“El mundo está lleno de libros preciosos que nadie lee”, escribió el profesor Umberto Eco, titular de la cátedra de Semiótica de la Universidad de Bolonia. Eco fue casi toda su vida un destacado docente, desarrolló su actividad en las universidades de Turín, Florencia y Milán, y dio numerosos cursos en universidades de Estados Unidos y América Latina. También fue un destacado crítico literario, de la cultura y de la cultura de masas, además de novelista.
Nació un 5 de enero de 1932 en Alessandria (Piamonte). Haciendo honor a su apellido, Eco resonó en los medios académicos y, luego, en los de comunicación italianos, por sus estudios sobre la cultura de masas, por su renovador enfoque que provenía de una materia hasta ese entonces poco conocida: la semiótica (estudio de los signos). Después de obtener su doctorado en filosofía y letras en la Universidad de Turín (1954), trabajó como editor cultural en la RAI (radio y televisión italiana).
Sus publicaciones iniciales se centraron en la estética, destacando de esa época su libro “Obra abierta” (“Opera aperta”, 1962, rev. 1972), que sugiere que las obras de la música, poesía simbolista y literatura modernas (Debussy, Mallarmé, Kafka, Joyce), con un lenguaje aparentemente ambiguo, invitan al espectador o al lector a ser partícipes de la construcción final de la obra. En 1969, cofundó la Asociación Internacional de Semiología.
Posteriormente, dio a la imprenta libros sobre su materia de investigación, como “Tratado de semiótica general” (1975) y Semiótica y filosofía del lenguaje” (1984); pero quizás su libro más aclamado fue “Apocalípticos e integrados” (1964), por la manera en que trató temas de la cultura de masas como el mal gusto, el mito de Superman y la lectura de cómics, pero, sobre todo, el papel crucial de los medios de comunicación en la construcción del mundo actual.
Ya en su madurez debutó con la novela “El nombre de la rosa” (1980), que lo volvió un autor mundialmente conocido (vendió 30 millones de copias); además ésta fue llevada al cine por el director francés Jean-Jacques Annaud. No obstante, Eco escribió más de 50 libros de ensayos sobre estética, lingüística, semiótica y filosofía, así mismo fue crítico literario y renombrado colaborador de diarios y revistas. Fue nombrado Doctor Honoris Causa por 38 universidades y, en el año 2000, recibió el Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades.
Su obra se basa en dos conceptos clave: que toda manifestación artística y cultural deberá situarse en su contexto histórico y, basado en la semiótica, que toda expresión cultural será considerada un acto de comunicación regido por códigos.
Otros de sus títulos más recomendables, teniendo en cuenta sus múltiples intereses, son: “Lector in fabula” (1979), “Los límites de la interpretación” (1990) y “La estrategia de la ilusión” (1999); la recopilación de sus ensayos “Cinco escritos morales” (1998), así como las novelas “El péndulo de Foucault” (1988), “Número cero” (1995) y “Baudolino” (2000). Asimismo, editó los volúmenes ilustrados: “Historia de la belleza” (2004) e “Historia de la fealdad” (2007).
Falleció en Milán el 19 de febrero de 2016, a los 84 años. En el periódico Corriere della Sera, Dino Missina escribió: “Murió el escritor Umberto Eco, rejuveneció la semiología y la literatura… Enemigo de la improvisación, de la aproximación, maníaco de la precisión (…) Su manera cordial, el rasgo de una jovialidad extraordinaria hacía agradable una erudición y una cultura sin fin”.
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