El SANHEDRIN fue el que envio a asesinar a CRISTO Cuando Jesus expulso a los mercaderes
Ya se subio al carro de la victoria. El SANHEDRIN fue el que lo envio a asesinar . Y fue la UNICA vez que se reunieron sus 70 miembros. La imporancia de Jesus es que estaba empeñado en aguarles el trafico de divisas que hacia el Sanhedrin con los dineros de los diezmos.
La unica moneda de Israel que no teia la efigie del emperador romano era la de MEDIO shekel. Circulaba solo dentro del templo. El Sanhedrin cobraba UN shekel por ellas.
Cuando Jesus expulso a los mercaderes fue a los CAMBISTAS del Sanhedrin .
Otros que trataron de expulsar a los cambistas judios fueron Lincoln y Kennedy. Sin comentarios
----- Mensaje original -----
De: cristinamarchesan
LOS PAPAS OSTENTAN EL TITULO DEL ENEMIGO DE JESUS, DEL QUE ORDENO ASESINAR A LOS CRISTIANOS Y DEL QUE INCLUSIVE ASESINO A PEDRO... SE ENMASCARAN DICIENDO QUE ES EL TRONO DE PEDRO PERO ES EL TRONO DE NERON
El incendio de Roma y la muerte de Pedro
El 19 de Julio del año 64, un violento incendio azotó a la ciudad de Roma. Durante seis días y siete noches las llamas se propagaron, destruyendo diez de los catorce barrios de la ciudad. Las circunstancias resultaron sospechosas. Nerón se encontraba en Anzio; los triumviri nocturni (vigilantes militares de incendios), no se encontraban de servicio. Regresó Nerón, cuando supo que el fuego se acercaba al palacio y tomó algunas medidas para auxiliar a los afectados: trajo de Ostia y de las tierras cercanas provisiones, y bajó el precio del trigo. No obstante el pueblo estaba furioso, pues se había divulgado el rumor de que al mismo tiempo que se estaba abrasando la ciudad había subido Nerón a un tablado que tenía en su casa y cantado en él el incendio y la destrucción de Troya. Se creía que Nerón había provocado el incendio con el objeto de reconstruir la ciudad a su gusto. Al respecto Suetonio relató:
"No respetó tampoco al pueblo romano ni los muros de su patria. Habiendo un familiar suyo citado en la conversación este verso griego:
que todo se abrase y perezca después de mí.
No, le contestó, más bien viviendo yo, y cumplió su amenaza. Desagradándole, según decía, el mal gusto de los edificios antiguos, la estrechez e irregularidad de las calles, hizo poner fuego a la ciudad; lo hizo con tal desfachatez, que algunos consulares, sorprendiendo en sus casas esclavos de su camara, con estopas y antorchas en las manos, no se atrevieron a detenerlos. Los graneros contiguos a la Casa de Oro, cuyos terrenos deseaba, fueron incendiados y derribados con máquina de guerra, pues estaban construidos con piedras de sillería. Duraron tales estragos seis días y siete noches, y el pueblo no tuvo durante ellos otro refugio que los monumentos y las sepulturas. Además de gran número de casas particulares, el fuego consumió las moradas de los antiguos generales, adornadas todavía con los despojos del enemigo, los templos consagrados a los dioses por los reyes de Roma o levantados durante las Guerras Púnicas y las de la Galia; todo, en fin, lo que la antigüedad había dejado de curioso y digno de memoria. Nerón estuvo contemplando el incendio desde lo alto de la torre de Mecenas, encantado, según dijo, de la hermosura de la llama, y vestido en traje de teatro cantó al mismo tiempo la toma de Troya. Tampoco dejó escapar esta ocasión de pillaje y robo: se había comprometido a hacer retirar gratuitamente los cadáveres y escombros y a nadie permitió que se acercase a aquellos restos que había hecho suyos. Recibió y hasta exigió contribuciones por las reparaciones de Roma, hasta el punto de haber casi arruinado por este medio a los particulares y a las provincias. "
Para alejar de su persona las sospechas, Nerón culpó a los cristianos de la catástrofe. Fue la primer gran persecución de cristianos en Roma. El siguiente pasaje de Tacito describe los hechos:
"Hechas estas diligencias humanas, se acudió a las divinas con deseo de aplacar la ira de los dioses y purgarse del pecado que había sido causa de tan gran desdicha. Viéronse sobre esto los libros sibilinos, por cuyo consejo se hicieron súplicas a Vulcano, a Ceres y a Proserpina, y las matronas aplacaron con sacrificios a Juno, primero en el Capitolio y después en el mar cercano a la ciudad, y sacando de él agua, rociaron el templo y la estatua de la diosa: las mujeres casadas celebraron selisternios(1) y vigilias. Mas ni con socorros humanos, donativos y liberalidades del príncipe, ni con las diligencias que se hacían para aplacar la ira de los dioses era posible borrar la infamia de la opinión que se tenía de que el incendio había sido voluntario. Y así, Nerón, para acallar esta voz y descargarse, dio por culpados de él y comenzó a castigar con exquisitos géneros de tormentos a unos hombres aborrecidos del vulgo por sus excesos, llamados comúnmente cristianos. El autor de este nombre fue Cristo, el cual, imperando Tiberio, había sido ajusticiado por orden de Poncio Pilato, procurador de la Judea ; y aunque por entonces se reprimió algún tanto aquella perniciosa superstición, tornaba otra vez a reverdecer, no solamente en Judea, origen de este mal, sino también en Roma. donde llegan y se celebran todas las cosas atroces y vergonzosas que hay en las demás partes. Fueron, pues, detenidos al principio los que profesaban públicamente esta religión, y después, por delaciones de aquellos, una multitud infinita, no tanto por el delito de incendio que se les imputaba, como por hallarles convictos de aborrecimiento al género humano. Añadióse a la justicia que se hizo a éstos la burla y escarnio con que se les daba muerte. A unos vestían de pellejos de fieras, para que de esta manera los despedazasen los perros; a otros ponían en cruces; a otros echaban sobre grandes rimeros de leña, a los que en faltando el día, pegaban fuego, para que ardiendo con ellos sirviesen de alumbrar en las tinieblas de la noche. Había Nerón disputado para este espectáculo sus huertos, y él celebraba las fiestas circenses; y allí, en habito de cochero, se mezclaba unas veces con el vulgo a mirar el regocijo, otras se ponía a guiar su coche, como acostumbraba. Y así, aunque culpables estos y merecedores del último suplicio, movían con todo eso a compasión y lástima grande, como personas a quienes se quitaba tan miserablemente la vida, no por provecho público, sino para satisfacer la necesidad de uno solo."
Poco después del incendio, Pedro fue encarcelado. Cuando lo llevaron a sector norte del circo, Pedro solicitó ser crucificado cabeza abajo por respeto a Jesús. Los soldados no lo discutieron. De ser posible, debía respetarse el último deseo de un criminal. Pronto le llegó la muerte. Aquella noche, sus seguidores reclamaron el cuerpo y lo enterraron cerca del muro donde se acostumbraba sepultar a las víctimas del circo. El lugar escogido era próximo al primer hito de la Vía Cornelia. Treinta años después, Anacleto construiría un oratorio sobre este lugar. Ironicamente, los Papas se dicen sucesores de Pedro, pero, al igual que Nerón, visten la purpura y ostentan el título de Pontifex Maximus.
No hay comentarios:
Publicar un comentario