“¡Lo Ignoro, luego no existe!”
El comportamiento en general del presidente, es extraño. El creé que, si ignora un hecho, este deja de existir. “Lo ignoro, luego no existe” sería la frase que sintetiza su pensamiento y su comportamiento.
Ustedes conocen la máxima Cartesiana de “Pienso, luego existo”, la misma que es parte fundamental del pensamiento moderno y base de la gran revolución del intelecto, que fue la Ilustración. Pues esta frase que le da sentido al pensamiento racional, es contrapuesta, es confrontada en las conferencias que, día tras día, lleva a cabo el presidente de México, y lo hace con otra máxima que se ajusta perfectamente a la corriente del pensamiento obradorista: “Lo ignoro, luego no existe”
Pongo dos ejemplos de este irracional comportamiento del presidente de México. En materia de violencia e inseguridad se han superado todas las cifras, y este 2020, será el año más violento y con el mayor número de crímenes mortales en la historia contemporánea del país.
40 mil 863 asesinatos dolosos es la proyección que se desprende del propio informe de gobierno que presentó el presidente el pasado 1 de septiembre. Pero a pesar de esta cifra que significa una de las mayores tragedias que haya vivido nuestro país, el presidente insiste en que “han mejorado las cosas en materia de seguridad; que su estrategia ha tenido éxito; que la Guardia Nacional está cumpliendo, y que el país marcha hacia alcanzar la paz. Lo que tenemos, aunque lo pretenda ignorar el presidente, es un nuevo record –que es ominoso para el país– de crecimiento de la violencia, de homicidios dolosos y desde luego de los feminicidios.
A pesar de estas cifras que dan cuenta de una profunda crisis en materia de inseguridad, el presidente ignora este hecho, y supone que, ignorándolo, dejara de existir. No hay por parte del gobierno la intención de revisar la estrategia que ha implementado en materia de seguridad; no hay un combate efectivo a la delincuencia, y esta actúa con la mayor impunidad.
Y lo mismo sucede en el tema de la salud. El presidente se niega a usar cubre bocas. Esto no es algo nimio, sino en sentido diferente, es una necedad que raya en un comportamiento tan irresponsable que cae en el espacio de lo criminal.
Pero habrá que hacer notar que esta irresponsabilidad criminal del presidente, se ajusta de manera exacta, con su pensamiento de entender a la necedad como una virtud. No alcanza a entender que las obsesiones son parte del terreno del análisis médico- psicológico.
Los funcionarios del más alto nivel en materia de salud pública, portan cubre bocas, y exigen, a todas las personas, que usemos el cubre bocas. Pero el presidente, obcecada, necia, irracionalmente, se resiste a reconocer el riesgo mortal del contagio por el coronavirus. Los hospitales de país han llegado al límite y el presidente supone, que si ignora o desconoce este terrible problema, por el solo hecho de ignorarlo, dejará de existir.
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