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martes, 15 de diciembre de 2020

La pandemia y sus disparidades en Yucatán

 La pandemia y sus disparidades en Yucatán

Por Ángel Aldaz Góngora

En marzo pasado, el secretario de Salud del Estado, Mauricio Sauri Vivas, anunció el primer caso de COVID-19 en Yucatán: se trató de una mujer de 57 años que se contagió en España.

Viajó al país europeo y regresó a México sin síntomas. El vuelo que tomó fue Madrid-Cancún y del estado vecino de Quintana Roo se trasladó por carretera a Mérida.

Días después que inició con fiebre y tos fue detectada por el personal del sector Salud y, siguiendo los protocolos que marca la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Secretaría de Salud federal, se le realizaron las pruebas pertinentes.

Con los resultados del laboratorio estatal, se confirmó su caso como positivo. A la paciente, el personal de la Secretaría de Salud del Estado de Yucatán la puso en aislamiento y monitoreo permanente.

De ahí y hasta el 14 de diciembre —277 días desde el primer registro—, 25,039 personas en Yucatán ya resultaron contagiadas de SARS-Cov2 (en promedio, 90 por día) y 2,794 murieron (10 por día), en una epidemia sin precedentes.

El gel antibacterial, el cubrebocas y el cloro son la defensa, parte de la nueva normalidad que viven miles de familias.

El 25 de septiembre pasado, las autoridades de Salud de Campeche declararon a esa entidad la primera en pasar al color Verde, luego de alcanzar cifras totales de 6,031 casos positivos acumulados, de los cuales 5,165 ya se recuperaron y 816, ya fallecieron.

Y es que previo a los contagios por coronavirus, en Yucatán la población ya sufría enfermedades crónico-degenerativas, las cuales sólo se agravaron ante la presencia de la epidemia.

Afecciones del corazón, diabetes mellitus, enfermedades cerebrovasculares, influenza y neumonía, así como problemas pulmonares e insuficiencia renal son algunas causas que llevaron a miles de yucatecos al contagio, complicación y muerte por este mal.

Definitivamente, el COVID-19 se infiltró hasta en la religión; por primera vez, la celebración del puente Guadalupe-Reyes fue con templos vacíos y a puertas cerradas.

Asimismo, se incrementaron las medidas de higiene, para afrontar las fiestas por venir.

A fin de evitar rebrotes que pongan en riesgo la capacidad hospitalaria del estado, a partir del lunes 14 de diciembre pasado quedaron cancelados en Yucatán eventos sociales, como bodas, bautizos o fiestas similares que impliquen grandes aglomeraciones de personas.

Y en cuanto a política, ni se diga. Todas las decisiones y movimientos giran alrededor no de los yucatecos, sino de los políticos que, en un intento torpe de mantenerse en la memoria del ciudadano, toman decisiones más publicitarias que trascendentales.

Llegan Navidad y Año Nuevo, dos fechas esperadas en lo que a inspiración se refiere. Las familias, con todas sus restricciones, se preparan para disfrutar una experiencia más a llevar en la memoria.

Pero para la tranquilidad de millones de niños en el mundo (sobre todo los que se portan bien) la OMS reveló que Santa Claus es inmune a la enfermedad que provoca el virus SARS-CoV-2 y podrá llevar los regalos a todos los niños del mundo en Navidad.

En la habitual rueda de prensa de la OMS sobre la situación de la pandemia y en respuesta a la pregunta de una periodista sobre la preocupación de los más pequeños acerca de la salud de Santa Claus, la responsable de la respuesta al Covid-19, Maria VanKerkhove, aseguró que entiende la preocupación por el estado de salud de Papá Noel, pues pertenece a uno de los grupos de riesgo, por su edad y peso.

“Pero les puedo decir que Santa Claus es inmune, hablamos brevemente con él y está muy bien. La señora Claus está bien. Están muy ocupados ahora. Pero él es inmune y líderes de todo el mundo nos han dicho que han relajado las medidas para que Santa pueda entrar en el espacio aéreo y lleve regalos a los niños”, explicó la experta internacional.

Con restricciones, sí, pero también con la ilusión de vivir, una vez más, una experiencia interior y de sentimientos especiales, con la crudeza de las cifras por el COVID-19 y el optimismo en puerta, más allá de la epidemia y sus disparidades, les deseo una feliz preparación para las fiestas de Navidad y Año Nuevo.

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