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miércoles, 7 de julio de 2021

Los movimientos antivacunas en la historia

 


Los movimientos antivacunas en la historia

Los grupos antivacunas no aparecieron de la noche a la mañana, existen desde hace más de tres siglos. Protagonizaron protestas contra la viruela o el sarampión.

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    Los grupos antivacunas no aparecieron de la noche a la mañana, existen desde hace más de tres siglos. Protagonizaron protestas antivacunas contra la viruela o el sarampión. El peligro más grande no está en que nieguen la ciencia, sino en que elijan partes de la información y la suministren sin comprender el fondo a través de los canales de comunicación a través de los que se informa la gente.

    ¿Dónde y cuándo nació el movimiento antivacunas?

    La variolación era una técnica de profilaxis que consistía en una infección deliberada de la viruela para producir inmunidad natural y se había descrito en Asia y África desde al menos el siglo XVI. El ministro cristiano Cotton Mather defendió la idea en Boston, Massachusetts, a principios del siglo XVIII, después de haberla aprendido de un hombre africano esclavizado en su casa. Aunque la práctica redujo las tasas de mortalidad, Mather fue ridiculizado.

    La vacunación, popularizada por el médico inglés Edward Jenner desde finales del siglo XVIII, buscaba el mismo fin. Pero en lugar de utilizar la materia de las pústulas de viruela, los médicos inocularon a las personas con la viruela vacuna, un virus del ganado que causa una enfermedad más leve en los humanos. La técnica fue exitosa, pero los oponentes señalaron que era un «asalto extranjero al orden tradicional».

    En Inglaterra, en el siglo XIX, las personas que protestaron contra la vacunación obligatoria contra la viruela, habían liderado previamente la oposición a una ley que proponía que los desempleados trabajaran en las casas de sus patrones para obtener alimentos. A menudo en condiciones de explotación, trabajo infantil y separación familiar. Los manifestantes vieron la vacunación obligatoria como un asalto similar a la autonomía de los pobres. 

    En 1869 surgió la Liga antivacunas de Leicester. Su objetivo era demostrar que las personas podían sobrevivir a la viruela sin una vacuna. En 1877, el movimiento se intensificó. Según datos históricos, el médico forense de la ciudad obligaba a que se reporten todos los casos de viruela, luego aislaba al paciente, ponía en cuarentena a la familia y desinfectaba el lugar, a veces quemaban sus pertenencias.

    En octubre de 1884, la Junta de Guardianes de Leicester solicitó a las autoridades de Londres que detuvieran los procesamientos, a la luz del método Leicester. La solicitud fue rechazada, lo que preparó el escenario para una protesta masiva en la ciudad, en 1885. Según los estudiosos el éxito del método Leicester se basó en un sistema probado de notificación y cuarentena, en combinación con el beneficio de la hospitalización, “cuyo personal sanitario había sido vacunado”.

    En 1898, una nueva Ley de Vacunación permitió a las personas optar por no vacunarse por razones morales. Al año siguiente, la notificación de diversas enfermedades infecciosas, incluida la viruela, se hizo obligatoria. La viruela regresó a Reino Unido a principios del siglo XX, pero nunca supuso la misma amenaza.

    Hasta hoy, algunos activistas citan al “método Leicester” – cuarentena y hospitalización como alternativas a la vacunación – como supuesta evidencia de que las sociedades pueden sobrevivir sin vacunarse. Y aunque los antivacunas son pocos, están muy activos en las redes sociales.

    Desafiar el movimiento mal informado

    El 28 de octubre de 1956, justo antes de subir al escenario para dar vueltas en su exitosa versión de “Hound Dog”, el rey del rock and roll, Elvis Presley, recibió una vacuna contra la polio en vivo por televisión. Desde ese momento, el porcentaje de jóvenes que se vacunaron contra la polio creció de 0,6% a 80%. 

    La inmunización siempre fue un sustituto de los temores más amplios sobre el control social. Hoy se traducen en noticias falsas como que las mascarillas generan hipoxia o que el termómetro nos quema neuronas. La necesidad de controlar los brotes y las pandemias creó, durante mucho tiempo, tensiones entre la libertad y la interdependencia, similares a las que se desarrollan hoy en todo el mundo. 

    En este momento, los movimientos antivacunas se interponen en el camino de la salud pública. La vacunación siempre fue un pararrayos para las tormentas que se ciernen sobre otros problemas, como muestra el fisiólogo y escritor científico Jonathan Berman en su libro “Anti-vaxxers: Cómo desafiar un movimiento mal informado”. 

    Aunque la historia de la vacunación relata los avances de la ciencia moderna, también forma parte de la historia más amplia de la sociedad y su conflicto con las promesas y los peligros de la tecnología. Es también  una historia de grupos activistas que no niegan la ciencia, sino que seleccionan cuidadosamente pequeñas dosis de información y desinformación para construir sus burbujas de creencias.

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