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jueves, 26 de mayo de 2011

Conflicto Israel-Palestina: ¿Por qué todavía es importante 1967?

Conflicto Israel-Palestina: ¿Por qué todavía es importante 1967?
¿Por qué el primer ministro de Israel ha insistido en que los linderos de su país en los 60 eran "indefendibles"?

Soldados israelíes patrullan la franja fronteriza entre los Altos del Golán y Siria, el pasado 20 de mayo (AFP).

Lo más importanteLíderes israelíes han rechazado regresar a las fronteras previas a 1967
Israel tomó todo Jersusalén, la Ribera Occidental, los Altos de Golán, la Península del Sinaí y Gaza
La comunidad internacional nunca reconoció la apropiación israelí de las líneas territoriales previas a 1967
Netanyahu dijo, después de reunirse con Barack Obama, que las fronteras previas a 1967 eran "indefendibles"

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(CNN) — En el sitio web del Ministerio Israelí de Relaciones Exteriores hay un mapa con un mensaje. El mapa muestra cómo se veían las fronteras regionales antes de la Guerra de los Seis Días en 1967. El mensaje está dibujado en la distancia de aquellas fronteras a ciudades israelíes importantes.

Por ejemplo, está anotado que la distancia de lo que fue la línea de armisticio en 1967 entre Jordania a la ciudad israelí de Netanya en el Mediterráneo era de 14 kilómetros; a Beersheeba de 16; a Tel Aviv de 18. La ciudad de Ashkelon estaba a 12 kilómetros de la orilla de la Franja de Gaza, entonces bajo mandato egipcio.

El punto está claro: era virtualmente imposible defender a Israel; cualquier agresor podría intentar cortarlo a la mitad.

Eso fue justo lo que intentaron lograr los ejércitos árabes en 1967. En vísperas de la guerra, el periódico egipcio al Akhbar escribió: "Bajo los términos de un acuerdo militar firmado con Jordania, la artillería jordana, coordinada con las fuerzas de Egipto y Siria, está en una posición de cortar a Israel en dos en Qalqilya, en donde el territorio israelí entre la línea de armisticio de Jordania y el Mar Mediterráneo es sólo de 12 kilómetros de ancho".

Este es un punto que ha enfatizado el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, desde su reunión con el presidente Barack Obama la semana pasada.

"Recuerden que antes de 1967, Israel tenía un ancho de 15 kilómetros, la mitad de ancho de la autopista de Washington", dijo. "Y estas no eran los linderos de paz, eran linderos de guerras repetidas, porque el ataque contra Israel era atractivo para ellos".

El que haya elegido la palabra "lindero" puede que no haya sido accidental, porque en 1967 Israel no tenía linderos acordados con sus vecinos árabes. En vez de ello, eran líneas de armisticio acordadas en 1949, después de la división de Palestina. (Estas fronteras internacionalmente reconocidas han sido acordadas entre Jordania y Egipto). La Guerra de los Seis Días tradujo esas líneas de armisticio como redundantes.

Al final de mayo de 1967, Egipto, Siria y Jordania estaban preparando tropas y armadura a una distancia de ataque a Israel. Egipto cerró los Estrechos de Tirán a embarcaciones israelíes. El 5 de junio, Israel inicio un ataque preventivo que destruyó gran parte de la fuerza aérea egipcia. En los días que siguieron, las fuerzas israelíes tomaron todo Jersualén y la Ribera Occidental, de Jordania; los Altos de Golán, de Siria, y la península del Sinaí y Gaza, de Egipto. De repente, Israel tenía algo de la "estrategia de profundidad".

Por un tiempo, eso alteró la doctrina militar israelí -significando que un ataque anticipatorio no era su única opción. La guerra de octubre de 1973 mostraba que Israel era capaz de recibir el primer embate y responder.

Pero Ariel Sharon, cuando fue ministro de defensa en 1981, argumentó que la modernización de los ejércitos árabes y su posesión de misiles terrestres, habían terminado con los beneficios de la "estrategia de profundidad". Él argumentaba que Israel no podía recibir el primer embate y que debía estar listo para empezar con ataques preventivos y anticipatorios en contra amenazas potenciales. Hoy muchos estrategas israelíes emplean el mismo argumento, con relación a la potencial amenaza nuclear de Irán.

Los sucesivos líderes israelíes han rechazado regresar a los linderos previos a 1967, que empezaron con Golda Meir en 1969, quien dijo que sería irresponsable que cualquier gobierno israelí apoyara dicho plan.

El ex ministro de Relaciones Exteriores, Yigal Allon, escribió en 1976 que Israel necesitaba fronteras defendibles "que le permitiera a las pequeñas unidades del ejército israelí a detener los ejércitos árabes invasores hasta que la mayor parte de la reserva del ejército ciudadano pudiera movilizares".

Cuando fue primer ministro, Meachem Begin, dijo que podría ser un suicidio nacional para Israel volver a las fronteras previas a 1967.

En 2004, el ex presidente George W. Bush le prometió al entonces primer ministro israelí, Ariel Sharon, un "inquebrantable compromiso con la seguridad de Israel, incluyendo fronteras seguras y defendibles." Aun así, la comunidad internacional nunca ha reconocido las reclamaciones de Israel a los territorios más allá de las líneas de armisticio de antes de 1967.

De forma intermitente, se ha producido una mayor disposición a negociar un compromiso territorial -sobre todo en la cumbre de Camp David en 2000, cuando el presidente Bill Clinton reunió al líder de la OLP (Organización para la Liberación Palestina), Yasser Arafat, y al entonces primer ministro israelí, Ehud Barak. Barak hizo una propuesta que le daría a los palestinos el control de cerca del 90 % de la Ribera Occidental, mientras que Israel anexaría el resto.

Pero hubo bastantes factores que lo complicaron. De acuerdo con una versión de esa cumbre, Abu Ala'a, un negociador palestino, rechazó negociar en un mapa, argumentando que Israel primero debía conceder que cualquier acuerdo territorial debía basarse en la línea del 4 de junio de 1967 -lo que llevó a exclamar a Clinton: "¡No les digas simplemente a los israelíes que su mapa no sirve! ¿Dame algo mejor!". La cumbre terminó en reclamaciones.

Ehud Olmert, poco después de retirarse en 2008, dijo que Israel eventualmente le tendría que dar a los palestinos "un porcentaje similar" del territorio a cambio de los grandes asentamientos judíos en la Ribera Occidental que Israel querría quedarse en cualquier "estatus final" del trato. "Nos enfrentamos a la necesidad de decidir, pero no estamos dispuestos a decirnos: 'Sí, esto es lo que tenemos que hacer'", dijo. El hombre que es ahora ministro de relaciones exteriores de Israel, Avigdor Libererman, entonces describió las ideas de Olmert como dementes.

¿Y si algún "intercambio mutuo acordado" -frase usada por Obama- le pudiera dar a Israel seguridad y a los Palestinos la tierra? ¿Satisfaría a los dos?

"Los palestinos tienen el derecho de gobernar, y alcanzar su potencial, en un Estado soberano y contiguo", dijo Obama la semana pasada. Pero en 44 años desde la Guerra de los Seis Días, el mapa de la Ribera Occidental se ha llenado de asentamientos judíos sustanciales -hogar de cerca de medio millón de personas-. Una barrera de seguridad serpentea profundamente en el territorio ocupado, protegiendo a los asentamientos, pero a su vez dividiendo la tierra palestina en una serie de enclaves.

Netanyahu dijo después de reunirse con Obama que las fronteras antes de 1967 ahora eran "indefendibles porque no toman en cuenta cierta cantidad de cambios que han sucedido en la tierra, cambios demográficos que han sucedido en los últimos 44 años". Esos "cambios demográficos" son los asentamientos.

Además, Netanyahu también ha dicho que insistirá en mantener a las fuerzas israelíes en el valle que divide la Ribera Occidental de Jordania, incluso después del establecimiento de un Estado palestino, como medida de seguridad en contra de ataques de misiles.

"Si lanzan cohetes y misiles desde ahí, alcanzarían a Tel Aviv, Haifa y el resto del estado", dijo Netanyahu mientras recorría la zona en marzo.

Otros dirigentes israelíes -incluyendo Yitzhak Rabin- han tomado una postura similar.

Cada año, los "hechos sobre el terreno" -y los avances en la tecnología militar- complican el argumento sobre el territorio, ahora tan viscerales como lo fue en 1967 y 1948. Y eso es antes de que nadie haya pronunciado la palabra "Jerusalén

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