Islamofobia y antijudaísmo
Este es un alegato implícito contra el simplismo al tratar estos asuntos
23/10/2008 - Autor: José María Tortosa - Fuente: informacion.es
Un par de encuestas interesantes sobre las actitudes hacia los musulmanes y los judíos y sobre el conflicto entre Palestina e Israel, que es cosa diferente. Pero, antes, algunas matizaciones. Antisemita es una palabra rara. Se suele utilizar para designar a los que muestran actitudes contrarias a los judíos. Es rara porque los árabes también son semitas y porque suele convertir en una cuestión de xenofobia lo que puede ser algo diferente: la opinión contraria al sionismo, que es algo tan distinto como para que puede haber, y hay, judíos antisionistas y no por ello antijudíos ni tampoco antisemitas. Algo parecido sucede con "islamofobia", aunque en tono menor. Cierto que hay un pensamiento contrario a todo lo que tenga que ver con el Islam que no siempre va a coincidir con el "antiarabismo" racista. Como el pensamiento simple tendría que saber, hay árabes que no son musulmanes (coptos, por ejemplo) y musulmanes que no son árabes (bereberes, por ejemplo).
La encuesta a la que me quiero referir se ha publicado hace poco por el "Pew Research Center". Lo que dicen las respuestas es qué nivel hay de opiniones negativas sobre los musulmanes y sobre los judíos en media docena de países y cómo han evolucionado dichas opiniones entre 2004 y 2008.
Lo primero que llama la atención es el incremento de opiniones negativas sobre los judíos en estos cinco años. Es una tendencia general. Cierto que los niveles son muy diferentes: en los Estados Unidos y en Gran Bretaña estas opiniones están, respectivamente, en un 7 y un 9 por ciento de las respuestas. Aun así, aumentan. En el otro extremo por nivel y por incremento está España donde se han más que duplicado hasta alcanzar el 46 por ciento de las respuestas: la máxima entre los países analizados.
Después de España, Polonia y después de Polonia, Rusia, países de larga tradición antijudía puesta en práctica en campos de concentración y pogromos.
Aunque, como comenté hace poco, parece que el problema causado por los salafistas podría estar aumentando, lo cual podría dar pie a un aumento de las opiniones contrarias a los musulmanes (por aquello propio de la xenofobia que consiste en atribuir al conjunto lo que es propio de una minoría), sin embargo, la encuesta que comento tiene sus variantes. En cuanto a niveles de opinión negativa, España sigue estando en primer lugar (52 por ciento de las respuestas), seguida de Alemania, Polonia, Francia, Rusia, Gran Bretaña y los Estados Unidos, empatados estos dos con un 23 por ciento de las respuestas. Sin embargo, las trayectorias son diversas: la opinión negativa sobre los musulmanes aumenta en Polonia, Francia y Gran Bretaña, disminuye en Rusia y en los Estados Unidos y sube para bajar en España y Alemania.
Confieso que no tengo buenas explicaciones para tanta anomalía, no siendo de descartar el hipótesis de que, aunque la encuesta haya sido organizada para la misma institución, las diversas casas encuestadoras que han llevado a cabo el trabajo de campo en cada país no hayan hecho su trabajo igualmente bien. No por corporativismo, voy a suponer que están bien hechas en todos los casos, por más que es mucho suponer. Lo que, en todo caso, hay que tener en cuenta es que las actitudes hacia ambos colectivos no tienen por qué estar producidas por los problemas político-violentos de cada país. Pienso en Chechenia o en la manipulación del 11-S. Estas xenofobias pueden tener otra lógica: la de haber encontrado un chivo expiatorio sobre el que descargar las propias frustraciones, para lo cual los judíos, en países cristianos, siempre están a la disposición del corto de entendederas: basta leer los Evangelios (en particular el de Mateo), para ver cómo puede procesarse el antijudaísmo de los que olvidan que Jesús de Nazaret era judío, pero saben que lo mataron los judíos, no los romanos.
Estas particulares xenofobias, por su parte, tampoco tienen mucho que ver con las actitudes hacia el conflicto palestino que muchas veces se presenta como conflicto entre musulmanes (como si no hubiese cristianos entre los palestinos) e israelitas (como si todos fuesen judíos). Esta encuesta es también reciente, pero la coordinó la "World Public Opinion". Sobre casi una veintena de países, se preguntaba si el entrevistado creía que su país debía ponerse del lado de los palestinos, al de Israel o no ponerse del lado de ninguno de ellos. Egipto, Irán y Turquía (y casi Indonesia también), daban respuestas mayoritarias a favor de ponerse de parte palestina.
Digamos que con cierta lógica. En la India había un empate práctico entre las tres opciones. También comprensible. En el resto, la respuesta mayoritaria iba en la dirección de no tomar partido. Eso sí, la España que en el estudio de "Pew" daba tan alta en opinión antimusulmana, era también la que, entre los "occidentales", daba mayor porcentaje de los que decían que había que ponerse de parte palestina. Cierto que se trataba de un 12 por ciento, pero México, el Perú y Ucrania daban un 4 por ciento en la misma dirección y los Estados Unidos daba el mínimo: un 3 por ciento. Francia, 6; Rusia, 7; y Gran Bretaña, 8.
Como la otra semana, éste es un alegato implícito contra el simplismo al tratar estos asuntos. No me preocupan tanto los datos en sí, siempre problemáticos. Lo que me importa es que se vea que estamos ante lógicas muy diferentes y que se resisten a ser tratadas de un modo simplista aunque, más de una vez, una contamine a la otra.
José María Tortosa es investigador del Instituto Universitario de Desarrollo Social y Paz de la Universidad de Alicante.
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