Hernán Cortés. El fin de una leyenda
HERNÁN
CORTÉS
El fin de una leyenda
Esteban Mira Caballos
Fotografía de portada: Solis Ávila, h. 1958. Incluido en laobra de Luis Martínez Kleiser: Hernán Cortés. Plasencia,Editorial Sánchez Rodrigo, 1958.© Del texto: Esteban Mira Caballos© De las fotografías: Esteban Mira Caballos, Tomás GarcíaMuñoz, Xavier López-Medellín y Francisco Gallego Nieto.© De la presente edición: Palacio Barrantes Cervantes S.L.
Edita
Palacio de los Barrantes Cervantes S.L.
Diseño e impresión
Indugrafic, artes gráficas
Autor
Esteban Mira Caballos
D.L.
BA-xx-2010
ISBN
978-84-613-8066-4© 2010 Esteban Mira Caballos y Palacio de los BarrantesCervantes S.L.“La presente publicación ha sido beneficiaria de unade las ayudas a la edición convocadas por la Consejeríade Cultura y Turismo de la Junta de Extremadura”.
Prólogo
La importancia de la figura de Hernán Cortes, evidente tanto parael estudioso como para el profano, en lo positivo y en lo negativo, consti-tuye el objeto de la curiosidad científica e investigadora de un más quenutrido grupo de historiadores, novelistas, biógrafos, etc., y reconocerlano es más que un acto de justicia con el personaje y con la Historia.Como para tantos otros, ésta es fruto de la concurrencia de corrien-tes y circunstancias de las que resultaron personajes y acontecimientosque marcaron su tiempo. Estar en el sitio adecuado, en el momento opor-tuno y ser, además, el personaje idóneo para ese lugar y ese momentoconstituyen el encaje, la trama, que da lugar a la generación del mito.En este sentido Cortés es, a todas luces, el protagonista que laHistoria estaba esperando para propiciar la caída del Imperio Mexica yplantar las raíces de lo que, con el tiempo, constituiría la nación mexica-na. Raíces en las que agarra el mito. Para nosotros, cinco siglos después,resulta difícil imaginar los acontecimientos ocurriendo de otro modo ycon otros personajes.Pero nuestros protagonistas, además de mitos, son humanos, hom-bres y mujeres de su tiempo, y por ello nuestra historia se completa conla intrahistoria, la epopeya con las virtudes y defectos de sus protagonis-tas, sus envidias y traiciones, sus renuncias y entregas, sus amores yodios. Y Hernán Cortés, como no podía ser de otra forma, participa deello.
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