El mito de los temblores
Por: Mónica Veytia /Foto: overstock.com
Nuestro planeta tierra esta compuesto por placas tectónicas, las cuales siempre están en movimiento, pero cuando estas chocan, liberan energía, lo que produce un movimiento brusco en la corteza terrestre. A este movimiento se le llama temblor; para conocer su intensidad se miden en una escala llamada “Richter” que va desde 3.5 (casi siempre no se sienten) hasta 8 o más (destrucción total de comunidades).
El pasado martes 20 de marzo, México sufrió un temblor de 7.8 en la escala Richter, el cual se origino en Guerrero. Aunque ahora ya sabemos como ocurren estos fenómenos, las culturas antiguas creían, más que nada, que se trataba de algo divino.
En la cultura azteca se decía que cada era o ciclo se llamaba “sol” y el quinto sol iba a terminar por un gran terremoto, la única manera de retrasar esto era mediante sacrificios. Los Chibcha, de Colombia, decían que el dios Chibchacum cargaba la Tierra sobre sus hombros y cuando se cansaba se pasaba el planeta de un hombro al otro ocasionando los temblores.
Países como Japón hablaban sobre un pez enorme, llamado Namazu, que era controlado por el dios Daimyojin; cuando este se descuidaba, el pez se movía y con los golpes de su cola agitaba la Tierra. En cambio, en Mozambique creían que la Tierra era como un ser humano: se enferma, tiene fiebre y escalofríos, esos movimientos son los que sentimos.
Los mitos cambian dependiendo el país; en Nueva Zelanda se creía que la Madre Tierra tenía un bebé en su interior (el dios Ru) y cuando pateaba o se estiraba causaba los temblores; en América Central se pensaba que los dioses que sostenían la tierra, cuando creían que ésta estaba sobre poblada, la agitaban para retirar el exceso de personas; así podríamos continuar con muchos otros mitos más.
Fueron los filósofos griegos, como Anaxímenes y Demócrito, los primeros en asumir el origen de los sismos por causas naturales. Sin embargo, no fue hasta 1912 cuando Alfred Wegner postulo la teoría de la deriva continental, la cual se refiere a que existía un súper continente que después se fracciono, como hoy en día lo conocemos, y este siempre esta en movimiento.
Gracias a esta teoría conocemos la causa verdadera del origen de los sismos.
Nuestro planeta tierra esta compuesto por placas tectónicas, las cuales siempre están en movimiento, pero cuando estas chocan, liberan energía, lo que produce un movimiento brusco en la corteza terrestre. A este movimiento se le llama temblor; para conocer su intensidad se miden en una escala llamada “Richter” que va desde 3.5 (casi siempre no se sienten) hasta 8 o más (destrucción total de comunidades).
El pasado martes 20 de marzo, México sufrió un temblor de 7.8 en la escala Richter, el cual se origino en Guerrero. Aunque ahora ya sabemos como ocurren estos fenómenos, las culturas antiguas creían, más que nada, que se trataba de algo divino.
En la cultura azteca se decía que cada era o ciclo se llamaba “sol” y el quinto sol iba a terminar por un gran terremoto, la única manera de retrasar esto era mediante sacrificios. Los Chibcha, de Colombia, decían que el dios Chibchacum cargaba la Tierra sobre sus hombros y cuando se cansaba se pasaba el planeta de un hombro al otro ocasionando los temblores.
Países como Japón hablaban sobre un pez enorme, llamado Namazu, que era controlado por el dios Daimyojin; cuando este se descuidaba, el pez se movía y con los golpes de su cola agitaba la Tierra. En cambio, en Mozambique creían que la Tierra era como un ser humano: se enferma, tiene fiebre y escalofríos, esos movimientos son los que sentimos.
Los mitos cambian dependiendo el país; en Nueva Zelanda se creía que la Madre Tierra tenía un bebé en su interior (el dios Ru) y cuando pateaba o se estiraba causaba los temblores; en América Central se pensaba que los dioses que sostenían la tierra, cuando creían que ésta estaba sobre poblada, la agitaban para retirar el exceso de personas; así podríamos continuar con muchos otros mitos más.
Fueron los filósofos griegos, como Anaxímenes y Demócrito, los primeros en asumir el origen de los sismos por causas naturales. Sin embargo, no fue hasta 1912 cuando Alfred Wegner postulo la teoría de la deriva continental, la cual se refiere a que existía un súper continente que después se fracciono, como hoy en día lo conocemos, y este siempre esta en movimiento.
Gracias a esta teoría conocemos la causa verdadera del origen de los sismos.
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