingleses, dominantes militares de aquella península. Son, sin duda, estos anglosajones de quienes el Profeta Muhammad – sobre él la plegaria y la paz – dijo, que junto a sus hermanos menores de USA, ayudarían a los judíos en los últimos tiempos, en estos tiempos. Nunca una profecía fue tan exacta, habida cuenta de la dominación inglesa del Medio y Lejano Oriente, así como el control económico representado por lobbies judíos en tierra anglosajona; todo ello sirvió de mezcla para crear esa religión de corte siniestro llamada Masonería. Cuatro patas tenía la mesa de las logias: Las doctrinas hindúes, la ciencia de Harut y Marut, aprendida de los antiguos judíos, algunos de los ritos ancestrales captados del antiguo Egipto, siendo la última, como no, esa cruz provista por los jesuitas, en nombre de la sacrosanta Iglesia Católica, cuando no protestante o anglicana. Las relaciones entre el Hinduísmo actúal y la ciencia de Harut y Marut no han sido estudiadas, pero deberían haberlo sido, precisamente porque da la impresión, así a primera vista, que ambas andan cogidas de la mano. Esta ciencia, transmitida por dos ángeles que advertían a las gentes sobre su perversión (la de la ciencia) nación en Babilonia, pasó por el pueblo judío y se transmitió por los cuatro puntos cardinales de la Tierra.

¿Hubo algún profeta en la India antes de Jesús y de Budda? Habida cuenta de que el mismo Buddismo ha sido transformado a través de los siglos, resulta difícil realizar una tal afirmación, visto el cuidado que se han dado los hindúes modificando sus libros una y otra vez para protegerse de la influencia del Islam. Podemos decir, como dijo Ibn Arabi de Sócrates y de Aristóteles que no sabemos si la profecía estaba en ellos, por falta de datos y de posibilidades de obtenerlos.

Seguramente, como en todo el mundo, en India hayan existido los profetas, pues la Misericordia divina no podría haber dejado una parte del mundo sin ellos antes de la venida de sayyidina Muhammad que es el Profeta por excelencia, enviado no solamente para todo el mundo, sino para el Universo en general.

Aún así, podemos comprender que debido al inmisericorde sistema de castas hindú, siendo como era la clase sacerdotal (los brahmanes) aquella que únicamente detentaba y tocaba «los libros sagrados», los atentados a estas fuentes fueran constantes a fin de mantener ese sistema que tanto les favorecía convirtiéndolos en escrituras que podríamos calificar de cualquier cosa menos de reveladas y sagradas. Es evidente que el Todo Misericordioso nunca ha revelado nada que permita ejercer el nepotismo y el abuso de unos hombres sobre otros.

Hoy por hoy, lo que vemos en estas doctrinas es un alejamiento llamativo de la verdad, una idolatría adornada por múltiples diosecillos y señoritas muy simpáticas rodeadas de símbolos animales. Y, digámoslo, hasta hace bien poco, un sistema de castas inmisericorde y brutal por mucho que el falso sufi de Blois, Réné Guénon, quien por cierto vivía de las rentas de sus bodegas, nos quisiera convencer de lo trascendente de esta sociedad anclada en lo más central de su amada Tradición Primordial, en cuya invención, muy seguramente los hindues que crearon la Masonería tuvieron mucho que ver .

La influecia del Hinduísmo moderno sobre la Masonería queda demostrada por el gran poder del capital judío en el Reino Unido, la presencia continua de “maestros hindúes” en Inglaterra y Francia desde el siglo XVIII y principios del XIX. Ahora bien, seguramente podamos justificar la presencia de gurús hinduistas en el Reino Unido, ya que Inglaterra ocupaba la India; pero ¿qué hacían entonces en Francia esos gurús importados de la India? Habida cuenta que Francia no tenía intereses económicos ni políticos en ese país, dicha presencia, antes que ser un hecho fortuito, se debía a que estaban dando su apoyo “intelectual” a la creación de la Francmasonería, a la cual pudieron asistir aportando las bases teóricas de su falsa doctrina de la unicidad; y decimos falsa por lo que a continuación vamos a explicar.

La prueba contundente de la influencia de las doctrinas hindúes en la creación de la Masonería moderna queda demostrada porque la religión hindú es la única que otorga validez a otras religiones, siendo ésta la base del ideal masón que prona por la creación de una falsa religión construida, digamos, con retales de todas las doctrinas y religiones. Un poco de Biblia, un poco de Evangelio, algo de Torá, algo de Corán y Upanishads; todo mezclado, agitado y convenientemente edulcorado con un toque de laicismo, daría como resultado un engendro tal que había que esconderlo debajo de la tierra para que no asustara a las masas.

En Oriente Medio la presencia inglesa se saldó con la creación del Wahabismo, el Salafismo y la hermandad llamada «Hermanos musulmanes», y la India no iba a ser menos. Allí también Inglaterra tenía clientes bien pagados y agentes que trabajaban para el honor y la grandeza del reino de su graciosa (que no simpática o agradable) majestad.

Y en Inglaterra, ¡quién iba a resistir, en una época en la cual no existía televisión, ni mucho menos internet, al poder sugestivo de esos dibujos de la mujer bailarina rodeada de cabezas de elefante; a la sugestiva muchacha dentro de aquella rueda tomando una postura tan original y nunca vista! Y mucho menos nadie, a 10000 kilómetros del Reino Unido, iba a oponerse a las bacanales (vino y mujeres) sugeridas por el Šivaismo; orgías de lo más profanas adornadas con filosofía de la eternidad para darle así mismo un marchamo de autenticidad. Nada mejor para justificar una debacle que inventarle un significado simbólico y conectarla con lo eterno. ¿Y cómo aceptar las excusas de Ananda K. Coomaraswamy quien con todo descaro quiso convencernos del «alto simbolismo» de los sacrificios humanos y del intercambio de relaciones privadas en esas bacanales shivaitas tan del gusto de los marinos de su majestad y de los lores?

¡Si las gentes de sayyidina Lut – sobre él la plegaria y la paz – lo hubieran sabido hacer! Pero ellos eran demasiado inocentes para inventar una obra sibilina de alcance subliminal. Les delatan sin duda los sacrificios humanos tan justificados por Ananda Kentich Coomaraswamy en su obra (por llamarlo de alguna manera) titulada “El sacrificio de sí mismo”. Ya que no se puede sacrificar una vaca sacrifiquemos una doncella ¿por qué no? Sin dejar de mencionar los parabienes dados a esta macabra obra por Réné Guénon y a su tan admirado y avanzado “intelectualmente” Ananda K. Coomaraswami, profundo expositor de la más profunda tradición hindú, tan próxima a esa Tradición Primordial; tan tradición y tan primordial, valga la redundancia, que era el sumun de ese mundo de listos que ellos mismos estaban divulgado. Esa élite de élites, tan inalcanzable como la torre de Babel; ya que suponiéndola inalcanzable nadie podría osar atacarse a ella tal y como un servidor se encuentra haciendo en este momento. ¿No nos recuerda esto a aquella serpiente encantada con la que los magos quisieron sorprender a sayyidina Mûsâ – sobre él la paz – ?.

Es pues nuestra intención tragar esas serpientes, habida cuenta del alcance de hipnotismo que esas doctrinas hindúes han ejercido sobre ciertos espíritus, por decirlo de alguna manera, atraídos por conseguir algo espiritual sin ejercer esfuerzo alguno que no sea el de la cómoda abstracción mental y la concentración en los rincones más oscuros de la creación del ser humano. ¿Hay algo más grosero que pueda existir en el ser humano que los propios desechos?. Sí, lo hay, y es ese Šaytan del que el Profeta – sobre él la plegaria y la paz – aseguró que corre por nuestras venas. Y puesto que corre por nuestro flujo sanguíneo, siendo su trabajo sugerir por medio del bisbiseo, podemos decir también que posee un conocimiento de las debilidades del pensamiento del ser humano en el cual se encuentra establecido.

Como vamos a demostrar, las doctrinas hindús de hoy, al menos las que se precian de representar la alta espiritualidad, hacen llamada al desarrollo satánico del ser humano a fin de que su presencia oscura y morbosa sea el aspecto dominante de aquellas personas quienes las practican.

Para terminar nuestros comentarios sobre las razones político económicas que impulsaron el nacimiento de esas doctrinas, debemos decir, que la importación de ciertas ideas hinduistas y su posterior encumbramiento intelectual por parte de Occidente ayudaban al aislamiento de la Península Indica, tan proclive geográficamente a poder ser influenciada por el Islam e invadida por otras potencias de la zona. La técnica para construir una muralla de contención pues era sacralizar el Hinduismo para expulsar al Islam de ese reducto anglosajón, convertido hoy en día en mercado de obra barato y exportador de tecnología asequible y socorrida. En realidad Inglaterra nunca salió de la India.

Nada que decir tuvo UK sobre ese sistema infernal de castas por el que se regían los hindúes, muestra tangible de la animalidad humana y la falta de compasión de gentes, quienes con toda seguridad, no poseían sentimiento alguno, siendo como eran tan dados al hedonismo “sagrado”. ¿Qué decir de esas viudas que se tiraban a la hoguera cuando fallecía su dueño y señor? Inglaterra calló; y silenció, porque el sistema anglosajón de gobierno por aquel entonces era de castas: una casta extraordinariamente rica, otra casta de sirvientes favorecidos y la chusma. A Inglaterra, inventora de la piratería moderna, nunca le importó otra cosa que el botín, y si para obtener el botín había que bendecir el sistema de castas, las bacanales y la intocabilidad de las vacas, así como hacer la vista gorda a los sacrificios humanos, ¡Dios salve a la reina!

BASES HISTORICAS DEL HECHO

Por las circunstancias que se dieron antes y durante mi entrada al Islam tuve la suerte o la desgracia de haber estudiado el meollo de todas o casi todas las religiones presentes en la Humanidad. Es por este motivo que conozco el punto débil de todas ellas, la piedra de apoyo quitando la cual se desmorona el edificio.

Nunca he hablado del Hinduismo por falta de interés, pero habida cuenta de que muchos musulmanes se han dejado seducir por esta burda doctrina con pretensiones metafísicas, y que algunos lo han sido hasta el punto de abandonar el Islam, pienso que es mi deber dejar las cosas claras al respecto.

Ahora bien, seguramente no fueron los ingleses quienes formaron la India; todo esto existía desde hace bastantes siglos, aunque si podemos decir que el motivo de fondo para la invención de la doctrina hindú fue preservarse políticamente contra los enemigos. Persia estaba muy cerca, al igual que China; el haber cedido a practicar cualquiera de las religiones de esos dos potentes imperios habría significado ser dominados por los unos o por los otros. Una casta sacerdotal que cambiaba una y otra vez, sin oposición, los textos sagrados, protegidos por los Kshatriyyas, la casta política, y lejos del pueblo, de un pueblo del que nuestro profeta Muhammad – sobre él la plegaria y la paz – eligió no salir, en su gran sabiduría y bondad

Para mantener su aislamiento y preservar sus castas sacerdotales y políticas del peligro de la invasión intelectual y militar, inventaron su creencia cinco estrellas: “La Tradición Primordial”. Se trataba de una super religión, practicada y transmitida oralmente (así no quedarían pruebas) en los albores de la Humanidad. Para colmo de descaro los hindúes inventaron que la gente de antes era tan inteligente que no tenían necesidad de escribir. Así de esta manera, que de tan sibilina parece pueril, querían justificar la ausencia de pruebas las cuales dieran crédito a sus afirmaciones. Este Alicia del País de las Maravillas de la antigüedad, este cuento tan cautivador y fantástico, digno de la ciencia ficción y de los cuentos de ogros, sirenas y duendes que a la sazón daban la vuelta a Europa, cautivó a algunos orientalistas. Y para darla más relieve y más bombo llegaron a decir que la hija predilecta y bien amada de esta super creencia era el Hinduismo, ¡qué casualidad! ¡Les tocó el premio gordo! Y es que, como bien dice el dicho popular, el que reparte se lleva la mejor parte.

Más sibilino aún fue el hecho de su confesión de que el Profeta Muḥammad fue un legítimo profeta, queriendo con ello dar un signo de reconocimiento para así salvarse de la animadversión de los musulmanes. Pero, eso sí, mejor dicho, un gran pero; el Profeta había venido,según ellos, para gloria de Krishna; a preparar al mundo para la vuelta de esa super creencia que habría de reflorecer inmediatamente después del final de este mundo. De esta manera tan artera pretendieron poner a Muhammad – sobre él la plegaria y la paz – al servicio de esa super doctrina elitista tan avanzada. Y esto, a fé que es peor que negarle.

EL MONTAJE

Siguiendo el montaje teatral, la puesta en escena y probablemente las elucubraciones producto del consumo de vaya usted a saber que “té” de Ceilán fermentado, había que inmortalizar la Tradición Primordial, haciéndola aún si cabe, más Tradición y mucho más primordial. Entonces se inventaron el siguiente escenario: La existencia de un ciclo terrestre llamado Manvantara, de unos 60.000 años después de los cuales se pasaba a otro ciclo similar, después de un fin de los tiempos parcial. Sugestivo asegurar algo que nadie podía demostrar, entrando ya en los postulados más fantásticos de la ciencia ficción tan al gusto de los anglosajones. Un ciclo en el que los primeros 15000 años eran de una Humanidad super inteligente y dotada, luego menos inteligente y menos dotada los siguientes 15000, menos los 15000 siguientes, y oscura y tenebrosa los últimos 15000, en la que nos encontramos y estaríamos todos en las tinieblas sino llega a ser por esos super gurús que conservaron la super tradición. ¿Qué sería de nosotros si Rama no se hubiera convertido en mono? ¿Y si no hubiera existido el Ganges que hubieran tenido que inventar? Que nos lo digan los gurús. Siempre vende más encontrarnos en la época de la oscuridad para con esta consciencia caer en manos de los iluminados y primordiales gurús que nos guiarán por aquel camino verde cantado magistralmente por Juanito Valderrama, por el que Molina nunca transitó.

No es necesario, pienso, demostrar que eso contradice al Islam de frente ya que el Libro de Allâh nos considera como la mejor comunidad sobre la tierra y el Profeta – sobre él la plegaria y la paz – dijo que la Humanidad viviría 7.000 años después de los cuales solo habría dos destinos: El Paraíso y el Infierno

Y ahora vayamos a desmontar de la manera más simple, y no por ello menos efectiva, esa falsa doctrina de la unidad y ese método “espiritual” de deshacerse del yo para entrar en no sé qué entelequia, la cual vamos a demostrar que no es otra cosa que el Diablo.

Krishnamurti y Nisargadatta son los principales exponentes de esta especie de psicoanálisis que nos transporta de nuestra consciencia terrenal a la del mundo satánico; no olvidemos que el Profeta dijo que el Šaytan fluye por nuestras venas.

Y vamos a ilustrarlo con una historia real, la cual nos demostrará mejor que nada, la peligrosidad de esas doctrinas fantásticas que intentan ni más ni menos introducir al ser humano en lo más tenebroso de sí mismo.

UNA HISTORIA REAL

1978-1985 éramos un grupo de unas 30 familias quienes practicábamos el Islam en el camino del Tasawuf. Aún así, la mitad no podían soportar la carga de realizar las plegarias, el ayuno y demás obligaciones cotidianas de todo musulmán. A esto se le añadía la perversión sexual de 2 o tres familias de ese grupo, a la cual no podían dar rienda suelta debido a las barreras que la Ley Islámica impone a este respecto. Pero abandonar el islam suponía abandonar el Sufismo, habida cuenta de que nuestra Tariqa, la Alawiyya, como cualquier tariqa verdadera, vincula la práctica perfecta de la Šariˤa a la posterior adquisición de conocimiento obtenido a través del cumplimiento de las obras voluntarias, tal y como dice el hadiz qudsi.

Abandonar el Sufismo suponía no tener motivos para sentirse especiales, superdotados y miembros de una élite superior. En ese impass las cosas iban degenerando con estas gentes hasta el punto de tener un comportamiento obsceno y agresivo con el resto: Insidias, espionaje, engaños, trampas, y un largo etcétera era el comportamiento de unas 5 o 6 personas quienes además eran secundadas por otras 10 que les servían de cortesanos.

Estando en esas encontraron las obras de Nisargadatta, cuya doctrina no castigaba el mal, permitía cualquier tipo de obscenidades y solamente consistía en una cierta concentración sobre la no existencia del “yo” y el poder contemplar éste desde fuera haciéndose creer a propios y extraños que la atalaya de contemplación era un ente sumergido en lo divino. Aquello era la fiesta; sentirse parte de una élite y no tener obligaciones.

Así dicho y hecho, salieron del Islam, y como robar no era delito según las doctrinas hindúes que ellos seguían, sino es para las casta más bajas, y mucho menos delito para el pillo de Nisargadatta, pues su doctrina era abstractiva y no contemplaba la Šariˤa; habida cuenta de todo esto robaron, no solamente una casa que habíamos construido entre todos a guisa de zawiyya devolviendo la mitad del dinero de lo que pusimos allí, robándonos nuestro trabajo, y vendiendo la casa por un precio que triplicaba los costes, repartiéndose el beneficio entre ellos.

SOBRE EL EGO Y LA INHIBICION DE LA RESPONSABILIDAD

Esa abstracción del ego no es otra cosa que una abstracción de las responsabilidades de la vida impuestas por nuestro Señor, propias a nuestra naturaleza corporal y psíquica. Dicha abstracción cacareada por este pillo llamado Nisargadatta, en lugar de un desprendimiento del egoísmo es la dejación de todo deber hacia Allâh. Una especie de psicoanálisis, un froidismo oriental, que nos lleva a lo más oscuro de nuestro ser; punto este desde el cual nos miramos como si no existiéramos, esa atalaya no es otra que la atalaya del Šaytan, desde la cual no se es lo que se debe ser y se intenta ser lo siniestro y lo oscuro.

Dijo: Puesto que me has extraviado, yo les haré difícil Tu camino recto. Después les abordaré por delante y por detrás, por la derecha y por la izquierda y a la mayor parte de ellos no los encontrarás agradecidos” (Coran 7 – 15;16)

¿No nos dice el Libro de Allâh que los musulmanes somos la mejor generación que Allâh ha suscitado en el mundo por el hecho de que ordenamos el bien y condenamos lo reprobable?

La doctrina de este pillastre coincide exactamente con la que hoy circula por el Vedanta, es más, constituye una aplicación de ella; una doctrina según la cual lo creado es en esencia el Creador, mediante la excusa de que lo creado es Brahma atrapándose a si mismo en la red, lo cual nos recuerda a la idea de Jesús-dios. Ahora bien, si esto fuera así ¿Cómo podría Allâh exigir a aquel quien no existe algo que puede condenarle o salvarle para la eternidad? Es pues en el trabajo, en el esfuerzo y la fe inquebrantable que podemos conocer a Allâh, no en la dejación de nuestras responsabilidades, camino este que nos hace caer en manos de esa entelequia al que ellos llaman Brahma.

Otro aspecto a tener en cuenta es que según el buen señor todo aquello cuanto contemplas de ti mismo desde esa atalaya, no eres tú; es más tu eres todo lo que no ves en ti. Observad conmigo que justamente esto es la raíz de toda ignorancia; es decir, una oda a no saber nada de nada y a poder ser todo lo que uno pudiera imaginar y lo que no.

Poniendo un poco de humor a esta afirmación, que no falte hablando de inventos peregrinos, podríamos decir que si nos vemos a nosotros mismos buenas, personas, honestas, pacíficas, sinceras, etc; si fuéramos exactamente lo que no vemos en nosotros deberíamos ser unos monstruos; que Allâh nos preserve.

Es por ese motivo que Allâh es el Exterior (A-z-Zahir), para que así prestemos atención a la sacralidad de nuestra propia existencia. Bien es cierto que nuestro ego nos impide ver la realidad; aun así, habremos de saber que ello es debido a sus limitaciones que le son inherentes, y es precisamente cumpliendo con la servidumbre exigida por nuestro Señor que podrá liberarse de sus barreras cognitivas. Proternarse para renacer; morir para resucitar, ser bajo para subir a lo alto, este es el camino.

Tawhid es la Unicidad de Allâh y la convicción de que nada existe si Él no le da una realidad, realidad esta reflejo de Su Realidad pero no equivalente a ella. Y aunque nada puede haber fuera de Allâh ya que sino no podría ser Infinito, las relaciones entre lo creado y el creador son de sumisión y absorción en El.

Ahora bien, la doctrina hindú no puede concebir un creador sin creación, asimilando la realidad de esta a la mismísima Realidad de Dios; creando una dualidad Brahma-Creación a su vez absorbida en Brahma, tal y como Jesús (según los cristianos) es absorbido en el Padre; estas dos unidades de la dualidad, son interdependientes la una de la otra al igual que un hijo menor lo es de los padres.

En el Islam existe el Creador sin necesidad de creación ninguna, ya que en el Principio Allâh estaba Solo y todo perecerá salvo Su Faz.

Y a donde quiera que os volváis allí encontraréis el Rostro de vuestro Señor

Todo perece salvo Su Faz

De Allah somos y a El habremos de volver

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