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sábado, 4 de junio de 2011

Chamanes Coreanos portadores de la identidad cultural de Corea

Chamanes Coreanos portadores de la identidad cultural de Corea
INTRODUCCIÓN
El chamanismo o Musok es la religión autóctona y la más antigua de Corea que persiste hasta la
actualidad. A lo largo de su historia ha ocupado una posición contradictoria en la sociedad coreana,
debido a que, por una parte, ha sufrido represión, estigmatización y denigración por considerársele
una superstición (Misin), una creencia popular, una religión de mujeres (la mayoría de los
chamanes o Mudang son mujeres), una curación espiritual y medicina tradicional no científica.
Pero, por otra parte, estos aspectos han contribuido a asegurar o reafirmar su supervivencia como
una práctica que sigue atrayendo a los coreanos e incluso el Musok es concebido como un símbolo
nacional que representa la raíz y el núcleo de la religiosidad y de la identidad cultural del pueblo
coreano.
Esta ponencia analiza el proceso histórico mediante el cuall el Musok ha sido revitalizado y
creativamente maipulado tanto para legitimar la autoridad del Estado como para promover el
nacionalismo a partir de 1961. Se centra principalmente en la Ley de Protección de los Bienes
Culturales de Corea, sus antecedentes y contenido, así como los efectos o reprecusiones que ha
tenido en el Musok, sus rituales o Kut y sus practicantes o Mudang.
1 El Colegio de México
CHAMANISMO Y POLÍTICAS CULTURALES
El Musok, un elemento fundamental de la cultura coreana, ha sido promovido por diversos
organismos privados y gubernamentales, cuyas actividades exaltan el nacionalismo, el orgullo y la
identidad del pueblo coreano. Entre éstos sobresalen [a] la Asociación para la Conservación del
Chamanismo, establecida en 1984 con el propósito de rescatar los ritos comunitarios que habían
sido prohibidos y estaban en vías de perderse, alentando además a los chamanes a llevarlos a cabo
en lugares públicos y en una amplia variedad de eventos nacionales y extanjeros, y [b] la Sociedad
de Investigadores y Estudiosos del Arte Folclórico Coreano y de su Historia, que ha apoyado el
resurgimiento de todos los festivales y las ceremonias populares, con tres iniciativas importantes:
(1) La creación en 1958 de un Concurso Nacional de Artes Populares o Folclóricas, el cual se lleva
a cabo cada año, y el concomitante surgimiento de instituciones encargadas de su organización y
difusión a través de los medios masivos de comunicación. (2) La elaboración de Planes
Quinquenales de Resurgimiento Cultural en colaboración con agencias gubernamentales y (3) el
recomendar al gobierno que dichas artes populares sean valoradas como Patrimonio Nacional y
designadas Bienes Culturales.
Antecedentes
La designación de los bienes culturales de Corea se inició durante el período colonial japonés (1910-
1945) con el Decreto para la Preservación de los Tesoros de la Dinastía Choson (1392-1910), así
como de los sitios históricos y los renombrados lugares escénicos y monumentos naturales. Fue un
sistema elaborado por los japoneses para registrar los hallazgos en las excavaciones arqueológicas
que ellos iniciaron de manera sistemática en la Península coreana en 1921. Muchos de los nombres
de dichos bienes y vestigios fueron distorsionados o cambiados, según opinión de los coreanos,
quienes consideron que estos actos tenían el deliberado propósito de sobrevalorar la cultura japonesa
y devaluar la suya.
Por consiguiente, cuando decretaron su propia Ley, revisaron los 503 bienes catalogados por
los japoneses, les restituyeron sus nombres originales y reajustaron su clasificación; además,
agregaron la categoría de Bienes Intangibles. En este contexto, una de sus finalidades era dar una
interpretación correcta del patrimonio cultural del país, considerada como esencial para
reestablecer la autoestima e identidad del pueblo coreano.
La Ley de Preservación de los Bienes Culturales de Corea del Sur fue decretada en 1962 por
Park Chung-hee, quien sube al poder tras un golpe de Estado en 1961. Como dictador militar
deseaba resaltar su legitimidad y prestigio político, y esta Ley fue su primera medida institucional en
el área cultural; su objetivo no era solamente preservar los bienes existentes sino también
revitalizar la cultura popular o tradición autóctona como base para fortalecer la Cultura Nacional y
de esta manera “… contribuir tanto a la promoción de su herencia cultural como al
engrandecimiento y realce de su posición cultural en el mundo”1..
Park legitimó su poder basándose primero en el sistema paternalista tradicional de
autoridad, en el cual se exaltan los lazos de parentesco, las costumbres y creencias religiosas tanto
populares como confucianas; a la vez, manipuló todos los aspectos del gobierno y la educación
controlando, con amenazas de coerción y de violencia, los medios de comunicación y los recursos
culturales, así como reprimiendo a los intelectuales, académicos y estudiantes disidentes. Todas
las esferas públicas y privadas fueron monitoreadas y reguladas por estrictas leyes de censura que
regían, entre otros, para los libros de texto, los artículos periodísticos y la presentación de eventos
culturales, permitiendo solamente aquellos que se ajustaran a la ideología del Estado de lucha
nacional contra los enemigos imperialistas y comunistas.
Dicha tarea se realizó a través de la formación y coalición de comités culturales
gubernamentales compuestos por prominentes académicos en los campos de la literatura, historia,
artes y medios de comunicación, quienes fueron elegidos por su simpatía o apoyo a las políticas
gubernamentales que. además de glorificar el prestigio nacional, justificaban el régimen dictatorial
y competían con Corea del Norte para obtener el reconocimiento internacional.
Esta propaganda nacionalista fue alimentada por el vertiginoso desarrollo económico
experimentado desde 1962 con la promulgación del Primer Plan Quinquenal y de unos
cuatrocientos reglamentos y reformas emitidos durante el primer año de su gobierno. La
modernización, urbanización e industrialización del país conllevaron, entre otros, el
descubrimiento de numerosos sitios arqueológicos e históricos que requerían urgentemente de
proyectos de salvamento y protección de los objetos ahí encontrados. Los más destacados
académicos mencionados han sido especialistas en la historia antigua de Corea y miembros de la
escuela de historiografía nacionalista (Minjok Sahak) creada en 1933, cuyo objetivo patriótico era
escribir “una Nueva Historia racial (sic) de la Independencia coreana”, reflejando su resistencia
anticolonial en el contexto imperialista japonés. Al respecto, señala Paii2 que el “espíritu
nacional de Corea” (Minjokhan) y su permanente lucha histórica contra la dominación extranjera y
los regímenes dictatoriales internos siguen de hecho definiendo hasta la actualidad la identidad
del pueblo coreano como una raza (sic) homogénea, un Estado unificado y una cultura autóctona
distintiva que difiere de la china y de la japonesa.
Estos intelectuales han proporcionado datos o evidencias históricas, arqueológicas y
antropológicas que definen la identidad nacional y la legitimación del Estado desde la antigüedad,
y también han determinado la orientación o el cáracter peculiar de la educación. Al fungir como
miembros del Comité de Bienes Culturales, al igual que los estudiosos del folclore, han sido los
actores principales en la creación, preservación y promoción de monumentos y costumbres, al
determinar qué y quiénes son designados como bienes culturales. Además, han dirigido las
políticas culturales del gobierno, entre ellas la construcción de Museos y sus actividades de
difusión3.
Sin embargo, la ideología política mencionada fue de hecho un acto simbólico, ya que dos
años después Park negaría la existencia de una herencia cultural (excepto el alfabeto coreano
Hangul), por lo que es evidente que uno de los objetivos de dicha Ley sólo fue una manera de
ganar tanto el apoyo de la élite nacionalista como de las clases populares y, en especial, de los
campesinos.
Hacia fines de la década de 1960, el poder militar estaba firmemente establecido y, en
nombre de la modernización, el gobierno abolió los símbolos de la ideología confuciana y
simplificó sus ritos. Asimismo, lanzó una campaña para la errradicación de todas las
supersticiones, primordialmente el chamanismo, como parte del movimiento llamado “Nueva
Comunidad” (Sae-maul Undong) que, entre otras medidas, racionalizó todos los gastos destinados
a los rituales. Bajo estas circunstancias, los chamanes se enfrentarían al poco tiempo a dos fuerzas
opuestas: por un lado, la represión e incluso el encarcelamiento por llevar a cabo sus
“escandalosos” rituales y prácticas de curación, consideradas como magia y no cientificas e
incluso ilegales4 y, por el otro, la designación de algunos mudang como Importantes Bienes
Culturales y su promoción como artistas (Musok yesulga).
Esta política, aparentemente contradictoria, ha tenido la finalidad de eliminar el contenido
religioso de los rituales reduciéndolos a meros objetos de arte popular tradicional, a “íconos
nacionales” (como veremos a continuación) o para promover una reforma social revolucionaria
como la de la Sociedad Ritual Chamánica Nacional (Minjok Kuthoe) encabezada por Paek Kiwan
(candidato presidencial en el refrendo nacional de 1987) quien abogaba en su agenda por el
movimiento ritual comunal para restaurar una comunidad popular mítica y utópica, cuyo análisis
queda fuera de los límites de esta ponencia 5..
Musok y Patrimonio Cultural
La Ley de Protección de los Bienes Culturales de Corea del Sur clasifica estos bienes en cuatro
categorías: tangibles, intangibles, monumentos y objetos folcóricos. El Ministerio de Cultura es el
encargado de poner en vigor dicha Ley y de dictaminar y catalogar estos bienes de acuerdo a su
calidad en siete categorías: Tesoro Nacional, Tesoro, Sitio Histórico, Renombrado Sitio Escénico,
Monumento Natural, Importante Objeto Folclórico e Importante Bien Cultural Intangible.
Para fines del año1996 el total de bienes catalogados era de 7057, de los cuales 2541 fueron
clasificados por el gobierno central y el resto designado por los gobiernos locales. 278 del total
correspondieron a Importantes Bienes Culturales Intangibles6; éstos se dividen en artes y técnicas;
las primeras incluyen a diversos tipos de música, danza, drama, rituales (entre ellos los chamánicos
o Kut), artes marciales y entretenimientos folclóricos o populares. Las técnicas comprenden a la
comida tradicional y las artesanías.
Cabe destacar que una habilidad técnica o un arte es designado como Importante Bien
Cultural Intangible siempre y cuando exista una persona que tenga la capacidad de transmitirlo a
otros individuos. Estas personas se denominan “Bienes Culturales Humanos” y reciben estipendios
mensuales para entrenar a sus discípulos. El primer ritual chamánico, una celebración lunar de la
Costa occidental de Corea, fue designado como Importante Bien Cultural Intangible No. 13 en
enero de 1967, y no fue sino hasta 1980 en que se agregaron a la lista otros dos rituales, (uno de la
Isla de Cheju con el No. 71 y el otro de la isla de Chindo con el No. 72). En 1985 se nominaron
cuatro rituales (listados en conjunto con el No. 82) para pedir una abundante pesca. Desde entonces
sólo se han agregado a la lista dos rituales más (No. 98 y No. 104 en 1990 y 1996, respectivamente),
haciendo un total de únicamente nueve rituales. A la vez, cuarenta y cinco chamanes han sido
designados Bienes Culturales Humanos o portadores y transmisores de dichos rituales, además de la
Asociación para la Conservación del Chamanismo ya mencionada7.
La Ley de Preservación valora más las creencias tradicionales y las artes folclóricas, acorde
con la concepción nacionalista de que la cultura popular es la autóctona (y no las importadas –
daoísta, confuciana, budista y cristiana), y de hecho ya desde 1958 se había realizado anualmente el
mencionado Concurso Nacional de Artes Populares o Folclóricas. Si bien ahí se han otorgado muy
pocos premios a los rituales chamánicos, siendo el primero en 1976 tras la caída de Park, éstos
también se han convertido en íconos nacionales a raíz de su premiación.
Una actividad ilustrativa de dicha concepción fue, por ejemplo, la del gobierno de la
ciudad de Seúl que, en 1983, decidió “resucitar” el ritual chamánico para consolar al espíritu de
Nam I, un famoso general de la Dinastía Choson que fue ejecutado en la flor de su juventud. Éste
era originalmente un festival local similar a otros festivales comunitarios con influencia chamánica
que se llevaban a cabo regularmente antes de ser prohibidos por Park, pero cabe resaltar que dicha
decisión se basó primordialmente en el deseo de poder proporcionar a los citadinos una oportunidad
de recreación y de valorar su historia.
Asimismo, en el 16º Festival de Bienes Culturales celebrado en 1986, sólo se representó un
ritual chámanico, y ello porque estuvo a cargo de un conocido grupo de adeptos al teatro, con
músicos y danzantes profesionales y tres “portadores auténticos” de dicho ritual, que ya habían
viajado antes al extranjero invitados por el Comité de Artes Europeas con sede en París.
En cambio, un año especialmente significativo para los “íconos nacionales” fue 1988,
debido a que las mudang escenificaron rituales en teatros y programas televisivos durante los
Juegos Olímpicos, cuyo lema era “Seúl al Mundo, el Mundo a Seúl”.
A partir de entonces, estas chamanes son ahora “superestrellas y embajadoras” de la cultura
popular coreana, y ciertos rituales chamánicos se han modificado al salir de su ámbito local para
resurgir en los escenarios urbanos y representarse en festivales y eventos oficiales nacionales e
internacionales. Los límites entre el ritual y el entretenimiento se están perdiendo y se cuestiona o
debate el carácter de las prácticas chamánicas y su secularización, o los intentos de anular los
límites entre lo sagrado y lo profano o mundano.
Estos cambios sin duda complacen a las agencias gubernamentales y a algunos “expertos”
académicos y folcloristas, quienes han argumentado que tanto estos rituales como otras
representaciones populares tradicionales deben adaptarse y ser atractivas con la finalidad de poder
competir con las modernas u occidentales o de reflejar las necesidades de la sociedad en general y,
en particular, de periodistas, intelectuales y turistas, tanto nacionales como extranjeros.
A pesar de esta exaltación nacional del Musok, el antagonismo y/o ambigüedad entre su
valoración y denigración persiste; así opina, por ejemplo, Keith Howard y al respecto menciona a
Han Manyong8,, quien participó por varios años en el Comité de Bienes Culturales adscrito al
Ministerio de Cultura, siendo responsable de supervisar la investigación, designación y
administración de los bienes seleccionados. Han hizo el siguiente comentario en un programa
radiofónico de la BBC: “Las danzas y los ritos chamánicos son nuestra tradición, pero dudo que
tengan un valor artístico. Un Bien Cultural Intangible significa que debemos mantener o preservar,
difundir y educar a la gente; sin embargo, yo no creo que deberíamos enseñar las creencias, la
música y la danza chamánicas a nuestros hijos. Los rituales chamánicos se pueden conservar en
documentos, archivos o películas, y pienso que con eso es suficiente”.9
Howard también hace un llamado de atención sobre la secularización del Musok y para ello
enfatiza la diferencia existente entre los rituales auténticos y los representados en escenarios
urbanos describiendo Ssikkim kut (Bien Cultural Intangible No. 72, originado en la isla de Chindo)
el cual tradicionalmente se lleva a cabo después de la muerte de una persona para guiarla al otro
mundo; se inicia al anochecer y termina a la mañana siguiente. A veces se realiza en forma
abreviada en casos de enfermedad y para apaciguar o aplacar a los espiritus malignos, pedir
protección y buena suerte. Esta constituido por varios ritos en los cuales mudang hacen ofrendas
diversas e invocan a los espíritus de ancestros de cuatro generaciones y a prominentes deidades a
quienes personifican con su indumentaria específica. Todos los actos y objetos rituales tienen un
simbolismo que se ha perdido en el medio urbano mencionado, donde se realiza este ritual por
requerimiento del gobierno o para promoción particular de los chamanes “portadores”.
Evidentemente no se requiere que nadie haya muerto o esté enfermo, y los chamanes, vistosamente
ataviados, se limitan a invocar en suscintos y cortos ritos a espíritus menores para que otorguen su
bendición a la complacida audiencia10
Aceptan adaptarse a dichos requerimientos por razones económicas y por el deseo de
obtener reconocimiento, incrementar su curriculum y ser nombrados Bienes Culturales Humanos,
hechos que han creado rivalidad entre ellos al competir en la búsqueda de patrocinadores
académicos, sobre todo en el extranjero. Sin embargo, muchos mudang piensan que “…tienen una
razón de existir sólo cuando su práctica se mantiene como una religión viva para sus creyentes y
que, por ende, únicamente un practicante que trata con clientes o audiencias en estos contextos
rituales puede realmente considerarse un chamán”11.
Considero relevante mencionar, como otro ejemplo ilustrativo de lo aquí expuesto, parte de
la biografía de Nami (Kim Kum-hwa), una renombrada mudang, quien logró la fama y el
reconocimiento del gobierno mediante los Concursos nacionales mencionados, al destacar como
cantante folclórica. También tocó instrumentos musicales en el Drama de Danzas con Máscaras
Unyol (Bien Cultural Intangible No. 61). Después adaptó un ritual (kut) en forma de festival, con el
cual ganó en 1972 un premio en el Concurso. Asimismo, adaptó un canto ritual (muga) para una
obra dramática en TV, donde además participó en 1980 en la realización de la serie sobre rituales
chamánicos.
Su representación de los ritos de su provincia natal (Hwanghae, ahora en Corea del Norte)
pasó a formar parte del repertorio de teatros, sitios turísticos y museos, principalmente a partir de
1985, año en que fue designada como Bien Cultural Humano o “portadora” del ritual para pedir una
pesca abundante, (Importante Bien Cultural No. 82).
Cuando Chae, una artista coreana-americana de UCLA, recibió “el llamado” (fue poseída
por un espíritu chamánico), Kim llevó a cabo en Seúl un elaborado ritual de iniciación para ella ante
una nutrida audiencia de académicos y comunicólogos. Esto incrementó su popularidad y la
realización pública de ritos para sus “fans”, y también otros con fines nacionalistas; en 1987, tras la
caída del régimen de Chon Doo-hwan, llevó a cabo un ritual propiciatorio para los espiritus
resentidos, víctimas anónimas de turbulentos períodos de la historia moderna de Corea.
Actualmente da clases de artes folklóricas coreanas a un grupo de estudiantes universitarios
y sigue visitando las islas de la Costa occidental para realizar los ritos anuales de los pescadores.
Se siente orgullosa de ser mudang, considera que no hay razón para avergonzarse de ello ya que “el
chamanismo es una religión con profundas raíces em nuestra historia y cultura”12 .
Sin embargo, por lo general las mudang evitan exponerse abiertamente, debido a que
siguen estando bajo el control estatal y no gozan de la libertad necesaria para llevar a cabo los
rituales o Kut, lo que las ha obligado en ciertas ocasiones a redefinir su papel y a reconceptualizar
sus prácticas de sanación. Así, por ejemplo, algunas se han convertido en líderes de unidades
administrativas de vecinos donde se encargan de organizar diversas actividades comunitarias
relacionadas con la vida cotidiana13..
También estas designaciones han incrementado el interés del pueblo coreano por la “cultura
autóctona” y por los rituales chamánicos y su desarrollo creativo, el cual se refleja en diversas
actividades, entre ellas cabe citar las representaciones públicas de kut organizadas en 1980 por La
Sociedad de Rituales en un teatro de la Iglesia Anglicana de Seúl, la publicación (en veinte
volúmenes) de kut regionales ilustrados con fotografías y la grabación de varios discos con la
música chamánica a cargo de exitosos “portadores de un Bien Cultural Intangible” que surgieron
a la fama, al igual que otros músicos coreanos, en el Teatro del Espacio.
Este teatro es un pequeño escenario en Seúl fundado hacia 1975 y promovido por una
revista de arquitectura que buscaba desarrollar la identidad coreana combinando la cultura local con
las tendencias e influencias orientales y occidentales. Invitaron a chamanes a representar escenas
rituales poniendo énfasis en la música, quienes crearon así un nuevo estilo basado en vocalizaciones
sin palabras, el cual se volvió muy popular en la década de 1980. También en ese teatro nació
Samulnori, un cuarteto de percusiones que fusionó diversos ritmos regionales tradicionales:
folclóricos, étnicos, campesinos y chamánicos; actualmente es el género más popular y
representativo de la música coreana.14 .
La popularidad del chamanismo se ha incrementado también por la avalancha de turistas, la
publicidad y la comercialización, que además de elevar a las mudang a la categoría de
superestrellas y promotoras de las artes tradicionales de Corea, han contribuído a convertir el ritual
chamánico en una mera representación teatral y los elementos en él utilizados en objetos muy
cotizados tanto por los coleccionistas privados de obras de arte popular como por los académicos
encargados de incrementar el acervo de los Museos Folklóricos nacionales y regionales.
CONSIDERACIONES FINALES
La Ley de Preservación de los Bienes Culturales de Corea del Sur define al patrimonio de manera
natural o artificial de acuerdo a su importancia nacional y global, ya sea histórica, arqueológica,
artística, académica o de valor escénico, pasiajes o seres de la naturaleza. Se hace incapié en el
grado en que estos bienes contribuyen al entendimiento de la historia coreana y en qué medida se
consideran indispensables.
Al igual que en otros países, en Corea se ha privilegiado la designación de bienes que
pertenecen a las élites gubernamentales y otros populares que reditúan beneficios económicos y que
enaltecen la identidad nacional, pero que, en casos concretos como el Musok, se han sacado de su
contexto. Estas designaciones han creado un arbitrario y uniforme criterio o norma nacional para lo
que se considera “auténtica y estéticamente coreano”, y esta etiqueta es además garantía del éxito de
su comercialización.
La manía del “revival” cultural de visitar, consumir y exhibir todas las cosas coreanas, es
una manifestación popular de lo que los académicos nacionalistas llaman “el redescubrimiento de
una Nueva Historia de Corea”, en la afirmación o certeza de pertenecer a la peculiar y distintiva
herencia cultural y racial (sic) de Corea.
La formación de la identidad nacional es evidentemente un continuo proceso social
interactivo que incorpora muchos fenómenos cotidianos como el turismo, la cultura popualr, los
medios, las artes, la moda, las colecciones y exposiciones tanto permanentes como temporales de
Museos y galerías. Estas instituciones transforman los restos o vestigios arqueológicos y
manifestaciones artísticas en objetos que exhiben o muestran ancestrales habilidades o destrezas, la
belleza y el orgullo nacional, reforzando así el significado colectivo de herencia étnica y cultural.
De esta manera, el designar y coleccionar bienes culturales se convierte en un acto de
parecerse a sí mismo y autentificar la propia cultura, tienen el poder y el significado que representa
la autoridad gubernamental. Este control de la identidad también se refleja en la legislación y
políticas culturales que restringen la selección de lo que se considera es digno de preservarse y
restaurarse como patrimonio nacional. De hecho, la existencia misma de colecciones museísticas ya
implica jerarquías de exclusión, valor y precio, debido a que el sistema coreano le ha asignado
números a miles de objetos, estructuras e incluso paisajes naturales con base en las decisiones que
toma el Comité de Bienes Culturales adscrito al Ministerio de Cultura. Asimismo, dicho sistema
arbitrario de valores y signicado les ha otorgado a algunos influyentes funcionarios
gubernamentales y a académicos e intelectuales el poder de regir las percepciones de los
individuos de lo que es “original e históricamente valioso”.
Es así como el Estado ejerce el “poder cultural” siendo la suprema autoridad sobre el ámbito
auténtico de la identidad, y lo controla otrogando códigos de significados simbólicios a objetos,
restrictivas leyes, movimientos y personas. El patrimonio cultural es definido, defendido y
apropiado para mantener dicha identidad.
Como resultado de estas políticas gubernamentales, el Musok está sufriendo una
diferenciación y transformación en la sociedad coreana contemporánea donde existe una clara
distinción entre el chamanismo como parte de la herencia cultural coreana, enalteciendo algunos
de sus elementos, y el chamanismo como sistema de creencias no-científico de conocimiento, el cual
ni siquiera es reconocido como religión en las estadísticas oficiales. En otras palabras, hay una
distinción entre (1) un espectáculo a cargo de “actores” que representan la música, danza y
narraciones chamánicas tradicionales, y (2) un ritual chamánico o kut llevado a cabo por mudang
en su contexto auténtico; mientras el primero es protegido por la Ley de Preservación mencionada,
el segundo es reprimido por considerarse ilegal, según lo estipulan la Ley de Medicina y la Ley de
Ofensas Menores

1 Kim Chong-hyuk, p.44.
2 Cfr. pp. 6 y 12-13.
3 Estas políticas son un claro ejemplo de lo señalado por García Canclini respecto al
poder cultural, el cual “… impone las normas culturales ideológicas, legitima la estructura
dominante, la hace percibir como la forma ‘natural’ de organización social y encubre su
arbitrariedad; oculta también la violencia que implica toda adaptación del individuo a una
estructura en cuya construcción no intervino, la hace sentir como socialización o adecuación
necesaria para vivir en sociedad…. La eficacia de esta imposición se basa tanto en el poder
global de la clase dominante como en la posibilidad de implementarlo a través del Estado, el
cual extiende su organización y control a toda la vida social, a la existencia cotidiana” (pp. 80-
81).
4 Según lo estipulan la Ley de Medicina y la Ley de Ofensas Menores. Cfr. Kim
Chongho.
5 Cfr. Choi, pp. 28-35.
6 Kim Chong-Hyuk, p. 44. Actualmente el número se ha incrementado a 8547, siete de
ellos son además Patrimonio Mundial de la Humanidad desde 1995, y sin duda su número
seguirá incrementándose a raíz de la autorización gubernamental de 600 nuevos proyectos de
excavaciones arqueológicas, Kim Yong-han, p. 64.
7 Cfr. La lista completa en Howard, pp. 208-211.
8 Ambos son connotados especialistas y profesores universitarios de la cultura y la
música tradicionales de Corea
9 Howard comenta que esta opinión no se refleja en los escritos de Han, donde en
cambio resalta la importancia de los ritos chamánicos como origen de la música coreana. (p.
189 y nota 9 en pp. 212-213).
10 Howard, pp. 195-196.
11 Sun Soon-Hwa, citado por Howard, p. 200).
12 en entrevista con la escritora y periodista Lee Kyong-hee, pp. 245-249. Otros datos son
citados por Choi, pp. 40-41..
13 Choi, pp.42-43.
14 Cfr. Howard, pp. 203-205.
BIBLIOGRAFIA
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