Nosotros perdimos la escritura antigua: Natalio Hernández
- El Colegio Nacional <elcolegionacional@colnal.mx>CCO:erubielcamacho43@yahoo.com.mxjue. 15 de oct. a las 12:38
15 de octubre 2020
ECN/270
Artes y Letras
NOSOTROS PERDIMOS LA ESCRITURA ANTIGUA: NATALIO HERNÁNDEZ
*Como parte del IV Encuentro Libertad por el Saber. 1519. A quinientos años, realizado en 2019 originalmente, se llevó a cabo la mesa El oro amotinado y la palabra negra y roja: el encuentro de dos mundos a través de la poesía, coordinado por Vicente Quirarte, integrante de El Colegio Nacional, recomendación en línea de este 14 de octubre
*En la sesión, participaron los poetas Natalio Hernández y Gilberto Prado Galán.
*“Nezahualcóyotl es un poeta que sigue caminando por el mundo”, aseguró el escritor en lengua náhuatl.
*“Treinta y pocos años de vida y Garcilaso nos ha dejado un legado inmarcesible, inmarchitable”: Gilberto Prado Galán.
En la vida cotidiana se suele reconocer la presencia de las lenguas originarias en el habla común, más allá de que con el transcurrir de los años, muchas de ellas se hayan perdido. Sin embargo, el poeta Natalio Hernández advirtió durante su participación en la mesa El oro amotinado y la palabra negra y roja: el encuentro de dos mundos a través de la poesía, realizada originalmente en 2019, que existen muchas palabras que solemos vincular con la riqueza lingüística de nuestros antepasados y, en realidad, ya no significan nada.
“Encontramos una palabra como Churubusco, zona que se le dio ese nombre porque había un adoratorio a Huitzilopochco, en el cruce de lo que es Calzada de Tlalpan y Churubusco, pero al castellanizarse se volvió un híbrido que no nos dice nada: otra palabra conocida es Xoco, que viene de Xócotl, fruta, porque en esa zona había un huerto: Xocotitla, lugar de frutas, y cercenamos la palabra y la convertimos en una que no nos dice nada”.
Reflexión del poeta en lengua náhuatl durante su participación en la mesa El oro amotinado y la palabra negra y roja: el encuentro de dos mundos a través de la poesía, coordinada por Vicente Quirarte, integrante de El Colegio Nacional, y que formó parte del IV Encuentro Libertad por el Saber. 1519. A quinientos años, desarrollado en 2019, recomendación en línea de este 14 de octubre.
“Hubo textos que trasvasaron los frailes con caracteres latinos para fijarlos en el papel, recordemos que la escritura nuestra era ideográfica, como lo demuestran los códices, por eso se llamaban libros de pinturas, porque se leían narrando los pictogramas. Nosotros, en gran medida, perdimos esa escritura nuestra, antigua, mesoamericana”, lamentó Natalio Hernández.
Desde la perspectiva de quien fuera discípulo de don Miguel León Portilla, a través de la palabra florida, de la flor y el canto, la poesía o la palabra de los sacerdotes se puede constatar el choque de dos culturas, “el choque de dos visiones del mundo”.
“Esto lo vemos en los testimonios que nos dejaron los frailes, cuando se encontraban conceptos que se refieren a las deidades supremas del mundo náhuatl, entonces dijeron ‘aluden a Jesucristo’: todo aquel concepto dentro de las oraciones de los sacerdotes nuestros, los sacerdotes mexicas, los frailes decían ‘esto es Jesucristo’. Todo fue cambiado por Jesucristo como sinónimo de Ipalnemoani, que quería decir otra cosa dentro de la visión religiosa, espiritual del mundo náhuatl”.
En su participación, el poeta reconoció a Nezahualcóyotl como el poeta que le permitió el mejor acercamiento a la flor y al canto, al mundo como tal, y extrajo de su memoria el poema “Xopan Cuicatl” (Canto de primavera): “En la casa de las pinturas comienza a cantar, ensaya el canto, derrama flores, alegra el canto. Libro de pinturas es tu corazón, has venido a cantar…”
“Nezahualcóyotl es un poeta que sigue caminando por el mundo. Hay un breve poema que mi maestro León Portilla decía que era como una piedra preciosa: ‘Al fin lo comprende mi corazón: escucho un canto, contemplo una flor, ¡ojalá no se marchiten!’”
Durante la mesa, transmitida por las plataformas digitales de El Colegio Nacional como parte de las recomendaciones en línea, el colegiado Vicente Quirarte evocó a un personaje, a quien siempre se refiere como su maestro, que vivió en su vida y en su literatura una pertenencia a distintas tradiciones culturales.
“Rubén Bonifaz Nuño publicó un libro titulado Juego de pobres, tal vez el que más le gustaba. Un volumen que incluye un epígrafe en griego y otro en náhuatl, los dos mundos lo nutrían constantemente, pero una de las grandes influencias de don Rubén fue precisamente José Alfredo Jiménez: uno lee poemas de Bonifaz Nuño y advierte la huella permanente de José Alfredo”.
Gilberto Prado Galán centró buena parte de su plática en Garcilaso de la Vega, en quien se conjugaba el dolorido sentir, la lamentación, que es muy de la ópera, “pero no tenía los juegos de palabras, que sí tenían Quevedo y Góngora”. Eran tiempos de renovación de la poesía en lengua española.
“¿Por qué es importante en la historia de la literatura española Garcilaso de la Vega, además de por su excelsitud como un gran poeta? Porque contribuyó en la renovación poética, al escribir al modo itálico, endecasílabos, liras, sonetos. Todos somos hijos de Garcilaso”, aseguró Prado Galán, uno de los palindromistas más reconocidos en el ámbito de la lengua española,
En su participación también tuvo palabras para otro poeta, Juan Boscán, al que se considera maestro de Garcilaso, pero se le había definido como “un poeta de medio pelaje, aunque se le conocen 92 sonetos y canciones, algunos de los cuales sí me gustan: creo que es un poeta promedio y yo creo que la enorme grandeza de Garcilaso como poeta rebasó a lo que proyectó Juan Boscán”.
Para Gilberto Prado Galán fue una lástima que Garcilaso nunca supiera que sería un inmortal, tomando en cuenta que sería publicado años después de su muerte: “treinta y pocos años de vida y nos ha dejado un legado inmarcesible, inmarchitable”.
La mesa El oro amotinado y la palabra negra y roja: el encuentro de dos mundos a través de la poesía, se encuentra disponible en el Canal de YouTube: elcolegionacionalmx.
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