La invasión de México (1519 - 1521)
LA INVASIÓN DE MÉXICO
08 DE NOVIEMBRE DE 1519 – 1521
Entrega catorce:
Por Asunción Ontiveros Yulquila
Datos contemporáneos y retrospectivos.
Conforme a la tesis maestra de John B. Thompson (69 años en 2020), en su obra “Ideología y cultura moderna”, sostengo que la narrativa de la segunda carta de relación de Hernán Cortes es una forma simbólica, cuya ideología está dirigida para sostener y establecer relaciones de dominación colonial e imperial. Para Thompson, las acciones y lenguajes, imágenes y textos, como ser la Piedra del Sol o Calendario Azteca, son formas simbólicas que son producidos por los sujetos y reconocidos por ellos y por otros como significativos.
La segunda carta de relación de Cortes es una forma simbólica significativa para el mundo cristiano católico, cuya cima es el pontificado de Roma. Este mundo cristiano, es el que ostenta el poder político y la cultura hegemónica en México. Guillermo Bonfil Batalla lo define como el México Imaginario, cuyo punto de partida es el 08 de noviembre de 1519. El México Imaginario niega al México Profundo, cuyos testimonios materiales e inmateriales son paradigmáticos en nuestro Continente.
Los significados de las narrativas oficiales coloniales relacionadas a la llamada “conquista de México” están al servicio de una ideología, para establecer y sostener relaciones de poder sistemáticamente asimétricas. Es imposible no percibir las relaciones de dominación en el México actual, comenzando con las narrativas que se exponen para significar cada pieza material del pabellón Azteca en el Museo Nacional de Antropología de la ciudad de México.
En el 2019 el presidente actual de México, Andrés Manuel López Obrador, reclama al reino de España y al Estado del Vaticano las disculpas respectivas por los crímenes de lesa humanidad, cometidos en los contextos de invasión, colonización y evangelización. Las características del significado de las narrativas, y los objetivos para la dominación colonial se manifiestan a través de la operación ideológica de la legitimación. Esta operación tiene tres estrategias: la racionalización, la universalización y la narrativización.
En los ensayos construidos, desde el primero al trece, utilizo la palabra narrativización, que es una estrategia de la operación ideológica para la legitimación de la llamada “conquista de México para cristianizarla”. Cortés utiliza la narrativización, para instalar su relato sobre la invasión de México, como si fuera un acontecimiento de validez universal. Justifica el ejercicio del poder cristiano exclusivo sobre el otro u otras civilizaciones. Por ello, ensalza cada revés que experimentan los invasores cristianos con relatos de ficción. Secuestra a Moctezuma, extorsiona el pago de un rescate cuantioso, consigue el pago, para él y para Carlos V (I de España), y continúa tipificando a los mexicas, o a los indios, como enemigos de la cristiandad.
La rebelión india de Tenochtitlán es consecuencia directa del secuestro de Moctezuma y de otros tlatoanis y sus hijos. Todos fueron engrillados o herrados. Eran vigilados por una guardia rotativa permanente. El Consejo de la Confederación aceptó pagar el rescate con oro, plata y perlas, para que Moctezuma sea liberado.
Cortés y su hueste se inmiscuyeron en los asuntos políticos de la Confederación, realizaron las cabalgadas (saqueos organizados), secuestran y extorsionan con castigos ejemplares, quemando vivo a todo tlatoani oponente. Las mujeres adolescentes y jóvenes eran parte del botín del pago del rescate. A fines de abril de 1520, la Confederación cumple con el pago del rescate, el oro es convertido en lingotes ante la atenta inspección del funcionario real. La tecnología para la fundición es mexica. A principios de mayo de 1520 Cortés se traslada a la costa del Golfo de México, para negociar con Pánfilo Narváez. Moctezuma continúa como secuestrado y rehén en Tenochtitlán.
En ausencia de Cortés, en Tenochtitlán, el carnicero Pedro de Alvarado quien fungía, a espaldas de Moctezuma, como teniente alcalde de Tenochtitlán, queda a cargo del secuestrado Moctezuma, sus hijos y otros tlatoanis de la Confederación. Antes de la partida de Cortés queda acordado que los invadidos organizaran una fiesta para exteriorizar la “alegría” por el cumplimiento del pago del rescate (Cortés lo identifica como regalos) y por la libertad del gran Tlatoani Moctezuma.
La fiesta se realiza al pie de la pirámide Mayor. Los protagonistas de la fiesta, varones, mujeres, ancianos y niños concurren desarmados y sin guardias, para danzar y cantar al son de tambores e instrumentos de viento. La élite pensante de la Confederación fue asesinada a mansalva por los invasores. Este hecho es narrativizado como la “Matanza del Templo Mayor”.
Desde el 24 al 29 de junio de 1520, la resistencia mexica o india encara realizar la guerra de desgaste, interrumpiendo el abastecimiento de alimentos y de agua. Desde el 24 de junio asume como gran Tlatoani electo, Cuitláhuac. La guerra sin retorno tiene como objetivo expulsar a los invasores de la jurisdicción territorial de la Confederación. El mayor volumen de oro, plata y perlas aún estaban en manos de la élite milite (capitanes) de los invasores, de Cortés y su entorno íntimo. Otra parte del botín del rescate ya había sido enviado hacia Sevilla. Una porción del rescate también fue transferido, a cambio de soldados, esclavos, pertrechos de guerra y una muestra de infectados de viruela, a la empresa de Diego Velázquez y de Pánfilo Narváez.
30 DE JUNIO, NOCHE DE LUNA LLENA: “NOCHE TRISTE” PARA LOS INVASORES CRISTIANOS
Antes de citar la narrativa de Cortés, escrita en 30 de octubre de 1520, es interesante leer la narrativa del hidalgo Juan Cano, quien en mayo de 1520 era miembro de la expedición capitaneada por Pánfilo de Narváez. Que luego de las transacciones (mediadas por el poder clerical) entre Cortés y Narváez, pasa a formar parte del ejército invasor de Cortés. En 1544 (24 años después de la “noche triste”), Juan Cano, 42 años, estaba casado con Isabel Moctezuma (35 años), hija del asesinado (magnicidio) Tlatoani Moctezuma. En 1531, Juan Cano es casado con Isabel Moctezuma por determinación del poder establecido colonial, en el que Cortés, aún retenía su influencia como cristiano “viejo y conquistador”. El 25 de setiembre de 1544, Juan Cano es entrevistado por el cronista mayor del Real y Supremo Consejo de Indias, Gonzalo Fernández de Oviedo, en la ciudad de Santo Domingo, de la isla La Española. Gonzalo Fernández de Oviedo fungía de alcalde de la ciudad de Santo Domingo.
[Alcalde] “Siempre oí decir que es buena la templanza e someter la piedad e abominable la soberbia. Dicen que fue grandísimo el tesoro que Hernando Cortés repartió entre sus milites [capitanes profesionales], cuando determinó de dejar la cibdad e irse fuera de ella por consejo de un [soldado Blas] Botello que se preciaba de pronosticar lo que está por venir”.
[Juan Cano] “Bien sé quién era ese [Blas Botello], y es verdad que él fue de parecer que Cortés e los cristianos se salieran [de Tenochtitlán], e al tiempo de efectuarlo no lo hizo saber a todos, antes no lo supieron sino los que con él se hallaron en esa plática [los milites] , e los demás que estaban en sus aposentos e cuarteles, se quedaron, que eran como doscientos e septenta [270] hombres, los cuales se defendieron ciertos días peleando, hasta que de hambre se dieron a los indios; e guardáronles la palabra de la manera que [Pedro de]Alvarado la guardó a lo que es dicho [mentir]. E así los doscientos septenta cristianos, e los que dellos no habían sido muertos peleando, todos cuando se rindieron fueron cruelmente sacrificados. Pero habéis, señor, de saber, que de esa liberalidad que Hernando Cortés usó, como decís, entre sus milites, los que más parte alcanzaron della e más cargaron de oro y joyas, más presto [rápido]los mataron; porque por salvar el alborda, murió el asno que más pesada la tomó, e los que no la quisieron, sino sus espadas e armas, pasaron con menos ocupación, haciéndose el camino con la espada” (citado por Martínez, 1986: 137 y 138).
[30 de junio de 120: La narrativa de Cortés al respecto del oro y las joyas] “[…] y viendo el gran peligro que en que estábamos y el mucho daño que los indios cada día nos hacían, y temiendo que también deshiciesen aquella calzada como las otras, y deshecha era forzado morir todos, y porque todos los de mi compañía fui requerido muchas veces que me saliese, y porque todos o los demás estaban heridos y tan mal que no podían pelear, acordé lo de hacer aquella noche, y tomé todo el oro y joyas de vuestra majestad que se podían sacar y púselo en una sala [casa comunal] y allí los entregué con ciertos líos a los oficiales [milites] de vuestra alteza [del poder clerical], que yo en su real nombre tenía señalados, y a los alcaldes y regidores y a toda la gente que allí estaba, les rogué y requerí que me ayudasen a lo sacar y salvar, y di una yegua mía para ello, en la cual se cargó tanta parte cuanta yo podía llevar; y señalé ciertos españoles, así criados míos como de los otros, que viniesen cono el dicho oro y yegua, y lo demás los dichos oficiales y alcaldes y regidores y yo lo dimos y repartimos por los españoles para que lo sacasen”.
[Noche de Luna Llena: 30 de junio de 1520] “Desamparada la fortaleza, con mucha riqueza así de vuestra alteza como de los españoles y mía, me salí los más secreto que yo pude, sacando conmigo un hijo y dos hijas de Moctezuma y a Cacamacín, señor de Acuhuacán; y al otro su hermano que yo había puesto en su lugar y, a otros señores de provincias y ciudades que allí tenía presos [Rehenes]. Y llegando a las puentes que los indios tenían quitados, a la primera de ellas se echó la puente que yo traía hecha, con poco trabajo, porque no hubo quien la resistiese, excepto ciertas velas [guardia nocturna] que en ella estaban, las cuales apellidaban tan recio que antes de llegar a la segunda estaba infinita gente de los contrarios sobre nosotros, combatiéndonos por todas partes, así desde el agua como de la tierra; y yo pasé presto con cinco de caballo y cien peones, con los cuales pasé a nado todas las puentes y las gané hasta la tierra firme”.
“Y dejando aquella gente a la delantera, tomé a la rezaga donde hallé que peleaban reciamente, y que era sin comparación el daño que los nuestros recibían, así los españoles como los indios de Tascaltecal [Tlaxcala] que con nosotros estaban, y así a todos los mataron, y muchas naturales [mujeres]de los españoles; y asimismo habían muerto muchos españoles y caballos y perdido todo el oro y joyas y ropa y otras muchas cosas que sacábamos, y toda la artillería. Recogimos los que estaban vivos, échelos adelante, y yo con tres o cuatro de caballo y hasta veinte peones que osaron quedar conmigo, me fui a la rezaga peleando con los indios hasta llegar a una ciudad que se dice Tacuba, que está fuera de la calzada, de que Dios sabe cuánto trabajo y peligro recibí; porque todos las veces que volvía sobre los contrarios salía lleno de flechas y viras y apedreado, porque como era agua de la una parte y de otra, herían a sus salvo sin temor”.
“A los que salían a tierra, luego volvíamos sobre ellos y saltaban al agua, así que recibían muy poco daño sino eran algunos que con los muchos se tropezaban unos con otros y caían y aquellos morían. Y con este trabajo y fatiga llevé a toda la gente hasta la dicha ciudad de Tacuba, sin me matar ni herir ningún español ni indio, sino fue uno de los de caballo que iba conmigo en la rezaga; y no menos peleaban así en la delantera como por los lados, aunque la mayor fuerza era en las espaldas por do venía la gente de la gran ciudad. Y llegado a la dicha ciudad de Tacuba hallé toda la gente [invasora] remolinada en una plaza, que no sabían dónde ir, a los cuales yo de prisa de que se saliesen al campo antes que se recreciese más gente [de la resistencia] en la dicha ciudad y tomasen las azoteas, porque nos harían de ellas mucho daño”.
[1° de julio de 1520] “Y los que llevaban la delantera dijeron que no sabían por dónde habían de salir, y yo les hice quedar en la rezaga y tomé la delantera hasta lo sacar fuera de la dicha ciudad, y esperé en unas labranzas; y cuando llegó la rezaga supe que habían recibido algún daño, y que habían muerto algunos españoles e indios, y que se quedaba en el camino mucho oro perdido, lo cual los indios cogían; y allí estuve hasta que pasó toda la gente peleando con los indios, en tal manera, que los detuve para que los peones tomasen un cerro donde estaba una torre y aposento fuerte, el cual tomaron sin recibir algún daño porque no me partí de allí ni dejé pasar los contrarios hasta haber tomado ellos el cerro, en que Dios sabe el trabajo y fatiga que allí se recibió, porque ya no había caballo, de veinte y cuatro que nos habían quedado, que pudiese correr, ni caballero que pudiese alzar el brazo, ni peón sano que pudiese menearse”.
“Llegados al dicho aposento no fortalecimos en él, y allí nos cercaron y estuvimos hasta noche [Luna Llena],sin nos dejar descansar una hora. En este desbarato se halló una copia, que murieron ciento y cincuenta españoles y cuarenta y cinco yeguas y caballos, y más de dos mil indios que servían a los españoles, entre los cuales mataron al hijo e hijas de Montezuma y a todos los otros señores que traíamos presos”(1520:103 – 105).
El hijo y las hijas de Moctuzuma que cita Cortés sobrevivieron. Para Cortés, el 30 de junio de 1520, los indios “enemigos” mataron al hijo e hijas de Montezuma”. Narrativización ilustrada con mentiras y ficción, dirigida al emperador Carlos V y al poder de la nobleza clerical, que administraba el imaginario y las instituciones del imperio universal cristiano católico, desde el pontificado de Roma.
Continuará.
Cortés, Hernán. (2002), Cartas de Relación, México, Editorial Porrúa.
Labastida, Jaime. (2004), “México Antiguo. Lewis H. Morgan y Adolph F. Bandelier, prólogo y edición de Jaime Labastida”, México, Editorial Siglo XXI.
Martínez, José Luis. (1986), Entrevista de Gonzalo Fernández de Oviedo a Juan Cano, México, Editorial Ambos Mundos.
Thompson, John B. (2002), Ideología y cultura moderna. Teoría crítica social en la era de comunicación de masas, México, Universidad Autónoma Metropolitana.
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