El valemadrismo
Hace unos días, un querido amigo me dijo algo que realmente me dejo pensando: lo único peor que el gobierno de López Obrador son los ciudadanos de Mexico.Y desgraciadamente creo que tiene toda la razón.
Estamos viviendo el desmantelamiento integral de nuestro país y en este trágico proceso todos hemos colaborado y participado, antes o ahora, pero todos somos cómplices de lo que estamos viviendo. Ahí les va:
– Es cierto que el Gobierno Federal decidió desde que comenzó la pandemia (hace un año) que todos nos teníamos que rascar con nuestras propias uñas y que no se iba a apoyar a nadie, fuera como fuera la enfermedad.
– Es verdad que muchos mexicanos tienen que salir todos los días a ganarse la vida y que no les queda de otra más que arriesgarse dada la indiferencia patológica del gobernante.
– Pero… y aquí empiezan los problemas, también es cierto que muchos miles y miles de mexicanos salen a la calle por una irresponsabilidad casi criminal, sin tener el menor cuidado personal ni respeto para los demás. Personas sin cubrebocas, emulando irresponsablemente al presidente o al dizque Dr. Gatell; que hacen fiestas, bodas, se amontonan para comprar regalos navideños o hacerle de mortales reyes magos.
Parece que una escasez pronunciada de neuronas los impele a negar que estamos en una situación de emergencia y que sintomáticos o asintomáticos todos contagian y que cuidarnos a nosotros mismos es cuidar al otro. Nada les importa.
Es cierto que el Gobierno Federal ha tenido un manejo catastrófico de la pandemia. Se ha negado a escuchar a los expertos; por un machismo estúpido muchos funcionarios (con algunas honrosas excepciones como Sheinbaum o Moctezuma) se muestran día tras día sin cubrebocas dando un pésimo ejemplo; y hemos estado sometidos a los comentarios arrastrados y genocidas del Sr. Gatell disculpando y solapando la falta de responsabilidad del presidente que ha dado también un muy mal ejemplo. Si, todo esto es cierto. Pero… también es verdad que independientemente de las tonterías criminales de las autoridades, como adultos responsables que supuestamente distinguen entre el bien y el mal, han sido incapaces de refrenar sus impulsos más egoístas y con semáforo rojo o sin él, deciden pasarse la sana distancia por el arco del triunfo.
Sí, es criminalmente cierto que el Gobierno Federal no ha ayudado suficientemente al personal médico que se juega diariamente la vida por salvarnos a todos. Ni equipo de protección, ni materiales quirúrgicos, ni más ventiladores, ni anestésicos, ni medicamentos, ni descanso y desde luego… ni compasión. Pero… ¿cuantos de los que salen a beber o a festejar, o a comprar cualquier frivolidad, realmente se han preocupado por ellos? ¿Quien se ha metido en los zapatos de una enfermera, camillero, del personal de limpieza, o del funcionario administrativo de la clínica, o, desde luego, de los doctores que silenciosamente hacen su trabajo alejándose por meses de su familia? Somos el país en donde más personal hospitalario ha muerto. Ni con todo esto, miles de mexicanos se conmueven y se quedan en su casa, usan cubrebocas y dejan de asistir a reuniones. Una vergüenza.
Lo más triste es que nadie entiende. El gobierno por más que quiebren empresas, crezca el desempleo, o se desplome irreversiblemente la economía no se da por enterado y sigue en sus trece de no apoyar a nadie. Le valemos madres pues. ¿Y los ciudadanos? Pues igual, ni dejan de salir, ni usan al famoso cubrebocas, ni se quedan en su casa, ni protestan en serio. En fin, parece que todo está perdido.
Los funcionarios que saben que están actuando mal eligen por sus ambiciones, ser cómplices del caos antes que renunciar. El presidente prefiere hacer sus obras absurdas, apoyar a los militares y dar “caridad” con tal de mantener a su voto duro y que la babeante muchedumbre lo apoye para permanecer en su absoluto poder. ¿Y los ciudadanos? pregunto otra vez… pues tienen el gobierno que seguramente se merecen. Yo no, por supuesto.
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