Mi amiga Clara fue víctima durante la semana de abuso verbal por parte de uno de los vecinos. Después de señalar ciertas irregularidades en el lugar dónde vive, uno de ellos estalló en su contra. Clara recibió gritos, injurias y amenazas por señalar la corrupción, al grado que asustada por la violencia del sujeto, tuvo que irse de la asamblea. Seguía escuchando sus gritos mientras avanzaba por el pasillo. Cuando Clara me lo contó me dijo: “Desde luego que me sentí mal y tenía miedo de que me golpeara, pero lo cierto es que sus palabras no hablaban de mí, sino de su falta de educación y honestidad”.
El trato a los demás es importante. Desde luego que es una deferencia a los otros, pero sobre todo, habla de nosotros mismos. La forma en que tratamos a los que nos rodean, revela nuestra educación (o carencia de ella) nuestras prioridades y creencias. Si quieres conocer a alguien fíjate cómo trata a sus semejantes.
Las palabras con las que nos referimos a los demás, aunque no estén presentes también hablan de quién somos. Cuando alguien se refiere a otras personas usando términos despectivos como “criado”, “gato”, “naco”, “derechango”, “fifí”, más que definir al otro, está dando grandes pistas de la personalidad y educación de quién las profiere.
Desafortunadamente, estamos viendo un trato injusto e inmerecido en los despidos que se están llevando a cabo con el cambio de gobierno. Un despido es un trago amargo que genera mucho estrés. ¿Por qué hacerlo aún más grave con trato injusto? Daniel Goldin Halfon resume estos excesos que hemos vivido. Hace unos días, el periódico El Universalreportó que el ahora ex director de la Biblioteca Vasconcelos fue despedido con las siguientes palabras: “Desocupa la dirección y bájate uno de los escritorios al sótano”. No hubo agradecimientos por su labor ni reconocimiento a su trayectoria. Nada. La indignación brotó en redes sociales ya que Goldin es uno de los más reconocidos editores (si no él que más) de literatura infantil y juvenil en el país. Elena Poniatowska (@Eponiatowska) escribió en su cuenta de Twitter: “Si un intelectual ha hecho todo por el fomento a la lectura, es Daniel Goldin, director de la Biblioteca Vasconcelos que ha sabido granjearse el cariño de los trabajadores. Es una infamia que se le maltrate”. Definitivamente una infamia a él y a todo el que no ha recibido el trato y compensaciones justas por su labor. Este maltrato no habla mal del editor ni de todo los que lo han padecido, sino de las personas que cometen estos atropellos.
De la misma manera que muchas veces leemos entre líneas una noticia, nuestras palabras y nuestro trato ponen en evidencia una realidad que nos esforzamos en ocultar. Ex abundantia cordis os loquitur (De la abundancia del corazón habla la boca, ) dice en el Nuevo Testamento Mateo 15:18. Ahí se los dejo de tarea. Se entiende que tengan que haber cambios o despidos, pero no se entiende que haya malos tratos o injusticias al realizarlos.
Para: Carlos Treviño Garza
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