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lunes, 4 de noviembre de 2013

El siempre libre Patishtan

El siempre libre Patishtan

"Conocimos a Alberto Patishtan siendo libre mediante su palabra. (...) Patishtan sale de la cárcel no como una concesión del gobierno. Su indulto, como ellos le llaman, es un reconocimiento unánime de que sus derechos humanos fueron violados..."
03 de Noviembre del 2013
El siempre libre Patishtan



“Canek dijo:


¿Y para qué quieren libertad si no saben ser libres? La libertad no es gracia que se recibe ni derecho que se conquista. La libertad es un estado del espíritu. Cuando se ha creado, entonces se es libre aunque se carezca de libertad. Los hierros y las cárceles no impiden que un hombre sea libre, al contrario: hacen que lo sea más en la entraña de su ser. La libertad del hombre no es como la libertad de los pájaros. La libertad de los pájaros se satisface en el vaivén de una rama; la libertad de un hombre se cumple en su conciencia”.
Ermilo Abreu



Conocimos a Alberto Patishtan siendo libre mediante su palabra. El 11 de mayo de 2013, durante el aniversario de la protesta contra Peña Nieto en la Ibero, envió una carta donde saludaba a los jóvenes del ayer, del hoy y del mañana. Nos hacía parte de ese mundo por construir, de ese mundo donde quepan muchos mundos. Desde entonces tomamos eso como nuestra primera gran tarea.

Luego lo vimos en el Cereso 5 de San Cristóbal de las Casas. Lo primero que nos dijo fue: “Soy Alberto Patishtan y estoy aquí por ser un poco diferente, hablar un poco diferente, a veces de más. Y por escuchar a los nuestros. Soy del pueblo de El Bosque, denominado ahora San Juan de la Libertad”.

Sin que él se lo propusiera nos ha enseñado cosas sobre la paciencia para la transformación de las cosas, sobre vencer el miedo para luchar, sobre la dignidad y la congruencia siempre entre las palabras y los actos, sobre el arriesgarse dándole la mano al otro, sobre el amor.

Nos sentimos felices por saber que no tuvo nunca que pedir perdón. Patishtan sale de la cárcel no como una concesión del gobierno. Su indulto, como ellos le llaman, es un reconocimiento unánime de que sus derechos humanos fueron violados desde que el Estado mexicano lo secuestró en el año 2000 por un improbado delito, mismo que no cometió.

No nos basta con este reconocimiento para hacerle justicia. Hace falta recordar siempre las irregularidades de su proceso, la corrupción de quienes lo inculparon. Hace falta, igualmente, la reparación integral de los daños que le hicieron a su vida, a su familia, a su pueblo.

Hace falta escribir en la historia de nuestro país la lucha que el profesor ha hecho por la libertad de muchos presos inocentes en las cárceles educando, orientando, formando.

Fue en Cerro Hueco, en el Amate, en Copainalá, en Guasave, en Los Llanos y en el Cereso 5 donde el profesor enseñó no sólo la castilla, sino cómo resistir, cómo la primera gran cárcel es el odio, cómo se puede ser libre venciendo al miedo, cómo para un preso político nunca existe sentencia.

También hace falta no olvidar. No olvidar que muchas personas al igual que Alberto aún sufren la prisión por defender sus derechos o simplemente porque el sistema judicial sólo sabe hacer justicia a modo.

Este es el caso todavía de Alejandro Díaz Sántiz, Solidario de la Voz del Amate, compañero de Patishtan todavía preso en el Cereso 5, de Antonio Estrada y Miguel Demeza Jiménez, presos políticos adherentes a la Sexta Declaración de la Selva Lacandona en Chiapas, de los presos zapotecos de San Agustín Loxicha, Oaxaca, y los presos nahuas de San Pedro Tlanixco, en Tenango del Valle, Estado de México. La lista sigue, es larga y dolorosa.

Queremos decir que estamos muy contentos. Que caminando con el profesor y con los compañeros que llevan 13 años luchando junto a él aprendimos una gran lección: al final, la justicia siempre prevalecerá.

La libertad de Alberto es un triunfo de su incorruptible dignidad en la cárcel, de los movimientos sociales del país, de personas que alrededor de todo el mundo mostraron su solidaridad y principalmente por la tenacidad de su pueblo de El Bosque y su familia, Héctor, Gabriela y Génesis.

Hoy, más que nunca, cobra sentido para nosotros, para el país entero, la frase que con orgullo guía nuestra Universidad "La verdad nos hará libres".


¡Viva Alberto Patishtan!


¡Libertad para todas y todos los presos políticos del país!

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