La filosofía debería ser la columna vertebral de todo proyecto educativo
La filosofía y las artes tienen la facultad de mejorar la calidad de vida de las personas y sociedades. Durante años, han sido consideradas como herramientas fundamentales para impulsar el desarrollo emocional e intelectual de quienes encuentran en la expresión artística, una ventana desde la cual comprender el mundo y conectarse con los otros.
Sin embargo, las múltiples expresiones de la cultura todavía no logran escapar de los efectos de la desigualdad. La actividad destinada al pensamiento parece ser un beneficio de las clases altas y adineradas, mientras que los excluidos se encuentran lamentablemente marginados de participar en la construcción simbólica.
Las barreras de acceso a la cultura son múltiples, y en el ámbito educativo se ven dramáticamente reflejadas. El sistema educativo tradicional privilegia las -mal- llamadas “artes duras”, ocasionando que los niños carezcan de formación artística y no puedan acceder al goce estético y la expresión artística.
La filósofa Ana María Vicuña, conocida por ser una de las precursoras en Chile del ‘Programa de Filosofía para Niños’ instaurado por Lipman desde 1969, plantea que: “la educación muchas veces hace que los niños pierdan interés porque está pensada desde la estructura adulta y no debería ser así porque los niños están dotados de una extraordinaria curiosidad. Muchas veces les matamos esa curiosidad con una educación tan esquemática”.
El Programa de Filosofía, busca responder al desafío de escuchar a niños y niñas para que estos se conecten con sus intereses e inquietudes a través del aprendizaje. Para eso, debe darse lugar a tiempos destinados a la reflexión, desarrolladas por Lipman a través de novelas con contexto narrativo y personajes que son niños de su misma edad.
Para la profesora de la Pontificia Universidad Católica de Chile, la estructura ideal para seguir la propuesta de Lipman es que la base del aprendizaje esté puesta en el debate y que la filosofía, sea la columna vertebral de todo programa educativo.
La filósofa explica los múltiples beneficios de incorporar las expresiones de la cultura dentro del campo educacional. (La filosofía) “brinda apertura y tolerancia, desde estos espacios se puede trabajar, por ejemplo, el bullying, porque se abre un espacio para mostrar la opiniones diferentes y un respeto básico por las normas y acuerdos, un sentido de comunidad”.
Además, hace referencia a los beneficios a largo plazo para nuestra sociedad y nuestras instituciones democráticas, “para sustentar la democracia y hacerla progresar, se requiere un sentido de participación y de responsabilidad, eso es lo que brindan estos debates, estos espacios, la filosofía”.
“Es maravilloso todo lo que se puede lograr con la filosofía y todo lo que podríamos lograr llevándola más allá”
¿Por qué los niños deberían aprender Filosofía?
Jordi Nomen, Licenciado en Historia Contemporánea y Profesor de Filosofía en la Escuela Sadako de Barcelona. Señala en su libro ‘El niño filósofo’ la importancia de las Humanidades en la educación de los niños.
Nomen hace referencia a la Filosofía como un elemento básico de la ciudadanía que debería estar presente en todas las escuelas para potenciar el pensamiento “crítico, creativo y cuidadoso”. Para Nomen, este último tipo de pensamiento es de especial importancia para tener en cuenta el impacto que nuestras acciones tienen sobre otros.
“Debemos pasar del ‘yo’ al ‘nosotros’ para buscar el bien común y crear algo juntos. Ese es el sentido de la educación”, afirma el filósofo.
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