Tras la pista del ecocidio global
Sin duda, que el destino del planeta Tierra siempre ha lidiado con el
arbitraje sideral del Universo. Entre meteoritos prehistóricos, eras
glaciares, fuegos volcánicos y lluvias torrenciales, se fue esculpiendo
poco a poco el rostro de una Madre Tierra, que nos dejaba entrever sus
genuinos recursos naturales, para sentir el aroma de su gran
biodiversidad y tocar por primera vez el mito de la Vida.
Cada fortuita huella que se escondía en el cielo, obligaba a recorrer
todo lo verde del pasto, en busca de comprender las señales de humo que
trajo consigo el origen de la supervivencia humana. El misticismo de
existir, hizo que el Hombre emprendiera una incansable lucha para
resolver el acertijo sobre su propio nacimiento. Sin pruebas
contundentes que lo salvaran del juicio divino, prefirió nunca saber la
verdad oculta en la onda expansiva del “Big Bang”. Así, el deseo de
poblar el Mundo, se materializó en un huerto lleno de sangre, balas
perdidas y tropas de combate, que por siglos delinearon la punta de un
iceberg en tiempos de civilización.
El advenir del holocausto, se encargó de profanar la magia de la
Naturaleza, en una piedra llena de odio, ira y sed de venganza. El
instinto caníbal del Hombre, se moldeó a imagen y semejanza de la
impunidad ambiental. Tras el paso de la guerra, los delitos ecológicos
se convirtieron en el pan de las generaciones futuras, que disfrutaban
de la ilegalidad en el quehacer de los pueblos. Ahora, el gran ataque de
la Sociedad Moderna, no sólo sigue honrando a la muerte, sino que se
aprovecha de la nobleza que habita en la Pachamama, para vender sus
tierras, mares y florestas a las manos ecocidas del siglo XXI.
Precisamente, el Ecocidio es un neologismo que se aplica al daño
ambiental producido por la interacción negativa del Hombre con los
recursos naturales, los ecosistemas y la biodiversidad. Cuando los Seres Humanos destruyen el equilibrio ecológico, por culpa de la industrialización, la sobrepoblación o la ignorancia en contra de la Madre Tierra,
se genera una alteración temporal o irreparable de los hábitats, que
provoca el inevitable ecocidio. La falta de una cultura conservacionista
en las personas, junto a la complicidad de los gobiernos y entes
judiciales en NO castigar los delitos oportunamente, terminan siendo los
factores principales que conspiran a diario en la problemática
medioambiental.
Los Ecocidios suelen perpetrarse en el anonimato, debido a la negación o
desconocimiento de su existencia. Lo paradójico, es que siempre han
estado en los cimientos de la Humanidad; representando a la triste
historia jamás contada por los libros a escala global. Desde que el
Hombre tuvo que recurrir a los recursos verdes del planeta,
para subsistir y colonizar nuevos territorios, se dedicó a
rentabilizarlos por doquier. Aunque hoy en día, es simplemente
irracional el abuso que se hace del Medio Ambiente,
es lamentable que el ecocidio sea visto como una moda, una exageración o
una “rareza” contemporánea. Lo más importante, es entender que la
contaminación ambiental que provoca la minería, la tala indiscriminada
de árboles, los derrames petroleros y la incineración de basura a cielo
abierto, son ecocidios que debemos denunciar ante las autoridades
públicas.
Toda esa destrucción furtiva a expensas de la Naturaleza, nos hace
invocar a la Prospección Antártica Británica, que presentó en el mes de
junio del 2013, un mapa virtual del paisaje continental visto sin la
capa de hielo que lo cubre, para determinar las condiciones topográficas
que atesora el área explorada. Pese a lo inquietante de ver a la
Antártida totalmente descongelada, producto de un sorprendente estudio
científico, fue más impactante pensar en lo cerca que estamos de un
descomunal ecocidio a causa de la insensatez humana. Recordemos que en
julio del 2012, hubo un deshielo extremo en Groenlandia, que perdió en 4
días el 97% de su masa helada, debido a un atípico proceso de fusión
que dejó a la isla cubierta de agua líquida, afectando a la gran
corriente submarina que recorre los océanos y regula las variables
climáticas del Mundo. Si asociamos el preludio que engloban ambos
eventos, tenemos una interrogante ambiental por responder y que
explicaremos al ritmo del popular trío del crimen ecológico.
El Cambio Climático, es la variación acelerada del clima de la Tierra a escala regional y global. Tales cambios se producen en lapsos de tiempo distintos y dependen de las variables me
teorológicas, (nubosidad, precipitaciones, temperatura). El
Calentamiento Global es el fenómeno causado por el aumento de la
temperatura promedio en la atmósfera terrestre y en los océanos. El
Efecto Invernadero, es la consecuencia de la retención de gases tóxicos
en la atmósfera, ocasionado por las empresas tras quemar combustibles
fósiles y producir químicos, que se acumulan en forma de gases
invernaderos (CO2, CH4, NF3). Sin embargo, las tres sagradas aristas del
problema, no parecen ser pruebas suficientes para esclarecer el porqué
de la continua devastación ambiental del siglo XXI.
Nos preguntamos ¿Existirá una relación de causa y efecto o todo es fruto
de la casualidad? La duda, nos obliga a trazar un eje de coordenadas,
para determinar la afiliación sociocultural del Hombre y su entorno.
Cuando el plutonio se transforma en la gran amenaza de la Humanidad.
Mientras el futuro se ciñe en reactores nucleares y en la producción de
armas atómicas. Desde que la curiosidad robótica aterrizó por capricho
en Marte. Tras lanzar satélites, misiles y cohetes para comunicar el
mensaje de la guerra. Entre tanto belicismo, podemos presagiar que el
laberinto de plomo creado por el Hombre Post-moderno, refleja la
hostilidad de sus antepasados. Al no haber conciliación entre los
presuntos implicados, finalmente hemos encontrado a quien culpar por el
desolador panorama ambiental.
La gran mira telescópica del Tío Sam, siempre ha sido la culpable de
atentar en contra de la Naturaleza, por todo el centro de un ecocidio
que se esconde en el sombrero del veneno norteño. No obstante, es
absurdo creer que el Diablo, sea el único responsable de la crisis
espiritual que padece la Sociedad Moderna. Por desgracia, la mente
yanqui ha extrapolado su rango de ataque, hasta el punto de echar a
perder el discernimiento de la gente en toda la bolita del Mundo. Por el
canal izquierdo, los antivalores de la TV, la prostitución de la
Internet, el tiroteo de las películas y los videojuegos violentos, se
encargan de aniquilar la razón de los cibernautas, televidentes y
gamers. En el canal derecho, nos topamos con el “bullyng” o acoso
escolar, el abuso laboral y la violencia intrafamiliar, que son el
resultado de todo un círculo vicioso retribuido en los colegios, las
oficinas y los hogares.
El problema se intensifica cuando los niños y adolescentes, son las
principales víctimas de la podrida tecnología hecha en países como EEUU,
Japón y Canadá. En el anterior párrafo, se comentaba la destrucción
psicosocial de los videojuegos, que irrespetan el derecho a la vida de
los animales y te motivan a matar cualquier ave, mamífero o reptil que
se cruce en la pantalla de alta definición, para recibir como recompensa
más rifles, granadas y ametralladoras. Siempre que abordamos los temas
ambientales, pensamos en la interacción de los jóvenes con la
Naturaleza, pues de ellos dependerá seguir en la guerra a mansalva o
iluminar senderos de paz. Por eso, es una pena que la infancia viva
presa de toda la aberración virtual, gracias a la indiferencia de los
padres, la necesidad de ser aceptados por los demás y a la falta de
contenidos ecológicos en las escuelas.
De igual manera, en documentales, series y programas que transmiten en
la TV por suscripción, nos hacen creer que los tiburones blancos, los
cocodrilos del Nilo, los leones africanos o cualquier otra especie de
fauna silvestre, son ejemplares agresivos dispuestos a matarnos sin
piedad. Vemos como crean un “ranking” de los supuestos animales
asesinos, graban el testimonio de los sobrevivientes a la embestida e
incluso nos muestran el momento en que los sacrifican. Es triste
apreciar como hacen de la Madre Tierra y su biodiversidad,
un lucrativo negocio que venderle a la gente. Los animales son seres
instintivos que si se sienten amenazados, pues reaccionarán naturalmente
ante el eventual peligro, pero eso NO quiere decir que sean “máquinas”
programadas para matar a los humanos.
De hecho, la sobrepoblación que se manifiesta al construir casas,
edificios y centros comerciales en áreas verdes protegidas, genera una
forzada migración que los pone en peligro de extinción. Recordemos que
la caza de animales en territorio norteamericano, es uno de los
pasatiempos más rentables y sanguinarios que revelan el grado de miseria
humana en el Mundo. Es escalofriante apreciar como muchos padres de
familia, obligan a que sus hijos pertenezcan a clubes en los que se mata
por diversión a los ciervos, para fortalecer el vínculo afectivo
paternal que los “ayudará” en un futuro cercano. Dentro de la cruel
carrera armamentista, en EEUU existe un libertinaje en la compra y
tenencia de armas de fuego, con el fin de obtener una licencia de
mercenario que ya fue estrenada en las masacres de Connecticut, Denver y
Pensilvania.
A su vez, es horrible que en Iberoamérica se transmitan las Corridas de
Toros en señal abierta de TV, destruyendo en vivo y directo la salud
mental de la audiencia, que disfruta de una extrema crueldad, al margen
de un clima de represalia colectiva por fructificar. Aunque no lo creas,
detrás del hampa común, el crimen organizado y las mafias que roban,
secuestran y fulminan de un balazo a las personas, se esconden todos los
grandes antivalores que hemos comentado; debido a la pérdida de una
conciencia social que distorsiona la sana interacción de los individuos
con el Medio Ambiente
y los obliga a ser esclavos de una opresiva realidad. Por eso, el
Hombre es el único animal quien con premeditación y alevosía se ha
dedicado a glorificar la muerte.
Si realmente te importa el destino del oso polar y no quieres que la
Humanidad presione el gatillo del ecocidio global, pues debemos
reflexionar sobre nuestro rol protagónico en el resguardo de la
Naturaleza. De allí, que es vital ahorrar el agua potable, promover
labores de reciclaje, mantener limpios los espacios de recreación,
evitar el abuso del consumo eléctrico, auspiciar una cultura
conservacionista en las comunidades y denunciar cualquier daño
ambiental. Por toda la ayuda que le brindes a la Madre Tierra,
serás declarado inocente de NO atentar contra sus recursos naturales y
sólo te culparán de amarla y respetarla cada día un poco más…
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