CONFIRMADO; ROBLES ES “PRESA POLÍTICA” DE AMLO
Desde el día que fue enviada a prisión –el 13 de agosto de 2019–, aquí dijimos que Rosario Robles era víctima de una venganza política del presidente Obrador.
Dijimos que, por ser víctima de una venganza, la señora Robles se convertía en la primera “presa política” de la naciente dictadura del nuevo presidente mexicano.
Dijimos que la detención arbitraria, ilegal y tramposa de la ex jefa de gobierno era una primera señal ominosa de que el presidente quería someter a su control autoritario al Poder Judicial y que, además, era una muestra clara de la muerte de la “división de poderes” en la democracia mexicana.
Dijimos que llevar presa a la expresidenta del PRD, no era otra cosa que una estratagema perversa del gobierno para tratar de convertir en delatora –y testigo colaborador–, a la exsecretaria de Estado con Peña Nieto.
Dijimos que la prisión era una suerte de “purga” estalinista para “ablandar” a ex compañeros del gabinete de Robles, en el gobierno anterior, a quienes la nueva gestión federal pretende perseguir.
Y, sobre todo, dijimos que al llevar presa y de manera ilegal a la señora Robles, el presidente Obrador ponía en marcha las “persecuciones políticas ejemplares”, propias de una dictadura.
Es decir, que desde aquel 13 de agosto de 2019 –a pocos meses de haber llegado al poder–, Obrador mandaba un mensaje de terror y represión a sus adversarios y enemigos políticos; el mensaje de la persecución y la cárcel; señal propia de un dictador.
Y luego de 15 meses de que la señora Robles permanece en prisión, la realidad confirmó todo lo que aquí dijimos durante todo ese tiempo.
Más aún, en una segunda carta pública, Rosario Robles dice que es rehén del Estado mexicano “porque no he querido colaborar” para entregar la información que quiere la Fiscalía General para perseguir a otros colaboradores del gobierno de Peña Nieto.
Así lo dice, de puño y letra la propia Rosario: “Tengo información confiable (de fuentes al interior de la PGR particularmente del área servidores públicos) de que se han reunido con ex colaboradores ofreciendo impunidad a cambio de que declaren lo que ellos necesitan.
“También sé que lo que pretenden para que yo obtenga mi libertad (como en otros casos) es señalar como responsables a ex colegas míos, de mayor jerarquía en el gabinete del sexenio pasado, con el objetivo de dirigir hacia ahí sus baterías.
“Su teoría, sus hipótesis nada tienen que ver con la verdad. Yo no mentiré para obtener mi libertad. No quiero salir por la puerta de atrás.
“Seguiré luchando por los cauces legales porque soy inocente, porque confió que alguien en el sistema judicial tendrá la valentía de aplicar la ley y porque creo en un sistema de justicia que tiene un enfoque garantista, defensor de los derechos humanos, y porque espero una respuesta positiva de los organismos internacionales, a los que también he recurrido”.
Al final, la señora Robles dice que la persecución en su contra “no es propia de la izquierda” y que “nada tiene que ver con la república democrática por la que hemos luchado toda la vida”.
Pero meses antes, en agosto del 2020, al cumplir un año de estar en prisión de manera ilegal, Rosario Robles ya había difundido una primera carta, en la que expuso que es víctima de un Estado totalitario.
Así lo dijo: “Hoy cumplo un año de estar privada de mi libertad injustificadamente. La venganza de unos, la cobardía y el silencio cómplice de otros y una procuración de justicia selectiva me tienen aquí.
“Se me acusa de una omisión (que no de corrupción) que no merece prisión, se han violado mis derechos al debido proceso y a la presunción de inocencia.
“Se me juzga por quien soy y no por lo que supuestamente hice. Se ha puesto en marcha toda una maquinaria para denostar, difamarme, hacer escarnio de mi persona, con una saña que es proporcional al miedo y al odio que me tienen. Llama la atención que soy la única en esta condición.
“A quienes se les ha acusado de delitos más graves se les respetan sus derechos, y a los delincuentes del crimen organizado se les ha dejado flagrantemente en libertad.
“La conclusión es clara: no se trata de un ánimo de justicia. Estoy aquí porque me llamo Rosario Robles. También porque soy mujer…
“Pero más temprano que tarde aparecerán en mi camino juzgadores que con valentía apliquen la ley y me hagan justicia.
“El problema es para quienes mandan mensajes equivocados a la sociedad: mejor huye porque si te presentas voluntariamente, tu delito no es grave y eres leal a tus principios, pero eres considerado adversario/a, tu destino es la cárcel.”.
Sí, con Rosario Robles, está en marcha una perversa venganza dictatorial.
Al tiempo.
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