Erdogan acusa a Occidente de intentar "relanzar las cruzadas"
El presidente turco responde a 'Charlie Hebdo' erigiéndose como defensor global del Islam ante Francia y sus aliados
Viñeta tras viñeta y entremedias una bronca sin precedentes en los últimos años que amenaza con desembocar en una crisis diplomática. La Francia laica, decidida a agitar las alfombras de sus mezquitas locales tras el asesinato del maestro Samuel Paty, y una Turquía decidida a erigirse esta vez en abogada de los millones de musulmanes que hay en el mundo, están chocando de tal forma que el líder turco Erdogan detecta reminiscencias históricas: intentan "relanzar las cruzadas", dijo ayer a sus diputados.
"Es una cuestión de honor", añadió Recep Tayyip Erdogan sobre su razón para confrontar la defensa política francesa de la publicación de caricaturas del profeta Mahoma, amparándose en el derecho a la libertad de expresión. Para los turcos, y para una larga lista de dirigentes políticos en países musulmanes alzados estos días, se trata, por contra, de un acto de "islamofobia". "Los países europeos no necesitan ni tan siquiera encubrir su odio hacia el Islam nunca más", insistió el máximo mandatario turco.
La retórica inflamada del presidente islamonacionalista, que lidera otro país laico según su Constitución, alcanzó un nuevo cáliz este miércoles, tras la publicación de una caricatura suya en el semanario galo Charlie Hebdo. En ella figuraba en paños menores, levantando la falda de una mujer velada, de forma que se mostraba su trasero y él exclamaba: "¡Ooh! ¡El Profeta!". Los abogados de Erdogan interpusieron una demanda en la Fiscalía de Ankara por "difamación", sin amparo en las libertades.
"Seguiremos el proceso diplomático y legal tanto en Francia como internacionalmente", aseguró ayer en rueda de prensa el ministro de Exteriores turco, Mevlüt Çavusoglu, si bien descartó, por el momento, llamar a consultas a su embajador en París. El Elíseo había hecho lo propio la semana pasada, después de que Erdogan sugiriese que el presidente Emmanuel Macron sufre problemas mentales. El mandatario turco llamó, además, a boicotear productos franceses.
"Francia nunca renunciará a sus principios y valores y en particular a la libertad de expresión y a la libertad de difusión", fue la última respuesta francesa a los mensajes procedentes de Turquía, un país con el que mantiene confrontaciones geopolíticas en el Magreb y en el África subsahariana. La defensa alemana o española a la postura francesa, en medio de la conmoción por el asesinato del profesor, ha cargado todavía más de argumentos a un Erdogan experto en medrar en este tipo de crisis.
Convirtiendo el asunto en causa nacional, el presidente ha logrado, justo en los mismos días en que la lira turca experimenta una fuerte devaluación, aglutinar el apoyo de una amplia parte de la población. Incluso la oposición, abanderada del laicismo, ha criticado los movimientos franceses. "Es imposible para nosotros aceptar un ataque así a los derechos de las personas en nombre de la libertad de pensamiento, incluso si es una caricatura", dijo Engin Altay, del Partido Popular Republicano (CHP).
A la estela turca se han sumado todo tipo de países de mayoría musulmana y no necesariamente aliados. "Los occidentales deben entender que el gran Profeta del islam es querido por todos los musulmanes y amantes de la libertad del mundo", aseguró el presidente iraní Hasan Rohani. Desde Egipto, Abdel Fattah Sisi subrayó, coincidiendo con la conmemoración del aniversario de Mahoma, que "también tenemos derechos. Tenemos el derecho a que nuestros sentimientos no sean heridos y que nuestros valores no sean heridos".
En la resaca de esta crisis todavía retórica, advierten los observadores, cabe la posibilidad de un nuevo encontronazo con Europa que dificulte, todavía más, el alcanzar soluciones para crisis de mayor envergadura aún abiertas en el Mediterráneo, ya sea por la explotación de sus aguas o por los refugiados.
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