Aunque las bananas que consumes vengan de Ecuador, Guatemala, Colombia o Filipinas — algunos de los exportadores más grandes de la fruta a nivel internacional — el 99% de las bananas que se venden en el mundo derivan de una sola variedad. Se llama la variedad Cavendish, y su existencia podría estar en más peligro que nunca.
El alarma ha surgido debido al futuro de otra banana, ensete perrier, que se encuentra en Madagascar. La banana recientemente ha sido declarada en peligro de extinción por la Unión Internacional por la Conservación de la Naturaleza. Solamente quedan cinco árboles de la banana en Madagascar. Los científicos declaran que es imprescindible que se preserve ensete perrier, ya que podría ser la clave para preservar las bananas en el futuro.
¿Por qué se está hablando del futuro de las bananas si cada vez que vas al supermercado hay una cantidad infinita de la fruta?
Se debe a una enfermedad que afecta a las bananas llamada la enfermedad de Panamá, una infección fúngica. La enfermedad de Panamá atraviesa la planta mediante sus raíces y bloquea el flujo de agua y nutrientes, lo cual provoca la muerte de la planta.
Originalmente, las bananas de la variedad Cavendish eran resistentes a la enfermedad, que en los años 50 prácticamente exterminó otro tipo de banana, el Gros Michel. En aquel entonces, el Gros Michel era la banana dominante en el mundo. No obstante, granjeros empezaron a cultivar el Cavendish por su resistencia a la enfermedad. No contaron con el desarrollo de una nueva cepa de la enfermedad que podría atacar a los Cavendish, pero es justo lo que pasó.
Actualmente, la enfermedad de Panamá está limitada a Asia. Si se extiende a las Américas, sin embargo, podría perjudicar al suministro mundial de bananas.
¿Qué tiene que ver una banana de Madagascar con el futuro de las bananas?
Considerando que solamente hay cinco árboles de ensete perrier en existencia, y que estos tipos de bananas no se pueden comer, podría ser difícil entender qué rol tiene esta especie en la batalla para salvar a las bananas.
Se reduce a una característica muy importante: ensete perrier parece ser inmune a la enfermedad de Panamá.
“No tienen la enfermedad de Panamá, así que quizá tienen rasgos genéticos que les ayudan a combatir la enfermedad”, afirmó Richard Allen, el asesor de conservación principal en el Real Jardín Botánico de Kew. “No lo sabremos hasta que investiguemos la banana, pero no la podemos investigar hasta que esté a salvo”.
Si ensete perrier se salva, investigadores podrían cruzarla con la banana Cavendish para producir una nueva especie de banana que es resistente a la enfermedad tóxica y que se puede comer.
Por ahora, así termina el relato sobre la batalla para salvar a las bananas. Esperemos que la enfermedad de Panamá no se extienda más allá de Asia hasta que la ciencia haya descubierto una forma para salvar a una de nuestras frutas favoritas.
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