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sábado, 10 de julio de 2021

LA AGENDA 2030: Despoblación y nuevo orden mundial

 

LA AGENDA 2030: Despoblación y nuevo orden mundial

La Agenda 2030 de las Naciones Unidas no es más que un plan para la esclavitud global de la humanidad bajo el control de las corporaciones.
Finalizada la Segunda Guerra Mundial, un grupo de personas se reunió bajo los auspicios de los Federalistas del Mundo Unido (UWF) en Montreux, Suiza, para redactar un plan integral para un gobierno mundial. Declararon inequívocamente que consideraban a las Naciones Unidas «impotentes … para detener el curso de la guerra». 


Creían que el establecimiento de un gobierno federal mundial sería la única forma de traer paz a nuestro mundo. Y muchos de ellos creían que eventualmente, sus seis principios podrían y serían incorporados a las Naciones Unidas y podrían transformarse en tal gobierno.
Casi setenta años después, en 2015. La ONU publicó un documento titulado “Transformar nuestro mundo: la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible”. Este documento es una corriente de conciencia de trivialidades piadosas sobre el cumplimiento de 17 objetivos de desarrollo sostenible (ODS) y, por lo tanto, la satisfacción de las “necesidades” más urgentes de la humanidad.


Oficialmente apodada «Agenda 2030», la trama de la ONU, como sugiere su título completo, tiene como objetivo «transformar» el mundo. El programa es un seguimiento del último plan de 15 años de la ONU, los difuntos “Objetivos de Desarrollo del Milenio” o ODM. También encaja muy bien con la muy controvertida Agenda 21 de la ONU, e incluso incluye gran parte de la misma retórica y agenda. Pero los objetivos combinados de la Agenda 2030 para lograr lo que eufemísticamente se llama «desarrollo sostenible» representan planes anteriores de la ONU más profundos, más radicales, más draconianos y más costosos. En términos generales, el documento revela el plan de despoblar el 95% del mundo hacia el año 2030 para crear un Nuevo Orden Mundial.


“La despoblación debería ser la más alta prioridad de la política exterior hacia el tercer mundo, porque la economía de los Estados Unidos requerirá una cantidad cade vez mayor de minerales del extranjero, especialmente de los países menos desarrollados.” El Informe Kissinger.


Para muchas personas, la ONU es una organización benévola que fomenta la cooperación y la paz internacional y que está dedicada a la preservación de la vida humana en donde quiera que surja un conflicto. La realidad es que a lo largo de su historia, la ONU ha sido usada como un aparato legitimador de la agenda sionista de la facción Rockefeller de la élite global, con sede en los EE.UU. El plan de esta facción de la élite global es despoblar el mundo de manera directa usando como excusa la necesidad de reducir el impacto ambiental y mejorar la calidad de vida en el planeta.

“Esta Agenda es un plan de acción para las personas, el planeta y la prosperidad”, dice el preámbulo. «Todos los países y todas las partes interesadas, actuando en asociación colaborativa, implementarán este plan». Irónicamente, el preámbulo incluso afirma que los objetivos de la ONU «liberarán a la raza humana de la tiranía de la pobreza» y «sanarán» el planeta o, como también se hace referencia al planeta en el documento, la «Madre Tierra».


Para la ONU, actualmente, se está progresando en muchos lugares, pero, en general, las medidas encaminadas a lograr los Objetivos todavía no avanzan a la velocidad ni en la escala necesarias.
“El Nuevo Orden Mundial no puede suceder sin la participación de Estados Unidos, ya que somos el componente individual más importante. Sí, habrá un Nuevo Orden Mundial y obligará a Estados Unidos a cambiar sus percepciones”, declaro Henry Kissinger en 1994.


Dado que quedan menos de diez años para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible, en la Cumbre sobre los ODS celebrada en septiembre de 2019, los líderes mundiales solicitaron un decenio de acción y resultados en favor del desarrollo sostenible, y prometieron movilizar la financiación, mejorar la aplicación a nivel nacional y reforzar las instituciones para lograr los Objetivos en la fecha prevista, el año 2030, sin dejar a nadie atrás.
Los principales globalistas como el exjefe de la OTAN Javier Solana, un socialista, celebraron el plan, que la cumbre «aprobó» por unanimidad, como el próximo «Gran Salto Adelante», sí, el viejo lema de campaña del Partido Comunista Chino.


El plan maestro se compone, como deciamos, de 17 ODS con 169 “metas” específicas que se impondrán a toda la humanidad, literalmente, toda ella, como el propio plan establece explícitamente. “Al embarcarnos en este viaje colectivo, prometemos que nadie se quedará atrás”, se lee en el manifiesto de la ONU. Pero si te gusta la libertad, la autonomía, el libre mercado, o la Constitución, es casi seguro que la ONU desee dejarte atrás.

El Secretario General de las Naciones Unidas hizo un llamamiento para que todos los sectores de la sociedad se movilicen en favor de una década de acción en tres niveles: acción a nivel mundial para garantizar un mayor liderazgo, más recursos y soluciones más inteligentes con respecto a los Objetivos de Desarrollo Sostenible; acción a nivel local que incluya las transiciones necesarias en las políticas, los presupuestos, las instituciones y los marcos reguladores de los gobiernos, las ciudades y las autoridades locales; y acción por parte de las personas, incluidos la juventud, la sociedad civil, los medios de comunicación, el sector privado, los sindicatos, los círculos académicos y otras partes interesadas, para generar un movimiento imparable que impulse las transformaciones necesarias.
Concretamente en España la Comisión Delegada del Gobierno para Asuntos Económicos, se reunió el día 21 de marzo de 2019, equinoccio de primavera, día en que se abre el portal de Hades, Señor del inframundo y de la muerte, adoptaron un acuerdo relativo al refuerzo de la gobernanza para la Agenda 2030.


De este modo, el pánico pandémico marcará el comienzo de la Agenda 2030. El Dr. Fauci y el Dr. Birx han sido expuestos como fraudes y ya no se les debe permitir dictar políticas. Se han tomado malas decisiones basadas en ciencia defectuosa y modelos informáticos especulativos repletos de suposiciones falsas. Están metidos hasta el cuello en conflictos de intereses, principalmente relacionados con la Fundación Bill y Melinda Gates y sus muchos socios mundiales que impulsan las vacunas obligatorias y un sistema de identificación global que se puede utilizar para rastrear a la población.


Bajo el mando de Stalin, el estado soviético no pudo controlar a los kulaks que trabajaban en la tierra, por lo que la expropiaron. ¿Es esa la misma estrategia que Gates tiene para las muchas pequeñas empresas familiares? Obligarlos a salir y hacerlos trabajar para Amazon, Walmart o alguna otra megacorporación donde puedan ser monitoreados más de cerca.


Los gobernadores han reclamado el poder de decirnos cuándo podemos ir a la iglesia, dónde podemos y dónde no podemos trabajar. El estado siempre gravitará hacia la acumulación de poder y  una vez que ha reclamado el derecho a ejercer el poder sobre un área determinada de su vida, rara vez se lo devuelve.

Por su parte, los grandes medios de comunicación aprovechan cualquier excusa para seguir impulsando la agenda de la ONU y persuadir de ese modo a la población y cooperan mientras continúan alimentando el miedo. No informan que el 99 por ciento de las personas que contraen coronavirus se están recuperando por completo. Y los medicamentos necesarios para tratarlo ya están aquí; son baratos y están ampliamente disponibles.


Esa es su misión, su objetivo y, en este contexto, ven la extensión de la COVID-19 como un enfrentamiento a una crisis de enormes dimensiones que tendrá repercusiones sociales, económicas y políticas en todo el mundo, cuya solución es la cooperación para el desarrollo como una herramienta esencial para apoyar a los países con menos recursos y opciones. Pues, como viene alertando el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) «sin el apoyo de la comunidad internacional corremos el riesgo de un retroceso masivo de los logros conseguidos en el desarrollo de las últimas décadas tanto en vidas como en derechos básicos, oportunidades y dignidad».


El problema es que se están elaborando nuevas reglas para nosotros mientras hablamos. Se avecinan cambios para todo: cómo compramos los alimentos, cómo pagamos los productos ¿sin efectivo?, incluso cómo saludamos a nuestro prójimo ¡sin apretón de manos!
Si no obedece estas reglas, será públicamente avergonzado y acusado de exhibir comportamientos antisociales perjudiciales para el bien común.
Recuerde, sin dejar a nadie atrás.
Estamos ante el amanecer de una nueva era “tecnocrática” que ha estado en el estante de la ONU durante varias décadas, esperando un evento desencadenante para que pueda implementarse.
El Desarrollo Sostenible, es el final de la élite global que quiere controlar todos los recursos de la tierra, incluidas las personas. El “Gran Pánico de 2020” se ha convertido en un arma para crear el mayor golpe económico en la historia del mundo.

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