Igualdad, diversidad y conocimiento en el Islam
31/08/2007 - Autor: Fanny Ochoa Ochoa (Asiah) - Fuente: Webislam
En el nombre de Dios, el Clemente, el Misericordioso
“Y entre sus Signos está la creación de los cielos y de la tierra, la diversidad de vuestras lenguas y de vuestros colores. Ciertamente hay en ellos signos para los que saben.” Corán 30:22
Assalamu aleikum, que la paz y las bendiciones estén con Ustedes.
Pese a que sabemos de la existencia de una serie de instrumentos internacionales que se crearon para luchar y combatir la discriminación étnica, racial, de género, religiosa, por origen, etc. no logramos entender qué nos detiene para poner fin a los atropellos que contra la igualdad y diversidad del ser humano se siguen cometiendo y que concluyen en un menoscabo de la dignidad de quienes son víctimas de las violaciones a la ley divina y del hombre.
Ni la Declaración internacional sobre protección de todas las formas de intolerancia y discriminación fundadas en la religión o las convicciones, ni la Convención contra la prevención del delito del genocidio, ni la convención sobre los derechos del niño, ni los cientos de tratados ha podido detener la intolerancia en el mundo actual.
Esa intolerancia que se define como “Toda distinción, exclusión, restricción o preferencia fundada en la religión o la convicción y cuyo fin o efecto sea la abolición o el menoscabo del reconocimiento, el goce, el ejercicio en pie de igualdad de los derechos humanos y las libertades fundamentales.” Y que fue proclamada por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 25 de noviembre de 1981 ha podido ser abolida, intolerancia que después del 11 de septiembre tomó una forma más brutal y aniquiladora, impositiva y de verdad única para las facciones que la defienden
Hoy se habla de la necesidad de cambiar la visión, de ver el mundo con una mirada unipolar a una mirada multicultural y que la lección que debamos aprender los seres humanos es cómo educarnos para convivir en un espacio – país, ciudad, comunidad – con grupos sociales heterogéneos en etnia, lengua, religión, cultura, etc. Pero constatamos cada día que los problemas de convivencia crecen en lugares como la Unión Europea, el mundo islámico, en África y en medio mundo. Ahora que el problema del terrorismo toma nuevas dimensiones y que los fenómenos migratorios, de desplazamiento y persecución son temas de cada día. Entonces, cómo acogernos a una sociedad más pluriétnica y pluricultural que va conformando nuestras sociedades, ahí donde habitamos y que por ende tiene que ver con la escuela, con la educación. Y sobre todo cómo adquirir las competencias necesarias para convivir y relacionarnos con los demás. Una convivencia que va en contra de la homogenización cultural, económica y de la globalización con un pensamiento único y que apuesta por la diversidad religiosa y cultural como garante de un enriquecimiento y reconocimiento de toda cultura, de todo ser humano. Concepto que se opone al etnocentrismo y a la unidireccionalidad del saber de la religión, al concepto eurocentrista del pensamiento occidental y al fenotipo de hombre desde una mirada única.
La idea extendida de que el Islam es la civilización y religión menos tolerante está muy acentuada en nuestro medio. Este esteriotipo a veces ha impedido u acercamiento al diálogo interreligioso. Al Islam se le presenta como una religión de fanáticos, fundamentalistas; se habla de guerra santa, equiparándola con la Yihad que plantea el Islam. En apariencia, estructurada para ir contra lo más sagrado, la vida de aquellos que no acepten sus principios. Ideas difíciles de rebatir después del 11-S y casi imposible de demostrar que el Islam es una religión de paz; la misma palabra Islam significa paz. Por lo que el mundo Occidental giró de la reflexión a buscar venganza.
En el Corán está explicito el principio de “No cabe coacción en la religión” (Corán 2:256), además de que Dios nos habla de que hay otras religiones con las que debemos conocernos y tratarnos.
“Decid: Creemos en Alá y en lo que se nos ha revelado, fe en lo que se reveló a Abraham, Ismael, Isaac, Jacob y las tribus, en lo que Moisés, Jesús y los Profetas recibieron de su Señor. No hacemos distinción entre ninguno de ellos y nos sometemos a Él.” Corán: 2-136.
El Islam plantea que “el alma no es una chispa de vida insignificante en una expansión desconocida de galaxias, como el científico moderno lo imagina. Al conocernos verdaderamente a nosotros mismos, conocemos directamente la esencia y el propósito de la Creación entera. No estamos tambaleando en la oscuridad”1
Pero para adentrarme en el tema propuesto tomaré unos textos de “El concepto y la realidad de la libertad en el Islam y en la civilización islámica” de Seyyed Hossein Nasr. “En el mundo moderno, uno de los conceptos más afectados por el predominio del secularismo es el de la libertad. Hoy en día, la discusión del concepto de libertad en occidente está tan profundamente influida por la noción renacentista y posrenacentista del hombre como ser en rebeldía contra el cielo y dueño de la tierra, que es difícil considerar el significado de la libertad en el contexto de una civilización tradicional como la del Islam. Es necesario, por tanto, resucitar el concepto del hombre tal como lo entiende el Islam a fin de poder estudiar seriamente el significado de la libertad en el contexto islámico. Tratar de estudiar la noción de libertad en el Islam desde el punto de vista del significado que se ha atribuido a este término en occidente a partir de la aparición del humanismo es algo que carece de sentido”.
Lo que nos permite plantear que conceptos como los Derechos Universales del Hombre y otros que se han derivado desde la concepción unipolar del mundo no son conceptos que se aplican realmente a todas las civilizaciones y culturas.
Para el Islam, la religión no es una religión de salvación individual desligada de la sociedad y la política. Cada acto que realice como ser individual tendrá unas repercusiones en lo individual, en lo colectivo y en lo social. Por lo tanto, el sentido de responsabilidad social prima sobre lo individual. Para el Islam el hombre es multidimensional: el cuerpo es la materia, es subsistencia desde lo económico; el alma es la psiquis, el gobierno de las pasiones y el espíritu es lo trascendente, es el mundo metafísico. El hombre es la trinidad y debe aprender a relacionarse desde cada uno de estos aspectos con el otro que es en esencia igual a mí. El Corán pone a reflexionar al ser humano cuando dice que todos somos hijos de Adán y Adán fue hecho de barro. Esto para significar que el hombre debe ser humilde porque si somos hechos de barro no existen supremacías raciales, étnicas, de género ni otras inventadas por el hombre. Para el Islam la diversidad de un mundo son las diferentes formas como Dios da libertad al hombre para seguir los caminos que llevan a Él.
“¡Hombres! Os hemos creado de un varón y de una hembra y hemos hecho de vosotros pueblos y culturas para que os conozcáis unos a otros. Para Alá, el más noble de entre vosotros es el que más Le teme. Alá es omnisciente, está bien informado:” Corán 49:13
Para el Islam la libertad no está en hacer o actuar, está en la libertad de SER, de experimentar la existencia misma y de administrar la tierra como siervo que es de Dios. Pero hagamos una mirada rápida a un mundo islámico en crecimiento y empuje, a un mundo islámico con comunidades inmersas en otros lugares en que son minorías. Una mirada desde el estilo de educación que rige estos mundos. El Islámico y el Occidental. Es un sistema de educación tendente a la uniformidad y con miedo a la diversidad. Lejos estamos de crear un medio adecuado para la convivencia entre culturas y religiones, centrada en la diferencia y pluralidad. Y aquí hay un deber de todos, del Islam, de los Judíos, de los Cristianos, el de trabajar por una educación intercultural “centrada en la diferencia y pluralidad cultural más que una educación para los culturalmente diferentes” (Jordan, 2001). Trabajar en cómo adquirir competencias para la convivencia, para el conocimiento y aceptación del otro no como mi oponente sino como el alter ego, el otro yo. Y no queda otro camino que apostarle al diálogo, al conocimiento, a comprender el mundo y el otro, para así comprenderse a sí mismo.
“Y entre sus Signos está la creación de los cielos y de la tierra, la diversidad de vuestras lenguas y de vuestros colores. Ciertamente hay en ellos signos para los que saben.” Corán 30:22
Para el Islam todos los seres humanos tienen los mismos derechos, la misma dignidad. Solo los diferencia la piedad y el conocimiento. Un ejemplo claro de esta igualdad y dignidad es la oración, el ejercicio de la oración. Momento en que personas de diferentes culturas, conocimientos, etnias, género, nos colocamos en actitud sumisa ante Dios. Sobre un tapete, en el césped, en la arena, todos estamos sentados uno junto al otro, sin distinciones, en comunicación con Dios. Con Alá. Principio que se ratifica en el mes de la peregrinación o Hayy. Una especie de asamblea mundial de musulmanes y característica única del Islam. Para el musulmán, el hayy o peregrinación ha sido prescrita por Dios para que nos reunamos, conocernos, estudiar asuntos comunes y promover el bienestar general. Para muchos estudiosos del Islam es la mayor conferencia regular de paz conocida en la historia de la humanidad. Y la paz es el tema central de la peregrinación, paz con Dios, paz con el alma, paz con los demás, con los animales. Y durante el tiempo de peregrinación está prohibido alterar o dañar la paz de alguien o alguna criatura.
“Todos visten con la misma sencillez, observan idénticas reglas, dirigen las mismas súplicas en el mismo momento, de igual manera y para un idéntico fin. No existen privilegios, sino lealtad de todos a Dios. No hay aristocracia, sino humildad y devoción.”
También, sirve para conmemorar los rito divinos observados por el Profeta Abraham e Ismael (Ibrahim e Ismail) a quienes se conoce como los primeros peregrinos a la primera casa de Dios en la tierra, es decir, la Ka’ bah en la Meca ( Makkah).
Cuando Malcolm X, líder musulmán norteamericano asesinado en la década de los años 60 estuvo en la peregrinación, entendió que el discurso de la defensa del negro desde el concepto de raza o etnia no tenía sentido en el Islam. Nadie lo apartó, ni le mostró un sitio por su color, nadie lo cuestionó, todos eran iguales, todos eran seres humanos. Era la primera vez que no se defendía desde lo racial. Ese es el Islam. No la instrumentalización que desde la perspectiva política o económica se está haciendo. Un choque de civilizaciones con el que se pretende demostrar la oposición a los ideales de las demás religiones. Desafortunadamente, el mundo islámico ha caído en el juego d la mirada unipolar. El 11-S le sirvió al mundo islámico para salir de su caparazón. Muchos sabios, muchos ulemas han interpretado la Sharía, la ley islámica desde su experiencia cultural, política y religiosa y algunos se dejaron envolver en el discurso de la verdad verdadera, permitiendo que el discurso secular haya podido más que los principios religiosos del Islam o de las otras religiones. Por eso, nuestra responsabilidad como creyentes de las leyes reveladas por Dios al hombre es apostarle a cumplirlas.
La mayoría de las religiones se están abriendo al diálogo interreligioso, salvo aquellas interpretaciones fundamentalistas. Este diálogo permitirá que los derechos de las minorías se cumplan, que unamos esfuerzos en contra de la secularización y la de la única verdad, la del mercado. Por esto, el tema de las minorías toma relevancia en nuestro mundo eurocentrista y de “justicia infinita” porque deben garantizarse acciones encaminadas a los derechos de vivir con dignidad, a poder mantener los principios religiosos y culturales.
Conflictos interculturales que parecen multiplicarse en la geografía mundial pero no hay que caer en la falacia de que son religiosos y hay que buscarle la etiqueta que tienen: políticos, sociales y económicos.
El Islam otorga un gran respeto a la vida humana, al carácter sagrado de la vida. El Corán afirma “Y quien mate a un creyente es como si hubiera matado a toda la humanidad. El Islam plantea que la religión es parte de la vida y transcurrir del ser humano. Por lo tanto, el mundo es un espacio sagrado. La religión guía la actividad política, económica, lo público, ejerce control social. Razones por las cuales el Islam ve imposible la visión secularista de la vida; la visión del imperio de la economía por encima de los principios divinos. Entonces, no debemos seguir hablando de choque de civilizaciones o de choque de religiones sino de choque de intereses pero de intereses que sólo atañen a la visión unipolar del mundo.
Dice el Corán:
“¿Por qué no queréis combatir por Dios y por oprimidos –hombres, mujeres y niños-, que dicen: ¡Señor! ¡Sácanos de esta ciudad o país de impíos habitantes! ¡Dadnos un amigo designado por Ti! ¡Dadnos un auxiliar designado por ti”! Corán 4:7-5
Hay que acabar con la progresiva instrumentalización del ser humano y la explotación del ser humano como instrumento económico. Este objetivo es para el Islam el verdadero rescate de la dignidad humana y el objetivo en el que debemos unirnos musulmanes, judíos y cristianos con la seguridad que de que en sociedades interculturales como la nuestra, el diálogo interreligioso es un imperativo.
Gracias, assalamu aleikum.
Fanny Ochoa Ochoa (Asiah) es Fundadora y Directora de Investigaciones del Centro Cultural Islámico de Colombia y Corresponsal en este país de Webislam.
www.centroculturalislamico.com
e-mail: centroculturalislamico@hotmail.com
1 La visión coránica: visión del mundo del Islam (II). Lex Hixon (Sheij Nur al Anwar al Jerrahi al Halveti) www.webislam.com
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