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sábado, 29 de febrero de 2020

Desastres naturales detrás del sacrificio ritual de cientos de infantes y llamas en Perú
Yahoo/Buzón
  • El Colegio Nacional 
    CCO:erubielcamacho43@yahoo.com.mx
    vie. 28 de feb. a las 18:26


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    28 febrero 2020
    ECN/032
    Ciencias Sociales 
    y Humanidades 

    DESASTRES NATURALES DETRÁS DEL SACRIFICIO RITUAL
    DE CIENTOS DE INFANTES Y LLAMAS EN PERÚ


    *Este hecho pudo estar vinculado a las inundaciones provocadas por el fenómeno de El Niño, afirma el doctor Carlos Prieto, catedrático de la Universidad  de Gainesville, Florida    

    *El coordinador de la excavación en la ciudad de Huanchaco cree que los infantes fueron elegidos y preparados para ser sacrificados


    ¿Por qué Los chimúes de Perú sacrificaron a cientos de infantes y llamas? La pregunta aún no tiene respuesta concreta para un hallazgo sin precedentes en nuestro continente. Una de las hipótesis es que con este sacrificio masivo se buscaba convencer a los dioses de que pusieran fin a las lluvias, expuso el arqueólogo peruano Gabriel Prieto en las instalaciones de El Colegio Nacional.

    Con el título de Ceremonias de sangre y sacrificios humanos en la Costa Norte del Perú: el caso de los chimúes, el investigador  adscrito a la Universidad de Florida en Gainesville, Estados Unidos, dictó ayer la segunda conferencia del ciclo La arqueología hoy, coordinado por Leonardo López Luján, integrante de El Colegio Nacional.

    La Cultura Chimú se estableció en la costa norte del Perú, desde el 1100 hasta el 1400 a.C. Su centro fue la ciudad de Chan Chan en el valle del río Moche. Entre 2011 y 2016 se hallaron en Huanchaco, zona costera del norte de Perú, los restos de 137 niños y 205 llamas que mostraban evidencia de prácticas sacrificiales como las realizadas por sociedades mesoamericanas tardías. Se calcula que dicha matanza ritual ocurrió entre el año 1400 y el 1450 d.C., antes de que los incas acabaran con el imperio chimú, en 1475. Los infantes asesinados quedaron enterrados mirando al mar y las llamas en dirección opuesta, hacia los Andes.

    El doctor en antropología explicó que como un método para apaciguar a los dioses se decide llevar a estos infantes en procesión desde Chan Chan, ciudad  precolombina de barro, a 1.5 km de distancia, hasta este lugar abierto que era un sitio bastante público junto al mar. Expuso que fue intencional hacer el sacrificio en este lugar abierto posiblemente a una divinidad del mar.

    La primera excavación, refiere el arqueólogo egresado de la Universidad Nacional de Trujillo, tuvo lugar en Huanchaquito-Las Llamas, donde en un principio aparecieron restos de 42 infantes y 76 llamas.

    En Perú hubo sociedades desde el año diez mil a.C., hasta la constitución del Imperio Inca, con Machu Picchu como la joya de la corona que sintetiza este largo periodo de desarrollo cultural. Puntualizó que la sociedad chimú tiene su origen mítico en un personaje que llega del mar y funda la ciudad de Chan Chan, que abarca 24 kilómetros cuadrados, de arquitectura monumental, de los cuales sólo se conservan 14.

    En Chan Chan había grandes palacios de hasta 120 hectáreas cercadas, con muros que alcanzan los 12 metros de alto, con un líder diferente cada uno. Los chimúes desarrollaron una grande y extensa red de irrigación, con canales que conectan oasis a veces separados hasta por 40 km, que atravesaban los desiertos y llevaban agua de un valle hacia otro. Esta infraestructura hidráulica se vio afectada con el fenómeno climático de El Niño, que provoca estragos en todo el mundo desde hace miles de años, y fue destruida por las inundaciones. Se trata de una sociedad que se atrevió a expandir la frontera agrícola con esta red hidráulica.

    Fue ahí que Prieto dio inicio a una “excavación emergente”, y se distrajo de su particular interés en los pescadores prehispánicos de Huanchaco. El catedrático de la Universidad de Florida  contó que un vecino insistió en que le hiciera caso respecto a que había algunos huesos frente a su casa, a unos metros de donde realizaba su investigación anterior.

    Cuando comenzó a excavar, Prieto relató que llamó a Katia Valladares, de México, a la semana del descubrimiento de estos infantes con llamas. La antropóloga le indicó que hubo manipulación de costillas, porque estaban abiertas y tenían un corte en el esternón, por lo que probablemente murieron de manera intencional, debido a que les abrieron la caja torácica y les extrajeron el corazón con una técnica sacrificial común en el área  Central de México, posiblemente de los mixtecas.

    Son 137 los niños y niñas entre los 5 y 13 años de edad que en su mayoría fueron sacrificados y enterrados cada uno con una llama joven (de 3 a 9 meses de edad), de las que fueron encontradas 205, aproximadamente en el año 1450; ambos, camélidos e infantes, en muy buen estado de conservación.

    La zona fue alterada con máquinas y los pobladores de la zona usaban el terreno como botadero de basura antes de que el equipo de Prieto la interviniera, por lo que se perdió evidencia “pero es muy posible que hubiera más niños y más camélidos enterrados ahí”, advirtió Prieto, originario precisamente de Huanchaquito.

    El explorador invitado de la National Geographic, habló del uso ritual en Perú de las cabezas trofeo en ceremonias de culto a los ancestros, enterradas como ofrendas, o utilizadas en ceremonias y danzas. Dijo que, en el sacrificio de esta ceremonia importante, todos los cuerpos tienen un corte limpio, es decir, “no hay error, no hay varios intentos,  lo que implica que había un experto en sacrificar seres humanos”. Se hallaron también dos mujeres que fueron ahorcadas y un hombre de 40 años que pudo haber sido el sacrificador.

    En los Andes centrales de Perú aún se les extrae el corazón a las llamas para propiciar la lluvia, hecho que aparece desde las crónicas de los españoles. Luego el corazón se quema y eso augura un mal o un buen año.

    Prieto agregó que los niños fueron llevados a la ciudad de Chan Chan y se les preparó dentro de una logística especial, “espiritual, psicológica y hasta de alimentación, y creemos que hay diversidad étnica, no sólo infantes de la ciudad de Chan Chan, ya que el estado chimú se expandía a lo largo de la costa peruana hasta llegar al Ecuador”.

    “Las modificaciones craneanas pueden sugerir alguna filiación étnica, además de que a través de algunos estudios se supo que tenían una dieta diferente, es decir que venían de distintas regiones o que recibieron una alimentación distinta en la ciudad de Chan Chan, donde las familias se alimentaban de manera diversa”.

    Sobre el color de las llamas, dijo que la mayoría era marrón, lo que denota que  fueron seleccionadas para este sacrificio, y ejemplificó que con los camélidos claros, los incas hacían sacrificios en honor al sol, mientras que las de tono marrón eran dedicadas al dios del trueno.

    “Los camélidos de este sacrificio masivo, son por lo menos de cinco regiones distintas del Valle de Moche, no es un rebaño exclusivo del estado chimú y eso implica que varias personas contribuyeron a realizarlo”.

    Estos animales son en su contexto, el único medio de transporte, de carga y fuente importante de carne, que en Chan Chan se consumía más que el pescado, “eran un elemento simbólico importante”, afirma el arqueólogo que se pregunta el motivo de su sacrificio.  

    Esto, explica Prieto está asociado al fenómeno de El Niño. Los chimúes probablemente experimentaron una crisis económica, social y política fuerte. En ese primer sitio hemos encontrado una gruesa capa de barro sobre de arena que sugiere que hubo una lluvia en el momento mismo del sacrificio. Gracias a las huellas de animales y niños muy bien conservadas confirmamos que los niños llegaron vivos al lugar y ahí fueron sacrificados y enterrados. Pensamos que hubo dos procesiones que confluyeron en el sitio y realizaron el sacrificio.

    Gracias a los estudios radio-carbónicos se confirmó que este hecho sucedió entre el 1400 y 1450, cuando hubo en México, una sequía muy intensa, que Leonardo López Luján, integrante de El Colegio Nacional y coordinador del ciclo La arqueología hoy, describió. Refirió que se trata del hallazgo de 42 infantes sacrificados en el Templo Mayor, cuando se presentó  esta intensa sequía, en el Año 1 conejo.  Es decir que hubo un efecto global debido a sequías e inundaciones y encontramos los dos polos de un momento de crisis global.
    Prieto destacó que dos sociedades reaccionaron por un efecto opuesto; en Perú querían frenar las lluvias, aquí en México se estaba pidiendo por más.

    Posteriormente, el doctor en Antropología por la Universidad de Yale habló de un segundo sitio donde llevan descubiertos 232 cuerpos de niños y 400 llamas, y cree que aún se encontrarán más.

    Finalmente, y a raíz de este segundo hallazgo, reveló que una de sus hipótesis es que los chimúes sacrificaban sistemáticamente a niños, no sólo en eventos extraordinarios sino desde el año 1200 d.C.,  es decir desde doscientos años antes de lo que se había inicialmente propuesto.
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