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martes, 1 de noviembre de 2011

¿Es islámico el matrimonio forzoso?

¿Es islámico el matrimonio forzoso?
'Islam y derechos humanos' (Junta Islámica 2010)
Sociedad - 01/11/2011 8:05 - Autor: Yaratullah Monturiol - Fuente: WebislamVota:- Resultado 23 votos | Más... Etiquetas: matrimonio forzoso, islam, yaratullah monturiol

Imagen de la campaña musulmana contra los matrimonios forzados“La viuda y la mujer divorciada no pueden ser casadas,
a menos que den su consentimiento, y la virgen
no puede ser casada a menos que de su consentimiento” (1)


Es del todo imposible dar unas cifras correctas sobre la situación. Aún así, es interesante ver que aparecen algunas de ellas, con más precisión y conocimiento, gracias a una actitud y voluntad que desde proyectos recientes demuestra su eficacia en resultados concretos. En las propias sociedades afectadas, el nivel de sensibilización va en aumento, por todo lo cual, en este tema tan sutil y escurridizo, podemos decir que estamos avanzando. A pesar de que la prevención de conflictos y los objetivos de los proyectos que buscan su utilidad a largo plazo, nunca son aparentemente necesarios o urgentes y no es la metodología común actual, estamos seguros de que ésta será sin duda y cada vez más, la única fórmula válida que aporte mejoras reales a cualquier nivel.

Hemos de asumir la inercia y desidia humana como una terrible equivocación que nos persigue con su lastre fatal. El hecho de no atender y analizar las causas de los problemas sociales, también a nivel psicológico, atendiendo las necesidades y respondiendo a cada una de ellas con sensatez y con una buena formación en la alteridad, es una peligrosa inconsciencia que suele arrastrarnos a desgracias imprevisibles e irremediables. La indolencia y la falta de atención, hasta que el escándalo y la visibilización del horror nos desbordan reflejan el grado de morbosidad imperante, que suele tener consecuencias irreversibles.

Lo que se evidencia y denuncia siempre es un referente, pero sólo es útil cuando sirve como ejemplo para corregir o reconducir aquello que se reconoce como no deseable o no beneficioso. Esto significa, que en el caso que nos ocupa es el modo y no solamente el fin lo que hay que priorizar. Agradeciendo el esfuerzo de quienes se convierten en testigos o conocedores de esa realidad con sus allegados y víctimas, respetando sus formas internas de actuación y escuchando, para facilitar sin interrumpir los procesos de comunicación natural con los que se logra difundir con auténtica eficacia toda la información, consejos y recomendaciones. Simplemente hay que disponer de vista, oído y prudencia. Este es el primer paso que todos y todas hemos de dar, dejando el terreno a punto para la intervención -en una segunda fase, si fuera necesario- de gente especializada. Gracias a la predisposición inicial, a la sensibilización y a un buen programa preventivo, podremos resolver estos asuntos sin tragedias o de la forma menos traumatizante posible.

Ofrecemos en este capítulo algunas claves para comprender la complejidad que rodea el problema de los matrimonios forzosos. Veremos cómo los crímenes de honor y los comportamientos conflictivos por las llamadas culturas del honor, a menudo son también la causa de matrimonios forzados. Nos daremos cuenta de que los matrimonios concertados son legítimos y de hecho se dan en todas las sociedades hasta hoy. Pero, muchas veces cuesta encontrar el límite que separa la concertación de la obligación.

Cuando en estas cuestiones, el chantaje emocional está a la orden del día y pocas son las personas capaces de librarse de esa presión familiar o de los sentimientos de culpa que consiguen provocar; cuando los deseos de la familia y entorno más cercano e influyente no son cumplidos… El sufrimiento y las nefastas consecuencias que acarrea no satisfacer las esepctativas sociales y familiares son suficiente motivo para obedecer.

Esto no es Islam. El matrimonio forzoso no es Islam. Y desde el Islam se nos enseña a decir “no”. Esto es algo desconocido para muchas personas, que piensan que una comunidad que se basa en una tradición unitaria tiene que ser sistemáticamente sumisa, “paciente”. Pero someterse a la Unicidad divina, significa justamente que no tienes más Rabb (Señor) a quien postrate salvo a Al-lâh. Las enseñanzas islámicas tienen como principio básico –entre otros- cuidar y respetar a los padres. Esto es absolutamente fundamental. Pero, cuando obedecer va en contra de nuestros derechos o nuestro proyecto de vida –es decir, en contra de nuestra evolución personal-, incluso si nuestra decisión perjudica o cambia la dinámica generada a nuestro alrededor, el Islam instruye sobre el derecho de la musulmana y el musulmán a defender su facultad de autodeterminación, es decir, en términos islámicos, su califato, que es al fin y al cabo, un derecho pero aún más, un deber.

El Islam, el Corán, el ejemplo de los Profetas y la ética que nos enseña lo que ama y lo que no ama Al-lâh, nos hace comprender que la persona musulmana ha de intentar evitar disputas, tratar a los padres, vecinos y parientes con ternura y cortesía, que por supuesto, debe contener sus caprichos, reprimir viciosas tendencias autodestructivas, escuchar cualquier consejo… Pero no puede sacrificar su propio destino o naturaleza, su potencial y evolución para satisfacer las espectativas de nadie, a pesar del dolor o decepción inicial que pueda suponer esta opción a nivel emocional o afectivo. De hecho, se comprueba a la larga más sufrimiento colectivo y se hace más daño cuanto más se aleja cada cual de su verdadera intención, necesidad o predisposición y aptitud natural.

No se trata de escuchar los sentimientos propios o de los demás, como si se tratara de ser egoísta o altruista, sino que en estos casos son precisamente los sentimientos contradictorios los que traicionan tanto la realidad como las conveniencias (entendiendo por conveniencias, lo más positivo o lo que más propicia nuestra positividad, no los convencionalismos subyugantes que esclavizan al ser humano a ser sumiso y mediocre).

En este capítulo mostramos, primero unos breves datos estadísticos proporcionados por Reino Unido, pero después hemos reproducido íntegramente, un informe dedicado al proyecto piloto iniciado en Rotterdam, lanzado más tarde como campaña de sensibilización a nivel europeo. La razón es obvia; consideramos que este es el planteamiento más elaborado pedagógica y psicológicamente, para conseguir un cambio de mentalidad y unos buenos resultados a largo plazo.

Datos en Gran Bretaña

Un estudio realizado por el Dr. Nazia Khanum (2), que preside varios grupos de la comunidad británica en Luton, mostró que el número de matrimonios forzados se había subestimado enormemente. Cada año, alrededor de 300 británicos (85% de ellos mujeres) optan por irse al extranjero para contraer matrimonio, pero Khanum considera que la verdadera cifra puede ser de 4000. "Podría haber más" –dice. "Estos datos son terribles pero hasta que sea mejorado el sistema de recogida de cifras nunca se va a ver todo el conjunto. Quizás nunca lo sabremos del todo, como es frecuente, pero por lo menos podemos tener una idea más orientativa si queremos vigilar adecuadamente." Lo que se sabe es que la mayoría de las mujeres obligadas a contraer matrimonio tienen sus raíces en el sur de Asia, aunque también ocurre con gente de origen somalí, turca, kurda, nigeriana y de las comunidades chinas. Con víctimas entre los hindúes, sikhs y cristianos, así como los musulmanes, no es una cuestión de religión, sino de tradición, y la idea del "honor" de una familia suele recaer sobre los hombros de la mujer (3).

Alarma desde los imames en Gran Bretaña (4)

_«Tenemos un grave problema en nuestra comunidad: los matrimonios forzosos.» Por primera vez en Gran Bretaña, imames han condenado bien alto y claro esta «crisis» que afecta a miles de chicas y chicos. Proponen una cumbre sobre la cuestión en Downing Street, el barrio general del primer ministro Gordon Brown.

Más de 70% de los británicos habiéndose casado con una persona de origen oriental (sobre todo paquistaní o bengalí) han sido obligados de hacerlo, consideran a estos imames, miembros del Tribunal arbitrario musulmán, que es un organismo de mediación. Miles de jóvenes, de los cuales 85% son mujeres, viven este drama cada año, según ellos. A menudo, su familia los lleva a su país de origen con el pretexto de las vacaciones y los obliga a casarse con una persona del mismo clan o bien relacionada con la familia. En caso de rechazo, los jóvenes se arriesgan a ser secuestrados o maltratados.

Los escasos 400 casos señalados por la policía británica no serían más que la punta del iceberg. «Hemos hecho el avestruz durante los 25 últimos años, reconoce Shaykh Faiz Siddiqi, el presidente del tribunal. Pero ahora más.»

La propuesta de los imames del país es producir, además de los certificados de matrimonio, una especie de garantía escrita en la cual, los dos «prometidos» consienten en casarse. «Desgraciadamente, la vieja guardia religiosa obedece todavía a viejas creencias culturales, sin embargo, los matrimonios forzados están prohibidos por el islam». Dice Tauqir Ishaq, imán de 44 años.

Para Shazia Qayum, antigua víctima de un matrimonio forzado, se trata de un primer paso en la buena dirección. «En 10 años de campaña contra los matrimonios forzosos, nunca había oído a un líder de la comunidad oriental oponerse, fuera musulmán o sikh», explica la interventora del organismo Karma Nirvana.

Se preocupa sin embargo, viendo a los jóvenes que quedan atrapados entre los hilos de esta red social. Recuerda su propia historia: «Cuando me negué a casarme con un primo pakistaní a los 17 años, mis padres me recluyeron en casa durante un año. La escuela nunca preguntó el motivo de mi ausencia». Como Shazia, miles de jóvenes han desaparecido de los pupitres que ocupaban en su escuela el año último. Sólo en la ciudad de Bradford 250 - de mayoría musulmana.
Reputados militantes a favor de los derechos de las musulmanas reivindican: «Una lección sobre los matrimonios forzosos tendría que formar parte de los estudios universitarios escolares». Un comité ministerial ha publicado un informe preocupante con respecto al tema, lamentando la inacción de profesores e incluso policial.

Historias sórdidas de jóvenes mujeres matadas por sus parientes por motivos de «deshonor» han sacudido la opinión pública el último año en Gran Bretaña. Se comenta que una nueva ley permitirá a la justicia británica interrumpir matrimonios forzosos, pero sin embargo, sin criminalizarlos. Ahora bien, según Sharida Chowdry, una bengalí que ha escapado con gran dificultad a un matrimonio forzado, pocos jóvenes orientales osarán poner un recurso:

«Tendrán miedo de dar la espalda a su familia, explica la estudiante de 23 años, que ha roto con su clan. Yo, he tenido la oportunidad de tener un imám que me ha ayudado a resolver mi problema pacíficamente. Si me hubiera puesto agresiva hacia mis padres, estaría hoy probablemente en Bangladesh, casada en el extranjero.»

Proyecto holandés: El modelo de Rotterdam (5)

El municipio de Rotterdam y la plataforma holandesa de organizaciones islámicas SPIOR, en colaboración con el profesor Tariq Ramadan y el colectivo EMN (European Muslim Network), tomaron la iniciativa de lanzar en mayo de 2008 una campaña europea de sensibilización titulado “Mano a mano contra los matrimonios forzosos”. Incluímos en este capítulo el contenido del proyecto.

La necesidad de un proyecto y una campaña de sensibilización (6)

Procede decir algo sobre aquellas prácticas que son relacionadas con el islam, mientras que, precisamente, traicionan la esencia del mensaje islámico. Algunos de los llamados ulema siguen guardando silencio y aceptando incluso esas prácticas culturales que muchos musulmanes confunden con principios; imaginan que el matrimonio forzoso es un precepto. Por eso debemos replicar, precisamente en nombre del Islam, que los matrimonios forzosos no son aceptables. Lanzar una amplia campaña de concienciación en nuestras sociedades europeas para acabar con los matrimonios forzosos que ¡no tienen nada de islámicos y deben ser condenados! ¡Este es nuestro mensaje! ¡Esta es nuestra llamada! Nada dentro de la totalidad de la enseñanza del islam puede justificar los matrimonios forzosos. Por eso debemos fomentar una mayor comprensión del islam entre los padres, los y las jóvenes.

En unión con la comunidad musulmana, SPIOR ha invitado a todos a discutir el tema y les ha ayudado a sentirse libres para escuchar y compartir opiniones y experiencias. Rotterdam es un ejemplo de lo que se puede y se debe hacer a nivel local, en cada una de las comunidades islámicas, para fomentar una consciencia compartida, para ofrecer “espacio” para poder expresar libremente las ideas, para transmitar el mensaje del islam y combatir las costumbres culturales negativas. Y estos testimonios son válidos tanto en Rotterdam como en el Reino Unido, Turquía o Pakistán, etc.

En este proyecto hay una parte muy útil sobre el “Plan de medidas por etapas para detectar y proceder”. Este capítulo contribuye a completar el total, al suministrar a los asistentes sociales, a los voluntarios activos y a los profesores, una estrategia para manejar el asunto. Es precisamente a nivel local que un esfuerzo de este tipo surtirá el mayor efecto y éxito. Se necesitan movimientos de iniciativas locales y seguir desde el ámbito nacional al internacional.

Los musulmanes y los que no lo son, deben colaborar mutuamente, aducir claramente qué hay de equivocado en el matrimonio forzoso y, al mismo tiempo, ser lo suficientemente razonables como para recordar la necesidad de la psicología y del factor tiempo para cambiar pareceres. Es importante recordar los principios islámicos, reiterar que el matrimonio forzoso no lo es, y que hay que actuar contra este tipo de prácticas; pero no es menos importante escuchar tanto a los padres (sus esperanzas y sus preocupaciones) como a los hijos (sus preguntas y su sufrimiento), e intentar poner en marcha el movimiento reformista, uniendo a la sabiduría, la firme resolución. No es una tarea fácil pero sí necesaria si queremos ser sincerametne fieles a los principios y al mismo tiempo intentamos reformar las interpretaciones erróneas y las costumbres engañosas establecidas. Colaboremos e intentemos cambiar la situación, respetando las espectativas, la esperanza y la dignidad de las personas.

Necesitamos un mensaje sólido y claro, en el cual, los musulmanes deben estar en primer término en esta campaña, porque hacen (o interpretan) demasiadas cosas en nombre del islam, que son opuestas a su esencia. Los versículos y tradiciones basados en hechos y dichos del profeta Muhammad no se prestan a confusión respecto a este tema. Muchos eruditos han venido repitiendo a lo largo de la historia, que un matrimonio debe ser una unión entre dos personas libres, de espíritu y de voluntad. En nombre de este mensaje, de los derechos humanos y la dignidad humana, ha llegado el momento de pronunciarnos y de actuar en consecuencia contra determinadas contradicciones que observamos entre los musulmanes. Una aproximación autocrítica y un proceso reformista deben alimentar nuestra conciencia, a fin de que ésta esté más en concordancia con nuestros valores. Este proceso se ha puesto en marcha con la ayuda de las autoridades locales (Ayuntamiento de Rotterdam) y nacionales. Hay que llevarlo a cabo con determinación y de una forma muy concreta. Nuestro apoyo es total, porque queremos poner freno a la injusticia a que se somete a hombres y mujeres, y porque “pavimenta” el camino para tantas otras reformas necesarias para detener conductas adoptadas en nombre del islam, pero que no tienen nada que ver con su mensaje. Este es nuestro deber moral, en nombre de nuestro respeto común por la libertad y dignidad humana.

SPIOR : Federación holandesa de organizaciones islámicas

Rijnmond (SPIOR) [Stichting Platform Islamitische Organisaties Rijnmond] es la organización que representa a 60 organizaciones musulmanas de Rotterdam y alrededores, entre las cuales se encuentran mezquitas, organizaciones socioculturales, de mujeres y de jóvenes. La Fundación fue constituida en 1988 por 16 mezquitas y al principio se ocupaba fundamentalmente de la habitabilidad de las mezquitas. En el transcurso de los años se han ampliado, tanto sus bases, numéricamente y en diversidad, como su terreno de acción. Actualmente SPIOR se esfuerza en fomentar la participación social en diferentes ámbitos. Con ese fin, apoya a las organizaciones que representa, desarrolla e implementa proyectos y ofrece información y asesoramiento sobre diversos tipos de temas de interés común para el islam, los musulmanes y la sociedad holandesa.

Reforzar la posición de las jóvenes y de las mujeres en general en las comunidades musulmanas, es una de sus prioridades. Desde el punto de vista de SPIOR, la emancipación de las mujeres y de las jóvenes musulmanas no se puede realizar sin la participación de los hombres. Si no se implica a los hombres en el proceso, la emancipación de las mujeres levantará, dentro de la comunidad, más tensión y lucha. Es por esto, que SPIOR enfoca su acción hacia la totalidad de la comunidad.

El enfoque es preventivo y tiene en cuenta el mundo de vivencias de la sociedad musulmana, con la que busca conectar para poner en marcha procesos de concienciación y cambios de mentalidad. Existen muchos malentendidos que dificultan, no sólo la participación social, sino también el desarrollo personal. En la percepción de muchas personas, la cultura y la religión están intrínsecamente relacionadas, por lo que puede surgir la idea de que determinadas tradiciones culturales están basadas o son ratificadas por la religión. Una información correcta acerca de la visión del islam por un lado, y esas tradiciones por el otro, puede acabar con esa idea y abrir las puertas al cambio de mentalidad y conducta.

Para ello no se eluden temas tan delicados, como la problemática en torno a los “loverboys” [captación de menores para introducirlos en el mundo de la prostitución], a la violencia por motivos de honor y a los matrimonios forzosos. Todos ellos problemas sociales que se presentan en diversos grupos de población.

De la mano contra el matrimonio forzoso: trasfondo, organización y resultados del proyecto (7)

Desafortunadamente, la respuesta es la siguiente: Sí, el matrimonio forzoso es una realidad, aunque no se dispone de datos cuantitativos de la frecuencia con que se da. Esto está parcialmente relacionado con la naturaleza del fenómeno: el matrimonio concertado no siempre es perceptible. Frecuentemente se trata de un complejo sistema de modelos de expectativas en torno al papel de la familia, de los padres y de los hijos en la elección del cónyuge, acompañado de una, más o menos, sutil presión psíquica o coacción. Entre un matrimonio concertado, con la aprobación de los cónyuges, y un matrimonio obligado, puede haber muy poca diferencia. Esta diferencia se pone a prueba en situaciones en las que un hijo no acepta al cónyuge elegido por sus padres y/o su familia, o cuando un hijo aparece en su casa con una pareja que no responde a las expectativas de sus padres y/o de la familia. Para cambiar un sistema de este tipo, no es suficiente un cambio legislativo; este debe de ir acompañado de una toma de conciencia y de un cambio de mentalidad y de conducta.

Hace algunos años, durante la organización de actividades para mujeres jóvenes, se planteó el tema del matrimonio forzoso. Al mismo tiempo además, nos llegaba una señal concreta desde el centro de acogida de mujeres de Rotterdam. Desde allí señalaban que, sobre todo durante el período que precedía a las vacaciones de verano, aumentaba el número de jóvenes musulmanas que se iba de casa y acudía al centro de acogida para mujeres.

El miedo a que las obligaran a casarse durante las vacaciones en el país de origen de los padres, era el motivo para irse de casa más mencionado. No había pruebas de que eso fuera a suceder realmente, pero, por lo visto, las jóvenes afectadas no veían más posibilidad que irse de casa. El matrimonio forzoso se da en diversos grupos de población; entre otros, dentro de las comunidades musulmanas.

El objetivo del proyecto, estaba enfocado principalmente hacia las jóvenes musulmanas. El primer paso fue organizar una conferencia para darles información acerca del matrimonio y la visión islámica del mismo. Lo segundo, ofrecer talleres sobre toma de conciencia, y comunicación con los padres. El tercer paso fue organizar a continuación para los padres, diez reuniones en las que recibieron la misma información que las jóvenes sobre la visión del islam acerca de la elección del cónyuge y, además, se habló francamente con ellos sobre dilemas, como la comunicación con los hijos y sobre las alternativas al matrimonio forzoso.

Se manifestó que había gran necesidad de información sobre este tema. Lo cuarto fueron las reuniones conjuntas para padres e hijos. Además se organizaron dos reuniones informativas y de discusión para jóvenes musulmanes de ambos sexos juntos, y el quinto paso fueron las reuniones para jóvenes y padres juntos. Por último, la etapa sexta fue informar a profesionales de la educación y asistentes sociales que se ven frente a estas situaciones y pedían información y asesoramiento.

Otro objetivo es fomentar la elección propia de pareja de forma consciente por los jóvenes musulmanes. Se les estimula para que intervengan de manera activa, invitándoles a pensar sobre qué aspectos son para ellos importantes a la hora de elegir un cónyuge y a comunicarse con sus padres en torno a ese tema. También, fomentar una comunicación sincera entre padres e hijos. La comunicación no debe empezar cuando un candidato está a la puerta de casa, sino que ya con anterioridad padres e hijos deben hablar de sus expectativas. De esta manera, el proyecto contribuye a la emancipación de los jóvenes musulmanes de ambos sexos.

Este planteamiento opta por enlazar con la identidad islámica y aprovechar las fuentes islámicas. El islam desaprueba claramente el matrimonio forzoso. Es más, según el islam, un matrimonio es válido únicamente cuando ambos cónyuges lo aprueban libremente y por su propia voluntad.Este hecho muchas veces se desconoce, incluso por los propios musulmanes.

La afirmación “forma parte de nuestra religión” se utiliza frecuentemente como argumento de peso para conservar tradiciones. Precisamente por lo importante que es la religión para muchos musulmanes, se presenta aquí una oportunidad de ofrecer información correcta desde el punto de vista “religioso”, que lleva a la ruptura de este tipo de tradiciones culturales. Es decir: el Islam no es la causa, sino precisamente una parte de la solución del problema. Lo anterior no significa que el mensaje sea que los padres y la familia no puedan jugar ningún papel en la elección de la pareja de los hijos. Un llamado, matrimonio concertado deseado es posible, siempre y cuando no se coaccione y los candidatos en cuestión tengan realmente la oportunidad de aceptarlo o rechazarlo.

La eficacia de la comunicación va determinada tanto por el mensaje como por la persona que lo transmite. Expertos y expertas del islam, asociaciones de mujeres y mezquitas, ofrecen al grupo un entorno asequible, de confianza, en el que sus miembros se sienten libres para debatir temas tan complejos.

Durante las reuniones se habló abiertamente sobre la elección de la pareja, el papel de los padres y la familia, y sobre las expectativas del matrimonio. De estas conversaciones se puede deducir algunas conclusiones. Expertos/as e imames plantean reiteradamente una serie de cuestiones:

_ El islam prohíbe el matrimonio forzoso; según el islam, un matrimonio sólo es válido si ambos cónyuges lo han aceptado por propia y libre voluntad;

_ Los padres, otros miembros de la familia o individuos ajenos a ella pueden, en caso de que se desee, jugar un papel mediador o de asesoramiento, pero nunca su intervención puede conducir a forma alguna de coacción;

_ El respeto hacia los padres es un principio importante del islam, pero nunca a costa de los derechos de los hijos respecto a la elección propia de la pareja; respeto no significa, pues, obediencia absoluta, si lo que se pide va en contra de los derechos de los hijos;

_ Los jóvenes pueden también buscar pareja por su cuenta (¡también las chicas pueden tomar la iniciativa en este asunto!), los padres deberían mostrarse abiertos a esto; en caso de que no estén de acuerdo con la elección de su hijo, se recomienda que hablen con él o ella del tema, pero deben de respetar finalmente su elección y mantener el contacto familiar;

_ En caso de que la mujer sea asesorada por su wali, su tutor (papel desempeñado casi siempre por el padre, un tío o un hermano), este deberá siempre actuar en favor de ella; si no es así, la mujer tiene el derecho de pedirle a otra persona que actúe como su consejero o protector;

_ Los candidatos al matrimonio tienen, dentro de los límites que establece el islam, el derecho a conocerse; es más, para una elección acertada de la pareja, se recomienda hablar previamente de forma abierta, sobre las expectativas que cada uno tiene en el matrimonio;

_ el matrimonio es un contrato que se cierra entre dos partes iguales (los cónyuges); en ese contrato se pueden estipular, de común acuerdo y razonablemente, con la contribución de ambos cónyuges, diversos asuntos; en cualquier caso, la dote que se entrega a la novia forma parte de él.

Destacamos aquí algunas declaraciones de los imames:

“En primer lugar, si un joven no está de acuerdo, debe decírselo expresa y claramente a sus padres. Si esto no fuera suficiente, puede recurrir a la ayuda de un erudito del islam y/o a otro adulto que goce de su confianza, con el fin de convencer a sus padres de que la pareja elegida no es la adecuada. El convencer a los padres de ello puede ser una cuestión complicada que requiera ser tratada con paciencia y, sobre todo, haciendo uso de argumentos, tanto islámicos como de otro tipo”.

“No se trata de que, a la hora de elegir, al candidato se le enseñe un foto de hace 20 años del futuro novio o de la futura novia. O de que la postura de los padres sea que su hija se deba casar, para que así el hijo del hermano del padre se pueda afincar en este país. O que sencillamente se compre un billete con destino al país de origen y que, una vez allí, el hijo sea “arrojado a las fieras” y obligado a casarse mediante matrimonio concertado. En estos casos, no vale la postura de los padres de que todo se arreglará según la voluntad de Al-lâh, ya que Al-lâh ha dotado al hombre de sentido común, para que lo use”.

“Algunas tradiciones no tienen nada que ver con el islam; por ejemplo, que un joven tenga que pagarle al padre de la novia para poder casarse con su hija, o que se pueda obligar a una persona a casarse”.

“Los cónyuges deben ser tal para cual; elige a tu igual”.

“Vosotros, como padres, no seáis ciegamente conservadores y tradicionales. Si no os comportáis justamente, los hijos que hoy os respetan, podrían revelarse en un futuro. Sed benignos y diplomáticos; sabed tratar a la juventud”.

“Los chicos y las chicas tienen los mismos derechos. Es la conciencia de Dios lo que diferencia a las personas”.

Resultó que tanto los padres como los hijos, no siempre estaban al corriente de esta información, y, por el contrario, muchos de ellos creían que el matrimonio concertado en el que los padres deciden por sus hijos, forma parte del islam. Saber que no era así, fue para ellos toda una revelación.

Algunos de los chicos opinaban que:

“El físico no juega un papel importante cuando de lo que se trata es de compartir tu vida con una persona que te entienda plenamente”.

“Si tus padres rechazan la pareja que has elegido, tienes mala suerte y ni que decir tiene que elijas ponerte del lado de tus padres en vez de estar en el de tu futura ex pareja”.

“A los 25 ó 30 años de edad no te vas a poner a consultar con tus padres o a hablar con ellos. Ya eres lo suficientemente adulto como para tomar tus propias decisiones. Entonces ya tienes tu propia casa, y yo no voy a pedir permiso, sino sencillamente les comunico que me voy a casar con tal o cual chica”.

“Si pienso en casarme, pienso en el islam. Quiero hacerlo según las reglas del islam; atenerme a ellas, junto con mi mujer”.

Las chicas dijeron, por ejemplo:

“A la familia no le importa si a mí me gusta él. Pero soy yo la que tiene que vivir con él toda mi vida”.


“Yo no puedo hablar de estos temas con mi madre. Ella compara siempre todo lo que hago con su propia juventud”.

“En algunas familias se habla tanto del matrimonio, que las chicas llegan a pensar: es mi turno, voy a buscar pareja yo misma, antes de que elijan por mí”.

“El chico con que me case, debe tener buen corazón”.

“Mi madre no podía hablar con su madre, así que conmigo tampoco lo hacía. Yo le he enseñado a mi madre a hablar conmigo. Al principio era muy tímida, pero poco a poco vamos avanzando. Le dije: ¿es que tengo que acudir a otra persona con mis problemas?´.

“Pienso que se debe educar a los chicos y a las chicas de la misma forma, sin diferencias. A menudo, a los chicos se les permite hacer de todo, y a las chicas no. Estoy realmente harta de eso”.

Del total de cientos de testimonios que se recogieron deducimos sin lugar a duda, que las tradiciones culturales influyen de gran manera sobre la forma de actuar de las familias en torno a la elección de la pareja.

Definición, práctica y trasfondo cultural (8)

Ante la pregunta de “¿qué opina usted del matrimonio forzoso?”, la mayoría de los holandeses respondería: “un atraso”, y además, con signos de admiración. Una respuesta normalmente poco agradable de oír, por ejemplo, si tus padres se casaron de esa manera, o si ese es el caso de algún hermano o hermana. El calificativo de “atrasado” expresa un juicio sobre ellos, y eso puede ser doloroso.

Pero, ¿el matrimonio concertado es un atraso? Y si lo es, ¿por qué? ¿qué es el matrimonio y por qué se da en todas partes del mundo?

El matrimonio es una transacción, un acuerdo que puede ser estipulado en un contrato, ya sea escrito u oral. Esa transacción permite a un hombre y a una mujer reclamar permanentemente el derecho a relaciones sexuales entre ellos. Por ejemplo, la mayoría de las veces el hombre y la mujer forman parte de un mismo hogar, pero no siempre es este el caso. La mayoría de las personas tienen un único cónyuge, pero en muchas sociedades está permitido casarse con más de una persona; la poligamia puede ser de un hombre con varias mujeres o de una mujer con varios hombres.

El matrimonio es universal y todas las sociedades humanas se enfrentan al problema del control de las relaciones sexuales. Estas no deben tener un efecto destructivo sobre la sociedad ni desequilibrarla. Este es un problema universal. Las relaciones sexuales también traen niños consigo. Los niños necesitan de cuidados y saber de quién y de dónde son. El matrimonio proporciona derechos a los niños nacidos como consecuencia de una relación sexual. En cualquier caso, los acuerdos en torno al matrimonio afectan siempre a los cónyuges. Como con quién te puedes casar y con quién no.

Un matrimonio regula las relaciones sexuales en una sociedad, y dota a los niños fruto de esa relación de una posición. Pero esos niños deben ser educados, cuidados y criados. Más tarde serán ellos los que cuiden a la generación de gente mayor y a la nueva generación siguiente. De este modo vemos que el matrimonio es el eje alrededor del cual funciona una sociedad.

Al mismo tiempo, hay que tomar todo tipo de medidas para poder criar a los hijos y para ayudar a los padres en esa tarea. Para eso se necesita más gente. En Europa se procura que el gobierno y otras instituciones, faciliten ayuda. Aquí conocemos la baja por maternidad, asistencia en el postparto, los consultorios pediátricos, las guarderías, los colegios, etc. Si los padres no tienen trabajo, pueden contar con una ayuda económica social. En muchas sociedades no existen estas facilidades. Allí unos se apoyan a otros y, en realidad, el apoyo suele venir de la familia. En un matrimonio hay, naturalmente, dos familias implicadas: la del hombre y la de la mujer. Es así, como para una persona, la familia y los parientes, constituyen el grupo más importante de la sociedad. No porque los hijos provengan biológicamente de ese grupo, sino porque la familia les proporciona un lugar en la sociedad, y porque la familia les ayuda a sobrevivir. Sin familia en una sociedad, un niño no puede sobrevivir. Esto se puede ver en países afectados por un tsunami, países en guerra y países en donde hay mucho sida. Los niños huérfanos sin familia son los más vulnerables.

Pero también existen los matrimonios concertados que no son forzosos. En la mayoría de las sociedades, la familia constituye la organización básica de la sociedad. De modo que la familia también tiene interés en que se mantenga esta forma de organización. Es de esa manera en realidad, como se debe considerar el matrimonio concertado; cuando un matrimonio es una unión entre familias, las familias buscan las parejas óptimas para que se unan en matrimonio, precisamente también para efectuar una unión óptima entre familias.

En algunas ocasiones los jóvenes estarán encantados con esto. Pero puede suceder que les obliguen a casarse. En este caso hablamos de un matrimonio forzoso. Pero no todos los matrimonios concertados son obligados, ni mucho menos. El matrimonio concertado también puede resultar en un matrimonio que cuenta con la aprobación, de muy buena gana, tanto del chico como de la chica. En este caso hablamos de matrimonio voluntario concertado. De modo que concertar un matrimonio no es negativo sin más.

En Turquía y en el norte de África, los lazos familiares son más importantes que en el oeste de Europa. Las familias se encargan de apoyar al individuo si se pone enfermo, si está sin empleo, o si los niños se quedan solos al morir sus padres. En el oeste de Europa se ve que, de manera progresiva, el Estado se encarga de estas tareas, en forma de ayudas económicas sociales para los ancianos, los huérfanos y los parados, y de todo tipo de regulaciones y medidas para posibles problemas venideros. Podemos decir entonces, que el Estado de la Europa del oeste, ha asumido muchas de las tareas de la familia. Y es por eso, que los individuos también pueden independizarse más de la familia. En consecuencia, el individuo tiene cada vez más margen para manifestarse individualmente y elegir por sí mismo. A este proceso le llamamos: individualización. La gente la pone en práctica en su trabajo y en su tiempo libre, pero también a la hora de elegir un cónyuge. En el oeste de Europa un matrimonio (casi) ha dejado ya de ser un compromiso entre dos familias. Pero hasta hace muy poco el embarazo de una chica soltera se consideraba un problema que provocaba un matrimonio forzoso como “solución”.

Los derechos y obligaciones que tienen los miembros de la familia entre sí, van disminuyendo. Los cónyuges tienen derechos y obligaciones recíprocamente, pero ya no con respecto a sus parientes. Esto no solo se ve a la hora de elegir pareja para casarse, sino también cuando los parientes se piden mutuamente ayuda. Para empezar un negocio, acuden en primer lugar a miembros de su familia que están en condiciones de prestar ayuda económica. Del mismo modo que si un abuelo o abuela alcanza una edad muy avanzada, entonces se va a vivir con los hijos. Cuando este sistema tradicional no es tan sencillo, entonces se recurre a la ayuda de la asistencia domiciliaria o la gente se va a vivir a una residencia de ancianos.

Muchas de esas personas de anteriores generaciones han contraído un matrimonio concertado. Ahora apreciamos que la siguiente generación ya no lo acepta, o no al menos, si es obligado. Si el matrimonio está concertado con una pareja de nuestro gusto, a todos nos parece bien. Y es que entonces la elección también es nuestra. La realidad es que en estos momentos estamos conviviendo con generaciones de transición. Esas generaciones efectúan ahora el cambio del matrimonio concertado al matrimonio de elección propia. La generación anterior todavía sigue estancada en el antiguo sistema de familias. Eso no se les puede recriminar. En sus tiempos, concertar un matrimonio para los hijos era una buena manera de casarlos. No se trata entonces de una costumbre atrasada, sino de acuerdo con la sociedad en la que vives y de la que provienen tus padres. Esto también se infiere en los estudios sobre el matrimonio obligado y la elección de pareja. Cada vez más emigrantes son de la opinión que los jóvenes deben elegir ellos mismos a su cónyuge y que, en consecuencia, ellos mismos son responsables de esa elección. Por supuesto que todavía se dan casos de jóvenes a los que se les obliga a casarse con alguien que no les gusta. Desde luego que hay que combatir esto antes de que las consecuencias sean graves y de gran magnitud. Pero no hace daño a nadie intentar comprender a la generación anterior que tiene que afrontar este cambio. Lo cual no quiere decir que debamos aceptar un matrimonio obligado o forzoso. Pero sí que cabe intentar ser capaz de defender dejando claro, con buenas maneras, qué es lo que queremos; y a veces es necesario e indispensable solicitar la ayuda de otros.

Notas
(1) Hadiz recopilado por Al-Bujari.
(2) El Dr Khanum, trabaja desde el Reino Unido con la organización asociada en la campaña europea, Henna Foundation.
(3) Sobre esta noticia, Marianne Vortaren analiza: “Lo que sabemos sobre esto, es que la Force Marriage Unit (Unidad de Matrimonios Forzosos) es un departamento del Ministerio de Relaciones Exteriores en el Reino Unido, que maneja 300 casos de matrimonios forzosos cada año. Por definición, estos son los matrimonios realizados en el extranjero, principalmente con menores, ciudadanos del Reino Unido (en su mayoría niñas). Ellos tienen la autoridad para que estas niñas sean retornadas al Reino Unido. Se dice que en UK existe una gran superposición entre los matrimonios forzados y los matrimonios con un cónyuge propuesto por los padres, de los países de origen (principalmente Pakistán y Bangladesh). Por supuesto, esto es parte de la historia: la Force Marriage Unit depende de la información de las víctimas u otras partes implicadas para poder saber cuando hay un matrimonio forzado en juego y ser capaz de hacer algo. Como hemos dicho también en la campaña, puede haber matrimonios forzados entre ambos jóvenes nacidos y criados en el propio país (por ejemplo, el Reino Unido) y, sobre todo, no sabemos el número exacto, porque si las personas no vienen y dicen que se ven obligados, no se sabe. Pero, como dice Tariq Ramadan, lo que es una gran parte del problema: el silencio que lo rodea. Así pues, sobre la base de lo que afirma el Dr Khanum, el número es en realidad mucho mayor. El número de 4000 es, por definición, una estimación”.
(4) Noticia del miércoles 18 de junio de 2008 http://www.saphirne ws.com/Mariages- forces-en- Grande-Bretagne- des-imams- sonnent-l- alarme_a9164. html
(5) Hemos escogido este proyecto por ser el modelo más elaborado y con mejores resultados a largo plazo realizado hasta el momento. También, a partir de la campaña promovida desde Rotterdam para difundir el proyecto a otras ciudades europeas, así como en Casa Árabe de Madrid bajo la dirección de Gema Martín Muñoz (22 Mayo 2008).
(6) Tariq Ramadan ha participado directamente en el lanzamiento de esta campaña por toda Europa, y este es el prólogo al informe que se ofreció traducido a varios idiomas, en colaboración con el Ayuntamiento de Rotterdam y la Federación SPIOR. El es Doctor en Fiolosofía, Profesor de Islamología (Facultad de Teología de Oxford), Catedrático invitado encargado de: Identidad y ciudadanía, en la Universidad Erasmus (Países Bajos), Investigador Principal en la Universidad de Oxford (St. Antony’s College), en la universitat de Doshisha (Kyoto, Japón) y en la Lokahi Foundation (Londres) , y presidente del EMN (European Muslim Network).
(7) Marianne Vorthoren es la autora de esta sección. Además, ella trabaja como responsable del desarrollo de la política de SPIOR y es, al mismo tiempo, jefa del proyecto “De la mano contra los matrimonios forzosos”.
(8) Edien Bartels es la autora de este fragmento. Ella es antropóloga y trabaja en el Departamento de Antropología Social y Cultural de la Universidad de Ámsterdam [Vrije Universiteit van Amsterdam], ha vivido largo tiempo en el norte de África, en Marruecos y en Túnez, en donde ha trabajado como antropóloga y realizado su trabajo de investigación.

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