Acatitlán (en náhuatl: Acatitlan, ?Lugar entre las cañas?) también se traduce como “carrizal” es una zona arqueológica probablemente iniciada por la cultura tolteca o chichimeca, y se ubica en el pueblo de Santa Cecilia, municipio de Tlalnepantla de Baz en el Estado de México, a 3 kilómetros de Tenayuca y a 15 minutos de la cabecera municipal, con una población de 3 mil habitantes aprox. En la antigüedad se ubicaba en la orilla norponiente del gran Lago de Texcoco donde crecían innumerables carrizos por toda la zona. Se encuentra en la parte baja del cerro de la Corona y Picacho de la Cruz.
A diferencia de la gran mayoría de zonas arqueológicas, en Santa Cecilia se puede apreciar el templo principal coronando el basamento piramidal principal, ya que en la década de los sesenta los arqueólogos decidieron reconstruirlo para mostrar como fue probablemente.
Este sitio fue uno de los numerosos centros ceremoniales situados alrededor de los lagos de la Cuenca de México que dependían de algunas de las capitales que integraban la Triple Alianza. Por su ubicación y su relación con Tenayuca, es muy probable que Acatitlan, "entre las cañas", fuera como aquél, dependiente de Tlacopan, el actual Tacuba.
Desafortunadamente, el crecimiento de la zona metropolitana cubrió la mayor parte del sitio, de hecho de su centro cívico ceremonial sólo se conserva el Templo Mayor, y no existe información sobre su extensión ni sobre las características de otras áreas del sitio. Aun así es posible suponer que su economía estuvo basada en la agricultura y en la explotación de los recursos que ofrecía el lago. Las características de la arquitectura y la escultura encontrados en el sitio dan cuenta de su importancia en el Posclásico Tardío aunque el hecho de que no se le mencione en las fuentes del siglo XVI parece indicar que para el momento de la conquista española había perdido importancia o incluso había sido abandonado.
De acuerdo con los vestigios encontrados, en diferentes lugares aledaños, se supone una amplia ocupación, pero cuya parte más importante es la pirámide como centro ceremonial.
Los primeros reportes de los vestigios se dieron en 1923-1924, pero no fue sino hasta 1961 que, a través de la Dirección de Arqueología se localizó un montículo de piedra y tierra con características semejantes a las de otros centros ceremoniales sujetos a Tenochtitlan.
La pirámide de Santa Cecilia Acatitlan actualmente sobrevive como único basamento cuadrangular que, posiblemente, fue una de los principales estructuras del sitio. Está formada por una amplia escalinata con templo en su parte superior. Se piensa que, al igual que en Tenayuca, estaba dedicada al culto de Huitzilopochtli. Se estima que el método de construcción fue el típico de estructuras sucesivas, una encima de otra, y se han detectado por lo menos ocho épocas sucesivas.
La pirámide que se aprecia hoy en día es una de las estructuras interiores bastante bien conservada. En la parte superior se encontraba un templo dentro del cual se hacían sacrificios, y se quemaba incienso. El techo era alto e inclinado, de donde sobresalen piedras redondeadas a manera de clavos que simbolizan las estrellas.
La base de esta pirámide es rectangular, y sus medidas son 17 metros en los lados norte y sur, y 27 metros en los lados oriente y poniente. El material con el que se hizo la construcción es similar a la de Tenayuca y cuenta con una altura de 8 metros. También se encuentran superposiciones tanto en la pirámide como en las plataformas que están frente a ella, una construcción muy semejante, en general, al Templo Mayor, pero evidentemente anterior a éste.
Las estructuras exteriores fueron retiradas y muchas de sus piedras usadas para construir la iglesia que se encuentra a un lado y que data de finales del siglo XVI. En 1962, el arquitecto y arqueólogo Eduardo Pareyón Moreno reconstruyó y consolidó el basamento piramidal y reconstruyó el templo que lo corona. El Instituto Nacional de Antropología e Historia consideró que debido a la pobreza del material localizado, habría de ser muy conveniente realizar una reconstrucción total del basamento y de como pudo haber sido un teocalli en su época de esplendor indígena. La reconstrucción requirió de fuertes apoyos económicos que aportó la Representación de la Colonia Alemana en México, a petición de los integrantes de la Junta de Mejoramiento del pueblo.
El Templo Mayor, es un basamento piramidal con, por lo menos, cuatro épocas constructivas que se aprecian con claridad. Del edificio correspondiente a la última etapa queda poco pues fue desmantelado desde la época colonial, cuando los habitantes del poblado la utilizaron para levantar sus casas y otros edificios. Esto se puede apreciar en algunas casas de los alrededores y en la pequeña iglesia de finales del siglo XVI, situada frente al monumento prehispánico.
Lo que queda de aquella última etapa indica que el edificio debió ser de proporciones monumentales. El basamento que ahora se observa prácticamente completo corresponde a la segunda etapa constructiva. Cabe señalar que fue reconstruido en su mayor parte durante la exploración del lugar con el propósito de mostrar al visitante la apariencia que tenían en la época prehispánica los templos principales. Para tal fin se recurrió tanto a la evidencia arqueológica como a las crónicas y las representaciones en códices. Estos templos contaban con basamentos escalonados con dos escaleras, separadas por alfardas, que conducían a dos templos situados en la cima, cada uno relacionado con un rumbo, norte y sur, y dedicado a una deidad, Tláloc y Huitzilopochtli, respectivamente.
En tanto que del templo del lado norte sólo se restauró el basamento, de una época previa a la del sur, este último fue ampliamente reconstruido al grado que sobre él se levantó un templo cuyos elementos se basaron en algunas maquetas de barro mexicas que representan templos.
Fotografía: Santiago Arau
Anexo a la zona arqueológica existe un museo de sitio operado por el INAH inaugurado en 1961 y reabierto hasta 1994 llamado Museo “Doctor Eusebio Dávalos Hurtado”, en honor a que éste arqueólogo y Director del INAH, quien brindó un gran apoyo a los pobladores para que se llevaran a cabo las exploraciones de la pirámide, asentada en un terreno de propiedad particular. Este terreno fue comprado a petición de los integrantes de la Junta de Mejoramiento Moral, Cívico y Material del pueblo de Santa Cecilia, presidida por el señor Jesús Baca Colín.
El saqueo de cientos de piezas prehispánicas había sido inclemente, por lo que miembros de la Junta vecinal y autoridades del INAH se dedicaron a efectuar los trámites necesarios para recuperar todas aquellas piezas localizadas en manos particulares o exhibidas en otros lugares para exhibirlas en este sitio.
El museo cuenta con cinco salas de exhibición dentro de la casa de adobe, cuyo origen data de 1832.?
Su acervo está compuesto por extraordinarios monolitos, esculturas y piedras labradas, así como de otros lugares de la zona de influencia mexica. Como parte del museo se exhiben una sala y una cocina típica de la época anterior a la revolución mexicana.
Santa Cecilia Acatitlan, zona arqueológica
Dirección: Calle Circuito Pirámide s/n, Tlalnepantla, Estado de México.
Acceso: Desde la Ciudad de México, por la calzada Vallejo o el Eje Central hasta Tenayuca, se toma la avenida Santa Cecilia-San Rafael hasta el pueblo de Santa Cecilia; o bien por la vialidad Jesús Reyes Heroles, tomar la avenida Santa Cecilia-San Rafael. En transporte público se accede por la línea 3 del Metrobus que corre de Lindavista a Tenayuca.
Horario: martes a domingo de 10:00 a 17:00 horas.
Costo de acceso: Entrada general 55 pesos.
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