Vergüenza mundial (no por presumir)
El reporte establece que México encara uno de los peores balances de víctimas del virus, pero peso a ello, elude imponer un nuevo confinamiento
“The BMJ”, una publicación médica con 170 años de trayectoria, la más importante de Inglaterra —y la cuarta más prestigiada del mundo— cerró el año con un demoledor reporte (https://www.bmj.com/content/371/bmj.m4952) sobre México como uno de los países con la peor estrategia frente al Covid-19. Y adelantó una estimación sobre la medida de esta incompetencia: tendremos 161 mil muertes antes de que concluya abril. Más de 22 mil solo en la capital.
“No es por presumir” —parafraseando al presidente López Obrador—, pero su gobierno se ha convertido en un modelo vergonzoso sobre cómo dar la espalda a la emergencia impuesta por la pandemia. Una postura deliberada que será respaldada o castigada en las próximas elecciones, de las que nos separan menos de seis meses.
Anoche se informó que la cifra de contagiados se acerca en territorio nacional a 1.5 millones de casos (1.455,000, con 127,757 muertos), pero el citado informe recoge estimaciones de expertos según las cuales el virus alcanzó ya a 30% de la población; esto es, poco más de 36 millones de nacionales, casi 30 veces más la cifra oficial. La divergencia se atribuye a la decreciente cifra (incluso bajo un nuevo pico de contagios) de pruebas que se practican en el país.
El reporte aludido establece que México encara uno de los peores balances de víctimas del virus, pero peso a ello, elude imponer un nuevo confinamiento de su población, a diferencia de lo que ocurre en amplias regiones del mundo, en particular en América Latina.
Sostiene que llamados simples a restringir actividades sólo funcionan en la región en “sociedades más igualitarias y con mayor respeto por las autoridades”, como sucede en Uruguay, “lo cual no es claramente el caso de México”.
Efectivamente, toda Latinoamérica parece volcarse hacia nuevos periodos de cuarentena, según noticias recopiladas por este espacio.
Con el arranque del año, Bogotá, la capital colombiana, regresó al confinamiento absoluto a casi tres millones de personas. En Bolivia el alcalde de la capital, La Paz, se contagió por segunda ocasión y dijo que dispondrá nuevas restricciones. Perú dictó cuarentena a viajeros que lleguen de varios países, cerró playas y anunció una presencia escalonada en casillas durante las elecciones presidenciales de abril. Uruguay acumuló en 20 días 10 mil casos positivos, el mismo número que en la primera ola se sumó en nueve meses…
La publicación de “The BMJ” —hasta 1988 llamada British Medical Journal— rescata otra faceta negra del momento mexicano: más de 2,000 médicos, enfermeras y otros trabajadores de la salud muertos durante esta crisis, el mayor sacrificio que haya tenido el sector en nación alguna.
El retrato que ofrece el informe, con fecha del 30 de diciembre, sobre el presidente López Obrador y sobre su vocero para temas de la pandemia, Hugo López-Gatell es, puede decirse, folclórico.
Respecto al primero, rescata el episodio en el que mostró una imagen religiosa que lo protege, su amuleto. “Millones (de sus compatriotas) no han tenido la misma suerte”, sentencia en forma lacónica.
De López-Gatell Ramírez cita su declaración luego de que un directivo de la Organización Mundial de la Salud (OMS) llamó a México, el 30 de noviembre, a mostrar “mucha seriedad” en el manejo de la pandemia. “Que manden el mensaje por vía diplomática”, fue el triste revire que intentó el locuaz vocero. El mismo que a principios de la pandemia disfrutó el cabildeo gubernamental en favor de que la OMS anunciara, de forzada manera, que “estudiaba” invitar al subsecretario a un “panel de expertos”.
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