EL ESPEJO HUMEANTE

 

EL ESPEJO HUMEANTE

EL ENIGMA DE LA RENDICIÓN DE MOCTEZUMA

Luis Barjau

En una de las profecías que advertían a Moctezuma del fin de su imperio, se decía que el tlatoani, al mirar por el espejo que tenía en la frente el ave que le llevaron, había visto “jinetes que cabalgaban en una especie de venados sin cuernos y en actitud de combate”.

 

Diego Durán terminó su historia, donde consigna estos hechos, en 1581, 62 años después de la llegada de los españoles. Y los datos textuales los tomó del hoy conocido Códice Ramírez, que fue un manuscrito de mediados del siglo XVI, 31 años después de la conquista. Y de este mismo, Durán tomó las ocho profecías. Fray Bernardino de Sahagún reportaría dichas profecías pero atribuidas a sus alumnos del Colegio Imperial de Santa Cruz, en Tlatelolco, Alonso Vegerano, Martín Jacobita y Pedro de San Buenaventura, quienes, se dice, a su vez se informaban con viejos tlamatinime indígenas. Esas ocho profecías son, asimismo, advertencias hechas a Moctezuma sobre el fin de su imperio.

Por una de ellas, tetzahuitl (“agüero”) o tlactopaitoliztli (“cosa escandalosa o espantosa”), al tlatoani le llevaron de la laguna un tetzauhtototl (“ave agorera”), tan extraña que tenía un espejo en la frente. Pidió examinarla en el salón de la oscuridad y en su espejo vio el cielo y las estrellas, visión que lo confundió. Volvió a mirar y he allí que vio ¡jinetes que cabalgaban en una especie de venados sin cuernos y en actitud de combate!

Es cierto que esta referencia que consta en las crónicas es de difícil interpretación. Pero si se dice que Moctezuma vio en el espejo primero el cielo y las estrellas y después jinetes en combate, resulta obvio que es una referencia a los españoles, que llegaron del mar por el Este, surgidos del lugar considerado de los dioses, donde se unen mar y cielo. Un ave con un espejo es desde luego una mistificación. Pero había una deidad como Tezcatlipoca, “espejo humeante”, que en una de sus formas de representación era el guajolote. Fuera de esto no conocemos ninguna otra asociación posible.