MEXICO: Peña Nieto y el EZLN
José Gil Olmos / Proceso, apro
Cuando Enrique Peña Nieto pensaba que
con su Pacto por México y la represión a los manifestantes tenía controlado el
escenario político y social del país, las bases de apoyo del Ejército Zapatista
de Liberación Nacional (EZLN) vinieron a moverle el piso, a romperle su
discurso triunfal y a revelar su falta de preparación para resolver los
problemas históricos y estructurales que tiene México.
El viernes 21, precisamente cuando se
hablaba de las profecías mayas, del cambio de una época y Peña Nieto seguía
celebrando su arribo al poder –basado en una millonaria campaña mediática por
seis años–, aparecieron miles de indígenas zapatistas que marcharon en
silencio, sin ocasionar desmanes, de manera completamente pacífica,
evidenciando con ello la actitud soberbia del PRI.
El grupo del gobierno peñista de
inmediato mostró que carece de memoria histórica sobre el significado social
del EZLN, y la reacción del secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio
Chong, al restringir la aparición de las comunidades de base zapatistas
solamente a los pueblos indígenas y decirles “aún no nos conocen”, refleja
precisamente la ignorancia la representatividad social y la transformación de
una parte del movimiento armado en un movimiento colectivo con impacto nacional
e internacional.
En su discurso de llegada triunfal, Peña
Nieto y su grupo nunca tomaron en cuenta a los zapatistas y otros movimientos
sociales adherentes que, con los años, han evolucionado hasta lograr formas
autónomas de gobierno. Hoy día, el EZLN tiene presencia en 17 estados del país
y en 42 municipios rebeldes de Chiapas, con gobiernos autónomos regulados por
las Juntas de Buen Gobierno, que forman parte de los acuerdos de San Andrés
firmados en 1997 por el gobierno de Ernesto Zedillo.
No obstante, después de convertirse en
la Ley de Derechos y Cultura Indígenas, en el gobierno de Vicente Fox, fueron
abandonados, es decir, enviados al baúl del ejercicio de gobierno.
En su discurso de poder trasmitido en
los medios (con costos millonarios), el gobierno peñista desdeñó a los grupos
sociales y rebeldes como el EZLN, que han sobrevivido a represiones y muerte
por varias décadas y que son tratados con el menosprecio de la caridad o de
programas asistencialistas.
El silencio del nuevo presidente de la
República ha sido más que elocuente. No ha dicho una sola palabra sobre la
manifestación de las bases de apoyo del Ejército Zapatista, en una especie de
desdén que muestra, una vez más, su distanciamiento con los movimientos
sociales y también la falta de preparación ante los problemas más graves del
país, como la violencia generada por la guerra contra el crimen organizado.
Frente a la crisis en la que se
encuentran los movimientos sociales, ante la continuación de la violencia
generada por el narcotráfico, la aparición de la cara social del EZLN a través
de sus comunidades de base resulta clave. Aún se puede recordar que en
manifestaciones anteriores la gente le gritaba a los zapatistas: “no están
solos”, ante las amenazas de una acción militar en su contra.
Hoy parece ser a la inversa: las
comunidades indígenas zapatistas, perfectamente ordenadas y disciplinadas,
lanzaron a la sociedad civil el mensaje de “no están solos”, ante el arribo del
nuevo gobierno priista, que llega con mano dura.
La aparición del EZLN a través de sus
comunidades de base no se trata de una amenaza de reiniciar las hostilidades
armadas suspendidas desde el 12 de enero de 1994, sino del anuncio de una nueva
etapa de actuación social y pacífica de los zapatistas ante un gobierno que ya
expuso con su cara autoritaria, con la represión del pasado sábado 1, la forma
en que actuará ante las protestas sociales.
MEXICO: Zapatistas sí conocen a gobiernos del PRI: réplica a
Osorio Chong
No hay
evidencias de acciones en favor de indígenas, dice
La Jornada
Édgar Cortés, investigador del Instituto
Mexicano de Derechos Humanos y Democracia (Imdhd), manifestó que lo dicho por
el titular de la Secretaría de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, “de que
no nos conocen (como gobierno), que no se adelanten”, este gobierno puede
decirlo, pero claro que los zapatistas conocen lo que son los gobiernos
priístas.
Dice Cortés: “Yo preguntaría que ellos,
el nuevo gobierno, muestren las evidencias. ¿Qué hizo el gobierno en favor de
los pueblos indígenas, cuando gobernó el estado de México? No hay ninguna
experiencia que nos diga qué acciones hizo. Y está por verse el Pacto por
México, del gobierno y los partidos, yo lo revisé y a la parte indígena parece
que quieren imponerle a los pueblos esta idea del desarrollo y la inversión,
eso significa no respetar su identidad ni su cultura; va a generar muchos
problemas, siguen con las ideas de proyectos mineros y carreteros”.
Silvano Cantú, consultor y experto en el
tema de derechos humanos, considera que “lo que están diciendo en el gobierno
de Peña Nieto es que los indígenas no conocen a la nueva administración, esa
idea de un viejo PRI y un nuevo PRI estará sujeto a la prueba del tiempo. Soy
de la opinión de que se les dé un voto de confianza, pero no un cheque en
blanco, esto debe estar condicionado, a la brevedad, a que urgen acciones sino
caemos en el terreno de lo demagógico. No se debe abusar de estos llamados, los
derechos no se pueden prorrogar, que den a conocer sus medidas y acciones lo
más pronto posible en favor de los derechos humanos de las víctimas de los
pueblos indígenas”.
En tanto, Fabián Sánchez Matus, director
de I(dh)eas, manifestó que es destacable la presencia no violenta de los
indígenas del EZLN, ellos hacen evidente el rezago social no sólo en Chiapas
sino en todo el país. “No soy muy optimista, el gobierno de Peña Nieto ha
mandado un mensaje de lo que va hacer en materia de derechos humanos y derechos
económicos, sociales y culturales, pero no es cuestión de tiempo, los problemas
están ahí, son de décadas, tenemos rezagos sociales y niveles de pobreza muy
marcados”.
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