LA CONQUISTA TLAXCALA DE JERUSALÉN: "En 1539, Jerusalén fue atacada por tres ejércitos cristianos a la vez. Uno era la fuerza imperial liderada por Carlos I de España (y V del Sacro Imperio Romano), acompañado por su hermano, el rey de Hungría, y el rey francés Francisco I. El ejército había llegado como refuerzo de un ejército español independiente, que estaba bajo el mando del conde de Benavente. La tercera fuerza atacante era el ejército de Nueva España, capitaneada por el virrey Mendoza. La batalla duró varias horas, hasta que al fin se rindieron los musulmanes que defendían la ciudad. Su líder, «el gran sultán de Babilonia y tetrarca de Jerusalén», no era otro que «el marqués del Valle, Hernán Cortés».
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martes, 1 de diciembre de 2020
LA CONQUISTA TLAXCALA DE JERUSALÉN
La batalla no se libró realmente en Oriente Próximo, sino en la vasta plaza central de Tlaxcala, la cíudad-Estado nahua cuya alianza con Cortés había resultado crucial para su derrota del imperio mexica casi dos décadas antes. La batalla ficticia, que formaba parte de toda una serie de juegos y justas, se representó el día de Corpus Christi. Los actores eran tlaxcalas, y contaron quizá con la colaboración de los frailes franciscanos. Uno de los frailes presenció el espectáculo y escribió una crónica sobre el mismo, publicada poco después en la Historia de los indios de la Nueva España.
Si bien una batalla ficticia en la que los ejércitos victoriosos dependen del rey español, del virrey mexicano colonial y un conde español muy destacado en los asuntos mexicanos coloniales puede parecer una apología de la conquista española de México, la «Conquista de Jerusalén» de Tlaxcala no era exactamente eso. En la obra teatral el vencedor no era Cortés (representado por un actor indígena tlaxcala), sultán abocado a la derrota; como tampoco el capitán general de los moros, Pedro de Alvarado, el segundo español más destacado en la caída de Tenochtitlán y, posteriormente, conquistador de las tierras altas guatemaltecas.
Los perdedores, Cortés y Alvarado, pedían clemencia y bautismo, y reconocían que eran los «vasallos naturales» de Carlos V, representado por los tlaxcalas, una curiosa manera de invertir la imposición, por parte de los conquistadores, del sometimiento natural de los indígenas. Previendo la posible reacción negativa de Cortés ante su papel en la obra, los tlaxcalas situaban al frente del ejército de la Nueva España al virrey, don Antonio de Mendoza, con quien Cortés se enfrentó en 1539 (lo cual provocó que Cortés partiese de vuelta a España aquel mismo año).
Todos los papeles de la obra estaban representados por tlaxcalas. Había miles de guerreros tlaxcalas que tomaron Jerusalén, al igual que dieciocho años antes eran miles los que habían tomado Tenochtitlán. Y mientras los tlaxcalas que fingían ser soldados de los ejércitos europeos vestían todos los mismos uniformes anodinos, los tlaxcalas del ejército de Nueva España exhibían los abigarrados trajes tradicionales de los guerreros de la ciudad-Estado, complementados con los cascos de plumas, con «su más rico plumaje, emblemas y escudos», según los describió un observador franciscano. El escenario de la obra era la impresionante nueva plaza de Tlaxcala, cuyas dimensiones equivalían a la suma de cuatro campos de fútbol. Sus edificios, todavía en construcción, constituían parte del complejo decorado.
Un aspecto importante del contexto político de la fiesta era la antigua rivalidad de los tlaxcalas con los mexicas, pues la obra se representaba en parte para parodiar un espectáculo similar escenificado cuatro meses antes en Ciudad de México, centrado en una imaginaria «Conquista [española] de Rodas», que era una velada reconquista mexica de México.
La «Conquista de Jerusalén» era, por tanto, una creación tlaxcala que pretendía ensalzar los triunfos recientes de Tlaxcala y su estatus actual de importante altepetl, o ciudad-Estado de México central, sí no la más importante (...) La celebración del Corpus Christi de 1539 (fue) considerada «el acontecimiento teatral más espectacular y complejo» de su época"
-"Siete mitos de la conquista española". Matthew Restall
-En la imagen: Murales del Palacio de Gobierno de Tlaxcala
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