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jueves, 3 de enero de 2013

A pesar del apoyo de Occidente, Al-Qaeda no podrá vencer al pueblo sirio

A pesar del apoyo de Occidente, Al-Qaeda no podrá vencer al pueblo sirio

| Beirut (Líbano)
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A pesar del apoyo de Occidente,
Al-Qaeda no podrá vencer al pueblo sirio

Siria y sus fuerzas armadas siguen resistiendo incansablemente a la guerra mundial desatada contra ese país. El Estado [sirio] se esfuerza por todos los medios en satisfacer las necesidades económicas necesarias para garantizar la resistencia y el ejército ha emprendido en varias provincias una serie de operaciones militares estratégicas para destruir las bases de los terroristas, que por decenas de miles se habían infiltrado desde Turquía durante las últimas semanas.
Las operaciones militares alcanzaron su principal objetivo al contrarrestar el plan del primer ministro turco Recep Tayyeb Erdogan, que consistía en el establecimiento de una zona-tapón de facto. Informaciones seguras indican que en Alepo sólo subsisten pequeños bolsones de grupos armados mientras que el ejército regular sirio controla la mayor parte de esa gran metrópolis del norte de Siria.
En Homs, la vida ha regresado prácticamente a la normalidad. Y en venganza los terroristas recurren a los atentados con coches-bomba, como el que dejó 15 muertos y decenas de heridos el pasado domingo [2 de diciembre de 2012]. La mayor parte de la provincia de Deir Ezzor, limítrofe con Irak, se halla también bajo control del ejército nacional sirio.
En Damasco y sus alrededores, el ejército ha emprendido una importante ofensiva contra los grupos terroristas que se aprestaban a lanzar un ataque en masa contra la capital. Informaciones militares indican que en las próximas semanas el Estado [sirio] retomará el control de las ciudades-cabecera de todas las provincias y en las regiones fronterizas. Completamente desorganizados, los grupos armados perderán la iniciativa y no podrán hacer más que desahogarse con atentados terroristas, asesinatos y actos de sabotaje. El Estado ya se prepara para ese escenario, pero su prioridad sigue siendo la reactivación del ciclo económico y el restablecimiento de la vida normal en toda Siria. Las zonas que aún se hallan bajo control de los rebeldes serán cercadas de manera que no puedan extenderse y representar un peligro estratégico.
Todos los informes demuestran que la principal fuerza de combate terrorista se compone de la organización al-Qaeda, de los movimientos salafistas-yihadistas y del brazo armado de la Hermandad Musulmana. Los grupos que se mueven fuera de esa nebulosa extremista se hallan dispersos y se parecen más a pandillas locales que a movimientos organizados y estructurados en el marco de una estrategia global. Son mayormente forajidos, malhechores y asaltantes de caminos. Los informes indican que los centros de operaciones existentes en Turquía, bajo la dirección de oficiales de la CIA, con la participación de grupos qataríes, sauditas, libaneses y libios, imparten órdenes directas a las unidades combatientes en Siria, les imponen objetivos y les proporcionan armas, explosivos, dinero y todo tipo de material.
En Siria se confirma la hipocresía occidental en lo tocante al terrorismo y al-Qaeda. Si se aplicaran en Siria los mismos criterios establecidos en las decenas de conferencias internacionales de «lucha contra el terrorismo» realizadas desde el 11 de septiembre de 2001, todos los que hoy financian y arman a los «rebeldes» en Siria tendrían que estar apoyando al Estado sirio en su lucha contra el terrorismo.
Y no se queda atrás la hipocresía de los supuestos defensores de la soberanía libanesa. Después de sus constantes advertencias de que el lobo estaba entre las ovejas, los hechos demuestran son ellos los lobos. Las revelaciones del diario libanés Al-Akhbar prueban la implicación directa del ex primer ministro Saad Hariri y de su principal lugarteniente, el diputado Okab Sakr, en el financiamiento y el tráfico de armas destinados a los terroristas [que operan en Siria] [1]. La emboscada tendida por el ejército sirio, que terminó con la muerte o la captura de unos 20 yihadistas libaneses que se dirigían a Tall Kalakh para «practicar la Yihad» contra el pueblo sirio, viene a completar ese cuadro.
El pueblo sirio está enfrentando una forma de terrorismo internacional respaldado por las «naciones civilizadas». Su derecho inalienable es defenderse por todos los medios para garantizar la protección de su país y la preservación de su identidad. Esa guerra, los mercenarios no tienen ninguna posibilidad de ganarla.

Morsi confirma el pacto entre la Hermandad Musulmana y Estados Unidos

Lo que está sucediendo en Egipto ha sacado a la luz una serie de verdades y de elementos que van a tener gran influencia sobre los próximos acontecimientos en todo el mundo árabe.
Ha podido verse claramente que la Hermandad Musulmana de Egipto, que constituye el núcleo de esa cofradía transnacional, ha trazado su plan de control del poder en base a un acuerdo con Estados Unidos e Israel para renovar la función política y securitaria que anteriormente ejercía el régimen de Hosni Mubarak y de Annuar el-Sadat, conforme a lo previsto en los Acuerdos de Camp David. Ello confirma los informes que circularon desde hace 2 años sobre la existencia de una serie de arreglos entre Washington y la dirección de la Hermandad Musulmana en la región, bajo la égida de Turquía y Qatar. Dichos arreglos estipulan que Occidente favorecerá la renovación de las élites dirigentes en los países árabes a través de la Hermandad Musulmana, la que a su vez se compromete a garantizar la seguridad de Israel y los intereses de Estados Unidos y de las demás potencias occidentales.
Al promulgar su declaración constitucional, rechazada por amplios sectores de la sociedad egipcia, el presidente Mohamed Morsi se basó única y exclusivamente en el apoyo que ha recibido de Estados Unidos e Israel por su papel en la conclusión de la tregua entre el Estado hebreo y las organizaciones palestinas, durante el más reciente enfrentamiento en Gaza. El poder egipcio aceptó una serie de compromisos en el marco de las negociaciones sobre temas políticos y de seguridad. Dichos compromisos se articulan alrededor de dos puntos:
- Cortar el aprovisionamiento en armas de la franja de Gaza mediante la continuación de la política de destrucción de túneles
- y lograr la ruptura de relaciones entre las organizaciones palestinas e Irán.
Según informaciones publicadas en la prensa egipcia, El Cairo ha otorgado facilidades a las fuerzas especiales y los servicios de inteligencia estadounidenses en el Sinaí y ha solicitado al Hamas el despliegue de fuerzas en la frontera entre Gaza e Israel para garantizar el alto al fuego. O sea, para garantizar que el alto al fuego no sea violado por las organizaciones de la resistencia palestina. El Hamas comienza así a desempeñar [en Gaza] el mismo papel que la policía de la Autoridad Palestina en Cisjordania.
El conflicto político que ha estallado en Egipto después del golpe de Estado constitucional de Morsi está abierto a todas las opciones. La Hermandad Musulmana ha decidido ignorar los reclamos de una amplia mayoría de egipcios y proseguir su propia conquista del control de todas las instituciones, sin retroceder ante los cientos de miles de personas que se han lanzado a la calle. La cofradía se ha despojado de su máscara, luego de haberse asegurado de que cuenta con el apoyo de Estados Unidos e Israel, apoyo que ha recibido después de pasar el examen de la más reciente agresión contra la franja de Gaza.
En sólo unos meses, el verdadero rostro de la Hermandad Musulmana ha aparecido ante la mirada de la opinión pública egipcia y árabe, lo cual no dejará de tener repercusiones en todo el mundo árabe.

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