Cómo opera el Mossad

Cómo opera el Mossad
El Mossad es sólo una pantalla para hacer creer al mundo que los espías son sólo un grupo de judíos y no todos ellos, como lo muestra la Biblia si se la lee al revés.
...En sus comienzos, la agencia de inteligencia israelí no era más que un grupo de jóvenes inquietos que, en la Edad Media, se dedicaban a beber la sangre de los primogénitos cristianos. Unos siglos antes, habían organizado todo para aislar a Judas y hacer que se cargara la responsabilidad de la crucifixión, junto con Poncio Pilatos. Pero la operación tuvo fallas y nadie la creyó.

Con el tiempo, comenzaron a organizarse en comunidades para acumular riqueza, crear deudores incobrables y quedarse con sus bienes. Eso les permitió amontonar poder hasta manejar la economía de Europa, primero; la de Estados Unidos, después, y la de América del Sur, al final. En especial, en la Patagonia argentina, a la que poco a poco le van extrayendo el agua (para tomar), el viento (energía eólica), las ovejas (alimento), petróleo (energía no renovable) y piedras (souvenirs), además de planear instalarse allí para fundar la nueva Israel.
Mientras tanto, en la mitad del siglo 20 produjeron un autoatentado en el que seis millones de judíos se hicieron asesinar sólo para profundizar el papel de víctimas, conseguir un Estado y mejorar la imagen del Mossad.

Ahora están a punto de lograr que River descienda: se trata de un complot organizado por Luis Abramovich, Luis Goldman, León Goldbaum, Ariel Krasouski, José Lizhterman, José Marinovich, Angel Schandlein y David Yourassousky, ex jugadores de Boca e integrantes del Mossad que se aliaron con TyC Sports para tener más rating en la televisación del Nacional B, sumar ingresos y dominar mejor el mundo.
Y ahora, como dice el titular del partido Movimiento de Integración Latinoamericana de Expresión Social (Miles), Luis D’Elía, la malversación de fondos en la Asociación Madres de Plaza de Mayo es una operación orquestada por el Mossad. El argumento: el apellido judío del principal acusado, Sergio Schoklender.

D’Elía saca a relucir así otra ley no escrita: toda persona de apellido judío es un espía del Mossad, ya que todo buen judío pertenece al Mossad. Es más: el Mossad es sólo una pantalla para hacer creer al mundo que los espías son sólo un grupo de judíos y no todos ellos, como lo muestra la Biblia, si se la lee al revés.

Yabrán vive. Es curioso cómo las teorías conspirativas surgen en contextos similares y con los mismos personajes. Puede ser el viaje a la Luna, el área 51, Bin Laden vivo (en el mismo spa que Yabrán) o los Protocolos de los Sabios de Sión, cuya versión moderna reescribe cada tanto D’Elía.

El filósofo de la ciencia Karl Popper decía, en Las sociedades abiertas y sus enemigos, que los totalitarismos del siglo 20 estaban fundados en teorías conspirativas que recurrían a complots imaginarios conducidos por escenarios paranoicos predicados en el tribalismo o racismo (no decía que no existieran: admitía a las conspiraciones como un fenómeno social, pero recordaba que pocas de ellas eran exitosas, ya que llevarlas a la práctica casi siempre rozaba el absurdo).

El nazismo, por ejemplo, no creía necesariamente que el “complot judío” u opositor fuera real: necesitaba fragmentar la sociedad para controlarla.

Por eso, aun cuando los dichos de D’Elía sean anecdóticos; lo que preocupa es la forma de pensar el poder y crear enemigos, una forma que no es ajena a la de quienes decidieron sumar este personaje a su proyecto político.