Ahora que Trump ha pedido a cada país que se haga cargo de sus yihadistas presos en Siria, vamos en busca de los españoles
Sostiene el Gobierno que no hay, aunque en una prisión kurda un joven nos dice ser de Madrid. Y el anterior ejecutivo dejó al de Pedro Sánchez el caso de 12 presos allí pendiente de resolver
Las pesquisas nos llevan a poner rostro y nombre a uno de los doce cautivos: Bilal Wahabi. Y salió de Ceuta
Diciembre de 2018. Las Fuerzas Democráticas de Siria (SDF) autorizan al doctor Delil a viajar hasta Rojava, al norte del país. Su misión: visitar a los presos yihadistas europeos que están en cárceles kurdas. El doctor en realidad se llama Marcos y es un ex sargento del Ejército español que lleva años combatiendo al Daesh en las filas de la milicia YBS (Unidades de Resistencia de Sinyar). Ahora es responsable de ambulancias y servicios sanitarios en la zona yazidí de Irak. Durante su visita a las cárceles sirias, al doctor le permitieron entrar en la celda donde se encontraba un preso identificado como español. «Era joven y de aspecto magrebí. Aunque hablaba en perfecto castellano, sin acento», recuerda. Se presentó con un directo: «Hola, yo soy de Madrid».
En esos días el doctor Delil no era el único español que visitaba las cárceles kurdas. Cuatro agentes del CNI (Centro Nacional de Inteligencia) se habían desplazado hasta Siria para entrevistarse con presos yihadistas que tuvieran alguna relación directa con nuestro país: nacidos aquí, marroquíes o argelinos con nacionalidad española, con permiso de residencia o que hubieran vertido amenazas terroristas en vídeos o en las redes contra España.
Siete meses antes, a finales de mayo, los responsables del Ministerio del Interior recibieron un informe en el que se aseguraba que una docena de ciudadanos españoles se encontraban privados de libertad en estas cárceles sirias o en campos de retención con un fuerte control del gobierno sirio o del norteamericano. Entre los considerados ciudadanos españoles -terroristas a todos los efectos- habían sido incluidos, por un acuerdo previo con la comunidad europea, también aquellos que tuvieran arraigo en nuestro país antes de incorporarse a las filas del Estado islámico (IS) en Siria o Irak.
El caso de los 12 fue la última comunicación al respecto recibida por el Ejecutivo de Mariano Rajoy antes de la moción de censura presentada por Pedro Sánchezque llevaría a los socialistas al Gobierno. Desde entonces, nada ha trascendido sobre aquellos yihadistas españoles presos.
Ahora cabe plantearse muchas preguntas, pero dos de forma más inmediata: ¿Qué habrá sido de los 12 yihadistas españoles? ¿Cuántos terroristas españoles permanecen todavía recluidos en cárceles de la zona?
Esta semana, el presidente norteamericano, Donald Trump, ha avisado (por Twitter) a Europa del peligro que podría implicar que los Estados miembros se desentendiesen de sus presos en la zona. «El Califato», anunció Trump, «está listo para caer y si la UE no se hace cargo de estos presos -entre 800 y 900 combatientes europeos-, los soldados estadounidenses se verán obligados a liberarlos».
Fuentes del Gobierno de Sánchez consultadas por este periódico sostienen que «no hay ningún español, que hable español -enfatizan-, entre los prisioneros en Siria». Desde el Ministerio del Interior precisan, haciendo hincapié en la realidad movediza del lugar, que «no se ha podido determinar con certeza» la existencia de presos a día de hoy en Siria. Y al ser preguntados por la docena de reclusos detectados al final de la Administración popular, aseguran que no tienen «ninguna información al respecto».
Desde el anterior equipo del ex ministro Zoido, uno de sus hombres de confianza asegura a Crónica que toda la información sobre aquellos 12 yihadistas españoles pasó a manos del nuevo gabinete socialista de Interior. «Es muy probable que a la mayoría de esos presos ya los hayan ejecutado los kurdos», añade.
En lo que todas las fuentes coinciden al preguntar sobre los 12 yihadistas es que sus raíces se encontraban en Marruecos, aunque salieran a combatir desde España. Del reino de Mohamed VI han viajado desde 2012 más de 1.600 a Siria e Irak. Y desde la Oficina Central de Investigaciones Judiciales (BCIJ) calculan que ya han regresado más de 300. «Y no contamos a los marroquíes que se fueron desde España. Algunos de ellos están ahora entre los presos que Trump dice que Europa se tiene que hacer cargo... Aunque el Gobierno español diga ahora que no son suyos y quizás se quieran desentender, algunos se han criado y radicalizado en España aunque no tengan la nacionalidad», sostiene una fuente de la Inteligencia marroquí.
HASTA 20 PRESOS ESPAÑOLES
Según ha podido saber Crónica, en las cárceles sirias llegó a haber unos 20 combatientes españoles presos. Este repunte se produjo meses después de que, a mediados de 2015, el presidente ruso, Vladimir Putin, anunciase que se disponía a apoyar al presidente Bashar al Asad. El IS se había extendido de forma arrolladora por Siria e Irak y miles de militantes extranjeros -llegaron a trasladarse unos 40.000- se habían desplazado hasta la zona para asentar la instauración del Califato. La primera andanada seria del régimen sirio con ayuda de Rusia se tradujo en un incremento de los detenidos, también de aquellos con documentación española. Aunque hay fluctuaciones en el número de prisioneros porque algunos de ellos llegaron a quedar en libertad cuando el ejército del IS recuperó algunos de los bastiones que después volvió a perder.
El CNI y el CIFAS (el Centro de Información de las Fuerzas Armadas) han trabajado conjuntamente con la CIA para la identificación de los yihadistas que tuvieran vínculos directos con España. «Los del CNI anduvieron por aquí recabando información y llegaron incluso a contactar con nosotros para pedir datos sobre un menor andaluz en paradero desconocido del que sospechaban que se habría unido al Daesh», cuenta Juan Manuel Soria, miliciano español de las YBS. «Yo nunca identifiqué a ninguno de los yihadistas que abatimos o capturamos como español, pero eso no significa que no lo fueran, porque nos limitábamos a entregarlos a las autoridades y eran otras unidades los que se ocupaban de identificarlos», explica Arges Artiaga, miliciano gallego que combatió en Rojava como francotirador dentro de una unidad de las SDF.
Cada tres meses el Gobierno de Rajoy era informado con dosieres sobre lo que estaba ocurriendo en el Califato, y en especial sobre aquello que pudiera afectar a los terroristas desplazados allí que, por muchos motivos, continuaban siendo un peligro en España.
El destino de aquellos 12 presos y de los que hubieran podido incorporarse desde el mes de junio hasta ahora no ha sido desvelado. Esto no impide que los norteamericanos pongan todo su entusiasmo en ayudar a identificar a cualquier terrorista español que se encuentre preso en Siria. En estos momentos el CITCO (Centro de Inteligencia contra el Terrorismo y el Crimen Organizado) está cerrando un convenio con los servicios de inteligencia estadounidenses para recibir datos biométricos -reconocimiento del iris, de huellas y facial, entre otros- acumulados por ellos de los prisioneros en Siria, por si pudiesen identificar a algún español entre ellos. «EEUU plantea una solución excepcional con excepcional cobertura legal. Lo que pide Trump no tiene cobertura en la legislación ordinaria española. Los norteamericanos, en este tipo de asuntos, no tienen problema. Si tienen ley la aplican y si no la crean ad hoc y así surgió Guantánamo», señala un ex alto representante del Gobierno español.
Después se plantearía el problema jurídico. De los 234 yihadistas españoles que se han unido al IS durante los últimos años, sobre 132 se ciernen órdenes de busca y captura. Sin embargo, no se ha puesto en marcha ninguna solicitud de extradición porque no hay un acuerdo bilateral con Siria ni hay convenio de extradición. Las únicas devoluciones que se han producido -que las ha habido- han sido más bien regresos, sobre todo de mujeres (21) que voluntariamente han querido volver a España aunque eso implicase su ingreso en prisión.
A finales del año pasado, la secretaria de Estado de Seguridad, la socialista Ana Botella, aseguró que de los 234 combatientes yihadistas desplazados desde España a zona de conflicto, 57 ya habían fallecido y 44 habían retornado a España. «La posición de España es que todo individuo que es detectado y que hay pruebas suficientes de su implicación en actividades terroristas en zonas de conflicto es detenido y puesto a disposición judicial. Esto ha ocurrido con una docena de los retornados que están en nuestras prisiones y otros tantos que fueron detenidos en otros países europeos. Al resto, una veintena, de cuya actividad terrorista no hay evidencia, se les hace una vigilancia exhaustiva», explica Carola García-Calvo, investigadora del Real Instituto Elcano.
ENTREVISTAS A 100 YIHADISTAS
«Los datos que maneja Interior se basan en las investigaciones de la Comisaría General de Información, que hace un trabajo impecable. Ellos no especulan y las cifras que dan son de los que tienen con nombres y conocen sus vínculos. Pero, partiendo de nuestras observaciones, que coinciden con las cifras del Centro de Estudios Estratégicos de Marruecos, podemos hablar de que hay cerca de 400 personas que podrían haber partido desde España a Siria e Irak», explica Chema Gil Garre, analista y co-director del International Security Observatory.
Gil Garre (que tiene una medalla al mérito policial) lleva ocho años monitorizando y siguiendo la pista de los yihadistas que partieron a combatir desde España. «He entrevistado por redes sociales a un centenar de combatientes que estaban en Siria o Irak. De todos ellos, una quincena me decían que tenían pasaporte español», cuenta Gil, que tiene un despacho con varios ordenadores y fotos de los yihadistas a los que ha rastreado colgadas en la pared y un mapa de España donde tiene señalados los lugares desde donde han salido los terroristas con los que ha interactuado.
Sostiene este analista murciano que «el problema es que siempre ponemos el foco en Oriente y tenemos datos de individuos peligrosos, que han pertenecido a las fuerzas armadas españolas, especialistas en artefactos explosivos, que salieron de sitios como Melilla y se incorporaron a los grupos terroristas situados del Sáhara (Al Qaeda del Magreb Islámico). Hoy el Daesh es una franquicia internacionalizada y su líder ya dice que no hay que jurar pleitesía a la dimensión territorial sino a la idea del Califato global. Tenemos zonas en Filipinas, Indonesia, Libia o Nigeria donde ahora están imponiendo su poder y su ley. Es un fenómeno que capta a chicos cada vez más jóvenes y que ni siquiera son musulmanes».
Entre los terroristas con los que se ha entrevistado Gil [que organizará en Madrid junto a Manuel J.Gazapo los días 25, 26 y 27 de marzo el II Congreso Internacional de Seguridad, Ciudad y Terrorismo Global] destacan Mohamed Ghobrit (de Murcia, que murió en septiembre) y Mohammed Hamdouch (más conocido como Kokito Cortacabezas, muerto en combate en 2015). Algunos de ellos incluso le han amenazado y han hecho montajes con el rostro de Gil señalado como un objetivo a batir por los yihadistas en España. «Lo que más me cuesta cada vez que interactúo con algún yihadista es desarrollar una falsa empatía con tipos que son famosos por matar a gente o cortar cabezas. Todos con los que he hablado que me han dicho que tenían la nacionalidad española me han confesado que nada más llegar a Siria o Irak quemaban sus pasaportes. A la mayoría de ellos les he perdido la pista. Muchos estarán muertos, otros vivos y otros en alguna prisión kurda», sentencia.
ÚNICO IDENTIFICADO
Volvemos a preguntar en el Ministerio del Interior por los 12 yihadistas españoles que estaban presos en Siria el año pasado. La respuesta es siempre la misma: «No tenemos ninguna información».
Pero el viernes, antes del cierre de este reportaje, gestiones al margen de la vía oficial nos permitieron poner nombre y rostro a uno de esos 12 yihadistas: Bilal Wahabi.
Nació en la ciudad marroquí de Castillejos, aunque la mayor parte de su vida la pasó en Ceuta. Marchó a Siria, donde era el encargado de recibir, acoger y entrenar a los yihadistas que llegaban desde España. La prueba la encontramos en la foto (que reproducimos arriba): Wahabi al lado de Mohamed Ghobrit, yihadista que residía en Murcia y que falleció el pasado septiembre en combate. En España, la Audiencia Nacional abrió diligencias a Wahabi por amenazas terroristas contra nuestro país. Fue detenido a mediados del año pasado. Y, según han confirmado fuentes de la lucha antiterrorista, Wahabi se encuentra ahora prisionero en alguna de las cárceles que controlan las milicias kurdas de las SDF respaldadas por Estados Unidos.
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